23-11-2000
(Ayer la ETA asesinó a Ernest Llunch)
Virgen: Este es mi Mensaje para mis hijos de España, este es mi Mensaje: En otro tiempo fuisteis Nación santa, cuna de apóstoles y mártires, nación hermosa por sus dones y que ofrecía ofrendas al Dios Verdadero, Señor y Dador de Vida, de la Verdadera Vida, y ahora os miro y sois sólo cuna de apóstatas, de mercenarios contra la fe, contra Dios y contra vosotros mismos, contra vuestros hermanos, de asesinos de jóvenes, niños y adultos, de vendedores de artes diabólicas para embaucar a los simples, que se dejan engañar. Mirad que Yo os miro y no os reconozco. ¡Arrepentíos! ¡Arrepentíos de vuestras faltas! Estáis en una órbita tan peligrosa, que toda la Nación entera corréis el peligro de condenaros, ¡oh arrepentíos ya, ahora!242 Se ciernen muy graves peligros contra vosotros, porque el Poderoso ha determinado vuestra aniquilación en justa retribución a vuestras obras de muerte. Especialmente enojado con su clero en España. Sabedores de la Verdad, de la verdadera doctrina, ¡es la falsa la que predicáis con vuestras palabras y con vuestras obras! Y son muy pocos mis verdaderos hijos ya de entre vosotros.
No me abandonéis vosotros, no abandonéis a vuestra Madre. Mirad que Yo ya vengo poco a vosotros porque no encuentro ya casi ningún corazón que me acoja sinceramente, que no se burle de Mí y quiera poner en obra mis palabras, mis peticiones. Amados hijos de España, ¡volved! ¡Volved a vuestros orígenes! ¡Reencontraos Conmigo! ¡Reconciliaos con Dios! Una terrible guerra civil está fraguándose en vuestras tierras. Fomentando el odio y rencor entre hermanos, la mentira y la falsedad, abandonando la Iglesia, vuestra casa, y echando sobre otros vuestras propias culpas, las culpas que son sólo vuestras, asesinando inocentes, inocentes, inocentes ...243 Colmada está ya la Copa y mirad cómo rebosa, manchando vuestras manos de sangre, la sangre de vuestros propios hermanos. Nuevamente veo el mismo error. Otra vez guerra entre hermanos, dolor y muerte para todos, desde el primero al último. Agonía para el culpable. ¡Oh, mis Ojos enrojecidos de tanto llorar, no encuentran el consuelo! Miro y miro nuevamente y busco quién se quiera hacer depositario de mi Mensaje, y a mis Palabras, que son las de Dios, burla, burla y escarnio, incredulidad, falta de fe y oídos sordos, oídos sordos.
¡Horror sobre vosotros, pobres hijos! ¡Horror que se cierne, que está a punto de caer sobre vosotros! ¡Enmendaos! ¡Enmendaos! ¡Oh mi Amada España! Mira que vuelvo mis ojos a ti, y no te reconozco. Cuna de santos, cuna de mártires, cuna de apóstoles, ahora cuna de apóstatas y de condenados a la muerte, cuna de asesinos de mi Hijo. Guarida del mismo Satanás. ¡Madre!, ¡Madre! Sí, hija, todavía más de lo que Yo te comunico es el horror que representa ante Mí y ante nuestro Dios vuestro país. Yo hoy vengo a vosotros. Ya estoy exhausta. Veréis cómo tampoco hoy será escuchada mi voz. Veréis cómo desde arriba244 también este mi Mensaje se silencia245 y no llega tampoco a mis fieles. No os volváis contra Dios, volved vuestra alma y vuestros ojos a El. Evitad así el desastre sobre vosotros. Ya no voy a hablaros más. Si no me creéis, seréis abandonados a vuestra propia suerte, olvidados de la ayuda de Dios. ¡Oh hija! ¡Estoy profundamente dolida con vuestra tierra! ¿Aún quedan entre vosotros verdaderos españoles, verdaderos hijos de Dios? Si es así, ¡venid a Mí! ¡Venid a Mí! ¡Intentad salvar al menos una pequeña parte, un pequeño resto!
242 ¡Qué grito de Dolor!
243 Es una referencia al aborto y al terrorismo, así a como también a las almitas de nuestros niños y de los sencillos que también se matan con la corrupción, fomentando la vida de pecado.
08-12-2000
Jesús: Hija mía, los hombres no harán caso de mi llamamiento de Amor, veo a todos los condenados y que muero en balde. Yo quisiera miraros y consolarme en vosotros. Sí Jesús, ¿cómo lo haremos? Yo quisiera que para todos Yo fuera el Esposo, el Ardiente Amor entregado y recibido por ellos, por cada uno. Quisiera que todos me amarais más y me dierais así a conocer a los demás. Que me irradiarais. Quisiera ser vuestro Todo, la razón de vuestra vida. Por quien os entregáis, a quien amáis. Hija mía, al menos tú, ámame, respóndeme. No me ocultes tu rostro. No encojas tu alma. Ven a Mí, preséntate ante Mí, con tu alma abierta de par en par, para que Yo entre y me haga el Morador de tu casa, el Huésped de tu alma. Abre para Mí tu corazón, que Yo deseo entrar. ¡Yo Soy vuestro anhelo!,246 ¡el que sacia vuestra sed! ¡Venid a Mí! Mirad mi Sangre derramada y mi alma entregada. Recoged mi Sangre, bebed, y dad de beber a otros.
¡Por vosotros me entrego!, me entrego y me entregaría una y mil veces más, por vosotros, por cada uno de vosotros. Sentid mi Amor. Tomad mi Amor e irradiad mi Amor.
Sí, venid a Mí, que Yo estoy deseando instruiros, venid y acercaos a Mí. Como en otro tiempo, Yo predicaba a las gentes, venid a Mí, que Yo deseo hablaros, deseo instruiros, guiaros. Lo haré a la vez, pero a cada uno en particular, todos a una, pero en íntimo diálogo, uno a uno, el uno con el Uno. Solos, tú y Yo, la criatura y el Creador, solos, aunque rodeados de gente, solos, aunque dentro de un grupo, en una comunidad. Deseo teneros largo rato en cálido diálogo conmigo, para que mi alma pueda comunicaros todo aquello que os quiere decir, para que también vuestra alma pueda explayarse.
¿Decís que no me oís? Mira cómo te hablo, desde aquí.247 Mira cómo verdaderamente te hablo. Ponte, en verdad frente a Mí, abre tus oídos, espera, escucha, y luego dime si no te hablo, si no oyes mi Voz cómo habla a tu alma. Mi Voz te habla continuamente, en todos los instantes de tu día, y cuando vienes a Mí en estos ratos, también contigo Yo me explayo y dejo que me abras tu corazón igualmente. Venid, venid y escuchad, ¡tengo tanto que deciros! No, no os vayáis todavía. Quizá no he terminado de contaros mis Palabras de Amor. Preguntadme primero: Señor, ¿has terminado de hablarme? ¿Quieres algo de mí, tu siervo? ¿Puedo retirarme ya? Oiréis en vuestro corazón la respuesta. ¿Cómo puede alguien decir que viene a Mí, sinceramente, y Yo no le hablo y no encuentra respuesta a sus inquietudes, y haya vacío? Hijos, eso, Conmigo, no puede ser. Soy el más elocuente de los Enamorados, el que no se cansa, continuamente inventa mil ardides y tiene infinitos recursos para atraer a las almas, el que las embelesa con sus Palabras de Amor. Oídme, oíd mis Palabras. Oíd, oíd al menos mi Corazón. Acercaos y oíd, oíd sus Latidos248 Es por ti. Sí, son por ti hijo mío, son por ti.
244 Las altas instancias del clero.
245 Otra vez. Nuevamente, como fue silenciado Garabandal.
246 Más majestuoso, abriendo los brazos en la Custodia
247 Desde el Sagrario.
248 Noto los latidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario