21-10-09
Jesús: (Estoy revisando la prueba del Libro) ¡Oh, Jesús! (Pienso muchas cosas: lo Bueno que es Él y María. Cómo me han dado este Libro, durante 10 años. La grandeza de esto y con este torpe instrumento, que casi lo malogro. Pienso en el sacrificio que me piden. Me uno al Suyo) Yo me derramo también. (En su Pasión. Le veo camino del Calvario con su Cruz, desangrándose) Así, como tú, como te sientes tú. Así como tú, me sentía Yo, pues me sentía derramar, que la vida se me iba, derramando la Sangre. Mi Sangre, que se iba de mi Cuerpo y caía al suelo, y regaba todo y empapaba todo. Quería empapar todo con mi Sangre. Quería regar al mundo con mi Sangre, de la que una sola gota hubiera bastado para redimir al mundo. Quería que toda la Sangre de mi Cuerpo saliera y cayera sobre la humanidad. Quería darme todo. Quería dar mi Vida. Mi vida así, hija, mi vida así. ¿Cabe más Amor? Entregada así. Quería que Yo pudiese ser uno con vosotros, los que os entregáis también por Mí y por vuestros hermanos. Quería unirme así a vosotros: daros mi Sangre, daros todo. Todo Yo. Daros mi Cuerpo. Haceros conmigo otros Yo para el Padre, para que os pudiera mirar con complacencia, para que os pudiera aceptar. La Vida se me iba del Cuerpo por la Sangre y Yo lo aceptaba, y Yo lo quería, y Yo pensaba en cada uno de vosotros, en lo que os serviría mi Sacrificio. (Veo con qué Paz y Amor aceptaba Jesús su muerte y con que voluntad de quererla así por los pecadores. Cómo unía su Voluntad a la del Padre) Mi Madre hubiera querido tapar y curar todas las heridas de mi Cuerpo, todas mis heridas, pero también aceptaba no hacerlo, para cumplir mi Voluntad. Sabía que: “por sus cardenales hemos sido curados”184
¡Oh, profeta! Cuando mi Corazón se estaba derramando, pensé en ti. (¡¡Dios mío!! Cuando se le va la Sangre del Corazón para darla toda, y en la Herida que le infringen al Corazón, que da su última gota de Sangre. ¡Pensaba en mí! ¡Me muero! Veo que de su Corazón sale un Libro rojo. Sale de la Herida, pequeñito, en el Calvario. Yo lo cojo con mis manos y lo impulso para los demás)
23-10-09
Jesús: Mira: ¿quieres ocuparte de mis almas? Te las encargo. Te encargo unas cuantas. Mira: tú y Yo trabajaremos, y las libraremos de las garras del Malo. ¡Oh, hija! ¡Oh, hija...! Yo estoy muy contento, ¡muy contento! Con tu sacrificio Yo estoy haciendo maravillas. Sí. Es el valor de la Cruz, de mi Cruz, el valor de un sacrificio ofrecido. Nunca has tenido un sufrimiento físico. ¿Y no ves en esto una muestra de tu misión? Tu pasión es en el corazón185.
24-10-09
(Retiro. Adoración al Santísimo)
Jesús: ¡Oh, queridos hijos! Yo os corrijo. Yo, porque os amo: reprendo y corrijo.186 Aceptad mis correcciones. Otros no aceptaron mis correcciones y huyeron de la senda; la senda angosta, pero la senda verdadera. Y, ¿dónde están ahora? No sed como ellos que no aceptaron mis correcciones y se soltaron de mi mano, como niños enfadados, enrabietados, para correr lejos de Mí sin saber bien adónde. No sed como esos. Sólo por no aceptar una corrección. Dime: ¿tanto te duele aceptar que no eres perfecto? ¿Por qué? ¿Acaso creías que lo eras, que eras perfecto? Si no, entonces: no te duelas por una reprensión mía hacia tu persona. Te corrijo porque te amo. En paz, acercaos a Mí después de una corrección y preguntadme qué hay de ello en vosotros: “Jesús, te amo, gracias por tus correcciones, gracias por avisarnos. Dime, por favor: qué hay de esto en mí. Házmelo ver. Mira que vengo hoy aquí, postrado a tus plantas en señal de humildad. Hazme ver, concédeme ver qué hay de verdad en esto, dentro de mí”. Porque no sois iguales todos, hija; a cada uno Yo le digo una cosa. Cada uno ha de corregirse en lo que debe.
¿Creéis que se me acabarán las cosas que contaros? No: siempre tendré palabras de Amor para mi amada criatura. No quisiera que estuvierais conmigo sólo porque Yo os voy a decir por dónde tenéis que ir en esta época oscura de la Iglesia, donde se hará tan difícil seguir mis pasos. Quisiera que el motivo para estar conmigo fuera el amor con que me amáis. Ése amor que os hace seguirme, aunque no veáis nada claro. Seguidme. Al margen de que podáis recibir Mensajes. Al margen. Porque lo más importante es que me amáis y Yo os amo. Si Yo un día pudiera decidir dejar de daros Mensajes – que no lo haré –, quisiera que vuestro amor y vuestra entrega por Mí fuera igual de seria e igual de verdadera. O imaginaos en el supuesto que un día se demuestra que todos estos Mensajes son falsos y la vidente una embustera –que no será, pero en un supuesto–, Yo seguiría teniendo sobre ella las mismas Bendiciones y las mismas Promesas. Aunque nunca nadie las hubiera escrito ni os las hubiera comunicado: las Promesas son las mismas, las Promesas son ésas. La dirección es la correcta ¡Pero Yo he querido colmaros! He querido colmaros, porque mirad, nadie acepta mis Dones. Me encuentro deseando dar Dones sobre mi Iglesia y encuentro que nadie me los acepta. Yo he querido colmaros. Y quiero que me deis más cariño. Quiero de vosotros más cariño.
Sed como esa vela que, a mi lado, se consume de amor. No sed como la otra: repleta, pero sin llegar a consumirse. (A ambos lados de la Custodia, una vela está prácticamente consumida y su llama es muy alta, grande y pacífica, y la otra está sin consumir, y la llama es pequeña e inquieta) Sed como esa llama ardiente, que consume todo vuestro ser en amor. Esa llama paciente, no esa llama inquieta. Consumíos en mi Adoración, de Amor hacia Mí. Yo, ahí, os comunicaré todo. Os diré todo. Os cambiaré y os diré a dónde ir. Os daré las fuerzas y os infundiré mi Amor. Consumíos, consumíos, consumíos de amor hacia Mí. Si no sabéis seguir: ¡Venid a Mí! (Jesús dice todo esto Apasionado) Si vuestro corazón está en zozobra: ¡Venid a Mí! Si tenéis miedos y angustias: ¡Venid a Mí! Yo os voy a curar. Yo os voy a sanar. Yo os voy a limpiar. ¡Venid a Mí! Y después de haber venido y de haberos transformado, atraed a otros hacia Mí.
En otro rato de oración:
Jesús: ¿No ves cuánta gente necesita de ti? Olvídate de tus problemas y date a ellos. Te necesitan. Lo necesitan. ¿Podré verte animada y alegre? Quiero que ese sea el sacrificio que me hagas hoy. El mayor sacrificio.
Oración de la tarde: Jesús: Sí, hija: busca los amigos que te llevan a Dios. Tu mundo es éste. Tu mundo no es el de la negrura y el pecado. Tu mundo es el del Amor. El de la Paz, la libertad. El del Amor, no el del rencor. No pienses, no pienses... no pienses en qué será. No. No lo sabes. No sirve de nada darle vueltas. ¿Por qué querer quedarte con los que no son de los tuyos? Ve con los que son de los tuyos. Busca a ésos, no a los otros. A los otros, ni aun en pintura. Ni aun en la imaginación. Que te hacen daño.187
NOTAS:
184 Cfr. Is 53,5; I P 2,24.
185 Remarcó mucho esta frase.
186 Cfr. Ap 3,19.
187 Cfr. 2 Ts 3,6.14.
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