La oración, la escucha y la invitación a un encuentro espiritual vivo son pasos para compartir la fe
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24 noviembre 2015
En los últimos años, he hablado con miles de católicos de Estados Unidos tanto en grandes convenciones como en pequeñas parroquias y otros lugares.
Al final de cada charla hay siempre un tiempo de debate e inevitablemente, sea cual sea el tema de mi charla, la pregunta más habitual que me plantean es, en cualquiera de sus versiones, la siguiente: "Mi hijo ha abandonado la fe y estoy destrozado. ¿Qué puedo hacer?”
Un estudio reciente del Pew Research Center concluyó que la mitad de los jóvenes estadounidenses (exactamente el 50%) que crecieron como católicos no se identifican ahora como tales.
Pensad en lo que esto significa: en los últimos 20-30 años, la mitad de los niños que han sido bautizados o que han recibido la confirmación y la mitad de los jóvenes que se han casado probablemente han abandonado la Iglesia.
Otra de las conclusiones de este estudio es que cuatro de cada cinco católicos que abandonaron la Iglesia lo hicieron antes de los 23 años.
Lo que significa que no eran adultos de edad media decepcionados con los cambios aportados tras el Vaticano II, sino que son nuestros hijos e hijas los que abandonan la Iglesia en el Instituto, en la Universidad.
La mayoría de nosotros conoce esta situación por propia experiencia. Todos conocemos padres en nuestra parroquia que están dolidos por la lejanía de sus hijos. Puede ser incluso que sean nuestros hijos e hijas los que se han distanciado.
El enfado e intentar dar respuestas rápidas a preguntas no formuladas no es eficaz
Padres indefensos y desesperanzados
Cada vez que hablo con padres que tienen este problema, suelen usar las palabras “indefenso” y “sin esperanza”.
Se sienten indefensos porque sus hijos desconectan o los ignoran cada vez que hablan de religión. Y están sin esperanza porque piensan que es imposible que sus hijos vuelvan.
Estos padres están desesperadamente necesitados de hacer algo, pero no saben el qué.
Estoy convencido de que lo que más necesitan es un plan, porque tal como dice el escritor francés Antoine de Saint-Exupéry: “Un objetivo sin un plan es un deseo”. No es suficiente sentarse y desear que nuestros hijos vuelvan. Necesitamos una hoja de ruta que haya sido verificada.
Esta es la razón por la que pasé varios meses investigando el problema, hablando con expertos y con personas que se habían alejado y habían vuelto, todo para determinar qué es lo que realmente funciona para atraer de nuevo a los jóvenes.
El resultado ha sido un curso por vídeo dividido en 16 partes y un libro que une los mejores consejos, instrumentos y estrategias, titulado: “VOLVER: Cómo hacer volver a tu hijo a la Iglesia” y que se puede encontrar [en inglés] en ReturnGameplan.com.
7 pasos para acercar tus hijos a la fe
A continuación indicamos siete estrategias sencillas que puedes utilizar a partir de ahora para hacer volver a tu hijo. No es un esquema para una conversión rápida, porque estos pasos necesitan meses o años. Pero son indicaciones que se han verificado en el camino que lleva de nuevo a la fe.
1. Oración, ayuno y sacrificio
Si no haces estas tres cosas, puedes olvidarte de los otros pasos. Empieza a rezar desde ahora cada día durante 5-10 minutos por la vuelta de tu hijo. La parábola de Jesús sobre la viuda persistente en la oración (Lc 18, 1-8) confirma que Dios ama la oración continua, incluso si rezas pidiendo cada día por la misma necesidad. No abandones y no pienses que tu oración es ignorada e inútil. Recuerda las oraciones de Santa Mónica por su hijo, San Agustín.
Ayuna y haz sacrificios por tu hijo. Ayuna una vez al día, no utilices Facebook o Netflix durante una semana o soporta voluntariamente un pequeño dolor. Ofrece tus sufrimientos a Dios por tu hijo. Únelos a la cruz y pide que Él llene de nuevo de gracia la vida de tu hijo.
2. Fórmate: Biblia y Catecismo
No puedes ofrecer lo que no tienes. Seguramente la idea de compartir la fe te entusiasma, pero entusiasmo y buena voluntad no te llevarán muy lejos. Tienes que conocer tu fe. Las mejores dos fuentes son la Biblia y el Catecismo. Familiarízate con ellas y léelas cada día,en pequeñas dosis.
Después busca buenos libros católicos que te ayudarán a explicar y defender la fe; así estarás preparado cuando tu hijo te revele sus principales problemas con la Iglesia.
3. Plantar las semillas
Antes de que empieces a discutir sobre Dios o la Iglesia con tu hijo, tienes que plantar pequeñas semillas de fe y confianza en su vida. Una semilla es el amor incondicional. Tu hijo tiene que saber que le amas a pesar de todo: a pesar de sus elecciones morales o de su lejanía de la Iglesia. Debe saber que deseas por completo su bien. Sólo entonces te escuchará.
Deberías empezar plantando "semillas-regalo" en su vida, como DVDs, libros o CDs que le hagan reconsiderar su posición sobre la Iglesia. Muchas de las personas que han vuelto a la Iglesia han indicado a uno de estos recursos como instrumental para su vuelta. Deja un opúsculo en su mesa, envíale un DVD o deja un CD en su coche.
[Lea sobre esto: Cómo recomendar libros cristianos a no creyentes - 5 consejos de una ex-atea, aquí en ReL]
4. Empezar la conversación
En un determinado momento, necesitarás iniciar un diálogo sobre Dios y la Iglesia. Podrías decir: "¿Puedo preguntarte algo? Me pregunto si un día serás capaz de hablar sobre temas espirituales. Sé que tú relación con la Iglesia no es clara, ¿pero estarás dispuesto a hablar sobre ello algún día conmigo? Sólo quiero oír lo que tienes que decir".
¡Y haz sólo esto: escuchar!
Tu objetivo es saber porqué tu hijo se alejó de la Iglesia. Las razones que te dé pueden ser distintas a las que tu esperas.
Pregúntale en qué cree y porqué; y qué le alejó.
No respondas de inmediato a las objeciones o las críticas, acéptalas. Esto implica quetendrás que morderte la lengua, pero ¡vale la pena!
5. Impulsar el diálogo
Ahora ya sabes porqué tu hijo se alejó de la Iglesia. Tal vez se ha alejado involuntariamente. Tal vez ha cambiado de religión. Tal vez no está de acuerdo con la enseñanza moral de la Iglesia. O tal vez es que ya no cree en Dios. Cualquiera que sea el motivo, ha llegado el momento de discutir sobre estos factores.
Habla con alegría y de manera positiva para aclarar cualquiera de sus ideas equivocadas. Por ejemplo, si dice: "Nunca crecí espiritualmente como católico”, lo más seguro es que nunca entendió del todo la Eucaristía o nunca se le enseñó nada sobre los grandes maestros espirituales de nuestra tradición. Propónselos con amabilidad y anímale a reconsiderar sus ideas.
6. Invítale y conéctalo
Cuando tu hijo muestre curiosidad e inclinación a volver, invítale a un evento de la parroquia. Puede ser un retiro de fin de semana, como Cristo Renueva su Parroquia o unCursillo de Cristiandad; o un pequeño grupo parroquial de estudio o un evento comunitario. Tu objetivo es acompañarle en la vida de la parroquia, para que así restablezca los vínculos comunitarios de fe.
Si tu hijo está en la universidad, anímale a que se ponga en contacto con la organización católica presente en la misma, como FOCUS (www.focus.org) o el Newman Center. Sus líderes estarán encantados de hablar con él y ayudarle en su viaje.
Pero no te precipites. Invítale sólo después de que él haya expresado su deseo de volver, pues en caso contrario conseguirías sólo que se aleje de nuevo.
7. Cerrar el círculo
Por último, tienes que ayudar a tu hijo a reconciliarse formalmente con la Iglesia. Mucha gente, cuando llega este momento, se queda bloqueada. Un sacerdote me explicó una vez el caso de una señora que había abandonado la Iglesia cuando era adolescente ypermaneció alejada durante más de treinta años. ¿Su motivo? No sabía cómo volver.
No dejes que esto suceda. Cuando tu hijo ya esté preparado para volver, habla con tu párroco y determina los pasos justos para cerrar el círculo.
Tal vez sólo necesita una buena confesión, o tal vez lo más apropiado para él sea el Rito de la Iniciación Cristiana de Adultos (RICA). Un buen sacerdote puede valorar la situación y determinar los mejores pasos que hay que seguir.
Obviamente, sólo hemos rascado la superficie de esta hoja de ruta. Para profundizar más, ver los consejos y estrategias de “RETURN”.
La clave es no perder nunca la esperanza. Desesperanza no es una palabra del diccionario de Dios. Mientras tu hijo siga respirando, existe la esperanza. Dios ama a tu hijo más incluso que tú mismo. Por mucho que puedas desear que tu hijo vuelva a casa,
Dios desea su vuelta infinitamente más y trabaja incesantemente para que esto suceda, incluso cuando la situación parece desesperada.
Confía en Dios, pídele que siga actuando en la vida de tu hijo y confía en Su ayuda para que vuelva a casa.
Brandon Vogt es el creador de RETURN (ReturnGameplan.com), que incluye distintos instrumentos y recursos para ayudar a los padres a guiar a sus hijos en su vuelta a la Iglesia Católica.
(Traducción del original inglés en Our Sunday Visitor -aquí- por Helena Faccia Serrano, diócesis de Alcalá de Henares)
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