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miércoles, 27 de abril de 2016

Lecturas del Jueves de la 5ª semana de Pascua


Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15,7-21):

En aquellos días, después de una fuerte discusión, se levantó Pedro y dijo a los apóstoles y a los presbíteros: «Hermanos, desde los primeros días, como sabéis, Dios me escogió entre vosotros para que los gentiles oyeran de mi boca el mensaje del Evangelio, y creyeran. Y Dios, que penetra los corazones, mostró su aprobación dándoles el Espíritu Santo igual que a nosotros. No hizo distinción entre ellos y nosotros, pues ha purificado sus corazones con la fe. ¿Por qué provocáis a Dios ahora , imponiendo a esos discípulos una carga que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido soportar? No; creemos que lo mismo ellos que nosotros nos salvamos por la gracia del Señor Jesús.»
Toda la asamblea hizo silencio para escuchar a Bernabé y Pablo, que les contaron los signos y prodigios que Dios había hecho por medio de ellos entre los gentiles. 
Cuando terminaron, Santiago resumió la discusión, diciendo: «Escuchadme, hermanos: Simón ha contado la primera intervención de Dios para escogerse un pueblo entre los gentiles. Esto responde a lo que dijeron los profetas: "Después volveré para levantar de nuevo la choza caída de David; levantaré sus ruinas y la pondré en pie, para que los demás hombres busquen al Señor, y todos los gentiles llevarán mi nombre: lo dice el Señor, que lo anunció desde antiguo." Por eso, a mi parecer, no hay que molestar a los gentiles que se convierten a Dios; basta escribirles que no se contaminen con la idolatría ni con la fornicación y que no coman sangre ni animales estrangulados. Porque durante muchas generaciones, en la sinagoga de cada ciudad, han leído a Moisés todos los sábados y lo han explicado.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 95,1-2a.2b-3.10

R/.
 Contad las maravillas del Señor 
a todas las naciones


Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra; 
cantad al Señor, bendecid su nombre. R/.

Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/..

Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente.» R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,9-11):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.»

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio del 

Ciudad Redonda
Queridos amigos:
La alegría que nace de quien camina en verdad, está llamada a plenitud. Como sarmientos vivos, que recordábamos ayer, queremos permanecer en el amor de Dios, mostrado en Cristo Jesús.
Muchos cristianos llevamos una vida de mucha actividad. Además, el ritmo social de estos tiempos es acelerado, pretende abarcar mucho: muchas relaciones sociales, muchas reuniones sociales, muchos compromisos sociales, muchos aprendizajes sociales...
Estar de un lado para otro, de una actividad a otra, puede desorientarnos y nublar la experiencia de permanecer unidos a Cristo, de durar en su amor, de perseverar en nuestra comunión con Él, y, a través de Él, con nuestros hermanos. Por eso, en medio de unas cosas y otras, no podemos perder la perspectiva que nos nutre. Conviene que miremos y cuidemos, con frecuencia, las raíces que nos alimentan y dan vida, para que la savia del Resucitado fluya con todo su vigor hacia nuestras ramas, para que siempre tengan vida en abundancia.
La permanencia en Él -que el texto evangélico de hoy nos dice que es permanencia en su amor- se proyecta sobre la alegría de lo que somos –su alegría está en nosotros y así nuestra alegría llegará a plenitud-, y no de lo que hacemos, aunque no podamos dejar de hacer, y nuestras acciones también nos traigan contento, un tímido reflejo del júbilo final.
Ciudad Redonda

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