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domingo, 31 de julio de 2016

Lecturas del Lunes de la 18ª semana del Tiempo Ordinario


Primera lectura

Lectura del libro de Jeremías (28,1-17):

Al principio del reinado de Sedecías en Judá, el mes quinto, Ananías, hijo de Azur, profeta natural de Gabaón, me dijo en el templo, en presencia de los sacerdotes y de toda la gente: «Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: "Rompo el yugo del rey de Babilonia. Antes de dos años devolveré a este lugar todo el ajuar del templo que Nabucodonosor, rey de Babilonia, cogió y se llevó a Babilonia. A Jeconías, hijo de Joaquín, rey de Judá, y a todos los judíos desterrados en Babilonia yo los haré volver a este lugar –oráculo del Señor–, porque romperé el yugo del rey de Babilonia."» 
El profeta Jeremías respondió al profeta Ananías, en presencia de los sacerdotes y del pueblo que estaba en el templo; el profeta Jeremías dijo: «Amén, así lo haga el Señor. Que el Señor cumpla tu profecía, trayendo de Babilonia a este lugar todo el ajuar del templo y a todos los desterrados. Pero escucha lo que yo te digo a ti y a todo el pueblo: "Los profetas que nos precedieron, a ti y a mi, desde tiempo inmemorial, profetizaron guerras, calamidades y epidemias a muchos países y a reinos dilatados. Cuando un profeta predecía prosperidad, sólo al cumplirse su profecía era reconocido como profeta enviado realmente por el Señor."»
Entonces Ananías le quitó el yugo del cuello al profeta Jeremías y lo rompió, diciendo en presencia de todo el pueblo: «Así dice el Señor: "Así es como romperé el yugo del rey de Babilonia, que llevan al cuello tantas naciones, antes de dos años."»
El profeta Jeremías se marchó por su camino. Después que el profeta Ananías rompió el yugo del cuello del profeta Jeremías, vino la palabra del Señor a Jeremías: «Ve y dile a Ananías: "Así dice el Señor: Tú has roto un yugo de madera, yo haré un yugo de hierro. Porque así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Pondré yugo de hierro al cuello de todas estas naciones, para que sirvan a Nabucodonosor, rey de Babilonia; y se le someterán, y hasta las bestias del campo le entregaré."»
El profeta Jeremías dijo a Ananías profeta: «Escúchame, Ananías; el Señor no te ha enviado, y tú has inducido a este pueblo a una falsa confianza. Por eso, así dice el Señor: "Mira: yo te echaré de la superficie de la tierra; este año morirás, porque has predicado rebelión contra el Señor."»
Y el profeta Ananías murió aquel mismo año, el séptimo mes.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 118,29.43.79.80.95.102

R/.
 Instrúyeme, Señor, en tus leyes

Apártame del camino falso,
y dame la gracia de tu voluntad. R/.

No quites de mi boca las palabras sinceras,
porque yo espero en tus mandamientos. R/.

Vuelvan a mi tus fieles
que hacen caso de tus preceptos. R/.

Sea mi corazón perfecto en tus leyes,
así no quedaré avergonzado. R/.

Los malvados me esperaban para perderme,
pero yo meditaba tus preceptos. R/.

No me aparto de tus mandamientos,
porque tú me has instruido. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (14,13-21):

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. 
Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer.» 
Jesús les replicó: «No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer.» 
Ellos le replicaron: «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.» 
Les dijo: «Traédmelos.» 
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio del 

Fernando Torres cmf

      Tengo la sensación de que me repito en estos comentarios. Pero es que el Evangelio está ahí y no es posible hablar de otra cosa sino de lo que hace y dice Jesús. En el texto de este día aparece esta frase que nos dice muchísimo de quién era Jesús y de cómo sentía y actuaba: “vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos.”
      Es así de sencillo. A Jesús no le van las disquisiciones doctrinales. O le van muy poco. O no le van nada. A Jesús lo que le importa es la gente. Son las personas. No pone condiciones. No pide certificados. No les hace pasar por un proceso de catequesis. No les exige un determinado comportamiento. Nada de eso. 
      Simplemente, Jesús levanta los ojos y ve delante de él personas que sufren. Nada más. Eso es suficiente. No hace más título que el del sufrimiento para merecer la atención de Jesús. 
      Quizá se nos haya ocurrido pensar que todos aquellos que buscaban a Jesús lo hacían por puro interés. Habían oído que curaba a la gente, que hacía milagros. No estaban pensando en convertirse de su mala vida. No pensaban e seguirle al estilo de los discípulos. Si me apuran, su mensaje del reino de Dios les daba lo mismo. Ellos sólo sentían el dolor que padecían, el sufrimiento que les atenazaba, la soledad que inundaba sus vidas. Y veían que Jesús les podía solucionar esos problemas. Su interés, podemos decirlo, era muy egoísta. 
      Pero nada de eso hacía que Jesús los rechazase. Bastaba con ver su dolor, su soledad, su sufrimiento, para que sintiese lástima de ellos. 
      Jesús se siente de tal modo solidario con esa multitud que termina dándoles de comer. Desde un cierto punto de vista el suyo no fue un milagro muy productivo. ¡Sólo les solucionó la comida de un día! Pero Jesús no pretendía solucionar los problemas de sus vidas para siempre. Simplemente, veía la necesidad delante y trataba de poner remedio. Sin condiciones. 
      Ahí vemos lo que siente Dios por nosotros. Porque Jesús es el primer testigo de Dios. Dios es el que nos ama sin condiciones. Da lo mismo lo que hayamos hecho. Dios se siente tocado por nuestro dolor. Y un Padre no quiere que sus hijos sufran. De ninguna manera. Por ninguna razón. Y sufre cuando los ve sufriendo. 
      Ojalá tuviésemos nosotros los mismos sentimientos que tenía Jesús, que tiene Dios. Ojalá que, cuando pase frente a nosotros un hermano o hermana que sufren, pensemos inmediatamente en qué podemos hacer. Sin ponerle condiciones, sin que tenga que ser necesariamente de los nuestros, sin pedirle que antes se convierta. Simplemente porque es hermano nuestro.  Entonces empezaríamos a ser mejores discípulos de Jesús. Mejores hijos del Padre.

MENSAJES DE MARÍA DEL ROSARIO DE SAN NICOLÁS


Abandono en Dios


28-11-88 ## 1565 Si el corazón es humilde, Dios, permanece en él. Si se vive en humildad de corazón, se vive agradando al Señor. La vida en humildad, se logra solamente cuando el alma se abandona totalmente a Dios. Cristo Jesús, El Humilde, hizo sólo la voluntad del Padre; sed vosotros humildes, siendo dóciles a Sus mandatos. Gloria por siempre a Dios. Predícalo hija mía.

DEBEMOS REZAR TODOS LOS DIAS LAS SIGUIENTES ORACIONES:

ORACIONES QUE SALVAN MUCHAS ALMAS DE ESTE MUNDO Y SACAN DEL PURGATORIO. 


 


1.-PRIMERA ORACIÓN

Oración que salva miles de almas
En el nombre del Padre...,Señor mío Jesucristo...

¡Oh Jesús! yo os pido humildemente me concedáis
la gracia de salvar un alma por cada latido
de mi corazón, unido a los latidos del vuestro
y a los del Corazón Inmaculado de vuestra
Santísima Madre. Os lo suplico por vuestra
Preciosa Sangre y vuestra Divina Misericordia,
salva las almas, sálvalas Señor.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Extraordinaria promesa de Cristo

“Si me piden salvar un alma por cada latido de su corazón, se lo concederé a quien
me lo pida” (Mensaje del Señor a los Siervos del Divino Amor, año 1976).

Nota explicativa: Esta Oración es válida sólo durante 24 horas ( por esto hay que rezarla todos los días), y se refiere a la salvación de almas que aún viven. No es aplicable, por tanto a las almas del Purgatorio. (Con licencia eclesiástica) 

2.-SEGUNDA ORACION 

MENSAJE DE AMOR QUE LE COMUNICO EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


La fórmula de este Acto es: "Jesús, María, Os Amo, Salvad las Almas" 

Esta oración comprende todo:

Las almas del Purgatorio, las de la Iglesia militante, las almas inocentes, los pecadores, los moribundos, lospaganos, todas las almas. Con ella podemos pedir la conversión de los pecadores, la unión de las Iglesias, por la santificación de los sacerdotes, por las vocaciones del estado sacerdotal y religioso. En un acto subido de amor a Dios y a la Santísima Virgen María y puede decidir la salvación de un moribundo, reparar por mil blasfemias, como ha dicho Jesús a Sor Consolata, etc., etc.

"¿Quieres hacer penitencia? ¡Ámame!", dijo Nuestro Señor a Sor Consolata. A propósito, recordemos las palabras de Jesucristo al Fariseo Simón sobre Magdalena penitente: "Le son perdonados muchos pecados, porque ha amado mucho". 


3.- TERCERA ORACIÓN

Oremos por las Almas del purgatorio. Es una obra de Caridad y Misericordia.


"Padre eterno, yo te ofrezco la preciosísima Sangre de tu Divino Hijo Jesús, en unión con las misas celebradas hoy día a través del mundo por todas las benditas ánimas del purgatorio.

4. CUARTA ORACIÓN





EVANGELIO SEGUN SAN MATEO


Capítulo 20
1 Porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña.
2 Trató con ellos un denario por día y los envío a su viña.
3 Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza,
4 les dijo: "Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo".
5 Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.
6 Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: "¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?".
7 Ellos les respondieron: "Nadie nos ha contratado". Entonces les dijo: "Vayan también ustedes a mi viña".
8 Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: "Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros".
9 Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario.
10 Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario.
11 Y al recibirlo, protestaban contra el propietario,
12 diciendo: "Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada".
13 El propietario respondió a uno de ellos: "Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario?
14 Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti.
15 ¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?".
16 Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos».
17 Cuando Jesús se dispuso a subir a Jerusalén, llevó consigo sólo a los Doce, y en el camino les dijo:
18 «Ahora subimos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Ellos lo condenarán a muerte
19 y lo entregarán a los paganos para que sea maltratado, azotado y crucificado, pero al tercer día resucitará».
20 Entonces la madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo.
21 «¿Qué quieres?», le preguntó Jesús. Ella le dijo: «Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».
22 «No saben lo que piden», respondió Jesús. «¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?». «Podemos», le respondieron.
23 «Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi Padre».
24 Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos.
25 Pero Jesús los llamó y les dijo: «Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad.
26 Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes;
27 y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo:
28 como el Hijo del hombre, que no vino para ser vendido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud».
29 Cuando salieron de Jericó, mucha gente siguió a Jesús.
30 Había dos ciegos sentados al borde del camino y, al enterarse de que pasaba Jesús, comenzaron a gritar: «¡Señor, Hijo de David, ten piedad de nosotros!».
31 La multitud los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaban más: «¡Señor, Hijo de David, ten piedad de nosotros!».
32 Jesús se detuvo, los llamó y les preguntó: «¿Qué quieren que haga por ustedes?».
33 Ellos le respondieron: «Señor, que se abran nuestros ojos».
34 Jesús se compadeció de ellos y tocó sus ojos. Inmediatamente, recobraron la vista y lo siguieron.

JOSUE


Capítulo 10
La coalición de los cinco reyes amorreos
1 Adonisedec, rey de Jerusalén, se enteró de que Josué se había apoderado de Ai y la había consagrado al exterminio, tratando a Ai y a su rey como antes había tratado a Jericó y a su rey. También se enteró de que los gabonitas habían hecho las paces con Israel y se les habían sometido.
2 Esto le produjo un gran temor, porque Gabaón era tan importante como una ciudad real y más grande aún que Ai. Además, todos sus habitantes eran aguerridos.
3 Entonces Adonisedec, rey de Jerusalén, hizo llegar a Hohán, rey de Hebrón, a Pirán, rey de Iarmut, a Iafia, rey de Laquís, y a Debir, rey de Eglón, el siguiente mensaje:
4 «Vengan conmigo y derrotaremos a Gabaón, porque ellos han hecho las paces con Josué y con los israelitas».
5 Una vez reunidos, los cinco reyes amorreos –los reyes de Jerusalén, de Hebrón, de Iarmut, de Laquís y de Eglón– marcharon con sus tropas, acamparon frente a Gabaón, y se dispusieron a atacarla.
La vicoria de Gabaón
6 Entonces los gabaonitas mandaron decir a Josué, que estaba en el campamento de Guilgal: «No dejes solos a tus servidores. Ven a salvarnos lo antes posible. Ayúdanos, porque todos los reyes amorreos que habitan en la montaña se han reunido contra nosotros».
7 Josué subió desde Guilgal con todos los combatientes y con todos los guerreros valerosos,
8 y el Señor le dijo: «No les temas, porque yo los he puesto en tus manos; ninguno de ellos te podrá resistir».
9 Después de marchar toda la noche desde Guilgal, Josué cayó sobre ellos sorpresivamente.
10 Y el Señor hizo que huyeran despavoridos delante de Israel, de manera que este les infligió una gran derrota en Gabaón. Luego los persiguieron en dirección a la subida de Bet Jorón, y continuaron exterminándolos hasta Azecá y Maquedá.
El auxilio divino
11 Mientras huían delante de Israel –precisamente cuando estaban en la bajada de Bet Jorón– el Señor arrojó sobre ellos desde el cielo, hasta la altura de Azecá, unas piedras tan grandes que les provocaban la muerte. Fueron más los que murieron a causa del granizo que los que mató Israel al filo de la espada.
12 Aquella vez, cuando el Señor puso a los amorreos en manos de los israelitas, Josué se dirigió al Señor y exclamó, en presencia de Israel: «Detente, sol, en Gabaón, y tú, luna, en el valle de Aialón».
13 Y el sol se detuvo, y la luna permaneció inmóvil, hasta que el pueblo se vengó de sus enemigos. ¿No está eso escrito en el libro del Justo? El sol se mantuvo inmóvil en medio del cielo y dejó de correr hacia el poniente casi un día entero.
14 Jamás hubo otro día, ni antes ni después, en que el Señor obedeciera a la voz de un hombre. Realmente, el Señor combatía en favor de Israel.
15 Luego Josué regresó al campamento de Guilgal, acompañado de todo Israel.
El fin de los cinco reyes amorreos
16 Aquellos cinco reyes, por su parte, habían logrado escapar, refugiándose en una caverna, cerca de Maquedá.
17 Cuando se notificó a Josué que habían encontrado a los cinco reyes escondidos en esa caverna,
18 les ordenó: «Hagan rodar unas piedras bien grandes hasta la entrada de la caverna, y dejen allí apostados a unos cuantos hombres para que los vigilen.
19 Pero ustedes no se detengan: persigan a sus enemigos y córtenles la retirada, para impedirles que entren en sus ciudades. Porque el Señor se los ha entregado».
20 Y cuando Josué y los israelitas los derrotaron por completo, hasta aniquilarlos –sólo algunos fugitivos habían escapado de ellos y se habían refugiado en las ciudades fortificadas–
21 todo el ejército regresó sano y salvo al campamento de Josué, en Maquedá. Nadie había podido causar el menor daño a los israelitas.
22 Entonces Josué dijo: «Despejen la abertura de la caverna, hagan salir a esos cinco reyes, y tráiganlos aquí».
23 Así lo hicieron: sacaron de la caverna a los cinco reyes –los reyes de Jerusalén, de Hebrón, de Iarmut, de Laquís y de Eglón–
24 y una vez que los tuvieron afuera, se los llevaron a Josué. Este convocó a todos los hombres de Israel y dijo a los oficiales que lo habían acompañado: «Acérquense y pongan sus pies sobre la nuca de estos reyes». Ellos se acercaron y les pusieron el pie sobre la nuca.
25 Luego continuó diciéndoles: «No tengan miedo ni se acobarden; sean fuertes y valientes, porque el Señor hará lo mismo con todos los enemigos, contra los que ustedes tengan que luchar».
26 Después de esto, Josué los mandó matar y los hizo colgar de cinco árboles. Allí quedaron suspendidos hasta la tarde,
27 y a la puesta del sol, Josué mandó que los descolgaran de los árboles. Luego los arrojaron en la cueva donde habían estado escondidos, y a la entrada de la misma pusieron grandes piedras, que todavía están allí.
La conquista del sur de Canaán: Maquedá
28 Aquel mismo día, Josué se apoderó de Maquedá y pasó al filo de la espada a la ciudad y a su rey, consagrándolos al exterminio junto con todos los seres vivientes que había en ella. No dejó a nadie con vida, y trató al rey de Maquedá como había tratado al rey de Jericó.
Libná
29 Luego Josué, con todo Israel pasó de Maquedá a Libná y la atacó.
30 El Señor puso a la ciudad y al rey en manos de Israel, que la pasó al fino de la espada con todos los seres vivientes que había en ella. No dejó a nadie con vida, y trató a su rey como había tratado al rey de Jericó.
Laquís
31 Después Josué, con todo Israel, pasó de Libná a Laquís, la asedió y la atacó.
32 El Señor puso también a Laquís en manos de Israel, que la conquistó al segundo día, y la pasó al filo de la espada con todos los seres vivientes que había en ella, exactamente como había hecho con Libná.
33 Mientras tanto, Horam, rey de Guézer, subió en ayuda de Laquís; pero Josué lo derrotó, a él y a su ejército, hasta no dejar ningún sobreviviente.
Eglón
34 Luego Josué, con todo Israel, subió de Eglón a Hebrón. La sitiaron, la atacaron,
35 y ese mismo día la tomaron y la pasaron al filo de la espada. Aquel día Josué consagró al exterminio a todos los seres vivientes que había en la ciudad, exactamente como había hecho con Laquís.
Hebrón
36 Después Josué, con todo Israel, subió de Eglón a Hebrón. La atacaron,
37 la tomaron, y pasaron al filo de la espada a la ciudad, a su rey, y a todos los seres vivientes que había en ella. Josué no dejó a nadie con vida, sino que hizo con ella lo mismo que había hecho con Eglón: consagró al exterminio a la ciudad y a todos los seres vivientes que había en ella.
Debir
38 Luego Josué, con todo Israel, volvió atrás hasta Debir, la atacó,
39 y se apoderó de la ciudad, de su rey y de todas sus otras ciudades. Los israelitas los pasaron al filo de la espada, y consagraron al exterminio a todos los seres vivientes que había en la ciudad, sin dejar a nadie con vida. Josué trató a Debir como había tratado a Hebrón y a su rey, y como había tratado a Libná y a su rey.
Recapitulación de las conquistas realizadas en el Sur
40 Así Josué conquistó toda la región: la Montaña, con todos sus reyes. No dejó a nadie con vida, sino que consagró al exterminio a todos los seres vivientes, como el Señor, Dios de Israel, le había ordenado.
41 Josué conquistó desde Cades Barné hasta Gaza, y toda la región de Gosen hasta Gabaón.
42 En una sola campaña se apoderó de todos estos reyes y de sus territorios, porque el Señor, el Dios de Israel, combatía a favor de los israelitas.
43 Finalmente, Josué regresó al campamento de Guilgal, acompañado de todo Israel.

Todos los discursos, homilías y mensajes del Papa Francisco en Polonia

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CRACOVIA, 31 Jul. 16 / 09:26 am (ACI).- El Papa Francisco realizó su visita a Polonia con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud 2016, y ACI Prensa reúne aquí todos los discursos, homilías y mensajes del Santo Padre en esa nación:
31 de julio: Ángelus - JMJ Cracovia 2016
31 de julio: Anuncio de la JMJ Panamá 2019
31 de julio: Homilía en la Santa Misa de clausura - JMJ Cracovia 2016
30 de julio: Oración por la paz y el fin de la violencia y el terrorismo en el mundo
30 de julio: Discurso en la Vigília de oración - JMJ Cracovia 2016
30 de julio: Homilía de la Santa Misa con Sacerdotes y seminaristas polacos
30 de julio: Palabras improvisadas en el Santuario de la Divina Misericordia
29 de julio: Palabras improvisadas, desde el balcón, en su tercera noche en Cracovia
29 de julio: Discurso en el Vía Crucis - JMJ Cracovia 2016
29 de julio: Palabras en su visita al Hospital Pediátrico de Cracovia
28 de julio: Palabras improvisadas, desde el balcón, en su segunda noche en Cracovia
28 de julio: Discurso en la Ceremonia de Acogida - JMJ Cracovia 2016
28 de julio: Homilía en la Santa Misa por el 1050° aniversario del Bautismo de Polonia
27 de julio: Palabras improvisadas, desde el balcón, en su primer noche en Cracovia
27 de julio: Discurso del Papa Francisco en el Encuentro con las autoridades y cuerpo diplomático