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domingo, 27 de noviembre de 2016

MENSAJES LA VERDADERA DEVOCION AL CORAZON DE JESUS TOMO 1.


02-10-2001 

(Santos Ángeles Custodios) 

Jesús: No te haces idea de cómo será,362 no pienses en ello. No te digo demasiados detalles porque os podríais desesperar y asustar. Bástate saber que será cruento, será horroroso, todos sufriréis. La humanidad entera gritará a Mí o gritará contra Mí. Marga, tú avísales. No se puede estar contra Mí. Convertíos antes del Día, porque después no habrá tiempo. Será el tiempo de la Verdad, la hora decisiva, la hora de la verdad, y quien no esté convertido antes, ¡qué difícil será que se convierta ese Día! ¿Cómo tenemos que estar preparados? Con el corazón. Convertid a cuantos más podáis antes del día, que ardáis en deseos de que todo el mundo se salve, y para ello viváis y me ofrezcáis frutos, frutos de amor por vuestros hermanos. Cuidadme a los que Yo os he puesto en vuestro camino. Sed mansos y humildes. Avanzad, avanzad por lo no avanzado, doble, triplemente. Y amad, amad cuanto más podáis. Recibid mi Amor para poder amar. Tomadlo, os lo doy.

362 Pensaba en el Desastre, cómo sería
 03-10-2001

 Jesús: La Ley de Dios, cumplid la Ley de Dios. ¿O creéis que sobre esos sobre los que se les derrumbó la Torre de Siloé eran más culpables que vosotros? Y Yo os digo que si no os convertís, igualmente pereceréis.363 Cumplid la Ley de Dios. Mis preceptos no son absurdos y abstractos preceptos, imposibles de concretar y sin sentido alguno, son los mandamientos de la Ley del hombre, porque lo es de Dios. No penséis que uno se puede salvar sin cumplirlos. Quien hace su propia voluntad sin ningún tipo de sometimiento, camina derecho a la gehenna. No penséis: yo ni robo ni mato, no hago nada malo. Porque en el fondo de vuestro corazón adulteráis, odiáis, no amáis, os dejáis llevar por el libertinaje y las orgías de desenfreno en todos los sentidos, que halagan todos los sentidos

No me digáis: yo no tengo pecado,364 porque Dios ve el fondo de vuestro corazón y ve que en él hay negrura y sufrimiento. Sufrimiento, sí, aunque os esforzáis por aparentar estar alegres, es el sufrimiento el que os inunda y os amenaza. Que nadie que no cumpla los mandamientos venga luego diciéndome: ¿me reconoces?, porque Yo no le reconoceré.365 Tenéis a Moisés y a los Profetas, hacedles caso.366 Hijos míos, venid a Mí sin miedo. Yo estoy deseando vuestra venida, y la espero todos los días al borde del camino, para poder correr a abrazaros el primero, antes de que pongáis un pié en la casa.367 Vedme como el Padre bueno que perdona y perdona por mil generaciones. Pero también como el Juez Justo, que dará a cada uno su merecido. Vengo a repartir Gloria, vengo a repartir Amor, venid a recibirme. Entraréis a gozar con gozo las Moradas auténticas. Venid, venid a Mí, arrepentíos. Mi casa vuela ya hasta vosotros, salid a su encuentro y encontraos en medio de ella con su Santo Espíritu, que os revivirá soplando y reanimando vuestros huesos de muerte.368 Creéis que se puede vivir y se puede salvar uno sin cumplir los mandamientos:

¡No! Hay gente que vive como si no los conociera, intentando olvidar que existen e intentando que nadie se los muestre y les ayude a profundizar en ellos, porque tendrían demasiado que exigirse a sí mismos, demasiado que cambiar en sus vidas, para que éstas tuvieran la coherencia del Evangelio. Aun esos que luchan para que nadie se los explique, ni que se los den a conocer, no hacen abiertamente por conocerlos, ni nada. Que sepan que serán juzgados como si los conocieran de arriba a abajo y estuvieran al tanto de cada una de sus más mínimas exigencias. Son culpables de no querer conocerlos para así entregarse con más pasión a una vida de desenfreno. Y los que nadan a sus anchas y se permiten hacer lo que quieren dentro de un pecado concreto que domina sus vidas (léase: abortos, anticoncepción, sadomasoquismo, libertinaje, escándalo de pequeños, críticas y murmuraciones, lenguas calumniosas, pestilencia de obras malas dentro de considerarse buenos y cumplidores), que esos piensen que su pecado es tres o cuatro veces mayor que los anteriores y tres o cuatro veces  más serán castigados.

¡Qué peligroso, niña mía, es vivir al margen de la religiosidad y de la moralidad! Cada uno recibirá, al final de los días, su paga como asalariados por cada una de sus obras. Que no piensen en recibir más si no han trabajado. Adiós, preciosa, lucha sin freno por la santidad.

Y alabado sea Dios en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.


363 Cfr. Lc 13,1-5.  
364 Cfr. I Jn 1,8-10.
365 Cfr. Mt 7,21-23.
366 Cfr. Lc 16,29-31.
367 Cfr. Lc 15,20ss.
368 Cfr. Ez 37.  

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