14-11-09
(Mis hijos pequeños no quieren rezar el Rosario ahora. Dicen que luego)
Virgen:
Déjales. Tú ven ahora. También Yo amo vuestra libertad y no deseo forzaros.
Luego les vuelves a invitar.
Deseo que vean en tu invitación, mi Amor, y que no les fuerzas, al igual que Yo
tampoco les fuerzo a ellos ni a ninguno de vosotros.
Quiero de ti –y mira que esto es lo que Yo te pido y no te pido otra cosa– firmeza.
Se necesita ahora de ti mucha firmeza en todos los ámbitos. Se pedirá de ti, en la
prueba, una firmeza heroica, y una fe a prueba de bomba, una confianza
sobrehumana y una caridad “a tope”.
Sí. En la desesperanza te probamos excelsamente en la confianza.
Yo siempre te acompaño. Conforta, alienta tú también a los tuyos194. Tú a tu vez.
Permíteme decirte que elegiste mal...
Si sabremos Nosotros a quién hemos elegido... Ten en cuenta que estás hablando
con Dios, con su Madre, con los Ángeles y Santos. ¿Crees tú que equivocaron su
elección?
A veces, Madre, creo que me voy a morir en el intento de cumplir todo aquello
que me pedís.
No importa, Marga, pero ahí estás. No importa tanto cómo te sientas, sino que lo
hagas y lo cumplas tal y como Nosotros te lo hemos dicho y te lo pedimos.
Tú persevera, ¡persevera! Mira: vive entregada a esta causa. Mal que les pese a todos. En lo que de ti dependa la santidad de los que dependen de ti: trabaja “a tope”, con denuedo.
Madre mía Amantísima: ¿por qué no podré verte siempre así? Porque no vienes a Mí tan a menudo como debieras. Me refiero a que no vienes a Mí abriendo tu alma enteramente a Mí, como ahora. Si lo hicieras siempre así, siempre verías claro. Y en los momentos de la prueba. Los momentos de la prueba tienen que venir, y momentos de oscuridad, tú los vas a tener. Persevera siempre. Y ábreme siempre tu corazón.
Tú persevera, ¡persevera! Mira: vive entregada a esta causa. Mal que les pese a todos. En lo que de ti dependa la santidad de los que dependen de ti: trabaja “a tope”, con denuedo.
Madre mía Amantísima: ¿por qué no podré verte siempre así? Porque no vienes a Mí tan a menudo como debieras. Me refiero a que no vienes a Mí abriendo tu alma enteramente a Mí, como ahora. Si lo hicieras siempre así, siempre verías claro. Y en los momentos de la prueba. Los momentos de la prueba tienen que venir, y momentos de oscuridad, tú los vas a tener. Persevera siempre. Y ábreme siempre tu corazón.
194 Cfr. 2 Co 1,4.
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