Amadísimos hijitos de mi corazón en este momento vuestro ser más elevado que es vuestro espíritu en Unión al Santo Espíritu de Dios va meciendo vuestra alma y vuestra mente de manera que sólo penetra la luz divina de la íntima presencia de la Sta Trinidad que apacigua todo lo que existe, da contenido y transforma vuestro corazón de una manera trascendente, única y especial para que puedas dar vida a la vida que se gesta desde el cielo y que desciende a la tierra en forma de energía tan pura y perfecta que no os imagináis el cúmulo de luz que hacéis llegar a toda la tierra, que baña y transfigura en toda faz, en casa pequeño rincón y en cada corazón que deja una rendija abierta para habitarlos.
Esta madre se regocija en este momento porque me hacéis revivir el momento del nacimiento de mi Santísimo hijo Jesús, el Salvador del mundo, el príncipe de Paz, esa paz que traspasa hasta los corazones más duros.
Amados hijitos les pido con humildad que levantéis vuestra voz por aquellos que no tienen voz, que levantéis vuestros corazones por los bebés que están en peligro de ser abortados, por todos los inocentes que no llegarán a nacer porque la humanidad egoísta y desalmada se ha alejado de Dios, y en vez de defender el don tan precioso de la vida, se empeña en destruirla siguiendo las instrucciones del mentiroso que os engaña.
Déjenme decirles a todos los que obran con maldad que no permitís que mis hijos nazcan, se han unido a la oscuridad y han elegido no formar parte de esta transformación y solo os queda el arrepentimiento y clamar a la misericordia de mi hijo, de lo contrario pereceréis cuando la justicia los toque en la profundidad de vuestras conciencias, rezo por todos vosotros e intercedo por esta generación rebelde que niega al Creador y todo lo que es parte de Él, abrazan las tinieblas y apartan la luz, el camino, la verdad y la Vida.
Os pido que reflexionéis, que hagáis recogimiento interior, que sean humildes en vuestros pensamientos y obras, que hagáis mucha oración por todos los jóvenes que marchan proclamando la muerte y pregonando la cultura del descarte, de la desidia y el desamor.
Me uno a vuestras oraciones y a vuestra lucha amados míos en favor de la Vida y en favor del amor.
Os amo.
Madre María Santísima.
Comunidad bienaventurados hijos de Dios
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