Inquebrantable, a pesar de nuestra miseria y de nuestras faltas; ella es, en efecto,madre de misericordia, mater misericordiæ, que no se ocupa de la justicia, sino que fue escogida para ser ante todo compasiva, bondadosa, condescendiente: sabiendo que estamos expuestos a los ataques de la concupiscencia, del mundo y del demonio, ella tiene piedad de nosotros que no dejamos de ser sus hijos, aun y cuando hemos caído en el pecado. Cuando manifestamos la más pequeña buena voluntad, el deseo de volver a Dios, ella nos acoge con bondad y frecuentemente, es ella que previendo esos buenos momentos, nos obtendrá las gracias que alentará nuestra alma (…).
Universal, es decir, que se extiende a todas las gracias que necesitamos, gracias de conversión, de desarrollo espiritual, de perseverancia final, gracias de preservación en medio de los peligros, las angustias, las dificultades más graves que se puedan presentar (…) Como necesitamos constantemente gracias para vencer a nuestros enemigos y progresar, debemos dirigirnos, frecuentemente a Ella, llamada con razón Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
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