Cuando rezamos el rosario ante el Santísimo Sacramento, amamos a Jesús con el corazón de María. Al rezar el rosario ante el Santísimo Sacramento, ofrecemos a Jesús la perfecta adoración de María. Unimos nuestro amor por Jesús a la alabanza y el amor perfecto de María.
Jesús recibe nuestra hora de adoración como si fuera la misma María que orara. Independientemente de la debilidad de nuestra fe o la pobreza de nuestro amor, María nos acoge en su corazón y Jesús acepta nuestra hora de oración como si viniera directamente del Corazón de su Madre. El Inmaculado Corazón de María compensa lo que falta en nuestro corazón.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario