23-05-2015
Virgen: Margarita, ¡debes confiar más en Mí! Margarita… Ah… tu nombre, querida, ¡es Dulce a los labios (la boca) de mi Jesús! (A Ella le encanta, porque es como si Ella le diera leche a su Bebé Jesusito. Como si yo estuviera metida en un biberón, y Ella se lo diera) ¿Y cómo pretender no dárselo? ¿Cómo darle menos, o menos de la toma? ¿No ves que tiene hambre? ¡Y sed! ¿No irás, amada mía, a consolarle? ¿Quieres que me muera aquí, Amada? ¡Madre mía! Madre mía: quiero confesarme de todo esto. De que me tomo el Don a medias. Te lo tomas a media luz, a medio fuelle. ¡Dalo entero! ¡Da el fuelle entero! ¡Prende la Luz a tope! ¡No tengas miedo! ¿De qué tienes miedo? De no saberlo hacer. De que parezca una loca. De la exigencia que me implica. Como ves, amada, tú misma ves al decirlo que son tres cosas inexistentes. Verbaliza tus miedos y, luego, desbáncalos Conmigo. ¡Hazlo Conmigo! ¿Por qué has dicho, amada mía, que soy dura?459 (La miro en el cuadro. Está con una media sonrisa de Paz. Animándome a que sea sincera) Porque lo eres, Mamá; lo eres. Di también que soy Dulce. Porque si una niña mía es así de dulce, como tú460, ¡qué no más será su Madre! La que le está forjando para Dios. ¿Sabes que Soy el Descanso de Dios? ¡Claro! Pues dilo también. Mamá, ¡han sido tantos los fallos! Lo ves, Madre, como siempre me dices lo que hay que hacer. ¡Claro, hija!, ¿cómo no? Soy tu Mamá. Jesús, a veces no entienden mi Maternidad461
Jesús: (…), Madre, se lo haremos entender. (Aquí Jesús también la tranquiliza. Si se puede decir esto)
Virgen: Debes de entender, querida, que no eres tú la importante. Debes llevar siempre a todos a Mí. Los que no te conocen, ¡te juzgan más de lo que eres! Y ése es un peligro para ti. Luego también es un peligro para el Don, pues no se manifiesta en su plenitud, si tú lo frenas.
Jesús: Amada: no le digas esto, o se va a desanimar.
Virgen: No… ¿A que no te desanimas? ¡Ey! (Como me he quedado abobada, mirándole, ha dicho algo así, mientras me ha cogido de las manos y me las ha agitado un poquito, como para despertarme) Mamá, lo he hecho todo lo bien que he podido. Soy un desastre. ¡No! Debes hacer más oración. Más oración para preparar la venida de un grupo a ti. Y no lo hiciste. Es verdad. Eso te hizo estar más desanimada, nerviosa y balbuceante al encontrarte con ellos. Y si así, mira cómo salió, las Gracias que recibieron, ¡imagíname si nuestro instrumento ora y ora todo lo que tiene que rezar! Querida, Yo preparo regalos para Dios y para la humanidad. Y no preparo chapuzas462 ¿Soy una chapuza? No, querida. Quiero que entiendas que puedes llegar a ser una Obra de Arte de Dios, y que te dejes hacer. Oh, lo siento, que por mí saquen menos provecho. Tranquila. Es Dios. Dios y Yo nos encargamos. No temas (tengas miedo)463 Como eres una madre blanda, no entiendes la exigencia de la Maternidad. Quiero que entiendas y trabajes por ahí. Mi Espíritu hará el resto. Vale, Mamá. Entendido. (El cariño con que me mira en el cuadro me da hasta miedo de que se manifieste ahora) (Eleva las cejas al ver esto que acabo de apuntar)
¡Anda, Marga! ¿Tendrías miedo de eso? Pues tendrás que aprender. Tendrás que aprender también a lanzarte. Te parece que pierdes. ¡Pero no pierdes nada! (Tal vez) lo ganas. Mira, querida, ellos, todos mis hijos, depositaron en tu corazón todas sus cuitas, sus dudas, sus temores, sus anhelos, sus peticiones, al igual que lo hacen en Mí. ¿Puedes sentir cómo Yo estoy por ellos? Sí. ¿Has visto sus corazones? ¿Has visto? ¡Cómo no voy a amarles! (Esos corazones fieles, a María y al Señor le enternecen mucho) (Es que me sentí como si la Virgen estuviera recogiendo sus anhelos. Porque después vinieron uno por uno a decirme cosas) Salvando las distancias.464 ¡Pues claro! ¡Pues no! ¡No salves ninguna distancia! Y métete de lleno en mi Corazón, y que en ti puedan verme. (¡Dios mío!, ¡No puedo con este Mensaje! Tengo que parar a cada minuto para llorar) Conviértete en una hija mía. Mira a ver qué tienes que cambiar de tu indumentaria exterior y de la interior para que puedan verme, para que puedan mejor verme. (La miro y me está mirando sonriente, y con las cejas levantadas. Como diciendo: A ver si entiende) ¡Vale! ¡Vale! (Lo decimos a la vez. Ella me imita: “Ha dicho “vale”, ¡bien!) Oye, Mamá: siendo tan desastre, ¿crees que puedo hacerlo? No sólo lo creo, (sino que) ¡no lo dudo! ¡No dudo en que lo harás! Y… me dice Jesús, que superarás incluso mis expectativas. ¿Sí? Y las suyas. ¡Ah! Estate alerta. Estate atenta, hija. Estátelo. Y hazlo por Mí. En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. ¿Ya ha terminado? (Con su mano me dice Adiós. Pero me transmite que no se va, sino que se queda aquí conmigo) Alabado sea, bendito, adorado y alabado sea el Señor; Bendito sea Dios en su Santo Sacrificio del Altar. En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
459 Me preguntaron, un grupo en el que les estaba hablando de la VDCJ, cómo era la Virgen. Y les dije que era exigente y muy dura conmigo. Que no me pasaba ni una.
460 Sí dije que Jesús me consideraba dulce.
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