08-12-2014
(La Inmaculada)
(Mirando a la Inmaculada de la Capilla, veía cómo algunos también la miraban. Me había puesto atrás del todo. Sentía que cada uno la miraba con una luz en sus manos. Como una candela. La luz dependía, en su intensidad, de la ilusión con que estaba la persona. Todos íbamos a hacer la Consagración en la Misa. Llevábamos a María la entrega de nuestra alma. La luz de nuestra alma. Cada uno se la lleva con una intensidad distinta)
Virgen: Procurad avivar durante toda vuestra vida la entrega de esa llama. Que cada vez más arda y vaya ardiendo. No desanimaros si hoy, el día de vuestro ofrecimiento, no os acompaña el sentimiento. Lo que cuenta es que estáis. Estáis, hijos míos, para esta Hora330. Yo, vuestra Madre, me ocuparé (me iré ocupando) de vosotros y os alentaré durante toda vuestra vida, para que no decaiga la llama ni se apague, para que podáis llevar a cabo vuestra Obra. Animados con esta Promesa que hoy Yo os hago, emprended el Camino confiados, sin dudas, sin miedos. Yo he venido aquí a pasar el Camino con vosotros. No estáis solos, no estáis huérfanos. Tenéis una Madre que os ama. La llama que hoy es pabilo vacilante, se puede tornar mañana en llama arrebatadora si confiáis y ponéis toda vuestra Confianza en Mí. Y te alabamos, Cristo, etc… (Miraba a una imagen de la Inmaculada de la Capilla. La Serpiente de la imagen, tenía vida. Se movía con movimientos lentos, costosos. Salía y se metía de entre debajo de los pies de María. Negra, viscosa. Estaba sometida por Ella, sin quererlo. Es un espíritu personal, concreto. Y aunque tiene potencia, toda su potencia está sometida a la Fuerza de una Mujer, con una facilidad increíble. El peso de esos pies sobre la Serpiente, que vienen de un cuerpo tan grácil. De una Niña Sencilla. Asombra ese poder en los pies de María. Y asombra cómo, la Serpiente, siendo una cosa tan horrible y potente, se quiere elevar y no puede. Apenas puede moverse. Está muda. Sometida. No puede nada contra los hijos que están arriba, en los brazos de María. Sólo si se salen de María, es cuando puede contra ellos. Cuando se salen de la realidad de la Madre, y se meten, voluntariamente, en la realidad de la Serpiente)
330 Ella se emociona al decir y pensar en esto
18-12-2014
Jesús: Has hecho bien en desligar tus escritos de todos esos que van en contra de mi Papa. Ahora ellos se han imaginado un supuesto Cisma, con ellos a la cabeza blandiendo la espada de la Tradición, buscando y buscando a quién cortar la cabeza dentro de las esferas de los mandatarios de mi Iglesia. Y no va por ahí, el Cisma no vendrá por ahí. Eso a ellos les gustaría, pues, confeccionado a su medida, quedarían como los mártires de la Tradición católica. Mártires, emulando a sus antepasados. Pero no les llegan ni a la altura de su zapato. ¿Entonces? Que el martirio no lo buscas tú, hijo, sino que viene de parte de Dios. Desean esta última Hora, y se ven a ellos mismos como protagonistas. Pero los protagonistas de la Historia de la Salvación de Dios con los hombres no son los que los hombres quieren, sino los que Dios quiere. Mientras ellos se encuentran luchando por ahí, creyendo que mi Papa va a abolir la Antigua Doctrina, el Demonio entrará, y ya ha entrado, en mi Casa por otra puerta, sin ser visto, y dentro hace de las suyas. Su desorden favorito es éste: el de crear la división y la desconfianza, basándolo todo en el orgullo personal, en la falta de humildad y el afán de protagonismo. ¿Por qué no serán más humildes, estos que se dicen “los Míos” y “los hijos de María”? ¡Si Ella es Humilde! Aprended de mi Madre Humildad y Mansedumbre, aprended a dejaros dirigir.
¿No decís que creéis en las Profecías? Creed entonces también ésta. Que os digo que no es por ahí la guerra. Hay ríos y ríos y ríos de tinta en contra de esto que Yo te digo y para avalar sus teorías, pero no son Mis teorías, sino las suyas, desprovistas del Espíritu Santo, Aquel a quien tanto invocan, incapaces de reconocerlo en donde está. Se van tras aires de Profecías de terceras personas, que no son la Trinidad y vosotros, sino el Malo (Desorganizador) y vosotros. Tienen el tufo de las tinieblas, y ellos dicen que “huelen” a católico. Desvincúlate, amada. Que no quieran nunca cogerte como abanderada de las suyas, pues las confeccionan a su medida, con aire de las tinieblas. La desviación de mi Iglesia, el desvío, vendrá después. Y rueguen a Dios de no encontrarse ellos entre los que lo propiciaron. Todas estas teorías y ríos y ríos de tinta desaprovechados caerán todos a una, de una vez y estrepitosamente, cuando se desencadene la Persecución. Entonces se tirarán de los pelos, por no haber aprovechado más el tiempo en convertirse y en llamar a Conversión, en lugar de tirar piedras sobre el propio tejado de su-Mi Iglesia. Entonces será el llanto y rechinar de dientes. Entonces quiera Dios que no se encuentren ellos entre los condenados, incapaces de volver su vista a Dios y de encontrar un poco de Amor en su corazón. Entonces puede que hasta le echen la culpa a Dios de no haberles advertido de sus diatribas, de sus equivocaciones y de su camino errado, llevando a muchos a la equivocación. Pero hijos, ¿no me oís?
¿Es que se puede decir que no me habéis oído advirtiéndoos? No sólo hablo, sino ¡grito! mis Palabras hacia vosotros, y no las sabéis escuchar. Escudriñando cada palabra de mi Papa, cada gesto o gusto equivocado, que pretendéis hacer ex-cátedra, cuando lo que se pretende y es necesario es ¡acercar a cuantas más ovejas podamos a mi grey, al redil!, antes del Día, donde no os será dado ya más tiempo de conversión. Y vosotros pretendiendo alejarlas a empujones porque no son de vuestro agrado. ¿Habéis preguntado por el agrado de Dios? ¿Si no llega con el traje amarillo331, no será admitida a mi Iglesia? ¿Quiénes sois vosotros para poner los trajes que deben llevar los comensales invitados al banquete? Los trajes los pone Dios, y éstos son los trajes de la Conversión, ni más, ni menos. Conversión de vida, de la que vosotros, hijos míos, carecéis, porque miro dentro de vuestro corazón y no encuentro amor. Tratad y buscad, a toda costa, de alcanzar Amor en vuestro corazón para vosotros, para vuestros conocidos, amigos y familiares, hacia todo el que se encuentre con vosotros. Perdón, reconciliación, buenas obras de vida, alabanza a Dios y Penitencia. Si no tenéis todo esto, hijos míos, no me sirven de nada vuestras “obras de arte”. Vuestras obras de arte son basura, son basura a mis ojos. Y te alabamos, Cristo…
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