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jueves, 19 de julio de 2018

PROPAGAD EL EVANGELIO. LLEVADLO A TODO EL MUNDO / SALMOS

"Apocalipsis, 19 

1.Después oí en el cielo como un gran ruido de muchedumbre inmensa que decía: «¡Aleluya! La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, 
2.porque sus juicios son verdaderos y justos; porque ha juzgado a la Gran Ramera que corrompía la tierra con su prostitución, y ha vengado en ella la sangre de sus siervos.» 
3.Y por segunda vez dijeron: «¡Aleluya! La humareda de la Ramera se eleva por los siglos de los siglos.» 
4.Entonces los veinticuatro Ancianos y los cuatro Vivientes se postraron y adoraron a Dios, que está sentado en el trono, diciendo: «¡Amén! ¡Aleluya!» 
5.Y salió una voz del trono, que decía: «Alabad a nuestro Dios, todos sus siervos y los que le teméis, pequeños y grandes.» 
6.Y oí el ruido de muchedumbre inmensa y como el ruido de grandes aguas y como el fragor de fuertes truenos. Y decían: «¡Aleluya! Porque ha establecido su reinado el Señor, nuestro Dios Todopoderoso. 
7.Alegrémonos y regocijémonos y démosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero, y su Esposa se ha engalanado 
8.y se le ha concedido vestirse de lino deslumbrante de blancura - el lino son las buenas acciones de los santos». - 
9.Luego me dice: «Escribe: Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero.» Me dijo además: «Estas son palabras verdaderas de Dios.» 
10.Entonces me postré a sus pies para adorarle, pero él me dice: «No, cuidado; yo soy un siervo como tú y como tus hermanos que mantienen el testimonio de Jesús. A Dios tienes que adorar.» El testimonio de Jesús es el espíritu de profecía. 11.Entonces vi el cielo abierto, y había un caballo blanco: el que lo monta se llama «Fiel» y «Veraz»; y juzga y combate con justicia. 
12.Sus ojos, llama de fuego; sobre su cabeza, muchas diademas; lleva escrito un nombre que sólo él conoce; 
13.viste un manto empapado en sangre y su nombre es: La Palabra de Dios. 
14.Y los ejércitos del cielo, vestidos de lino blanco puro, le seguían sobre caballos blancos. 
15.De su boca sale una espada afilada para herir con ella a los paganos; él los regirá con cetro de hierro; él pisa el lagar del vino de la furiosa cólera de Dios, el Todopoderoso. 
16.Lleva escrito un nombre en su manto y en su muslo: Rey de Reyes y Señor de Señores. 
17.Luego vi a un Angel de pie sobre el sol que gritaba con fuerte voz a todas las aves que volaban por lo alto del cielo: «Venid, reuníos para el gran banquete de Dios, 18.para que comáis carne de reyes, carne de tribunos y carne de valientes, carne de caballos y de sus jinetes, y carne de toda clase de gente, libres y esclavos, pequeños y grandes.» 
19.Vi entonces a la Bestia y a los reyes de la tierra con sus ejércitos reunidos para entablar combate contra el que iba montado en el caballo y contra su ejército. 20.Pero la Bestia fue capturada, y con ella el falso profeta - el que había realizado al servicio de la Bestia las señales con que seducía a los que habían aceptado la marca de la Bestia y a los que adoraban su imagen - los dos fueron arrojados vivos al lago del fuego que arde con azufre. 
21.Los demás fueron exterminados por la espada que sale de la boca del que monta el caballo, y todas las aves se hartaron de sus carnes.»" 
Apocalipsis, 19 - Bíblia Católica Online

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"Salmos, 19 
2.Los cielos cuentan la gloria del Señor, proclama el firmamento la obra de sus manos. 3.Un día al siguiente le pasa el mensaje y una noche a la otra se lo hace saber. 4.No hay discursos ni palabras ni voces que se escuchen, 5.mas por todo el orbe se capta su ritmo, y el mensaje llega hasta el fin del mundo. 6.Al sol le fijó una tienda en lontananza, de allí sale muy alegre, como un esposo que deja su alcoba, como atleta, a correr su carrera. 7.Sale de un extremo de los cielos y en su vuelta, que alcanza al otro extremo, no hay nada que se escape a su calor. 8.La ley del Señor es perfecta, es remedio para el alma, toda declaración del Señor es cierta y da al sencillo la sabiduría. 9.Las ordenanzas del Señor son rectas y para el corazón son alegría. Los mandamientos del Señor son claros y son luz para los ojos. 10.El temor del Señor es un diamante, que dura para siempre; los juicios del Señor son verdad, y todos por igual se verifican. 11.Son más preciosos que el oro, valen más que montones de oro fino; más que la miel es su dulzura, más que las gotas del panal. 12.También son luz para tu siervo, guardarlos es para mí una riqueza. 13.Pero, ¿quién repara en sus deslices? Límpiame de los que se me escapan. 14.Guarda a tu siervo también de la soberbia, que nunca me domine. Así seré perfecto y limpio de pecados graves. 15.¡Ojalá te gusten las palabras de mi boca, esta meditación a solas ante ti, oh Señor, mi Roca y Redentor!" 
Salmos, 19 - Bíblia Católica Online

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