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miércoles, 30 de marzo de 2016

El Colegio Americano de Pediatras advierte contra la ideología de género

InfoVaticana



“Hace daño a los niños”. Así de rotundo se ha mostrado el Colegio de Pediatras de Estados Unidos en el informe sobre la ideología de género que ha hecho público esta semana y que promete ampliar el próximo verano. En el texto, los expertos llaman a que se rechacen todas las políticas relativas a esta doctrina. Lea el texto íntegro del comunicado.
Días después de que la Comunidad de Madrid haya aprobado una de las leyes más ideológicas de su historia, la conocida como Ley de Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y No Discriminación, el Colegio de Pediatras de Estados Unidos emite un comunicado en el que confronta ideología con ciencia y recuerda lo dañina y peligrosa que la ideología de género es para los más pequeños.
En el informe, titulado La ideología de género hace daño a los niños, la presidenta de la Asociación Americana de Pediatría, Michelle A. Cretella; su vicepresidente y endocrinólogo pediátrico, Quentin Van Meter y el psiquiatra Paul McHugh, llaman a los “educadores y legisladores” a “rechazar todas las políticas que condicionen a los niños para aceptar como normal una vida de suplantación química o quirúrgica de su sexo por el sexo opuesto” y defienden que “condicionar a los niños a creer que es normal constituye un abuso infantil”. No son las únicas afirmaciones rotundas que contiene el texto, que promete ser ampliado en verano de este año. Con datos reales como que “las tasas de suicidio son veinte veces mayores entre los adultos que utilizan hormonas cruzadas y sufren cirugía de reasignación de sexo” incluso en países como Suecia, con un altísimo respaldo al conocido como ‘colectivo LGBT’, los médicos denuncian la falta de responsabilidad en condenar “a ese destino a chicos jóvenes sabiendo que tras la pubertad hasta un 88% de las chicas y un 98% de los chicos aceptarán la realidad y alcanzarán un estado de salud física y mental”.
Alertan, además, sobre los peligros que conlleva el tratamiento hormonal en personas sanas – “los niños que utilizan bloqueadores hormonales para reasignación de sexo necesitarán hormonas cruzadas al final de la adolescencia. Las hormonas cruzadas (testosterona y estrógenos) se asocian con riesgos para la salud, entre ellos hipertensión, coágulos de sangre, derrame cerebral y cáncer”- y animan a padres y educadores a reconocer que el trastorno de identidad de género no es biológico sino mental y a tratarlo como tal.

El documento, que ha sido publicado el pasado 21 de marzo por American College of Pediatricians y traducido en España por Religión en Libertad, dice lo siguiente
:
‘La ideología de género hace daño a los niños’
1. La sexualidad humana es un rasgo biológico objetivo binario: XY y XX son marcadores genéticos saludables, no los marcadores genéticos de un trastorno. La norma del diseño humano es ser concebido como hombre o como mujer. La sexualidad humana es binaria por definición, siendo su finalidad obvia la reproducción y crecimiento de nuestra especie. Este principio es evidente por sí mismo. Los extraordinariamente raros trastornos del desarrollo sexual, entre ellos la feminización testicular [o síndrome de insensibilidad de los andrógenos, n.n.] y la hiperplasia suprarrenal congénita, son desviaciones de la norma sexual binaria, todas ellas médicamente identificables y directamente admitidas como trastornos del diseño humano. Los individuos con trastornos del desarrollo sexual no constituyen un tercer sexo{1}.
2. Nadie nace con un género. Todos nacemos con un sexo biológico. El género (la conciencia y sentimiento de uno mismo como hombre o mujer) es un concepto sociológico y psicológico, no un concepto biológico objetivo. Nadie nace con conciencia de sí mismo como hombre o mujer; esta conciencia se desarrolla con el tiempo y, como todos los procesos de desarrollo, puede desviarse a consecuencia de las percepciones subjetivas del niño, de sus relaciones y de sus experiencias adversas desde la infancia. Quienes se identifican como “sintiéndose del sexo opuesto” o como “algo intermedio” no con forman un tercer sexo. Siguen siendo hombres biológicos o mujeres biológicas.
3. La creencia de una persona de que él o ella es algo que no es constituye, en el mejor de los casos, un signo de pensamiento confuso. Cuando un niño biológicamente sano cree que es una niña, o una niña biológicamente sana cree que es un niño, existe un problema psicológico objetivo en la mente, no en el cuerpo, y debe ser tratado como tal.
Estos niños padecen disforia de género. La disforia de género, antes denominada trastorno de identidad de género, es un trastorno mental así reconocido en la más reciente edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V). Las teorías psicodinámicas y de aprendizaje social sobre la disforia de género o trastorno de identidad de género nunca han sido refutadas.
4. La pubertad no es una enfermedad, y los bloqueadores hormnales pueden ser peligrosos. Reversibles o no, los bloqueadores hormonales inducen un estado de enfermedad -la ausencia de pubertad- e inhiben el crecimiento y la fertilidad en un niño que antes era biológicamente sano.
5. Según el DSM-V, hasta un 98% de niños con género confuso y hasta un 88% de niñas con género confuso aceptan finalmente su sexo biológico tras pasar la pubertad de forma natural.
6. Los niños que utilizan bloqueadores hormonales para reasignación de sexo necesitarán hormonas cruzadas al final de la adolescencia. Las hormonas cruzadas (testosterona y estrógenos) se asocian con riesgos para la salud, entre ellos hipertensión, coágulos de sangre, derrame cerebral y cáncer.
7. Las tasas de suicidio son veinte veces mayores entre los adultos que utilizan hormonas cruzadas y sufren cirugía de reasignación de sexo, incluso en Suecia, que se encuentra entre los países con mayor respaldo LGBT. ¿Qué persona compasiva y razonable condenaría a ese destino a chicos jóvenes sabiendo que tras la pubertad hasta un 88% de las chicas y un 98% de los chicos aceptarán la realidad y alcanzarán un estado de salud física y mental?
8. Condicionar a los niños a creer que es normal estar toda la vida sustituyendo química y quirúrgicamente su propio sexo por el opuesto constituye un abuso infantil. Respaldar la discordancia de género como algo normal a través de la educación pública y de las políticas legales confundirá a hijos y padres, llevando a muchos niños a acudir a “clínicas de género” donde les administren fármacos bloqueadores hormonales. Esto, a su vez, virtualmente asegura que ellos “elegirán” recibir hormonas cruzadas cancerígenas o de un modo u otro tóxicas, y probablemente considerarán innecesariamente, cuando sean adultos jóvenes, la mutilación quirúrgica de sus órganos sanos.
Los pediatras estadounidenses no son los únicos que se manifiestan con esta rotundidad contra la ideología de género. Así, la Universidad Johns Hopkins de Baltimore -el primer centro americano que realizó la “cirugía de reasignación sexual”- ha decidido dejar de practicar estas intervenciones. ¿El motivo? Que los controles post-cirugía de sus pacientes evidenciaban que el cambio de sexo no suponía una solución a sus problemas. Así, explicaban que un paciente “afligido aún por sus problemas” no justificaba seguir amputando quirúrgicamente órganos sanos, según explicaba Paul McHugh, exjefe de servicio de psiquiatría de la clínica universitaria, en una declaración publicada en el Wall Street Journal.
En el mismo texto McHugh criticaba las terapias propedéuticas en niños en algunos centros de Estados Unidos. Además de insistir en el dato sobre el alto índice de suicidios, señalaba que sólidos estudios de seguimiento en la Vanderbilt University o en la clínica Portman de Londres, determinan que “cuando los niños que referían inclinaciones transgénero eran controlados sin terapias médicas o quirúrgicas, el 70-80 por ciento de ellos perdían espontáneamente sus inclinaciones” una vez pasada la pubertad.
Más opiniones contra la ideología de género: el médico inglés Robert Lefever señala que el trastorno de identidad de género “es reversible” mientras que el cambio de sexo no lo es y explica que, en este contexto, los niños tienen poca capacidad de elección al ser fácilmente influenciables. “No se puede tratar los trastornos como modas -dice-. Tenemos que estar seguros de que tratamos al niño y no los problemas psicológicos de un padre insistente”.
Porque, recoge la web Religión en Libertad, “es un hecho que algunos diagnósticos se convierten en moda, casi en un distintivo de orgullo” según el médico, que alerta contra el peligro de convertir “los problemas emotivos de los padres en problemas físicos y psicológicos para sus hijos”.

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