La nueva megamezquita de Colonia, Alemania. (Imagen: Raimond Spekking / Wikimedia Commons)

La nueva megamezquita de Colonia, Alemania. (Imagen: Raimond Spekking / Wikimedia Commons)
La caída pronunciada y constante de cristianos -particularmente católicos- en Alemania ha hecho saltar las alarmas en el país teutón.
Los datos del debilitamiento del catolicismo publicados por la Conferencia Episcopal alemana muestran que “la fe se ha evaporado”, como dijo el Cardenal Friedrich Wetter.
Cientos de miles de fieles se alejan de la Iglesia por tan solo unos pocos miles que se acercan,cientos de parroquias se cierran mientras cientos de mezquitas se abren. El islam está ocupando el lugar que deja el cristianismo, sin prisa pero sin pausa.
La vocación sacerdotal, consecuentemente, también está desapareciendo. Por ejemplo, en Múnich hay 37 seminaristas para 1.700.000 católicos. En Estados Unidos, en cambio, la proporción es de 49 seminaristas por 96.000 católicos.
Malos tiempos para la fe cristiana en Europa.
Los cristianos de Alemania se convertirán en una minoría en los próximos veinte años
La Conferencia Episcopal alemana acaba de hacer públicos los datos del debilitamiento del catolicismo en Alemania en 2016. En un año, la Iglesia Católica alemana perdió 162.093 fieles y cerró 537 parroquias. Desde 1996 hasta hoy, una cuarta parte de las comunidades católicas han cerrado.
Los cristianos de Alemania se convertirán en una minoría en los próximos veinte años, según Die Welt. En torno al 60% del país es actualmente cristiano, con 24 millones de católicos y 23 millones de protestantes. Pero esa cifra está disminuyendo en 500.000 cada año sólo por motivos de fallecimiento.
El protestantismo alemán también se está enfrentando a la misma crisisDie Zeit informó de que en 2016 fallecieron 340.000 protestantes y sólo hubo 180.000 bautismos. Unas 190.000 personas abandonaron la Iglesia y sólo 25.000 decidieron unirse a ella.

Las iglesias en Alemania cada vez más vacías.
Las iglesias en Alemania cada vez más vacías.

La próxima etapa será al parecer un paisaje cultural y religioso alemán dominado por los ateos y dos religiones minoritarias: el islam y el cristianismo. Si los laicistas no se toman en serio el patrimonio occidental cristiano —o al menos los valores judeocristianos de los que surgió—y empiezan a defenderlo, tanto los ateos como los cristianos estarán pronto dominados por la religión política y supremacista ascendente, el islam.
También hay implícito un descenso demográfico en esta crisis religiosa
Hay casos dramáticos de decadencia cristiana en Alemania. En la diócesis de Trier, por ejemplo, lugar de la comunidad católica más antigua y cuna de Karl Marx, el número de parroquias se reducirá de las 903 a las 35 en 2020, según el obispo Stephan Ackermann, lo que supone un descenso del 90%. En la diócesis de Essen han cerrado más de 200 parroquias; su número ha bajado de las 259 a las 43.
También hay implícito un descenso demográfico en esta crisis religiosa. “El cristianismo está literalmente muriendo en Europa”, dijo Conrad Hackett, jefe de los investigadores que redactaron un informe del Pew Forum hace unos pocos meses. En Europa, entre 2010 y 2015, las muertes de cristianos superaron a los nacimientos en casi seis millones. Sólo en Alemania, hubo alrededor de 1.400.000 muertes de cristianos más.
Un arquitecto alemán, Joaquim Reinig, dijo a Die Tageszeitung que para integrar mejor a los inmigrantes musulmanes, habría que demoler las iglesias y sustituirlas por “mezquitas muy visibles”. Puede sonar un poco loco, pero contiene una verdad radical. En su libro The Last Days of Europe (Los últimos días de Europa), el historiador Walter Laqueur escribió que “Alemania tenía unas 700 mezquitas pequeñas y salas de oración en los años ochenta, pero hay más de 2.500 en el presente”.
Las autoridades turcas no sólo querían construir una megamezquita en la ciudad que alberga a la catedral más grande de Alemania
La Unión Turco-Islámica para los Asuntos Religiosos (DITIB) acaba de abrir una nueva megamezquita para el culto en la ciudad alemana de Colonia. La nueva megamezquita alemana tiene un aforo de 1.200 personas y el minarete más alto de Europa. Según Deutsche Welle, “los líderes cristianos se encresparon ante la idea de que la afamada Catedral de Colonia compartiera skyline con los minaretes”. Cuando se planificó la mezquita en 2007, se lanzó una iniciativa ciudadana para decir que “queremos la catedral aquí, no los minaretes”. Las autoridades musulmanas anunciaron entonces un plan para “duplicar” el número de mezquitas.
Desde que llegó al poder en Turquía, Recep Tayyip Erdogan ha construido 17.000 lugares de oración islámicos en su país. El presidente turco está comprometido con la construcción de mezquitas también en las capitales europeas. Turquía controla 900 mezquitas en Alemania y se siente con la libertad de decir que “una mezquita liberal” en Alemania es “incompatible” con el islam, según el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung. Esa es la razón por la que el 57% de los alemanes temen el auge del islam en su país, recoge Gatestone Institute.
Cuando la canciller Angela Merkel abrió su país a la inmigración masiva en 2014, parece que no vio ningún problema cultural en aceptar a más de otro millón de musulmanes.

El presidente turco Recep Tayyip Erdogan. (Imagen: EFE)
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan. (Imagen: EFE)

Pero, en palabras de Erdogan, “nuestros minaretes son nuestras bayonetas, nuestros domos son nuestros cascos, nuestras mezquitas son nuestros barracones”. Los regímenes islámicos, en realidad, están ofreciéndose a llenar los espacios vacíos del paisaje religioso alemán. Arabia Saudí propuso construir 200 nuevas mezquitas en Alemania, “una para cada cien refugiados”.
¿Se pueden imaginar a Alemania ofreciendo a Irak, Siria y Egipto construir “200 nuevas iglesias” para reconstruir a las abandonadas y desposeídas comunidades cristianas de allí? No, porque en Oriente Medio, los cristianos han sido erradicados mediante una descristianización forzosa. En Europa, los cristianos también se están extinguiendo a través de un proceso de “autosecularización”. Nos arriesgamos a perder no sólo nuestras iglesias; también, y lo que es más grave, nuestra fortaleza cultural e incluso nuestra seguridad en los valores de nuestra propia civilización.

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