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lunes, 21 de noviembre de 2016

MENSAJES EL TRIUNFO DE LA INMACULADA TOMO 2.


24-08-09 

Dios Padre: Sí, hija. (En este: “Sí, hija”, se me manifiesta su bondad como Padre y su estar pendiente de esta nimia criatura y que me sigue guiando Su Espíritu a pesar de mis infidelidades) Yo, que Soy Dios, hija mía, Yo no he escatimado esfuerzos con cada uno de vosotros, y cuando atisbo tan siquiera un mínimo de conato de conversión por vuestra parte, corro para daros aliento y para daros apoyo, empuje y ánimo, confianza en Mí, que Soy Dios y perdono todo, lo perdono todo, hija, lo perdono todo. Perdono hasta el crimen más atroz, que es asesinar al propio hijo en las entrañas maternales. Perdono hasta eso, si veo sincero arrepentimiento. Perdono hasta eso. ¿Qué no voy a perdonar, hija?, ¿qué no voy a perdonar? Si sé que vosotros solos, sin Mí, sois capaces de las mayores abominaciones. De las mayores abominaciones, hija. Todos. Sin exceptuar ninguno. Y escucha bien lo que te digo. TODOS. (Este “todos” resonaba muy Potente y Dulce y Tranquilo a la vez. Muy contundente, pero muy pacífico) Son dos virtudes que a vosotros, a veces, os parecen contrapuestas. Pero en Dios están en su justo equilibrio las dos.

Y en el Principio no fue así en los hombres. Gozabais de estas dos virtudes equilibradas ya en vuestra naturaleza. Que se corrompió por el pecado de Adán. Hasta los mayores Santos. Sí... piensa en S. Ignacio, Sta. Teresa. Temperamentos fogosos que, empleados para el mal, hubieran hecho mucho daño. ¡Ellos eligieron emplearse para el Bien! Y Yo les levanté y les erigí modelos de los hombres. ¿Veis? La Maravilla de la Gracia. Que empleada bien, os puede hacer mucho bien a todos. De los mayores pecadores, ¡Yo puedo hacer grandes Santos! ¡Confiad en el Poder de Dios! Confiad en el Poder de Dios que, si quiere, de esta nimia semilla, hace un árbol frondoso. ¡Cuánto más hará de vosotros, hombres de poca fe! ¡¡¿Es que es más grande vuestro pecado que el Poder de Dios?!! ¡Oh, no...! No blasfeméis. Más Grande que Dios: nada. Sólo Dios es Grande. Por eso, mi “nimia semilla”159. (Se ha vuelto a mí y me ha mirado con Infinita Sabiduría y Delicadeza. Esta mirada es irresistible. Él mismo, que lo sabe, no te mira con todo su esplendor, o morirías) Te digo, hija – mi nimia criatura – por eso: ¡Confía!

Confía tú primero, tú la primera. Para que puedas ser ejemplo de otros, por la confianza ciega que pondrás en las almas, cuando digan que quieren convertirse. Para animarlas. Para ser reflejo de mi Amor, del Amor que pongo Yo en el más mínimo atisbo de levantamiento por vuestra parte. Tranquila. Sí: te pido esta nueva inmolación. Que sepas que Yo tengo aquí, en el Cielo, algunas de las copas que tú me vas entregando. Y no me olvido y no me pasa desapercibido ninguno de tus sacrificios a Mí ofrecidos. ¡Ninguno! Y con ellos Yo, hago maravillas. (Me interrumpe mi hijo pequeño. Es la hora de arreglarnos para ir a Misa) Te dejo, hija. Recuérdalo: Confianza. Yo confío en ti. Te bendigo. Quedas bendecida. En mi Nombre, en el del Hijo y en el del Espíritu Santo. Amén.

 159 Me sigue el juego, porque yo me he llamado “nimia criatura”.

 26-08-09 

Virgen: Que en tu interior sólo haya: Amor. Hija, ¿sabes lo que es una Eternidad desesperada, una eternidad de desesperación? ... Pues hay muchas almas que van allí. Hija, quisiera... quisiera que tú y Yo evitáramos, cuanto más posible, que vayan allí cuantas menos almas posibles... que algunas han de ir, hija, algunas van y han de ir... y por eso Yo lloro de dolor. (“Han de ir” significa: que se condenarán todavía almas en la historia del hombre, aparte de las que ya están condenadas) ¡¡Te concedo llorar sólo por la condenación eterna de tantas almas!! Sólo, sólo por eso. Sólo por eso se puede llorar. Y unir tu sufrimiento al de Cristo, para lograr salvar cuantas más almas se pueda de caer en el abismo.

 26-09-09 

Jesús: Mira, hija, te digo: ¡Sacerdotes!  Mira que contra ti, sacerdote, tengo puesto mi pleito, tengo mi litigio. ¿Dónde está la grey a vosotros encomendada?  Sacerdotes, llamados a conducir a las ovejas entre las cañadas oscuras de la Gran Tribulación, sacerdotes, que habéis perdido el rumbo, habéis perdido el norte. ¡No! No es que no lo sepáis, no es que no sabéis por dónde ir, ¡es que no queréis emprender el camino, sacerdotes, y lleváis a mi pueblo a la perdición! “Perece mi pueblo por falta de discernimiento y mira que contra ti, sacerdote, tengo puesto mi pleito, contra ti tengo mi litigio”160

Porque preferisteis el lodazal a las aguas puras y cristalinas de mi liberación.161 Porque sacerdote que nada en un mar de inmundicias, no puede mostrar el camino a mi pueblo y lo lleva por la senda de la perdición. ¡Oh, sacerdote! ¡Oh, llamado a las altas cumbres de la salvación, que te condenas y precipitas a mi pueblo hacia la perdición! Jesús mío: ¡dime cuál es la solución a esto! Cómo pueden poner remedio. Que recen. Que oren y se sacrifiquen. Camino para todos los santos en mi Iglesia, no menos para ellos. ¿Es que estos tiempos no requieren de oración y sacrificio? ¿Ahora se han abolido las enseñanzas de mi Iglesia? Aquellas vigentes durante veinte siglos, ¿por qué ahora no tienen vigencia y validez? Que hagan aquello que han hecho e hicieron todos los santos de la historia. Vivan lo que ha sido válido para la Iglesia y para los hombres de la Iglesia en todos estos siglos.  Para ello, que cojan la figura del Cura de Ars. ¿No les gusta?

¡Oh, hijos, que creéis que fuisteis llamados a una fiesta de sociedad y a ser encumbrados en un Trono cuando Yo os llamé al sacerdocio! ¡Qué equivocados estáis!, ¡qué necios y torpes para comprender! ¡Así sólo vais camino de la perdición! Y lo que es peor: lleváis detrás a muchas ovejas. Sí, hija: ora y sacrifícate por ello. Se necesita mucha oración y sacrificio para salvar al menos un alma de todos mis hijos estos sacerdotes impuros162 que caminan por el camino de la perdición, y conducen a ¡tantas almas! ¡¡¡No!!! (Qué grito de Dolor!) ¡No! Ellos lo saben y no quieren hacerlo. ¡No!; conducirán a muchos mis pequeños tras de sí. ¡No!; tiempo cruel, que te llevas a los míos al abismo. ¡Almas! ¡Almas! (Se vuelve a nosotros, las “almas víctimas”) ¡Almas! Venid, acudid a mi llamada.163  Necesito mucho sacrificio, mucho, mucho sacrificio. Necesito inmolaciones de vida. Necesito donaciones totales. Almas: que el Anticristo tiene su poder sobre el mundo y vomita su hedor sobre todos. Almas: que nosotros lograremos pararle. Para ello: ¡más almas!, ¡más almas!, necesito más almas que, unidas a mi Sacrificio, se inmolen por sus hermanos. Almas que en el suplicio sean valientes y no abandonen su puesto. Almas víctimas. Almas-Amor. Sólo así, sólo así lograremos pararles.

Ve y diles a ver quiénes se inmolan por los sacerdotes. Ve y díselo. Díselo para cuando os hayáis repuesto y cuente y seáis todos los que estáis. Hija, sufro mucho por todos los sacerdotes infieles, ¿querrás consolarme? Ve y hazlo haciendo todo lo que debes hacer. (En el día de hoy: casa, familia, niños...) Demuéstramelo con tu vida. Te bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

160 Cfr. Os 4,4; Jr 2,8; Ml 1,6ss.
161 Cfr. Jr 2,13.
162 Infieles.
163 Cfr. Rm 12,1.

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