Hubiera estado bien que muchos de los que esta semana han insultado y atacado a Hazte Oír hubieran sido capaces de defender su derecho a expresarse públicamente y en libertad como en su día hicieron con la revista francesa Charlie Hebdo.
Gádor Joya -
06/03/2017
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Compartir en Twitter El autobús de HazteOir y las portadas de Charlie Hebdo
La matanza en la sede del periódico Charlie Hebdo en enero de 2015 desató una ola mundial de solidaridad que llevó a miles de ciudadanos a acuñar el lema “Je suis Charlie”, que se hizo viral en las redes sociales y que sirvió para demostrar el apoyo a un periódico que había sido víctima de la intolerancia terrorista que no aceptó sus portadas.
Cualquiera que busque estas portadas en internet podrá ver que son claramente ofensivas hacia muchos de esos ciudadanos que, sin embargo, asumieron como propio el ataque contra aquellos que les denigraban públicamente.
El autobús de Hazte Oír ha salido esta semana a las calles de Madrid con un mensaje que ha sido interpretado por los medios de comunicación y una parte de la sociedad como una incitación al odio y una muestra de rechazo y fobia hacia los transexuales.
“Han sido llamados ‘ultratodo’ y ‘todófobos’ y sometidos a un escarnio digno de cualquier inquisidor de primera”
Los miembros de la asociación han sido menospreciados, insultados y vejados no sólo por parte de los tuiteros y los medios de comunicación que se erigen en defensores de la libertad, sino, lo que es peor, por parte de los políticos que deberían defender, por encima de todo, los derechos y libertades de TODOS los españoles.
Han sido llamados ‘ultratodo’ y ‘todófobos’ y sometidos a un escarnio digno de cualquier inquisidor de primera.
Cristina Cifuentes, experta censora, ya mandó retirar un autobús a Derecho a Vivir, en contra del criterio del Tribunal Supremo que falló a favor de la asociación. Esta vez le ha faltado tiempo para sumarse a la jauría de vociferantes, llamando “impresentables” a los miembros de Hazte Oír, y mandando a la Fiscalía para que actuara contra ellos.
Pero no sólo ella, muchos otros miembros de diversos partidos han sacado el rodillo contra los que han querido ir en contra del pensamiento único y han tenido la valentía de defender su derecho a la educación de los hijos.
“El peligro está cuando la ideología intoxica a la ciencia, o cuando determinados lobbies pretenden que sea una minoría la que configure la conciencia social”
Se puede entrar en el fondo del mensaje, y yo, que soy médico, tiendo a irme por ahí. Es un hecho que existen personas que no se identifican con su sexo biológico, y no cabe ninguna duda de que estas situaciones deberían ser tratadas con el rigor, el sosiego y profesionalidad que no permiten las redes sociales o los titulares interesados de los medios de comunicación. De hecho me consta que así se hace cada día en España, y que hay grandes especialistas que se ocupan de este tema.
El peligro está cuando la ideología intoxica a la ciencia, o cuando determinados lobbies pretenden que sea una minoría la que configure la conciencia social, adueñándose de un papel que corresponde a los padres, que es el de la educación de sus hijos. Y es ahí en donde entra en juego la libertad.
Vivimos en un país en el que los medios de comunicación dicen que hay que proteger a los niños pero luego se ríen del hijo pequeño de Trump sin que pase nada, o en cuyas calles se ofende a los católicos el día del orgullo gay en presencia de políticos sin que ninguno de ellos acuda a la fiscalía.
Vivimos en una sociedad que dice querer incluir a los discapacitados pero apoya su sacrificio en masa antes de que nazcan, y nos gobiernan unos políticos que se permiten insultar a los ciudadanos sólo porque discrepen de sus postulados.
El autobús de Hazte Oír ha puesto en evidencia que en España existe una dictadura de lo políticamente correcto, de lo que la ideología de género radical pretende imponer, y eso ha sido lo que ha escocido a muchos, pero también lo que ha hecho callar a otros.
Hazte Oír ha metido también el dedo en el ojo a tantos que prefieren callar ante los ataques a su fe o al derecho a educar a sus hijos, dejando así el terreno abonado para que esa dictadura pueda campar a sus anchas.
Ojalá esta semana estos hayan abierto los ojos ante lo que se avecina, y decidan unirse a esta causa de la defensa de las libertades.
Hubiera estado bien que muchos de los que esta semana han insultado y atacado a Hazte Oír hubieran sido capaces de defender su derecho a expresarse públicamente y en libertadcomo en su día hicieron con Charlie Hebdo. Ojalá no llegue el día en el que la violencia les haga rectificar.
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