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martes, 1 de diciembre de 2015

Santa María Faustina Kowalska DIARIO La Divina Misericordia en mi alma



521                       El sábado volvimos ya de Cracovia a Vilna.  En el camino pasamos por Czestochowa.  Cuando recé delante de la imagen milagrosa, sentí que eran

SEGUNDO CUADERNO

Cantaré por la eternidad la misericordia del Señor
  
La Divina Misericordia en mi alma
  
DIARIO
  
Sor M. Faustina


      (1)  +                JMJ

522                                             + Cantaré eternamente la misericordia del Señor
Delante de todo el pueblo,
Ya que éste es el mayor atributo de Dios
Y para nosotros un milagro continuo.

      Brotas de la Divina Trinidad,
      Pero de un único seno amoroso;
      La misericordia del Señor aparecerá en el alma
      En toda su plenitud, cuando caiga el velo.

De la fuente de Tu misericordia, oh Señor,
Fluyen toda felicidad y toda vida;
Y así, todas las criaturas y todas las cosas
Cantad con éxtasis el himno de la misericordia.

      Las entrañas de la Divina Misericordia abiertas
      Para nosotros,
      Por la vida de Jesús extendido en la cruz;
      No deberías dudar ni desesperar, oh pecador,
      Sino confiar en la misericordia,
      Porque tú también puedes ser santo.

Dos manantiales brotaron en forma de rayos,
Del Corazón de Jesús,
No para los ángeles, ni querubines, ni serafines,
Sino para salvar al hombre pecador.


(2)  +
               JMJ

523                                    Oh voluntad de Dios Sé mi amor.

         Oh Jesús mío, Tu sabes que por mi misma no hubiera escrito ni una sola letra y si escribo es por una clara orden de la santa obediencia [189].

Dios y las almas

Sor M. Faustina

del Santísimo sacramento [190]

524                                            + Oh Jesús, Dios oculto,
                                                  Mi corazón Te siente,
                                                     Aunque Te cubren los velos,
                                                      Tú sabes que Te amo.

525      (3)  +                                                                                  Vilna, 24 XI 1935

                 JMJ                                                                             + Segundo cuaderno

Dios sea adorado

Oh Santísima Trinidad, en la que esta encerrada la vida interior de dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, oh gozo eterno, inconcebible abismo de amor que Te derramás sobre todas las criaturas y las haces felices, honor y gloria a Tu nombre por los siglos de los siglos.  Amen.

Cuando conozco Tu grandeza y Tu belleza, oh Dios mío, me alegro indeciblemente por ser tan grande el señor a quien sirvo.  Con amor y alegría cumplo su santa voluntad y cuanto más lo conozco, tanto más ardientemente deseo amarlo.  Me quema el deseo de amarlo cada vez más.

526      (4) + El 14.  Este jueves, mientras hacíamos la adoración nocturna [191], al principio no pude rezar, una aridez se adueñó de mí; no pude contemplar la dolorosa Pasión de Jesús, pero me postré en cruz y ofrecí la dolorosa Pasión del Señor Jesús al Padre Celestial como satisfacción por los pecados del mundo entero.      Al levantarme del suelo después de aquella plegaria y al volver a mi reclinatorio, de repente vi a Jesús junto a él.  El Señor Jesús con el mismo aspecto que tenía durante la flagelación, en la mano tenía la túnica blanca con la que me vistió y un cinturón con el que me ciñó y me cubrió con un manto rojo igual al que le cubría a Él en la Pasión, y un velo del mismo color y me dijo: Tu y tus compañeras tendrán un habito igual; Mi vida desde el nacimiento hasta la muerte en la cruz será su regla.  Contémplame y vive según esto; deseo que penetres más profundamente en Mi espíritu (5) y [tengas presente] que soy manso y humilde de Corazón.

527            Una vez sentí en el alma un apremio para que me pusiera a la obra y cumpliera todo lo que Dios exigía de mí.  Entré un momento en la capilla, oí esta voz en el alma:  ¿Por qué tienes miedo?  Piensas que Me faltará la omnipotencia para ayudarte?  Y [en] aquel momento sentí en el alma una extraña fuerza y me parecieron nada todas las contrariedades que me habrían podido suceder [en] el cumplimiento de la voluntad de Dios.

528            El viernes, durante la Santa Misa, siendo mi alma inundada por la felicidad de Dios, oí en el alma estas palabras:  Mi misericordia pasó a las almas a través del Corazón divino – humano de Jesús, como un rayo de sol a través del cristal.  Sentí en el alma y comprendí que cada acercamiento a Dios nos fue dado por Jesús, en Él y por Él.

529            (6) El día en que terminó la novena en Ostra Brama, al anochecer [192], cantadas las letanías, uno de los sacerdotes trajo el Santísimo sacramento en la custodia; cuando lo puso en el altar, en seguida vi al pequeño Niño Jesús que tendía las manitas hacia su Madre que en aquel momento tenía un aspecto vivo.  Mientras la Virgen me hablaba, Jesús tendía las manitas hacia el pueblo reunido.  La Virgen Santísima me dijo aceptar todas las exigencias de Dios como una niña pequeña sin averiguar nada, lo contrario no agrada a Dios.  En el mismo instante el Niño Jesús desapareció y la Virgen perdió el aspecto vivo y la imagen quedo como era antes, pero mi alma fue colmada de gozo y de gran alegría y dije al Señor:  Haz de mi lo que Te agrade, estoy dispuesta a todo, pero Tu, oh Señor, no Te alejas de mi ni por un momento.

(7) +
530                JMJ                                  En honor de la Santísima Trinidad


Pedí a la Madre Superiora [193] el ayuno de cuarenta días, tomando una vez al día una rebanada de pan y un vaso de agua; sin embargo la Madre Superiora no me dio permiso para cuarenta días, sino para siete días, de acuerdo con la opinión del confesor [194].  “No puedo exonerarla del todo de las tareas, debido a que otras hermanas podrían notar algo; hermana, yo le doy permiso de dedicarse, en la medida en que pueda, a la plegaria y de tomar apuntes de algunas cosas, pero me será más difícil arreglar lo del ayuno, de verdad, aquí no logro inventar nada.”  Y dijo: Retírese, hermana, quizá me ilumine alguna luz.  En la mañana del domingo comprendí interiormente que cuando la Madre Superiora me había destinado a la puerta a la hora de comer, pensó en darme la oportunidad de ayunar.  Por la mañana no fui a desayunar, pero poco después fui (8) a la Madre Superiora y pregunté:  Si estoy en la puerta será fácil no llamar la atención con mi persona.  Y la Madre Superiora me contestó:  Cuando la destinaba [195] pensaba en esto.  En aquel momento comprendí que el mismo pensamiento yo lo había sentido dentro de mí.




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