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lunes, 30 de noviembre de 2015

Lecturas del Martes de la 1ª semana de Adviento


Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (11,1-10):

Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el temor del Señor. No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados. Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de sus labios. La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas. Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará en la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de ciencia del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su morada.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 71,1-2.7-8.12-13.17

R/.
 Que en sus días florezca la justicia, 
y la paz abunde eternamente


Dios mío, confía tu juicio al rey, 
tu justicia al hijo de reyes, 
para que rija a tu pueblo con justicia, 
a tus humildes con rectitud. R/.

Que en sus días florezca la justicia 
y la paz hasta que falte la luna; 
que domine de mar a mar, 
del Gran Río al confín de la tierra. R/.

Él librará al pobre que clamaba, 
al afligido que no tenía protector; 
él se apiadará del robre y del indigente, 
y salvará la vida de los pobres. R/.

Que su nombre sea eterno, 
y su fama dure como el sol: 
que él sea la bendición de todos los pueblos, 
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,21-24):

En aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar.»
Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.»

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio del 

Juan Lozano, cmf
Querido amigo/a:
El profeta Isaías nos regala hoy un bello poema donde nos describe cómo es el Mesías. Destaco algunos rasgos para poder orar con esta primera lectura que nos propone la Liturgia de la Palabra de hoy. Un Mesías lleno de espíritu profético (versículo 2) más que ningún otro, pues habla por boca del Padre, como luego veremos en el Evangelio. Con espíritu de sensatez, de inteligencia, de valor, de prudencia, de conocimiento… Empeñado en implantar la justicia y la paz entre los hombres (v. 3-5) y con el medio ambiente (v. 6-8), en total armonía con la creación. Parecen buenas actitudes para intentar reproducir en nuestra vida ¿verdad? El poema termina describiendo una situación paradisiaca garantizada por este rey mesiánico.
Ahora bien, hoy nos preguntamos ¿cuántos creen en este Mesías? Porque ya puede empeñarse el profeta Isaías en describirlo bellamente, que si luego no es aceptado en el corazón de los hombres y mujeres, sus palabras caen como la semilla atrapada entre piedras y abrojos, no germina. Por eso Jesús, en el evangelio de hoy, en su oración de acción de gracias al Padre, sabe que este conocimiento permanece escondido paramuchos sabios y entendidos que no han querido conocer la Verdad. Hoy Jesús sigue siendo un desconocido en los corazones de muchos hijos e hijas de Dios. Estos hermanos y hermanas nuestras no han descubierto el tesoro más precioso que existe, conocer a Jesús y, a través de Él, al Padre. Muchos no creen y Jesús necesita ser anunciado para ser conocido, amado y servido.
La fe es un tesoro precioso por el que tenemos que dar gracias. Jesús sabe que creer no es fácil, por eso, en la secuencia del Evangelio de hoy se da la vuelta y le dice a sus discípulos: ¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron! ¿Quienes son esa gente sencilla a quienes les ha sido revelado conocer a Jesús? Cuidado, el sencillo no es el tonto, ni el simple; la sencillez es la actitud de quien no tiene la pretensión de condicionar a Dios ni de exigirle que actúe según sus intereses personales.  Cuando actuamos así, con sencillez, estamos más cerca de Dios.
Hoy es un buen día para pedirle al Señor la actitud del sencillo, que no trata de manipularlo, sino de amarlo para cumplir su voluntad. Hoy es un buen día para gracias a Dios por el don de la fe, pidiéndole al Hijo para cuyo nacimiento nos preparamos en este Adviento, que la incremente en nuestros corazones para que con nuestra vida y testimonio animemos a los que no creen a buscar este precioso tesoro.
Vuestro hermano en la fe.  
Juan Lozano, cmf.

ORACIONES BÁSICAS


Padre nuestro
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad como en el cielo asi en la tierra . El pan nuestro de cada día, danosle hoy; perdona nuestras deudas, asi como nosotros perdonamos a nuestro deudores; y no nos pongas en tentación, mas líbranos del mal. Amén.

Ave María
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles
Creo en Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.
Que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo; nació de Santa María Virgen.
Padeció bajo el poder de Poncio Pilato; fue crucificado, muerto y sepultado.
Descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos.
Subió a los cielos; está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo.
La Santa Iglesia Católica; la comunión de los Santos.
El perdón de los pecados.
La resurrección de la carne.
La vida perdurable. Amén.

Salve
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
V. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Acto de contrición
Pésame, Dios mío, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí. Pero mucho más me pesa, porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como Vos. Antes querría haber muerto que haberos ofendido, y propongo firmemente no pecar más y evitar todas las ocasiones próximas de pecado. Amén.

Ángelus
Esta oración, que en su forma actual ya se conocía en el s. XVI, nos recuerda el gran misterio de la Encarnación, por el cual María fue elevada a la excelsa dignidad de Madre de Dios.
Se reza tres veces al día: al amanecer, al mediodía y al atardecer.
Se debe rezar de rodillas, excepto el Sábado por la tarde y el Domingo, que se reza de pie, en recuerdo de la resurrección de Jesús.
V. El Ángel del Señor Anunció a María.
R. Y concibió por obra del Espíritu Santo.
Dios te salve, María...V. He aquí la esclava del Señor.
R. Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María...V. Y el Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María...V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Oremos: 
Infunde, Señor, tu gracia en nuestras almas, a fin de que habiendo conocido por la voz del Ángel el Misterio de la Encarnación de tu divino Hijo, podamos, por los méritos de su Pasión y de su Cruz, alcanzar la gloria de la Resurrección. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.

Regina Coeli
Esta antífona, que data del s. X, se reza durante el tiempo pascual en vez del Ángelus (siempre de pie)
V. Reina del Cielo, alégrate, aleluya.
R. Porque Aquel, a Quien mereciste llevar, aleluya.
V. Resucitó según dijo, aleluya.
R. Ruega por nosotros a Dios, aleluya.
V. Gózate y alégrate, Virgen María, aleluya.
R. Porque resucitó el Señor verdaderamente, aleluya.
Oremos:
Oh Dios, que has alegrado al mundo por la Resurrección de tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, concédenos, por la intercesión de su Madre, la Virgen María, alcanzar los gozos de la Vida eterna. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.

Espíritu Santo
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.
V. Envía, Señor, tu Espíritu y serán creados.
R. Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos. Dios, que has iluminado los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, danos el gustar todo lo recto según el mismo Espíritu y gozar siempre de su consuelo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Ángel de la Guarda
Ángel de Dios, que eres mi custodio, ya que la soberana piedad me ha encomendado a ti, ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname. Amén.

San Miguel Arcángel
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén.

Bendita sea tu pureza
Bendita sea tu pureza,
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A ti, celestial Princesa,
Virgen sagrada María,
yo te ofrezco en este día
alma, vida y corazón;
mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía.

Acordaos (Memorare)
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Oh madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.

ORACIONES DE LA MAÑANA 
+ Por la señal de la Santa Cruz, + de nuestro enemigos + líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Señor y Dios mío, en quien creo, en quien espero, a quien adoro y amo con todo mi corazón; te doy gracias por haberme creado, redimido, hecho cristiano y por haberme conservado la vida en esta noche.
Te ofrezco todos mis pensamientos, palabras, obras y trabajos del presente día, a mayor honra y gloria tuya, en penitencia por mis pecados y en sufragio de las almas del purgatorio.
Dame, Señor, tu gracia para que pueda servirte fielmente en este día, y me vea libre de todo pecado y de todo mal. Amén.
Padre nuestro...
Dios te salve, María... 
Consagración al Sagrado Corazón 
Oh Jesús mío, por medio del Corazón Inmaculado de María Santísima, te ofrezco las oraciones, obras y trabajos del presente día, para reparar las ofensas que se te hacen y por las demás intenciones de tu Sagrado Corazón. 
Oración a la Santísima Virgen 
Oh Señora mía, oh Madre mía, yo me ofrezco del todo a ti, y en prueba de mi filial afecto, te consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser. Ya que soy del todo tuyo, oh Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén. 
A San José 
Señor, que con inefable providencia te has dignado escoger a San José para esposo de tu santísima Madre, haz que así  como le veneramos cual protector en la tierra, así sea él nuestro intercesor en el cielo. Amén. 
Al Ángel de la Guarda 
Ángel de Dios, que eres mi custodio, ya que la soberana piedad me ha encomendado a ti, ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname en este día. Amén.

ORACIONES DE LA NOCHE 
Señor y Dios mío, en quien creo, en quien espero, a quien amo más que a todas las cosas, te doy gracias por haberme creado, redimido, hecho cristiano y conservado en este día. Dame luz y gracia para conocer mis pecados y arrepentirme de ellos.
Te adoro, Dios mío, postrado con profunda humildad ante tu presencia soberana. Creo en ti, porque eres Verdad infalible. Espero en ti, porque eres Bondad infinita, fiel a tus promesas. Te amo con todo mi corazón, porque eres sumamente amable, y amo a mi prójimo como a mí mismo por amor a ti. 
Examen de conciencia 
Es indispensable, para la vida normal del cristiano, no descuidar, ni una noche, el examen de conciencia o revisión del día.
Se puede hacer según el siguiente orden:
A. Dar gracias a Dios por los beneficios recibidos.
B. Pedir gracia para conocer los pecados y detestarlos.
C. Examinar brevemente las faltas cometidas durante el día, particularmente el defecto dominante.
D. Pedir perdón a Dios por dichas faltas.
E. Proponer enmienda con su gracia. 
Oración de San Bernardo 
Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se oyó decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos.
Animados con esta confianza, a Vos también acudimos, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de nuestros pecados, nos atrevemos a comparecer ante vuestra presencia soberana.
Oh Madre de Dios, no despreciéis nuestras súplicas, antes bien escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén. 
Al Ángel de la Guarda 
Ángel de Dios, que eres mi custodio, ya que la soberana piedad me ha encomendado a ti, ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname en esta noche. Amén. 
A San José 
Glorioso San José, padre adoptivo de Jesús y esposo de la bienaventurada Virgen María, te elijo, desde ahora y para siempre, por mi particular patrono, por dueño y director de mi alma y de mi cuerpo, de mis pensamientos, palabras y obras, de mi vida y de mi muerte. Te suplico me recibas por servidor tuyo perpetuo, me asistas en todas mis acciones, y me obtengas la inestimable gracia de vivir y morir como tú, en el amor de Jesús y de María. Amén. 
Himno de Completas 
Disipa la densa noche,
oh Cristo, día y fulgor,
Tú que eres Luz de Luz,
de los justos resplandor.
Custódiame esta noche
con tu amor y con tu paz,
en ti hallemos el descanso,
dulces horas de solaz.
Si el sueño cierra los ojos,
te contemple el corazón;
proteja tu suave mano
a cuantos te aman, Señor.
Rechaza a nuestros rivales,
guárdanos, oh Defensor,
gobierna a todos los hombres
que tu Sangre redimió.
A ti, Cristo, Rey clemente,
y a ti, Padre Creador,
con el Espíritu Santo
se tribute siempre honor. Amén. 
Oración conclusiva 
Visita, Señor, esta habitación, y aleja de ella las insidias del enemigo; que tus santos ángeles habiten en ella y nos guarden en paz y que tu bendición esté siempre con nosotros. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
El Señor todo poderoso nos conceda una noche serena y una muerte santa. Amén.

San Marcos

Jesús andando sobre el mar. 

45 En seguida mandó a sus discípulos subir a la barca y precederle al otio lado, frente a Betsaida, mientras El despedía a la muchedumbre.
46 Y después de haberlos despedido, se fué a un monte a orar.
47 Y llegado el anochecer, se hallaba la barca en medio del mar y El solo en tierra.
48 Y viéndolos fatigados en remar, porque el viento les era contrario hacia la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, e hizo ademán de pasar de largo.
49 Pero ellos, así que le vieron andar sobre el mar, creyeron que era un fantasma y comenzaron a dar gritos,
50 porque todos le veían y estaban espantados. Pero El les habló en seguida y les dijo: Animo, soy yo, no temáis.
51 Y subió con ellos en la barca, y el viento se calmó. Y se quedaron en extremo estupefactos,
52 Pues no se habían dado cuenta de lo de los panes, sino que su corazón estaba embotado.

Jesús, en Genesaref v sus cercanías, 

53 Y habiendo hecho la travesía, llegaron a tierra en Genesaret, y atracaron.
54 En cuanto salieron de la barca, le conocieron,
55 y corrieron de toda aquella región, y comenzaron a traer en camillas a los enfermos donde oían que El estaba.
56 Y a dondequiera que llegaba, en las aldeas o en las ciudades o en las alquerías, colocaban a los enfermos en las plazas y le rogaban que les permitiera tocar siquiera la orla de su vestido; y cuantos le tocaban quedaban sanos.

Daniel

La visión del carnero y el macho cabrío.

8 1 El año tercero del reinado de Baltasar, yo, Daniel, tuve una visión a más de la que había tenido anteriormente,
2 y estando en la visión, parecióme hallarme en Susa, la capital en la provincia de Elam, y estar durante la visión cerca del río Ulai (1).
3 Alcé los ojos, y miré, y vi un carnero que estaba delante del río. Tenía dos cuernos, y aunque ambos eran altos, el uno era más alto que el otro, habiendo crecido más después del otro.
4 Vi al carnero acornear a poniente, a norte y mediodía, sin que bestia alguna pudiera resistirle, y sin que nadie pudiera librarse de él. Hacía cuanto quería y se engrandeció.
5 Pero en esto vino un macho cabrio sin tocar la tierra con sus pies y con un gran cuerno entre los ojos.
6 Llegó al carnero de os dos cuernos que había visto delante del río, y corrió contra él con la furia de su fortaleza.
7 Vi que le acometía, rompiéndole ambos cuernos, sin que el carnero tuviera fuerza para resistirle, y echándole por tierra le pisoteó, sin que nadie pudiera librar al carnero.
8 El macho cabrío llegó a ser muy potente, pero cuando lo fué, se le rompió el gran cuerno, y en su lugar le salieron cuatro cuernos, uno a cada uno de los vientos del cielo.
9 Del uno de ellos salió un cuerno pequeño, que creció mucho hacia el mediodía y el oriente y hacia la tierra gloriosa;
10 engrandecióse hasta llegar al ejército de los ciclos, y echó a tierra estrellas y las holló.
11 Aun contra el príncipe del ejército se irguió y le quitó el sacrificio perpetuo, y destruyó su santuario.
12 Convocó impíamente ejércitos contra el sacrificio perpetuo, echó 'por tierra la verdad, hizo con buen éxito lo que quiso.
13 Entonces oí hablar a uno de los santos, respondiendo a otro santo que le preguntaba: ¿Hasta cuándo va a durar esta visión del sacrificio perpetuo y de la asoladora prevaricación del llamar tropas, y del santuario y riel ejército de los cielos quebrantados?
14 Entonces dijo: Hasta dos mil trescientos, tarde y mañana. Luego será restablecido el gran santuario.
15 Mientras yo, Daniel, contemplaba la visión y buscaba su explicación, púsose ante mí un como hombre;
16 y oí una voz fie hombre que de en medio del Ulai gritaba y decía: Gabriel, explícale a éste la visión.
17 Vino éste luego cerca de donde estaba yo, y al acercarse me sobrecogí y caí sobre mi rostro. El me dijo: Atiende, hijo de hombre, que la vi- sión es del fin de los tiempos.
18 Al hablarme caí entontecido sobre el rostro; pero él me tocó y me hizo estar en pie,
19 y me dijo: Voy a enseñarte lo que sucederá al fin del tiempo de la ira, pues tendrá fin, ese tiempo.

La explicación.

20 El carnero de dos cuernos que has visto son los reyes de Media y de Persia;
21 el macho cabrío es el rey de Javán, y el gran cuerno de entre sus ojos es el rey primero;
22 el romperse y salir en su lugar otros cuernos, cuatro reyes que se alzarán en la nación, mas no de tanta fuerza como aquél.
23 Al final de su dominación, cuando se completen las prevaricaciones, levantaráse un rey im- pudente c intrigante;
24 su poder cre- cerá, no por su propia fuerza, y producirá grandes ruinas y tendrá éxitos, y destruirá a poderosos y al pueblo de los santos.
25 Por sus prosperidades y por el éxito de sus intrigas se llenará de arrogancia su corazón, y hará perecer a muchos que vivían apaciblemente y se levantará contra el Príncipe de los príncipes, pero será destruido sin que intervenga mano alguna.
26 La visión de tardes y ma- ñanas es verdadera, guárdala en tu corazón porque es para mucho tiempo.
27 Yo, Daniel, quedé quebrantado, y estuve enfermo algunos días, y cuando convalecí, me ocupé en los asuntos del rey. Estaba asombrado de la visión, pero nadie la supo.
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(1) Los versos 2-8 nos presentan las luchas del imperio persa con el macedónico y la división de éste a la muerte de Alejandro Magno. Los versos 9-25 narran la aparición de Antíoco IV, que lucha contra el Oriente, el Occidente y contra Dios, persiguiendo a su religión y a su pueblo

Santa María Faustina Kowalska DIARIO La Divina Misericordia en mi alma




511         Cuando mis intenciones no son aceptadas y [más bien] condenadas, no me sorprendo mucho, ya que sé que solamente Dios penetra mi corazón.  La verdad no se pierde y el corazón herido se tranquilizara con el tiempo y mi espíritu se fortalece en las contrariedades.  No siempre escucho lo que me dice el corazón, sino que pido a Dios luz; cuando siento que he recuperado el equilibrio, entonces hablo más.

509                            512                  (209) El día de la renovación de los votos.  La presencia de Dios inundó mi alma.  Durante la Santa Misa vi. a Jesús que me dijo estas palabras: Tú eres para Mí un gran gozo, tu amor y tu humildad hacen que dejo los tronos del cielo y Me uno a ti.  El amor allana el abismo que hay entre Mi grandeza y tu nulidad.

513      El amor inunda mi alma, estoy sumergida en el océano del amor, siento que me desmayo y me pierdo completamente en Él.

514           Oh Jesús, haz a mi corazón semejante al Tuyo, o más bien transfórmalo en Tu propio [Corazón] para que pueda sentir las necesidades de otros corazones y, especialmente, de los que sufren y están tristes.  Que los rayos de la misericordia descansen en mi corazón.

515           Una vez, al anochecer, cuando paseaba por la huerta rezando el rosario, llegué hasta el cementerio [186], entreabrí la puerta y me puse a rezar un momento y les pregunté a ellas dentro de mí:  ¿Seguramente serán muy felices?  De repente oí estas palabras:  Somos felices en la medida en que hemos cumplido la voluntad de Dios… y después, el silencio como antes.  Me ensimismé y pensé mucho tiempo cómo yo cumplo la voluntad de Dios y cómo aprovecho el tiempo que Dios me concede.

516           Ese mismo día, cuando fui a descansar, durante la noche me vino a visitar un alma pequeña que golpeando en la mesilla de noche, me despertó y pidió oración.  Quise preguntarle quien era, pero mortifiqué mi curiosidad y uní esa pequeña mortificación a la oración y la ofrecí por ella.

517           Una vez, cuando fui a visitar a una hermana enferma [187] que tenía ya ochenta y cuatro años y se distinguía por muchas virtudes, le pregunté:  ¿Seguramente ya estará usted, hermana, preparada a presentarse delante del Señor?  Me contestó que durante toda la vida venia preparándose para esta última hora y añadió que la edad no dispensa de la lucha.

518            (210) + En víspera del día de los difuntos, cuanto al atardecer fui al cementerio que estaba cerrado, pero entreabrí un poco la puerta y dije:  Si desean, queridas almas, alguna cosa, la haré con gusto, dentro de lo que me permite la regla.  Entonces oí estas palabras:  Cumple la voluntad de Dios.  Nosotras somos felices en la medida en que hemos cumplido la voluntad de Dios.

519          Por la noche aquellas almas vinieron y me pidieron orar; recé mucho por ellas.  Mientras la procesión volvía del cementerio, vi una multitud de almas que junto con nosotras iban a la capilla, rezaban junto con nosotras.  Recé mucho porque tenía el permiso de las Superioras [188].


520           En la noche volvió a visitarme un alma que ya había visto anteriormente, pero esa alma no me pidió oraciones, sino que me reprochó que antes yo era muy vanidosa y soberbia, y ahora intercedes tanto por otros teniendo aun algunos defectos.  Contesté que había sido muy soberbia y vanidosa, pero que ya me confesé e hice penitencia por mi estupidez y confío en la bondad de mi Dios, y si ahora caigo, es más bien involuntariamente y nunca con premeditación, aunque sea en la cosa más pequeña.  Sin embargo aquella alma empezó a hacerme reproches:  ¿Por qué no quieres reconocer mi grandeza?  Todos me reconocen por mis grandes obras, ¿por qué solamente tú no me das gloria?  Entonces vi que en aquella figura estaba Satanás y dije:  A Dios Mismo es debido la gloria, ¡lárgate, Satanás!  Y de inmediato esa alma cayó en un abismo horrible, inconcebible, indescriptible; y dije a aquella miserable alma que yo se lo diría a toda la Iglesia.

Papa Francisco a musulmanes: Quien dice creer en Dios ha de ser un hombre de paz

Por Alvaro de Juana


El Papa Francisco hablando. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa
El Papa Francisco hablando. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa

BANGUI, 30 Nov. 15 / 03:05 am (ACI).- El Papa Francisco volvió hacer un llamado a reconocer que “todos somos hermanos”  y rechazar la violencia, en esta ocasión, entre musulmanes y cristianos. Por ello afirmó que todo creyente en Dios debe ser un hombre de paz.
El Santo Padre mantuvo un encuentro con la Comunidad musulmana esta mañana en la capital de la República Centroafricana, Bangui, en la Mezquita central de Koudoukou.
“Cristianos y musulmanes somos hermanos. Tenemos que considerarnos así, comportarnos como tales. Sabemos bien que los últimos sucesos y la violencia que ha golpeado su país no tenía un fundamento precisamente religioso”.
“Quien dice que cree en Dios ha de ser también un hombre o una mujer de paz”, aseguró el Papa.
Francisco reconoció que “cristianos, musulmanes y seguidores de las religiones tradicionales, han vivido juntospacíficamente durante muchos años”. Por eso “tenemos que permanecer unidos para que cese toda acción que, venga de donde venga, desfigura el Rostro de Dios y, en el fondo, tiene como objetivo la defensa a ultranza de intereses particulares, en perjuicio del bien común”.
“Juntos digamos ‘no’ al odio, a la venganza, a la violencia, en particular a la que se comete en nombre de una religión o de Dios. Dios es paz, salam”.
El Papa deseó que las próximas elecciones nacionales en el país sepan unir a la población “convirtiéndose en símbolos de la unidad de la nación, más que en representantes de una facción”.
“Los animo vivamente a trabajar para que su país sea una casa acogedora para todos sus hijos, sin distinción de etnia, adscripción política o confesión religiosa”, dijo Francisco.
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TEXTO: Discurso del Papa Francisco en el encuentro con la Comunidad musulmana en Bangui http://bit.ly/1Oz9fzR 
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