Nicolás de Cárdenas -
01/04/2018
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Irene Montero Gil (Madrid, 13 de febrero de 1988) es licenciada en Psicología, diputada desde enero de 2016 y portavoz (portavoza) de Podemos en el Congreso desde febrero de 2017. También es la ‘compañera’ del secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, desde ese mismo año. Y ayer sábado ha hecho saber urbi et orbi a través de su perfil en la red social Facebook que está embarazada de mellizos y que el padre de las “criaturas” es el propio Iglesias. ¡Muchas felicidades!
Montero asegura además que la venida de los mellizos “revolverá nuestra emociones, transformará mi cuerpo y llenará nuestras vidas de belleza“. Y tiene razón, pues todo el que es padre sabe que los hijos, con todas las consabidas preocupaciones y sin fabular, llenan la vida de belleza, de amor, de generosidad, de gratuidad, de alegrías…
Y con toda naturalidad, se muestra alborozada y reconoce: “Poco a poco aprendo que la maternidad es un proceso tan hermoso como intrincado, lleno de situaciones, emociones y preguntas”.
Echo de menos alguna referencia
Montero detalla que los mellizos tienen, a 31 de marzo de 2018, “casi 13 semanas” (se entiende que 13 semanas de vida) y que “si todo va bien, nacerán entre septiembre y octubre”. Eso significa que los mellizos en este momento se parecerán mucho a Nielson Barnes o a Joshua Jair Zaragoza, que no superaron las 11 semanas de vida intrauterina. Si no los conocen, yo se los presento:
Este es Nielson:
Y este otro, Joshua Jair:
Dicho y visto lo cual, la conclusión es inapelable: ¡Irene Montero está embarazada de dos seres humanos! Inapelable para todo aquél que, haciendo uso del método científico deductivo, no caiga en el ridículo total emulando a la exministra de Igualdad, Bibiana Aído, que aseguró en 2009 que lo que Irene Montero lleva en un seno no es humano: “Un ser vivo, claro, lo que no podemos hablar es de ser humano porque eso no tiene ninguna base científica”. Oíganlo ustedes de nuevo, que es para no echar gota.
Establecida la obviedad científica, examinemos la ley del aborto que rige en España desde julio de 2010 impulsada por José Luis Rodríguez Zapatero y preservada, incluso contra la palabra dada, por el Partido Popular de Mariano Rajoy.
El artículo 14 de la ley 2/2010 establece que en España el aborto es libre y “a petición” hasta la semana 14. No es que el aborto despenalizado sea menos cruel. Al final, despenalizado o libre, los métodos de aborto son cruelísimos en todo caso. Hay abortistas que reconocen que incluso cortan las cuerdas vocales del bebé para que no se le oiga chicllar mientras lo desmembran.
Podríamos seguir con la “carta de servicios” del negocio del aborto, pero no nos alargaremos. Pueden ustedes leer el catálogo completo de cortes, soluciones abrasivas, aspiradores y abortivos químicos que la vicepresidenta de ACAI, la patronal del aborto en España, Eva Rodríguez, pretendía dar a elegir a las mujeres que piden abortar a sus hijos.
En conclusión: salvo para las mentes obtusas y anticientíficas como la de Bibiana Aído (o para quienes, con cobardía, lo niegan pese a saberlo y no actúan, aunque tengan el poder para hacerlo) se hace evidente que Irene Montero ha contribuido a divulgar la realidad de que el ser humano lo es, como afirma la ciencia, desde el primer instante de la fusión de los gametos. Y, por tanto, la ley de aborto (en cualquiera de sus formatos) permite que se mate a un ser humano inocente e indefenso de una manera cruel.
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