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Después del parto a la niña se le diagnosticó osteogénesis imperfecta (OI) tipo III, un tipo de enanismo que ocasiona que los huesos sean extremadamente frágiles y que tenga una expectativa de vida un poco más corta que la media. Esto la obliga a usar una silla de ruedas para movilizarse.
El sitio provida Live Action News, relata que a los padres de la niña, Chelsea y Curtis Lush, los médicos les aseguraron que no sobreviviría, por lo que les sugirieron abortar y que donen el cuerpo de la niña para investigaciones científicas.
“El especialista recomendó o sugirió que podríamos terminar el embarazo, pero significaba más que eso para nosotros. Era nuestro primer hijo juntos”, dijo la madre, Chelsea a la BBC.
Por su parte, Curtis, el padre, dijo que “contemplaron realmente el aborto” porque el doctor les decía que era la decisión “más humana” que podían tomar.
“Estábamos en un estado de pánico”, reconoció.
Por medio de una ecografía (ultrasonido), un médico especializado reveló que el fémur del bebé estaba separado en dos piezas y tenía fracturas en varias de sus costillas.
Con ese diagnóstico Zoe nació tres meses después. La niña obtuvo altos puntajes de APGAR –método para resumir rápidamente la salud de los hijos recién nacidos– y respiraba demanera independiente.
Sin embargo, tuvo un comienzo difícil y se fracturó la clavícula durante el parto. En su primer mes de nacida se rompió ambos brazos, una pierna y luego otro brazo nuevamente.
Zoe tuvo tantas fracturas en un período tan corto de tiempo que su madre aprendió a hacer férulas para la pequeña, ya que los médicos a menudo la atendían como lo hacían con cualquier otro niño, causándole daño.
Uno de los desafíos más difíciles fue algo que los padres hacen varias veces al día: cambiar pañales. Se necesitaban tres personas para hacerlo sin lastimar a Zoe.
“Una persona para levantar su pelvis, una persona para deslizar el pañal y sacarlo, y luego otra para sostener los brazos, porque los bebés tienen un reflejo de sobresalto”, explicó el padre.
A pesar de que se rompió los huesos más de 100 veces y se le han realizado varias cirugías, los médicos creen que con un buen cuidado Zoe tendrá una vida tan exitosa como la de cualquiera.
“Ahora que tiene seis años de edad se está haciendo un poco más fácil”, indicó su madre.
Zoe usa una silla de ruedas, juega en un parque que es accesible y se levanta por sí misma para asegurarse de que otros niños no le hagan daño accidentalmente.
Además, sus padres cuentan que siempre sonríe, incluso cuando participa en la terapia ocupacional y física o de otra dirigida a desarrollar el habla.
“No cambiaría a Zoe (…). En el futuro, espero que tenga una oportunidad igual que todos los demás”, expresó su madre.
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