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jueves, 26 de julio de 2018

PROPAGAD EL EVANGELIO. LLEVADLO A TODO EL MUNDO / SALMOS

"I Pedro, 1 

1.Pedro, apóstol de Jesucristo, a los que viven como extranjeros en la Dispersión: en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos 
2.según el previo conocimiento de Dios Padre, con la acción santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser rociados con su sangre. A vosotros gracia y paz abundantes. 
3.Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo quien, por su gran misericordia, mediante la Resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha reengendrado a una esperanza viva, 
4.a una herencia incorruptible, inmaculada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, 
5.a quienes el poder de Dios, por medio de la fe, protege para la salvación, dispuesta ya a ser revelada en el último momento. 
6.Por lo cual rebosáis de alegría, aunque sea preciso que todavía por algún tiempo seáis afligidos con diversas pruebas, 
7.a fin de que la calidad probada de vuestra fe, más preciosa que el oro perecedero que es probado por el fuego, se convierta en motivo de alabanza, de gloria y de honor, en la Revelación de Jesucristo. 
8.A quien amáis sin haberle visto; en quien creéis, aunque de momento no le veáis, rebosando de alegría inefable y gloriosa; 
9.y alcanzáis la meta de vuestra fe, la salvación de las almas. 
10.Sobre esta salvación investigaron e indagaron los profetas, que profetizaron sobre la gracia destinada a vosotros, 
11.procurando descubrir a qué tiempo y a qué circunstancias se refería el Espíritu de Cristo, que estaba en ellos, cuando les predecía los sufrimientos destinados a Cristo y las glorias que les seguirían. 
12.Les fue revelado que no administraban en beneficio propio sino en favor vuestro este mensaje que ahora os anuncian quienes os predican el Evangelio, en el Espíritu Santo enviado desde el cielo; mensaje que los ángeles ansían contemplar. 
13.Por lo tanto, ceñíos los lomos de vuestro espíritu, sed sobrios, poned toda vuestra esperanza en la gracia que se os procurará mediante la Revelación de Jesucristo. 14.Como hijos obedientes, no os amoldéis a las apetencias de antes, del tiempo de vuestra ignorancia, 
15.más bien, así como el que os ha llamado es santo, así también vosotros sed santos en toda vuestra conducta, 
16.como dice la Escritura: Seréis santos, porque santo soy yo. 
17.Y si llamáis Padre a quien, sin acepción de personas, juzga a cada cual según sus obras, conducíos con temor durante el tiempo de vuestro destierro, 
18.sabiendo que habéis sido rescatados de la conducta necia heredada de vuestros padres, no con algo caduco, oro o plata, 
19.sino con una sangre preciosa, como de cordero sin tacha y sin mancilla, Cristo, 20.predestinado antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos a causa de vosotros; 
21.los que por medio de él creéis en Dios, que le ha resucitado de entre los muertos y le ha dado la gloria, de modo que vuestra fe y vuestra esperanza estén en Dios. 22.Habéis purificado vuestras almas, obedeciendo a la verdad, para amaros los unos a los otros sinceramente como hermanos. Amaos intensamente unos a otros con corazón puro, 
23.pues habéis sido reengendrados de un germen no corruptible, sino incorruptible, por medio de la Palabra de Dios viva y permanente. 
24.Pues toda carne es como hierba y todo su esplendor como flor de hierba; se seca la hierba y cae la flor; 
25.pero la Palabra del Señor permanece eternamente. Y esta es la Palabra: la Buena Nueva anunciada a vosotros." 
I Pedro, 1 - Bíblia Católica Online

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"Salmos, 25 
2.A ti, Señor, elevo mi alma, a ti que eres mi Dios. En ti he confiado, que no quede avergonzado ni se rían de mí mis enemigos. 3.Los que esperan en ti no serán confundidos, pero sí lo serán quienes te mienten. 4.Haz, Señor, que conozca tus caminos, muéstrame tus senderos. 5.En tu verdad guía mis pasos, instrúyeme, tú que eres mi Dios y mi Salvador. Te estuve esperando todo el día, sé bueno conmigo y acuérdate de mí. 6.Acuérdate que has sido compasivo y generoso desde toda la eternidad. 7.No recuerdes las faltas ni los extravíos de mi juventud; pero acuérdate de mí según tu amor. 8.El Señor es bueno y recto; por eso muestra el camino a los que han pecado. 9.Dirige los pasos de los humildes, y muestra a los sencillos el camino. 10.Amor y lealtad son todos sus caminos, para el que guarda su alianza y sus mandatos. 11.¡Rinde honor a tu nombre, Señor, y perdona mi deuda, que es muy grande! 12.En cuanto un hombre teme al Señor, él le enseña a escoger su camino. 13.Su alma en la dicha morará, y sus hijos heredarán la tierra. 14.El secreto del Señor es para quien lo teme, le da el conocimiento de su alianza. 15.Mis ojos nunca se apartan del Señor, pues él saca mis pies de la trampa. 16.Mírame y ten compasión de mí, que estoy solo y desvalido. 17.Afloja lo que aprieta mi corazón y hazme salir de mis angustias. 18.Contempla mi miseria y mi fatiga y quítame de encima todos mis pecados. 19.Mira cuántos son mis enemigos y con qué odio violento me persiguen. 20.Defiende mi vida, líbrame: no quede confundido de haber confiado en ti. 21.Integridad y rectitud me guardarán, en ti, Señor, he puesto mi confianza. 22.Oh Dios, redime a Israel de todas sus angustias." 
Salmos, 25 - Bíblia Católica Online

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