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martes, 22 de diciembre de 2015

Santa María Faustina Kowalska DIARIO La Divina Misericordia en mi alma

691            + Jueves.  Hoy, a pesar de estar muy cansada, decidí hacer la Hora Santa.  No pude rezar, tampoco pude estar arrodillada, pero me quedé en oración una hora entera uniéndome en espíritu a aquellas almas que adoran a Dios de manera ya perfecta.  Pero al final de la hora, de repente vi a Jesús que me miró profundamente y con una dulzura indecible me dijo:  Tu plegaria Me es inmensamente agradable.  Después de estas palabras entró en mi alma una fuerza misteriosa y un gozo espiritual.  La presencia de Dios impregnó mi alma.  Oh, lo que pasa en el alma cuando se encuentra a solas con el Señor, ninguna pluma ha logrado expresar, ni jamás lo expresara….

692            (132) + Oh Jesús, comprendo que Tu misericordia va más allá de la imaginación y por tanto Te suplico que hagas mi corazón tan grande que pueda contener las necesidades de todas las almas que viven sobre toda la faz de la tierra.  Oh Jesús, mi amor se extiende más allá, hasta las almas que sufren en el purgatorio y quiero expresar mi misericordia hacia ellas mediante las plegarias que tienen las indulgencias.  La Divina Misericordia es insondable e inagotable como Dios Mismo es insondable.  Aunque usara palabras enérgicas para expresar la Divina Misericordia, todo esto seria nada en comparación con lo que es en realidad.  Oh Jesús, haz mi corazón sensible a todos los sufrimientos de mi prójimo, sean de cuerpo de del alma.  Oh Jesús mío, sé que Te comportas con nosotros como nosotros nos comportamos con el prójimo.

Oh Jesús mío, haz mi corazón semejante a Tu corazón misericordioso.  Jesús, ayúdame a pasar por la vida haciendo el bien a todo el mundo.

693           (133) 14 de septiembre de [1936].  Vino a visitarnos el arzobispo de Vilna.  Aunque estuvo con nostras muy poco tiempo, tuve la posibilidad de hablar de la obra de la misericordia con este venerable sacerdote.  Me manifestó mucha simpatía para la causa de la misericordia:  Esté completamente tranquila, hermana, si está en los designios de la Divina Providencia, surgirá.  Mientras tanto pida una señal exterior más evidente; que el Señor Jesús le dé a conocer esto con más claridad.  Espere todavía un poco.  Jesús dispondrá las circunstancias de modo que todo sea bien.

694           19 de septiembre [1936].  Cuando salimos del medico [244] y entramos un momento en la pequeña capilla que está en el sanatorio, oí en el alma estas palabras:  Niña Mía, todavía unas cuantas gotas en el cáliz, no falta mucho.  La alegría (134) inundó mi alma, he aquí la primera llamada de mi Esposo y Maestro.  Se enterneció mi corazón y hubo un momento en que mi alma se sumergió en todo el mar de la Divina Misericordia; sentí que mi misión empezaba en toda la plenitud.  La muerte no destruye nada de lo que es bueno; ruego muchísimo por las almas que padecen sufrimientos interiores.

695           En cierta ocasión, recibí dentro de mí la luz respecto a dos hermanas; comprendí que no con todos podemos comportarnos de la misma manera.  Hay personas que, de un modo extraño, saben trabar amistad y como amigas, sacar palabra tras palabra, como para aliviar, pero en un momento oportuno usan las mismas palabras para causar disgustos.  Oh Jesús mío, qué extraña es la debilidad humana.  Tu amor, Jesús, da al alma esta gran sensatez en las relaciones con los demás.

696            (135)                                                                                                      + 24 de septiembre de 1936

La Madre Superiora [245] me ordenó rezar un misterio del rosario en lugar de los demás ejercicios y acostarme de inmediato.  Una vez acostada me dormí en seguida porque estaba muy cansada.  Sin embargo, un momento después me despertó un sufrimiento.  Era un sufrimiento tan grande que no me permitía hacer el más pequeño movimiento, ni siquiera pude pasar la saliva.  Duró unas tres horas.  Pensé despertar a la hermana novicia con la que compartía el cuarto, pero pensé:  ella no me ayudará nada, pues que duerma, me da pena despertarla.  Me sometí completamente a la voluntad de Dios y pensaba que estaba llegando para mi el día de la muerte, día por mi deseado.  tenía la posibilidad de unirme a Jesús doliente en la cruz, no podía rezar de otro modo.  Cuando el sufrimiento cedió, comencé (136) a sudar, pero no podía hacer ningún movimiento, porque volvía el dolor anterior.  En la mañana me sentía muy cansada, pero físicamente no sufría más; no obstante no pude levantarme para la Santa Misa.  Pensé:  Si después de tales sufrimientos no hay muerte, entonces ¿qué grandes deben ser los sufrimientos mortales?

697      Oh Jesús, Tu sabes que amo el sufrimiento y deseo vaciar el cáliz de los sufrimientos hasta la última gota y, sin embargo, mi naturaleza notó un ligero escalofrió y cierto temor, pero en seguida mi confianza en la infinita misericordia de Dios se despertó con toda su potencia y todo tuvo que ceder delante de ella como la sombra delante de un rayo de sol.  Oh Jesús, qué grande es Tu bondad; la infinita bondad Tuya que conozco bien me permite mirar con entereza a los ojos de la muerte misma.  Sé que nada puede sucederme sin su permiso.  Deseo glorificar Tu misericordia infinita en la vida, en la hora de la muerte y en la resurrección y en la eternidad.

            (137) + Oh Jesús mío, mi fuerza, mi paz y mi descanso, en los rayos de Tu misericordia se sumerge mi alma todos los días, no conozco ni un momento de mi vida en que no haya experimentado Tu misericordia, oh Dios.  En toda mi vida no cuento con nada, sino con Tu misericordia infinita, oh Señor que es la guía de mi vida.  Mi alma está llena de la misericordia de Dios.

698+    Oh, cuánto hiere a Jesús la ingratitud de un alma elegida.  Su amor inefable padece un martirio.  Dios nos ama con todo su Ser infinito, cual Él es, y un polvo miserable desprecia este amor.  Mi corazón estalla de dolor cuando veo tal ingratitud.

699            Una vez, oí estas palabras:  Hija Mía, habla al mundo entero de la inconcebible (138) misericordia Mía.  Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores.  Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia.  Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia.  El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas.  En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias.  Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata.  Mi misericordia es tan grande que en toda la eternidad no la penetrará ningún intelecto humano ni angélico.  Todo lo que existe ha salido de las entrañas de Mi misericordia.  Cada alma respecto a mi, por toda la eternidad meditará Mi amor y Mi misericordia.  La Fiesta de la Misericordia ha salido de Mis entrañas (139, deseo que se celebre solemnemente el primer domingo después de Pascua.  La humanidad no conocerá paz hasta que no se dirija a la Fuente de Mi misericordia.

700            + En una ocasión, cuando estaba muy cansada y doliente y lo dije a la Madre Superiora, recibí la respuesta de que debía familiarizarme con el sufrimiento.  Escuché todo lo que la Madre me dijo y un momento después Salí.  Nuestra Madre Superiora tiene tanto amor al prójimo y, especialmente, a las hermanas enfermás, que todos la conocen por ello, pero en cuanto a mi, Jesús permitía que ella no me comprendiera y me ejercitara mucho en este aspecto.

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