Por Blanca Ruiz
MADRID, 28 May. 16 / 12:30 pm (ACI).- El Obispo de Córdoba en España, Mons. Demetrio Fernández, explica en su carta pastoral semanal la fiesta del Corpus Christi, en la que se conmemora la caridad fraterna y que es el día de Cáritas, por eso pide que “al acompañar a Cristo en su procesión del Corpus, se ensanche nuestro corazón para que quepan todos aquellos a quienes Él ama”.
Mons. Fernández precisa que se trata de una celebración que rememora la procesión con el Santísimo Sacramento del Jueves Santo, al terminar la liturgia de la Cena del Señor.
“En esta fiesta quisiéramos decirle todo nuestro amor, nuestra gratitud por esta condescendencia con nosotros, la de quedarse para ser cercanía y alimento de nuestras almas”, precisa.
En ese sentido, el Prelado recuerda que Cáritas es la organización diocesana “del amor fraterno de los cristianos”, porque “la caridad cristiana es la cercanía del amor de Cristo para toda persona que lo necesite”. Por eso “el día del Corpus es día de la caridad fraterna, es el día de Cáritas”.
Con la transubstanciación, el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo por obra del Espíritu Santo, esta presencia “es la del Resucitado, que ha vencido a la muerte” y cumple así su promesa “yo estaré con vosotros todos los días hasta el final de los tiempos.
Mons. Fernández explica que “la Eucaristía se nos da a través de los signos sacramentales, que son el pan y el vino comestibles. Es decir, Jesús nos invita al banquete en el que nos sentamos a su mesa para compartir la comida y la bebida, que en este caso, es él mismo en persona, que se nos da como alimento de vida eterna”.
Por eso el Obispo de Córdoba apunta que “comer el mismo pan nos hermana unos con otros”, por lo que “si comemos el mismo Cuerpo de Cristo, no podemos seguir desunidos” y además nos comunica “actitudes de fraternidad y servicio”.
“Adoremos, comamos, sirvamos. Adoremos al Señor, porque es Dios. Comamos de este alimento de vida eterna. Sirvamos a nuestros hermanos con el amor de Cristo”, anima el Prelado y pide que “al acompañar a Cristo en su procesión del Corpus, se ensanche nuestro corazón para que quepan todos aquellos a quienes él ama”.
Una presencia que el Obispo apunta que en algunas capillas de la diócesis se adora de manera perpetua. “Él está cerca de nosotros con su presencia corporal y nosotros debemos corresponder con la misma moneda, con nuestra presencia”, afirma.
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