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22-12-2013
Jesús: Querida mía: ama a todos, ¡ámales! ¿Qué hice Yo durante toda mi vida? Amé hasta a los que me crucificaban. Hasta para el que clavó mis manos y mis pies tuve una mirada de cariño. Qué has de hacer, me preguntas… y Yo te digo: amar. Amor, amor para todos. Te cansas, querida, ¡y es normal!, pero Yo te pido seguir. Te cansas con este Libro, te cansas con esa cruz, que parece no acabar nunca, parece no tener fin, pero Yo te pido: seguir.
23-12-2013
Virgen: Sois diversas a nosotras, las mujeres de ahora174. A veces no os entiendo, porque no tenéis… carecéis de esa humildad. Esa humildad es la que tenéis que adquirir. Antes, la mujer era recatada. Ahora, ella pretende ser el centro. Debíais descentraros de los lugares. Los lugares lucirían muchísimo más. A veces, la luz pretendida de una mujer, hace opaco todo el salón. Pretende brillar tanto, que tapa todo lo demás. Se agranda, se agranda… para hacer de la humanidad un ocaso. Es por eso, querida, que quisiera que te esforzaras en la humildad. ¡Sé que estáis acostumbradas a brillar!, pero a veces, vuestra luz puede hacerse tan grande, que colapse a los vuestros. Debía ser de la que ellos tomasen su luz para brillar. Un astro que diera calor, pero que no quemara. Dosificaos en vuestra luz, que nunca sea por encima del bien del otro. Entonces, no alumbraríais, sino que apagaríais. Tu Cruz será tu Gloria. Acógela, y brillarás como esa Luz, brillarás para alumbrar. Este es mi deseo para este año para ti, sí: humildad. Aprende humildad en la escuela de la Cruz,175 para poder alumbrar de verdad al mundo con tu Luz, que recibirás de Cristo, de la Cruz de Cristo. Amén. ¡Gloria! Glorifica al Señor. En el Nombre del Padre, etc… Amén.
31-12-2013
(En la iglesia)
(El Altar y el Niño en la cuna, estaban rodeados de margaritas. Sonaban villancicos. Alguno parecía cantado por pastores. Y que los Ángeles estaban en derredor)
Jesús: Quédate junto a los sencillos de corazón, alrededor de mi Cuna. Sé como esos pastores. No se cuestionaron nada, sólo seguirme, y durante toda su vida. No hubo ni uno que me fue infiel. Y con grandes luchas. Y a su “nivel de pastores”. No quisieron ni ansiaron grandes puestos, no codiciaron el de los apóstoles. Por eso les amé, les amé más.
¡Cómo prepararon el Camino al Mesías! Allá donde iban, sin esperar recibir nada a cambio. Sólo la dicha de haber sido los primeros en venir a adorarme como Rey hecho Hombre, en mi Humanidad visible. Acudieron a la llamada del Ángel. Se dieron cuenta de que habían sido elegidos, que en ese momento nadie más lo sabía. Y fueron conscientes de su gran responsabilidad de ir a anunciarme al mundo entero. Quisieron hacer lo que podían hacer, no más. Consérvate, Marga amada, en los pequeños puestos. No tengas la codicia de ansiar los grandes por haber sido elegida. Dios elige a los humildes. No sois grandes por elección de Dios. Sois precisamente pequeños por su elección. Por eso os elige. No te revuelvas ante esta incapacidad de amar que ves en ti. Es el revolverse natural ante la Cruz. Supéralo. ¡Lucha! Sigue luchando. No es que no ames, que no tengas un corazón sincero y generoso, dispuesto a perdonar. Es que se te pide el amor hasta el heroísmo, y es en ser heroica en lo que tienes que esmerarte. “Virtudes heroicas”, niña, ¿te suena? Querida, alégrate. Alégrate conmigo. Y hazlo como se alegra conmigo todo el Coro de mis Ángeles, en la tierra, en el Cielo. Alégrate, porque todavía suscito verdaderas vocaciones de Santidad.
Alégrate, porque viene mi Reino Nuevo, Reino de Alegría, de Paz y de Amor. Alégrate, porque gracias a ti, tus escritos, y otros como tú, gracias a los que habéis acudido a mi Llamada y la habéis propagado por el mundo, almas se convierten, cambian de vida y vienen a Mí, y muchos de los Castigos son paliados. ¡Ay, Dios mío! ¡No tendremos la dicha de que no sucedan! No, pero sí que sean menores. Alégrate, alégrate por eso, y por haber formado parte de los hacedores de mi Reino. Y ahora sigue con tu cruz heroica, que no voy a quitar. No voy a quitar, querida, porque cada una de estas batallas tuyas vencidas, mi Juana de Arco, me reconquista miles de almas. ¿Podría privar al mundo de tal beneficio? Tú, querida… ¡Tú estás conmigo! ¿Qué más se puede pedir? Te llevo en las palmas de mi mano, caminas por el camino sostenida por Mí. Tu pie no tropieza, no lo hace al menos en exceso… Y tu corazón está junto al Mío. Muy dentro, muy dentro quisiera que pasaras. ¿Para qué? Pues para que no sientas la soledad en su crueldad tan fuerte como la sientes. Que sepas, querida, que estás junto al Mío, aunque no lo sientas. Tu camino se ha vuelto muy oscuro. Es una de las pruebas finales. Es la prueba para este tercero176. Su duración será tanto como tú superes esta prueba. ¡Yo puedo esperar, querida! Tengo Infinita Paciencia. Puedo esperar a tu andadura por el Camino. ¡Es tanto lo que espero de ti!, que espero, espero. Espero, porque sé con la certeza que me da la fe177 en ti, que tú me lo darás, lo recorrerás y saldrás vencedora, propiciándome así otra de las Puertas de Salvación que Yo he querido dar al mundo.
¡No soy digna! No lo eres. Y cada vez más, siéntete indigna. Camina con mi Madre por la senda de la Cruz para aprender humildad. Sí, es aquello lo que te falta. Trabájalo este año. ¿Ves? Ella es Pedagoga, y se pone sus objetivos con vosotros. ¡Qué Sabia es! Se toma muy en serio vuestra salvación. Ella os quiere muy perfectos, muy perfectos, muy perfectos. Es como esa Pedagoga exigente, que sabe que sus alumnos pueden dar más. Lo intenta hasta el final. ¿Quién está al final del camino de vuestros días, dándoos la mano y alentándoos para el Paraíso? Ella. Y hasta ese último momento, buscará que entreguéis lo mejor de vosotros mismos. ¡Oh, Bella! ¿No crees que no me pude buscar mejor Colaboradora? Marga, ¿crees que, allá donde vas, ellos tienen la riqueza que tienes tú? ¿Han podido comulgarme? ¿Hace cuántos años que no lo hacen? ¿Están en Gracia? ¿Viven la fe? Entonces, ¿qué les exiges? ¿Amor? ¿Cómo van a poder dar amor aquellos que no lo tienen, porque no lo reciben de Mí? Para mí este año, Jesús, ¿qué quieres? Quiero que no vivas esta soledad fuera de Mí. Quiero que penetres y estés siempre dentro de mi Corazón, porque no quiero la crueldad del desamor en tu vida.
Siéntete muy querida por Mí. Para ello, penetra más, siempre y cada día más en mi Sagrado Corazón. Te lo pongo como una indulgencia. No he entendido esto de “indulgencia”. ¿Me has dicho otra palabra? Es que mi “penitencia” para ti, es darte y darte y darte más de mi Amor. ¿No dices que has sido mala? Pues este es mi “Castigo” para ti: amarte más, amarte hasta la Locura. Hacerlo como marido desposado con su esposa, hacerlo hasta el tuétano. ¡Eh, que no he empezado aún! ¡Prepárate! (Sonríe durante este párrafo) ¡Oh, Dios mío! ¡Insondable Amor Misericordioso! ¡Oh, qué poco te comprendemos! Oh, qué Locura es ésta. El Amor de Dios… ¡a una criatura! Realmente, las campanas, deben replicar a Gloria en nuestro corazón. (Terminé de escribir esta frase, ¡y sonaron las campanas de la iglesia!… Hora del Ángelus)
174 Diversas a las mujeres de antes y del tiempo de la Virgen.
175 La ciencia de la Cruz.
176 Tercer Libro.
177 Confianza.
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