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jueves, 26 de mayo de 2016

Enseñanzas de la Iglesia sobre la Virgen María


María Santísima es Reina y Señora de todo lo creado

Cristo es Señor de todo por haber creado todas las cosas, y Ella es Señora de todas esas cosas porque las ha elevado a su dignidad original por la Gracia que mereció (discípulo de San Anselmo, citado por Pío XII en su Enc. Ad Coeli Reginam). Pero Cristo, además de ser Señor y Rey por naturaleza, lo es por conquista y María fue asociada a Él en esta conquista que es la redención (Pío XII, ibídem).

Cristo quiso que María compartiera la pena de la Pasión para que así Ella pueda ser la Madre de todos mediante la recreación. Ella fue su ayudadora en la Redención por su compasión. Y así como todo el mundo está sujeto a Dios por su suprema pasión, así está sujeto a la Señora de todos por su compasión (San Alberto Magno).

Su mismo nombre, María, significa Señora, proclamada así por los Padres y los Santos en la tradición, desde antiguo (Pío XII, Ad Coeli Reginam)

Ella fue siempre aclamada por la Iglesia como Señora de todos los cristianos (Gregorio II, Séptimo Concilio Ecuménico). María es la Dueña, Dominadora y Señora de todo ( Padres y Santos, citados por Pío XII):

María es la Reina que está a la diestra del Rey, vestida con mantos dorados, muy engalanada, con esa frase bíblica comienza la Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo.

María Santísima es Reina de los Ángeles, de los Patriarcas, de los Profetas, de los Apóstoles, de los Mártires, de los Confesores, de las Vírgenes, y de todos los Santos (Letanías Lauretanas).

Ella, gloria de los profetas y los apóstoles, y honra de los mártires, alegría y corona de todos los santos; (Beato Pío IX, Ineffabilis Deus). Ella es Nuestra Gloriosa Señora (Benedicto XV, Gloriosa Domina).

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