Oscar Wilde: “No hay ningún pecado, excepto la estupidez”. Hoy será una señora que nunca supo leer ni escribir, la que nos haga comprender el sentido de estas letras. Esta buena Señora, que nunca tuvo que falsear un máster o un doctorado, siempre me decía: “en la vida hay que tener educación o religión”. Efectivamente son los pilares de la convivencia social.
No citaremos individuos concretos, pero: ¿Cómo es posible que atacar con blasfemias, pueda sonar a libertad de expresión? Eso no es signo de libertad, eso es signo de estar atravesando la etapa más triste y lamentable, de una sociedad que ha perdido todo horizonte de lo que significa la convivencia; por ende, la libertad de expresión, la libertad religiosa y en definitiva la decadencia más absoluta en la que pueda caer el ser humano.
Voy a citar un autor, que no es precisamente el más devoto de los autores católicos. Hans Küng: “
El estado libre-democrático debería ser, por su propia naturaleza, neutral en cuanto a la concepción del mundo. Esto significa que debe tolerar la diversidad de religiones y confesiones, de filosofías e ideologías. (…) El estado democrático, de acuerdo con su constitución, ha de respetar, proteger y fomentar la libertad de conciencia y religión, la libertad de prensa y de reunión…sin embrago, este Estado no debería imponer un sentido o estilo de vida, ni prescribir legalmente ninguna clase de valores supremos o normas últimas, si quiere conservar intacta su neutralidad de cosmovisión”[i]
Por lo tanto, cuando cualquier creyente, ve atacados sus derechos a ser respetado. Debe verse amparado por la ley que ha de asistir a cualquier estado democrático, y en el mismo derecho (no siendo un privilegio de una sociedad concreta, puesto que pensar eso significa no conocer derecho internacional y además posiblemente haber salido poco de nuestra mentalidad provinciana) recoger cuales son los delitos contra los sentimientos religiosos.
No sé si conocemos mucho a Nietzsche, pero lo que sí está claro es que no tolera en absoluto al cristianismo; siendo la mayor parte de su obra, un estudio para desmontar el dogma, la moral, la ética y la cosmovisión del occidente cristiano. Pues bien, hoy será él quien me ayude a hacer esta reflexión: “El primer cristiano, y me temo que también el último es, desde lo más íntimo de su instinto, un rebelde contra todo lo privilegiado: vive y lucha constantemente en pro de la igualdad de derechos”. También aprendí de aquella mujer, sin estudios pero una sabia: “las cosas hay que tomarlas de quien vienen”. Nunca podré comprender como una burguesía bien instalada, que hace poco o nada, sino puro “postureo” social, persisten en una lucha anticlerical absurda, más propia de una época muerta. Si hemos de entender la vida sólo desde la lucha, luchemos contra: incultura, las injusticias sociales, el fracaso escolar… pero luchar contra una institución que mueve socialmente a diario, independientemente de las creencias del que necesita, gran parte de las acciones sociales que en él país se producen. Me parece casi esperpéntico.
Finalmente, permitidme un poco de proselitismo. Hay quien me pregunta: ¿Por qué hacer una Fundación para la promoción de la cultura? Y yo me pregunto, ante lo que estamos viendo. ¿Cómo no hacer una Fundación para la promoción de la cultura? Lo más maravilloso que tenemos es la educación y poder llevar por bandera, seamos o no creyentes, podemos sentarnos en una misma mesa, para: debatir, reír, dialogar y discutir… pero queriéndonos aunque en el debate tengamos que diferir. Eso nos hace grandes, nos hace inteligentes, nos lleva al crecimiento mutuo… en definitiva nos saca de la estupidez.
Cultura es todo complejo que incluye el conocimiento, el arte, las creencias, la ley, la moral, las costumbres y todos los hábitos y habilidades adquiridos por el hombre no sólo en la familia, sino también al ser parte de una sociedad como miembro que es. Apostar por la cultura, es apostar por una sociedad de progreso auténtico, una sociedad libre, una sociedad capaz, una sociedad de hombres y mujeres valientes, con valores y respetuosos. Una sociedad, no manipulable por una élite, que hoy dejo examinar con la lectura de esta famosa fábula de Samaniego; creo que con la fábula es suficiente, no necesariamente hemos de hacer un comentario al texto.
A un panal de rica miel
dos mil Moscas acudieron,
que por golosas murieron
presas de patas en él.
Otras dentro de un pastel
enterró su golosina.
Así, si bien se examina,
los humanos corazones
perecen en las prisiones
del vicio que los domina.
[i] H.KÜNG. Proyecto de una ética mundial. E. Trotta 1991. Pg 45
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