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lunes, 30 de abril de 2018

ESTE ES EL LIBRO QUE EL DEMONIO NUNCA QUISO QUE SE DIFUNDIERA

Redacción ACI Prensa



Imagen referencial / Crédito: Pixabay

En el pasado el demonio intentó evitar la difusión del: CLICKEA PARA DESCARGAR PDF--> “Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen (VD)” de San Luis María Grignon de Montfort -cuya fiesta se celebra 28 ABR-, que propone un método de consagración a Jesucristo por medio de la Virgen María que ha sido adoptado por grandes santos como San Juan Pablo II o San Pío X.

El Tratado, que estuvo extraviado 130 años, fue reconocido por su autenticidad y pureza doctrinal por el Papa Pío IX en un decreto del 12 de mayo de 1853, un año antes de promulgar el dogma de la Inmaculada Concepción.

En el mismo manuscrito Grignon de Montfort vaticina la persecución de su obra, su casi desaparición y los padecimientos que él mismo viviría por revelar la doctrina que explica la función de la Santísima Virgen en el plan divino de la salvación y en la vida del cristiano.

“Preveo claramente que muchas bestias rugientes llegan furiosas a destrozar con sus diabólicos dientes este humilde escrito y a aquel de quien el Espíritu Santo se ha servido para redactarlo o sepultar, al menos, estas líneas en las tinieblas o en el silencio de un cofre a fin de que no sea publicado” (VD 114).

Monfort sufrió un intento de asesinato y su Congregación de los Misioneros de la Compañía de María recibió diversos ataques en tiempos de herejías como el jansenismo o el iluminismo.

“Atacarán, incluso, a quienes lo lean y pongan en práctica. Pero, ¡qué importa! ¡Tanto mejor! Esta perspectiva me anima y hace esperar un gran éxito, es decir, la formación de un escuadrón de aguerridos y valientes soldados de Jesús y de María, de uno y otro sexo, que combatirán al mundo, al demonio y a la naturaleza corrompida, en los tiempos, como nunca peligrosos, que van a llegar” (VD 114).

Por su contenido, el manuscrito compuesto cerca del 1712 siempre fue objeto del odio del demonio, sin embargo no pudo desaparecerlo. Fue sepultado “en las tinieblas y el silencio de un cofre” (VD 114) y ocultado en un la capilla de un campo francés; tiempo después pasaría a la biblioteca de la Compañía de María en la Casa Madre (Francia), donde sería descubierto por el P. Pedro Rautureau el 29 de abril de 1842.

La primera publicación del Tratado se hizo en 1843, desde entonces se ha convertido en uno de los libros más apreciados del catolicismo contemporáneo, y uno de los que más han contribuido a fomentar la piedad cristiana en el mundo entero.

El mismo San Luis María explica en su obra que esta devoción es el camino más “fácil, corto, perfecto y seguro para llegar a la unión con Dios, en la cual consiste la perfección cristiana” (VD 152).

“Por esta devoción entregas a Jesucristo, de la manera más perfecta –puesto que lo entregas por manos de María–, todo cuanto le puedes dar y mucho más que por las demás devociones, por las cuales le entregas solamente parte de tu tiempo, de tus buenas obras, satisfacciones y mortificaciones. Por esta consagración le entregas y consagras todo, hasta el derecho de disponer de tus bienes interiores y satisfacciones que cada día puedes ganar por tus buenas obras, lo cual no se hace ni siquiera en las órdenes o institutos religiosos”. (VD 123)

Para defender esta postura señala que “la Iglesia, con el Espíritu Santo, bendice primero a la Santísima Virgen y después a Jesucristo: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús (Lc. 1, 42). Y esto, no porque la Virgen María sea mayor que Jesucristo o igual a Él, lo cual sería intolerable herejía, sino porque para bendecir más perfectamente a Jesucristo hay que bendecir primero a María”. (VD 95)

El Beato Pío IX afirmó que la verdadera devoción propuesta por San Luis María es la mejor y más aceptable, mientras que el Papa San Pío X aprobó la fórmula de consagración del Santo.

San Juan Pablo II se reconoció deudor de Grignon de Montfort al adoptar como lema episcopal Totus tuus, fórmula de consagración a María del fundador francés y uno de sus lemas marianos.

Asimismo expresó en la encíclica Redemptoris Mater que le era grato recordar “la figura de San Luis María Grignion de Montfort, el cual proponía a los cristianos la consagración a Cristo por manos de María, como medio eficaz para vivir fielmente el compromiso del bautismo”.

Más adelante, al final de su vida, en una carta dirigida a la familia montfortiana en el año 2003, el Papa Wojtyla contó que en su juventud la lectura del “Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen” le ayudó mucho porque allí encontró la respuesta a sus dudas sobre el temor del culto excesivo a María que podría dejar de lado la supremacía del culto a Cristo.

“Bajo la guía sabia de San Luis María comprendí que, si se vive el misterio de María en Cristo, ese peligro no existe. En efecto, el pensamiento mariológico de este santo ‘está basado en el misterio trinitario y en la verdad de la encarnación del Verbo de Dios’", señaló el Pontífice polaco.

También señaló: “la doctrina de este Santo ha ejercido un profundo influjo en la devoción mariana de muchos fieles y también en mi vida. Se trata de una doctrina vivida, de notable profundidad ascética y mística, expresada con un estilo vivo y ardiente, que utiliza a menudo imágenes y símbolos”.

En la actualidad congregaciones y grupos de la Iglesia como el Movimiento Lazos de Amor Mariano (LAM) preparan a miles de fieles en diversos países que desean consagrarse a la Madre de Dios a través del método de San Luis María.

Si desea leer Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen ingrese al siguiente enlace.

DICTADOS DE JESÚS A MARGA, PARA ÉSTOS ÚLTIMOS TIEMPOS. LEÉLO Y COMPARTE.


12-12-2002 

Jesús: 
Todavía os falta mucho camino que recorrer, que recorreréis de mi Mano, y de mi Pecho beberéis las Fuentes Purísimas de la Salvación.625 El Camino se os irá abriendo a medida que avancéis, iréis comprendiendo más mi Revelación para esta hora, más lo que han de ser mis enviados para esta hora. 

¡Oh!, no se parece en nada a las otras horas de la Iglesia, al papel de mis otros enviados, porque ellos no gozaron, como vosotros lo hacéis de las Revelaciones Purísimas de mi Espíritu Divino, que se manifiesta más y más y con mayor intensidad cada vez, a medida en que se acerca el Tiempo, el Tiempo de vuestra Salvación. 

Mirad los grandes Santos y comparaos en dones. ¡Vosotros gozáis infinitamente más de las Maravillas de vuestro Señor! Habéis sido regalados con creces de los Dones de la Salvación. ¡Sabedlos aprovechar! Que nadie se crea un indigente y un abandonado de Mí: ¡Sois las primicias de la Resurrección! Dejad de mirar con los ojos de la carne, ¡no miréis ya con los ojos de la carne!, y hacedlo según el Espíritu. 

Descubriréis a mi Ángel de Luz 626 repartiendo a manos llenas, rebosantes, mis Dones sobre vosotros. Porque donde abundó el pecado,  sobreabundará la Gracia.627 Y qué mayores días de pecado sobre la tierra que vuestros días, los días de la Gran Tribulación. 

Cuando veáis venir, con toda su fuerza, la Gran Tribulación sobre vosotros, acordaos, oh hijos, que sois los hijos predilectos del Altísimo, y que sobre vosotros descansan todos sus Dones. No tenéis nada que temer, pues grande es el Poder de Dios y os hace triunfadores de todos vuestros enemigos. 

El tiempo de la elección ha pasado, ya no es la hora de la decisión, ésta es la hora de la acción. De la acción luchadora en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, la hora de la acción en el Amor. Y para esto hoy os envío: para que seáis heraldos de la Salvación, soldados de Cristo en esta cruenta batalla contra el mundo, el demonio y la carne, que ya está teniendo lugar, y ahora encrudece su ataque todavía más. ¡Pero más fuerte es el Poder de Dios! ¡Venceréis de vuestros enemigos! Yo os digo que saldréis victoriosos. Alabad a Dios en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Alabadle con vuestras preciosas vidas cedidas al Amor. Alabadle en lo cotidiano y en lo extraordinario. Alabadle en el apostolado y en el silencio628 Alabadle, al fin, con vuestras vidas humanas cedidas al Amor y ofrecidas para la batalla.

625 Cfr. Is 12,3; Jn 7,37s. 
626 El Espíritu Santo.
627 Cfr. Rm 5,20. 
628 En la oración. 

AÑO 2003 

20-01-2003 

Virgen: 
¡Oh!, ¡¿a quién no conquista el Amor de Dios?! Mira cómo los hombres se oponen, y se oponen, y se oponen a la conquista del Amor de Dios. Y es por su soberbia. Pecado de siempre, antiguo y nuevo. Pecado de soberbia ante el Amor de Dios, ante el TODO. La nada se engríe frente al Todo. ¿Existe insensatez mayor? Pero mira cómo lo insensato reina frente a lo sensato, lo irracional frente a lo racional. Es la hora de las tinieblas. Es la época en que la Verdad permanecerá más que nunca velada, tapada, oculta. 

El Amor no encontrará cauce donde derramarse, porque le cerraron todos los diques, porque desde su misma Iglesia son los ministros los que no le dejarán abrirse paso. Pero he aquí que un día, cual presa ingente que se pretende contener, resquebrajada por tanta presión del caudal de su Amor, reventará toda, arrasando a su paso todos los campos inertes, todos los ríos desérticos, inundando acequias, campos, ríos, desiertos, páramos, montes, lagunas, ciudades, llanuras y pedregales: todo. Porque el Amor tiene capacidad para llenarlo todo. Y se le pretende contener, hija. Se le pretende contener, se le quiere taponar, pero el Amor se abrirá cabida. 

Yo os lo prometo, en una Promesa de vuestro Dios y mi Dios. Yo os prometo: EL AMOR TRIUNFARÁ DE SUS ENEMIGOS. Y cuando todos han huido de los campos de batalla, han dejado la siega, han dimitido de sus funciones, han dejado sus puestos y han sido ocupados por el mal, he aquí que Yo me he procurado un diminuto pero potente ejército de lucha contra el Malo, de contrafuerte para la Iglesia, de caudal abierto, de río suave y ligero pero firme y poderoso de corriente de Amor que comunique el Amor a todos los pueblos. No dimitáis, no desertéis, no dejéis vosotros vuestras funciones, porque he aquí que uno de vosotros tiene que hacer las veces de 1.000, porque han sido 1.000 los que han desertado de sus puestos. Yo os he dicho a cada uno: nada que temer, nada por lo que temblar. ¡Yo os espero al final del Camino para daros mi abrazo de Amor! ¡Venid! ¡Venid Conmigo! ¡¡Venid a reinar Conmigo!! Amén.  

"UNA FRASE QUE HE OIDO EN MISA: PODÉIS COMULGAR COMO OS DÉ LA GANA, LO DICE LA IGLESIA."


NOOOO HERMANOS, ASÍ NO!!! LA IGLESIA ES DE CRISTO Y LA MADRE ES LA VIRGEN.
No he leído a en la Biblia (La Palabra de Dios) referencia alguna de que se pueda comulgar de diversas formas. Pero sí el respeto y adoración a Dios.

Arrodillémonos cuando: Cuando Le recibamos en la Comunión.

Es Dios, en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Porqué no Le adoramos y respetamos en esta forma? Acaso somos igual a Él para estar de pie y no mostrarle un Acto de Amor al arrodillarnos? Qué pena que muchos hermanos Sacerdotes no recuerden el arrodillarnos en éstos casos en la Santa Misa y expliquen los motivos (en el sermón por ejemplo), ya sé, dirán que la Santa Sede ha establecido unas normas. Pero Hermanos, ésto nos lo pide Jesús y María mismo. Hagámoslo no nos cuesta ningún trabajo y Él y Ella nos lo agradecerán mucho por ese Acto de Amor.

LA PERDIDA DE LA SACRALIDAD


Fotografía del Padre Pío ( siempre recibía la comunión de rodillas y en la boca )

Hoy en día se ha perdido la Santidad de nuestros cultos y de nuestros Templos. Se ha perdido la reverencia. La reverencia se muestra cuando se conoce a quien se adora. Conocerá nuestro pueblo a quien adora?

Yo creo que el primer lugar es la pérdida del concepto de a quien adoramos
Lev 19:30; 26:2 Mis días de reposo guardaréis, y mi santuario tendréis en reverencia. Yo El Señor!

En el Antiguo Testamento, en el idioma hebreo es la palabra hishtahavá para referirse a adoración y hace referencia al servicio de los siervos de Dios en el culto en el cual se “postraban, mostrando así su temor reverencial ante la majestad divina”.

La adoración es el acto por el cual rinde a Dios gloria, majestad, honra y sometimiento durante todo el culto público (liturgia) cada hijo suyo de manera comunitaria pero a la vez interna y personalmente.

La Adoración no va enfocada en el fiel, va enfocada en el creador a quien se adora.. entendemos esto hoy? Yo creo que no..si lo entendiéramos nuestros cultos seria de silencio y sobrecogimiento delante del Dios que nos deslumbra con su majestad y amor. Hoy en día la liturgia se ve como una fiesta enfocada en los que se reúnen, no en quien nos convoca. Si conociéramos al Dios que damos culto diríamos como Jacob:

Génesis 28, 16 “Despertó Jacob de su sueño y dijo: Ciertamente el Señor está en este lugar y yo no lo sabía. 17 Y tuvo miedo y dijo: ¡Cuán imponente es este lugar! Esto no es más que la casa de Dios, y esta es la puerta del cielo.”

Hoy en día tal pareciera que el creyente ha dejado de creer…tenemos conciencia de que al entramos en el Templo estamos entrando a LUGAR SANTO? El Señor le pidió a Moisés que se sacara las sandalias frente a la Zarza:

Éxodo 3, 5 “Entonces Él dijo: No te acerques aquí; quítate las sandalias de los pies, porque el lugar donde estás parado es tierra santa.”

Te has puesto a pensar porque esa tierra era santa?? Era santa porque la sombra de Dios caía sobre ella. Te has puesto a pensar que en nuestras Iglesia no hay “Sombras de Dios” sino DIOS MISMO?? Cuan santa es la tierra de nuestras Iglesias!!! El descalzarse era símbolo de reverencia, de adoración. Como es posible que nuestras Iglesias hayan terminado en mercados de feria?

El propio San Agustín advertía también: “Nadie se alimenta de esta carne antes de haberla adorado… Pecamos si no la adoramos”. 

Y San Francisco tampoco se quedaba corto: “Cuando el sacerdote ofrece a Jesús en el altar y lo lleva a algún lado, todas las personas deberían doblar las rodillas y rendir al Señor, al Dios vivo y verdadero, alabanza, gloria y devoción”.



01-05-2017 
Mensaje urgente para España. 
Especial para los Sacerdotes.
También que, dado que “a la Eucaristía cada vez se le da menos importancia”,[3] y ya estáis en el proceso de la Abominación, hagáis fuerza para detenerlo, allá donde podáis. Para ello: quiero la Comunión en la boca y de rodillas. Quiero esto.
Díselo a vuestros obispos. Has de decirlo.
Esto es para frenar la Abominación de la Desolación en vuestros Templos.
Quiero menos folklore y más oración devota y recogida.
No quiero que vengáis a mis Templos a festejar cómo me estáis profanando.
Quiero que vengáis a reparar vuestra profanación primero, y luego la de otros.
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10-12-2011

Jesús: Necesito almas consoladoras del Sagrario, de la Eucaristía, ¡¡pero también almas que lleven la Eucaristía a los demás!! Almas eucarísticas.
Pensad que aquí, a la Custodia, no va a venir nadie, si no le habláis de ella. Yo aquí rescato. Pero no vienen a Mí. No vienen a pedir a ser rescatados.
Es éste mi mayor anhelo y lo que Yo os pido y Yo necesito: almas que me lleven a los demás, almas que le hablen de la Eucaristía, almas eucarísticas.
Amada, amados, cuántas catequesis, cuántas reuniones y cuántas programaciones en vuestras Parroquias, ¡y que poca vida eucarística!
Así, continuáis con vuestra misma vida de placeres, de comodidades e incluso de pecados. Y no estáis dispuestos a dar la vida por nadie. Mucho menos por vuestro Maestro.
Dejad todas esas organizaciones y venid, aunque sólo sea un rato pequeño al día, a estar postrados delante del Sagrario. Veríais cómo vuestros horizontes cambiarían, y veríais resurgir la Vida Nueva en vuestras Parroquias. Ni tan siquiera moviéndoos de allí. Ni tan siquiera haber empezado a poner en práctica ese plan maravilloso largamente trabajado.
Esos planes son como papel que va a la basura, no sirven de nada sin vida eucarística.
Veríais vuestras Parroquias renovar. Veríais vuestras Asociaciones, vuestros Grupos, Movimientos, florecer. Porque Yo les enviaría almas. Les enviaría vocaciones si fuérais almas eucarísticas. Veríais a vuestro Dios saciar la sed de vosotros. Daríais de beber a vuestro Dios.
Mi corazón, se encontraría consolado, y mis ansias de amor serían satisfechas.
A aquellas Comunidades donde se viva esto, Yo les prometo florecer.
CÓMO COMULGAR

El Vaticano sigue insistiendo en que los fieles reciban la comunión en la boca y de rodillas


Las autoridades del Vaticano, relacionadas con la liturgia, repiten cada vez que pueden que la comunión se debe recibir en la boca y de rodillas. Este también es el llamado de SS Benedicto XVI, quien pide que los fieles que comulguen de su mano lo hagan de rodillas y en la boca. La razón es demostrar el respeto al estar frente a Dios mismo que viene a nosotros realizando un gesto de adoración.

En entrevista concedida a ACI Prensa, el Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en el Vaticano, Cardenal Antonio Cañizares Llovera, señaló que los católicos deben comulgar en la boca y de rodillas.

Así lo indicó el Purpurado español que sirve en la Santa Sede como máximo responsable, después del Papa, de la liturgia y los sacramentos en la Iglesia Católica, al ser consultado sobre si es recomendable que los fieles comulguen o no en la mano.

La respuesta del Cardenal fue breve y sencilla: “es recomendable que los fieles comulguen en la boca y de rodillas”.

Asimismo, al responder a la pregunta de ACI Prensa sobre la costumbre instaurada por el Papa Benedicto XVI de hacer que los fieles que reciben la Eucaristía de él lo hagan en la boca y de rodillas, el Cardenal Cañizares dijo que eso se debe “al sentido que debe tener la comunión, que es de adoración, de reconocimiento de Dios“.

“Es sencillamente saber que estamos delante de Dios mismo y que Él vino a nosotros y que nosotros no lo merecemos”, afirmó.

El Purpurado dijo también que comulgar de esta forma “es la señal de adoración que es necesario recuperar. Yo creo que es necesario para toda la Iglesia que la comunión se haga de rodillas“.

“De hecho –añadió– si se comulga de pie, hay que hacer genuflexión, o hacer una inclinación profunda, cosa que no se hace”.

El Prefecto vaticano dijo además que “si trivializamos la comunión, trivializamos todo, y no podemos perder un momento tan importante como es comulgar, como es reconocer la presencia real de Cristo allí presente, del Dios que es amor de los amores como cantamos en una canción española”.

Al ser consultado por ACI Prensa sobre los abusos litúrgicos en que incurren algunos actualmente, el Cardenal dijo que es necesario “corregirlos, sobre todo mediante una buena formación: formación de los seminaristas, formación de los sacerdotes, formación de los catequistas, formación de todos los fieles cristianos”.

Esta formación, explicó, debe hacer que “se celebre bien, para que se celebre conforme a las exigencias y dignidad de la celebración, conforme a las normas de la Iglesia, que es la única manera que tenemos de celebrar auténticamente la Eucaristía“.

Finalmente el Cardenal Cañizares dijo a ACI Prensa que en esta tarea de formación para celebrar bien la liturgia y corregir los abusos, “los obispos tenemos una responsabilidad muy particular, y no podemos dejarla de cumplir, porque todo lo que hagamos en que la Eucaristía se celebre bien será hacer que en la Eucaristía se participe bien”.
RECIBIR COMUNIÓN EN LA MANO DEBILITA DEVOCIÓN FRENTE AL SANTÍSIMO DECÍA LA CONGREGACIÓN EN EL 2008

Ya en el año 2008, el Arzobispo Albert Malcolm Ranjith, Secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, subrayaba que al recibir la Comunión en la mano se produce “uncreciente debilitamiento de una conducta devota frente al Santísimo“. En su opinión la Iglesia debería reconsiderar el permiso para recibirla de esta forma.

Según el sitio web Kath.net el Prelado hizo pública esta propuesta, en el prólogo del libro “Dominus Est: Pensamientos de un Obispo de Asia Centralsobre la Sagrada Eucaristía” escrito por el Obispo Auxiliar de Karaganda, Mons. Athanasius Schneider, y editado por la librería del Vaticano en enero de este año.

Mons. Ranjith recalcó que la Sagrada Eucaristía debe ser recibida “con reverencia y actitud de devota adoración“. Resaltó que la práctica de recibir la comunión en la mano fue “introducida de manera abusiva y precipitada en algunos ámbitos” y posteriormente reconocida por el Vaticano. Además recordó que en Concilio Vaticano II nunca se legitimó esta práctica.

Aquí no se trata de argumentos capciosos, recalcó Mons. Ranjith, “creo que ha llegado la hora de evaluar esta práctica y reconsiderarla y, cuando sea necesario, dejarla“, acotó.

Fuente: ACI Prensa

La comunión en la mano es una costumbre protestante que las Conferencias Episcopales fueron adoptando


La norma de la Iglesia Católica sigue siendo comulgar en la boca, no obstante, luego del Concilio Vaticano II, y fuera de éste, se permitió comulgar en la mano a algunas arquidiócesis, lo que se fue generalizando a pedido de las Conferencias Episcopales. Sin embargo es llamativa la pregnancia de esta excepción, ya que Santos, Doctores y los últimos dos papas (Juan Pablo II y Benedicto XVI) llaman a comulgar en la boca.

Una de las tantas costumbres protestantes que ha tomado la Iglesia Católica y que forma parte de los signos de nuestros tiempos.

El Generalis Missalis Romani dice que en principio, la Comunión se recibe en la boca, pero, donde sea concedido (por la Conferencia Episcopal), el fiel puede, a elección, comulgar recibiendo la hostia en la mano. En cambio, cuando la Comunión se recibe «por intinción» (esto es, bajo ambas especies, mojando la hostia en el Cáliz), obviamente, sólo puede recibirse en la boca.

EVOLUCIÓN DE CÓMO SE RECIBE LA EUCARISTIA

Monseñor Schneider, que es experto en Patrística e Iglesia primitiva, explica las diferencias entre la forma de comulgar en la Iglesia primitiva y la actual práctica de la comunión en la mano.

Según afirmó, esta costumbre es “completamente nueva” tras el Concilio Vaticano II y no hunde sus raíces en los tiempos de los primeros cristianos, como se ha sostenido con frecuencia.

En la Iglesia primitiva había que purificar las manos antes y después del rito, y la mano estaba cubierta con un corporal, de donde se tomaba la forma directamente con la lengua: “Era más una comunión en la boca que en la mano”, afirmó Schneider. De hecho, tras sumir la Sagrada Hostia el fiel debía recoger de la mano con la lengua cualquier mínima partícula consagrada. Un diácono supervisaba esta operación.

Jamás se tocaba con los dedos: “El gesto de la comunión en la mano tal como lo conocemos hoy era completamente desconocido” entre los primeros cristianos.

Aun así, se abandonó aquel rito por la administración directa del sacerdote en la boca, un cambio que tuvo lugar “instintiva y pacíficamente” en toda la Iglesia a partir del siglo V, en Oriente, y en Occidente un poco después. El Papa San Gregorio Magno en el siglo VII ya lo hacía así, y los sínodos franceses y españoles de los siglos VIII y IX sancionaban a quien tocase la Sagrada Forma.

Según monseñor Schneider, la práctica que hoy conocemos de la comunión en la mano nació en el siglo XVII entre los calvinistas, que no creían en la presencia real de Jesucristo en la eucaristía. “Ni Lutero”, que sí creía en ella aunque no en la transustanciación, “no lo habría hecho”, dijo el obispo kazajo: ”De hecho, hasta hace relativamente poco los luteranos comulgaban de rodillas y en la boca, y todavía hoy algunos lo hacen así en los países escandinavos”.

LA VIRGEN MARÍA LLAMA A COMULGAR EN LA BOCA EN SUS APARICIONES

En ”Mística Ciudad de Dios”, Sor María de Jesús de Agreda relata su visión sobre cómo fue la primera Misa de los Apóstoles, al octavo día de la Venida del Espíritu Santo, en el mismo plato y cáliz en que había consagrado el Señor. La primera Misa la celebró San Pedro y asistió a ella María Santísima. Pues bien, en esas revelaciones aprobadas por la Iglesia, se dice que la Santísima Virgen comulgó de mano de San Pedro. Observen que dice de mano, no en la mano. Veamos cómo lo relata:

“Con profunda humildad y adoración se prepararon para comulgar. Y luego dijeron las mismas oraciones y salmos que Cristo Señor nuestro había dicho antes de consagrar, imitando en todo aquella acción, como la habían visto hacer a su divino Maestro. Tomó San Pedro en sus manos el pan ázimo que estaba preparado, y levantando primero los ojos al cielo con admirable reverencia, pronunció sobre el pan las palabras de la consagración del cuerpo santísimo de Cristo, como las dijo antes el mismo Señor Jesús”.

“Luego san Pedro consagró el cáliz y con el sagrado cuerpo y sangre hizo las mismas ceremonias que nuestro salvador, levantándolos para que todos lo adorasen. Tras de esto se comulgó el apóstol a sí mismo y luego los once apóstoles, como María Santísima se lo había prevenido. Y luego por mano de San Pedro comulgó la divina Madre“.

En muchos otros mensajes a videntes María pide comulgar en la boca, y nunca menciona comulgar en la mano.

LAS DECLARACIONES DE LOS CONCILIOS

De Rouen: El Concilio de Rouén (año 650) prescribe: “A ningún laico, hombre o mujer, sea dada la eucaristía en la mano, sino en la boca.

De Bizancio: El Quinto Concilio de Constantinopla (año 691) prohibió a los fieles darse la Comunión a sí mismos (que es lo que sucede cuando la Sagrada Partícula es colocada en la mano del comulgante) y decretó una excomunión de una semana de duración para aquellos que lo hicieran en la presencia de un obispo, un sacerdote o un diácono.

De Trento: El Concilio de Trento (Dogmático) en fecha 11 de Octubre de1551, (ses. XIII, c.8) dispuso: “Siempre ha sido costumbre de la Iglesia de Dios, en la Comunión Sacramental, que los laicos tomen la comunión de manos de los sacerdotes, y que los sacerdotes celebrantes comulguen por sí mismos; costumbre que por razón y justícia DEBE MANTENERSE por provenir de la Tradición Apostólica”. (El texto se refiere a la comunión en la boca, pues hacía ya muchos siglos que había sido prohibida en la mano.)

Vaticano II: No se pronunció sobre la comunión en la mano (autocomunión).

DECLARACIONES SANTOS, PADRES Y DOCTORES DE LA IGLESIA Y DE LA MADRE TERESA DE CALCUTA

Tertuliano: (160-220) “…cuidamos escrupulosamente que algo del cáliz o del pan pueda caer a tierra” (De corona, 3 PL 2, 99);

San Hipólito (170-235) “… cada uno esté atento… que ningún fragmento caiga y se pierda, porque es el Cuerpo de Cristo que debe ser comido por los fieles y no despreciado” (Trad. Ap. 32.).

Orígenes: (185-254) “Con qué precaución y veneración, cuando recibís el Cuerpo del Señor lo conserváis, de manera que no caiga nada o se pierda algo del don consagrado. Os consideraríais justamente culpables si cayese algo en tierra por negligencia vuestra” (In Exod. Hom., hom. XIII, 3, Migne, PG 12, 391).

El mismo Pablo VI comenta así este último texto: «”Consta que los fieles creían y con razón, que pecaban, según recuerda Orígenes, si, habiendo recibido el cuerpo del Señor, y conservándolo con todo cuidado y veneración, algún fragmento caía por negligencia” (Mysterium Fidei, 32).

San Cirilo: (315-387) “… recíbela cuidando que nada de ella se pierda, porque dime: si alguno te diese unas limaduras de oro ¿no las guardarías con toda diligencia procurando no perder nada de ellas? ¿No procurarás, pues, con mucha más diligencia que no se te caiga ninguna migaja de lo que es más precioso que el oro y las piedras preciosas?”).

San Efrén: (306-373) “Comed este pan y no piséis sus migas… una partícula de sus migas puede santificar a miles de miles y es suficiente para dar vida a todos los que la comen” (Serm. in hebd. s., 4, 4).

San Basilio: (330-379) afirma claramente que sólo está permitido recibir la Comunión en la mano en tiempos de persecución o, como era el caso de los monjes en el desierto, cuando no hubiera un diácono o un sacerdote que pudiera distribuirla. “No hace falta demostrar que no constituye una falta grave para una persona comulgar con su propia mano en épocas de persecución cuando no hay sacerdote o diácono” (Carta 93). Lo que implica que recibirla en la mano en otras circunstancias, fuera de persecución, será una grave falta.

S. Agustín: (354-430) “Sería locura insolente, el discutir qué se ha de hacer cuando toda la Iglesia Universal tiene ya una práctica establecida.” (carta 54,6; a Jenaro.)

San León Llamado el Magno, Sumo Pontífice entre 440-461, en sus comentarios al sexto capítulo de San Juan, habla de la Comunión en la boca como del uso corriente: “Se recibe en la boca lo que se cree por la Fe”. El Papa no habla como si estuviera introduciendo una novedad, sino como si fuera un hecho ya bien establecido.

S. Gregorio: También llamado Magno, Papa entre 590 y 604, en sus Diálogos (Roman 3, c 3) relata cómo el Papa San Agapito obró un milagro durante la Misa, después de haber colocado la Hostia en la lengua de una persona. También Juan el Diácono nos habla acerca de esta manera de distribuir la Santa Comunión por ese Pontífice.

S. F. de Asís: (1182-1226) “Sólo ellos, (los sacerdotes), deben administrarlo, y no otros.” ( Carta 2ª, a todos los fieles, 35).

Sto Tomás: (1225-1274) “Porque debido a la reverencia hacia este sacramento, nada Lo toca, sino lo que es consagrado; de aquí que el corporal y el cáliz son consagrados, y así mismo las manos del sacerdote, para tocar este sacramento.” (Suma Teológica: Pt. III, Q.82, Art. 3).

Es decir, se falta a la reverencia debida a este Sacramento, cuando lo tocan manos que no están consagradas; doctrina que fue luego confirmada por S.S. Juan Pablo II en Domenica Cenæ, como veremos luego.

San Pío X “Cuando se recibe la Comunión es necesario estar arrodillado, tener la cabeza ligeramente humillada, los ojos modestamente vueltos hacia la Sagrada Hostia, la boca suficientemente abierta y la lengua un poco fuera de la boca reposando sobre el labio inferior”. (Catecismo de San Pío X). Y Contestando a quienes le pedían autorización para comulgar de pie alegando que: los israelitas comieron de pie el cordero pascual les dijo: “El Cordero Pascual era tipo (símbolo, figura o promesa) de la Eucaristía. Pues bien, los símbolos y promesas se reciben de pie, MAS LA REALIDAD SE RECIBE DERODILLAS y con amor”.

Cuando estaba este santo pontífice en su lecho de muerte, en Agosto de 1914, y se le administró la Sagrada Comunión como Viático, no la recibió, y no le estaba permitido, en la mano: la recibió en la lengua de acuerdo a la ley y a la práctica de la Iglesia Católica.

Pio XII: “Hay que reprobar severamente la temeraria osadía de quienes introducen intencionadamente nuevas costumbres litúrgicas, o hacen renacer ritos ya desusados, y que no están de acuerdo con las leyes y rúbricas vigentes.”

( Mediator Dei, 17.)

Pablo VI: El texto original de la ya mencionada consulta a los Obispos sobre la comunión en la mano, decía: “En nombre y por encargo del Santo Padre, me es grato comunicar…” Al leerlo, el Papa dijo al encargado de redactar la carta:

-¿Grato? ¡No me es grato para nada!

Y corrigió el texto de la siguiente forma:

“En nombre y por encargo del Santo Padre, es mi deber comunicar…”

En esa misma carta el Papa corrigió otra frase añadiendo de su puño y letra lo que está en negritas:

“Por mandato explícito del Santo Padre que no puede dejar de considerar la eventual innovación con evidente aprensión …”

M. Teresa: “…el peor mal de nuestro tiempo es la Comunión en la mano.”(The Wanderer, 23 de marzo de 1982)

OPINIÓN DE SS JUAN PABLO II

Periodista: – Santo Padre, ¿Cuál es su opinión sobre la comunión en la mano?

A lo que el Papa responde: – Hay una carta apostólica sobre un permiso especial válido para esto. Pero yo le digo a Ud. que no estoy a favor de esta práctica, ni tampoco la recomiendo. El permiso fue otorgado debido a la insistencia de algunos obispos diocesanos.

Entrevistado por la revista Stimme des glaubens durante su visita a Fulda (Alemania) en Noviembre de 1980.

En su Carta “Domenica Cenæ”, de 24 de febrero de 1980, el Papa dice: “El tocar las Sagradas Especies y su distribución con las propias manos, es un privilegio de los ordenados”.

Y para que nadie interpretase de otra forma estas palabras, tres meses después, ante las cámaras de la televisión francesa, negaba la Comunión en la mano a la esposa del primer ministro Giscard d’Estaing.

En la Instrucción “Inestimabile Donum” de la Congregación para el Culto Divino, sancionada el día 17 de abril del mismo año de 1980, el Papa reitera: “No se admite que los fieles tomen por sí mismos (autocomunión) el pan consagrado y el cáliz sagrado, y mucho menos que se lo hagan pasar de uno a otro”.

Fuentes: Sdet, CatholicNet, Vaticano. Religión en Libertad, Maria Mensajera y otras

¿De dónde salió tomar la comunión en la mano?

Hay un mito de que la comunión en la mano es parte de los cambios que introdujo el Concilio Vaticano II, porque es generalizado ver que los laicos más vinculados a los obispados (que en algunos lugares suelen denominarse “laicos comprometidos”) comulgan en la mano y no en la boca. La comunión en la mano no es una opción preferente sino opcional, que está a disposición de las Conferencias Episcopales, como lo demuestra este artículo.

Por su parte, SS Benedicto XVI, desde la solemnidad del Corpus Christi del 22 de Mayo del 2008, ha tomado la decisión de distribuir la Sagrada comunión únicamente en la boca y de rodillas.

Probablemente sea Vd. de los que al llegar ante el sacerdote para comulgar le haga un discreto gesto o simplemente le presente las manos abiertas hacia arriba, solicitándole que le deje la hostia en ella en lugar de depositársela directamente en la boca. Y aunque tal fue la manera habitual de comulgar en tiempos remotos, evidentemente, tal alternativa no fue siempre posible, sobre todo en los últimos tiempos. Se tiende a creer que la misma formó parte de los muchos cambios realizados por el Concilio Vaticano II, y si bien es cierto que el nuevo espíritu de la Iglesia y de la liturgia surgido del mismo estuvo, sin duda, en la base de la posibilidad de recibir la forma en la mano, lo cierto es que el Concilio en sí no reguló nada al respecto, e inmediatamente terminado, el acto de la comunión tenía lugar en el modo que todos tenemos por consuetudinario mediante el depósito de la sagrada forma por el sacerdote en la boca del comulgante. ¿Cuándo toma forma, pues, la posibilidad de “comulgar en la mano”?

El documento fundamental que hizo ello posible no es otro que la instrucciónMemoriale Domini, publicada el 29 de mayo de 1969 por la Sagrada Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, una de las nueve congregaciones de la Iglesia, que lo hizo de la siguiente curiosa manera que él mismo explica.

“Habiendo pedido algunas Conferencias Episcopales y algunos obispos en particular que se permitiese en sus territorios el uso de poner en las manos de los fieles el pan consagrado, el Sumo Pontífice mandó que se preguntase a todos y cada uno de los obispos de la Iglesia latina su parecer sobre la oportunidad de introducir el rito mencionado”.

El resultado de la votación fue el siguiente:

“Fueron propuestas a los obispos tres cuestiones, a las que, hasta el día 12 del mes de marzo último [1969], respondieron del modo siguiente:

1. ¿Se ha de acoger el deseo de que, además del modo tradicional, se permita también el rito de recibir la Sagrada Comunión en la mano? Placet: 567. Non placet: 1.233. Placet iuxta modum: 315. Votos inválidos: 20.

2. ¿Place que se hagan antes experimentos de este nuevo rito en pequeñas comunidades, con el consentimiento del ordinario del lugar? Placet: 751. Non placet: 1.215. Votos inválidos: 70.

3. ¿Piensa que los fieles, después de una preparación catequética bien ordenada, han de recibir de buen grado este nuevo rito? Placet: 835. Non placet: 1.185. Votos inválidos: 128”.

Como se ve, el resultado fue bastante adverso a la reforma, por lo que en vez de imponerla, la instrucción en cuestión se limitó a hacer la siguiente concesión:

“Si el uso contrario, es decir, el de poner la Santa Comunión en las manos, hubiere arraigado ya en algún lugar, la misma Sede Apostólica, con el fin de ayudar a las Conferencias Episcopales a cumplir el oficio pastoral, que con frecuencia se hace más difícil en las condiciones actuales, confía a las mismas Conferencias el encargo y el deber de examinar las circunstancias peculiares, si existen, pero con la condición de prevenir todo peligro de que penetren en los espíritus la falta de reverencia o falsas opiniones sobre la Santísima Eucaristía, como también de suprimir con todo cuidado otros inconvenientes”.

Con lo cual, se puso en manos de las conferencias episcopales nacionales la potestad de decidir si los sacerdotes de su jurisdicción podían o no optar por dejar la sagrada forma en las manos de sus fieles en el caso en el que éstos así lo solicitaran. Una potestad más, junto a las muchas otras de las que gozan las conferencias episcopales, por ejemplo la de trasladar de día determinadas fiestas o la sustituir los ayunos y abstinencias por otras prácticas penitenciales, según hemos tenido ocasión de analizar en esta misma columna.

Ha habido después de la instrucción Memoriale Divini alguna nueva referencia al tema. La más importante quizás sea la de una nueva instrucción, la Redemptionis Sacramentum, de 2004, en la que se hace la siguiente observación que, en realidad, aporta poco a lo ya dicho en la Memoriale Divini, y cuya redacción nos parece, dicho sea con toda humildad, desafortunada, al hablar de un derecho del feligrés que, en realidad no es tal, sino sólo una potestad supeditada a la decisión de la autoridad competente, en este caso la Conferencia Episcopal. Reza la citada instrucción como sigue:

“Aunque todo fiel tiene siempre derecho a elegir si desea recibir la sagrada Comunión en la boca, si el que va a comulgar quiere recibir en la mano el Sacramento, en los lugares donde la Conferencia de Obispos lo haya permitido, con la confirmación de la Sede Apostólica, se le debe administrar la sagrada hostia. Sin embargo, póngase especial cuidado en que el comulgante consuma inmediatamente la hostia, delante del ministro, y ninguno se aleje teniendo en la mano las especies eucarísticas. Si existe peligro de profanación, no se distribuya a los fieles la Comunión en la mano” (artículo 92).

Fuente: Luis Antequera para Religión en Libertad

La modalidad adoptada por Benedicto XVI tiende a subrayar la vigencia de la norma, “válida en toda la Iglesia”. La Comunión en la boca pretende resaltar “la presencia real de Cristo en la Eucaristía, ayudar a la devoción de los fieles e introducir con más facilidad el sentido de misterio.

El 14-11-2010, Peter Seewald entrevista a Benedicto XVI en “Luz del mundo”:

Como Papa comenzó usted a dar la Comunión a los fieles en la boca, poniéndose de rodillas. ¿Considera que es la actitud más adecuada?

“Al hacer que se reciba la Comunión de rodillas y en la boca he querido colocar una señal de respeto y llamar la atención hacia la presencia real.

MISA CON EUCARISTÍA (CONFESIÓN), ORACIÓN, LEER BIBLIA , AYUNO A PAN Y AGUA (MIÉRCOLES Y VIERNES), DAR LIMOSNA Y LA OBRA DE CARIDAD MÁS GRANDE QUE PODEMOS HACER: OREMOS POR TODAS LAS BENDITAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO.COMPARTE.


NUESTRA MADRE DEL CIELO NOS PIDE:

“Queridos hijos, hoy deseo llamarlos a rezar diariamente por las almas del Purgatorio. Por cada alma. La oración y la gracia son necesarias para llegar a Dios y a su amor. Haciendo esto, queridos hijos, obtendrán nuevas intercesiones que los ayudarán en su vida a darse cuenta de que las cosas terrenales no son importantes para ustedes, que solo el cielo es aquello por lo que es necesario esforzarse. Por lo tanto, queridos hijos, oren sin cesar, sean capaces de ayudarse ustedes mismos y a los demás, cuyas oraciones traerán alegría. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!” (6 de noviembre de 1986).

“Hay muchas almas en el purgatorio. También personas consagradas a Dios, algunos sacerdotes y religiosos. Recen por ellos. Al menos siete  Padrenuestros, Avemarías y Glorias y el Credo. Hay un gran número de almas que han estado en el purgatorio por un largo tiempo porque nadie ha rezado por ellas.” (21 de julio de 1982)

Unos días más tarde Nuestra Madre hizo hincapié en la importancia de los sacramentos para no pasar por el Purgatorio. Respondiendo a una pregunta sobre una persona que había llevado mala vida, preguntando ahora si estaba perdonada, Ella respondió: “Quien haya hecho mucho mal durante su vida, puede ir directamente al cielo si se confiesa y se arrepiente de lo que ha hecho y recibe la comunión al final de su vida.” (24 de julio, 1982)

Y HAGÁMOSLO ASÍ:

Padre eterno, yo te ofrezco la preciosísima Sangre de tu Divino Hijo Jesús, en unión con las misas celebradas hoy día a través del mundo por todas las benditas ánimas del purgatorio.

Padrenuestro, AveMaría y Gloria.

Repetir siete veces lo anterior.

Para finalizar oremos El Credo


En el Purgatorio se ama, se ama sin limites, y se arrepiente el alma de tanta ceguera vivida en la vida terrenal. Ellas esperan el consuelo de María y de San Miguel, de los ángeles que acuden en su apoyo, recordándoles que después del sufrimiento tendrán la gloria de llegar al gozo infinito. Allí se pide oración: cuando ellos reciben el amor de los que aun estamos aquí hecho alabanza a Dios, no sólo se consuelan sino que acortan su sufrimiento. Y lo devuelven cuando llegan al Cielo, intercediendo por quienes los supieron ayudar a disminuir sus sufrimientos.

¿Quieres hacer un buen negocio, el mejor de todos?. Une tu alma a las de las almas purgantes, ora por ellas, siente que estás unido a su dolor y las consuelas, mientras ellas adquieren la luminosidad que les permita subir a la Gloria. Verás entonces que los dolores de aquí adquieren un significado distinto, son un trampolín para el crecimiento del alma, te hacen sentirte unido a Dios, trabajando para ElPocas obras son tan agradables a Jesús y María como la oración de quienes se unen espiritualmente a las almas purgantes. Es un ida y vuelta, un fluir de alabanzas que sube y baja, y que ayuda tanto a unos como a otros.
Oremos por las almas purgantes, porque serán ellas las que intercederán por nosotros cuando tengamos que purificar nuestra alma. Y serán entonces ellas las que nos darán la bienvenida al Cielo, cuando Dios en Su Infinita Misericordia nos conceda esa Gracia.