La distinción entre vientres de alquiler y maternidad subrogada, haciendo ver que la segunda no implica negocio, es una falacia. Es uno de los caminos que algunos dirigentes del PP están trazando para apoyar esta práctica que explota a la mujer y cosifica a los hijos.
Nicolás de Cárdenas -
01/02/2017
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Compartir en Twitter Manifestación contra la legalización de los vientres de alquiler. / Actuall
Cristina Cifuentes,
Javier Maroto, Andrea Levy, Esperanza Aguirre, Núñez Feijoo y otros dirigentes del Partido Popular están apretando el paso para que la formación asuma en su corpus ideológico la maternidad subrogada o los vientres de alquiler.
Los partidarios de esta práctica – no sólo en el PP-, esgrimen como argumento para su regulación en España que es un sistema de “fecundación asistida” alternativo para aquellas parejas que no puedan desarrollar una reproducción natural con éxito.
Quienes más están apostando por esta fórmula son varones que, bien de manera individual, bien en pareja, deciden contratar una madre de alquiler o quisieran hacerlo en el futuro de manera legal en España.
Cristina Cifuentes introdujo un matiz en el debate sobre esta práctica que trata de diferenciar entre “maternidad subrogada” y “vientre de alquiler”.
“A mí me parece bien que los partidos debatamos internamente todas aquellas cuestiones como puede ser la maternidad subrogada; ojo, no el vientre de alquiler, porque yo no estoy de acuerdo ni mucho menos en que haya una contraprestación económica o que se convierta en un negocio”,
aseguraba en un programa de televisión.
El propio PP reconoció a Actuall que “la contraprestación económica existe en la mayor parte de los casos”
La propia portavoz adjunta del Grupo Popular en el Congreso de los Diputados, Marta González, explicó a Actuall el pasado mes de mayo que “la contraprestación económica existe en la mayor parte de los casos, aunque algunos países se empeñen en negarlo”.
Entonces, Marta González, en nombre del PP afirmó de forma categórica que
“la voluntad del PP no es modificar la legislación para autorizar los vientres de alquiler“.
Existen razones para desenmascarar esa falsa distinción y subrayar la idea de que siempre hay negocio, se llame como se llame. Aunque más allá de eso, hay otras que ponen a las claras que, con “negocio” o sin él, se trata de una práctica inhumana e indigna.
1.- Subrogado o alquilado, hay negocio
Ya sea mediante un “contrato de alquiler de vientre” o mediante otro tipo de acuerdo no monetario, se produce un negocio, una contraprestación de bienes o servicios que viola la dignidad de la gestante, del gestado y, en última instancia, también de los “clientes”, que se envilecen.
En el caso de que no hubiera un pago concreto estipulado por el ‘servicio’, gastos aparte, el hecho de que se produjera la operación por trueque no significaría que dejara de ser un negocio.
2.- No se dará la gestación altruista
Salvo en casos excepcionalísimos ocurridos, como los de una abuela que pueda gestar a sus nietos de forma gratuita con la idea de ‘ayudar’ a su hija, parece evidente que las mujeres dispuestas a tales prácticas estarán movidas por la necesidad o
por el mero afán de lucro, como las hermanas mexicanas.Tal y como explicó hace pocas fechas en España la presidenta del Center for Bioethics and Culture Network, Jeniffer Lahl, que ha realizado una profunda labor de investigación en los últimos años sobre este fenómenos, “la maternidad subrogada altruista no existe, es una falacia, es puro negocio”.
3.- ¿Quién paga los gastos?
En el caso de que se prohibiera cualquier intercambio monetario entre particulares ¿quién se haría cargo de los gastos derivados de un proceso como éste? ¿Acaso están pensando sus partidarios en cargar con una nueva partida de subvenciones los maltrechos bolsillos de todos los españoles?
Su razonamiento puede ser el siguiente:
Si el aborto ya es considerado un derecho y una prestación social a cargo de los impuestos de todos para que se lucre una serie de empresas especializadas, ¿por qué no crear una nueva red de empresas especializadas en vientres de alquiler que facturen a costa de todos?
Será a través de las subvenciones, pero seguirá siendo un negocio de unas pocas empresas especializadas: abogados, centros de reproducción asistida, intermediarios, etc.
4.- Es una forma de explotación de la mujer
Se ponga el nombre que se le ponga, existe una
explotación de la mujer como mera máquina de gestación. Es utilizada como un mero factor de producción mecánico, ni siquiera como “mano de obra”.
La perversidad de esta situación ha sido denunciada incluso por numerosas voces del feminismo que alertan de la situación de indefensión de estas mujeres, generalmente de países menos favorecidos, con legislaciones laxas y escasa cultura.
En los contratos se limita al máximo la libertad de la madre de alquiler con limitaciones sobre la alimentación, el ejercicio, las horas de sueño o si quienes contratan pueden obligarla o no a abortar.
5.- No se puede sustituir el vínculo biológico
Sea o no sea un negocio, entre la madre gestante y el hijo se crea un vínculo afectivo y biológico innegable, imborrable e insustituible. Durante nueve meses, la principal referencia del hijo en desarrollo es esa mujer que le lleva en su seno y todo lo que le transmite, configurando parte de su personalidad y de su psique.
6.- Hasta siete donantes en un sólo proceso
El problema identitario de los niños gestados de esta manera puede alcanzar cotas inimaginables, si se tiene en cuenta que, según el modelo de fecundación elegido,
puede haber hasta siete donantes.
7.- El hijo se convierte en un producto
El hijo resultante de un proceso de vientres de alquiler se convierte en un objeto que se desea en un momento dado y que puede ser rechazado, por ejemplo, forzando a la madre a abortar o a dar al niño en adopción a otros padres.
Durante la feria de los vientres de alquiler celebrada en Madrid el pasado mes de mayo, Actuall logró una confesión sorprendente, que es la clave de la falsedad que se esconde tras el intento de distinguir entre maternidad subrogada y vientres de alquiler:
“
Cuanto más negocio hagan las madres subrogadas, mayor seguridad para los padres contratantes” de que no intentarán quedarse con los hijos que han ‘encargado’, que es el objetivo final al que se subordina toda esta maquinaria de explotación y tráfico de seres humanos.
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