Los secuestradores podrían haber llevado a la religiosa colombiana a algún lugar en Burkina Faso, segúin un misionero español. Mali es un país inestable pero que cuenta con una larga tradición de convivencia religiosa según Ayuda a la Igleisa Necesitada.
Ana Fuentes -
23/02/2017
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Compartir en Twitter La hermana Gloria Cecilia Narváez, colombiana, fue secuestrada el 7 de febrero de 2017 en Mali.
El pasado 7 de febrero cinco hombres armados con machetes y fusiles que dijeron ser yihadistas se llevaron secuestrada a Gloria Cecilia Narváez del orfanato que regentan las hermanas franciscanas de María Inmaculada en Karazango (Mali).
Desde entonces, nada se sabe de la monja colombiana, pese a que los secuestradores aseguraron que en el plazo de 48 horas la devolverían, según ha poodido saber Actuall de fuentes de la casa general de la orden en Bogotá, Colombia.
La hermana Gloria Cecilia dirigía una pequeña comunidad religiosa formada por otras tres hermanas colombianas y una de Burkina Fasso y en el curso de su secuestro los yihadistas también robaron ordenadores yuna ambulancia, además de dinero.
Según ha explicado a
Ecclesia el misionero español Fernando Javier Sanzberro, que ejerce su labor en Mali desde hace 40 años, los secuestradores “abandonaron la ambulancia y el material para seguir en motos por los abundantes senderos, pensamos, hacia la frontera de Burkina Faso, que se encuentra a pocos kilómetros”.
Un misionero español ha explicado que la tónica general en la diócesis de Sissako, donde tuvo lugar el secuestro “es de la máxima tranquilidad salvo los últimos años”
Mali, “enormemente inestable”
Según el Informe de Libertad Religiosa de la organización pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, Mali sigue siendo un país “enormemente inestable” lo que representa “un gran problema para las minorías religiosas”.
Sin embargo, prosigue el informe, “en Mali, igual que en numerosos países de África Occidental, las cuestiones relacionadas con la libertad religiosa están vinculadas a la cambiante situación de la seguridad“.
Según Ayuda a la Iglesia Necesitada “la convivencia religiosa cuenta con una larga tradición en Mali y sigue siendo practicada en muchas partes del país, a pesar de la violencia”.
Por su parte, Sanzberro ha explicado que la tónica general en la diócesis de Sissako, donde tuvo lugar el secuestro “es de la máxima tranquilidad salvo los últimos años a causa de la guerra en Costa de Marfil”.
“A partir de enero de 2013, la intervención militar internacional liderada por Francia, que todavía sigue, expulsó a gran parte de los yihadistas, pero todavía hay muchas zonas bajo su control”, añade el misionero.
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