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jueves, 21 de febrero de 2019

DICTADOS DE JESÚS A MARGA (HAY QUE PONERSE UNO MISMO DONDE PONE MARGA), PARA ÉSTOS ÚLTIMOS TIEMPOS. LEÉLO Y COMPARTE.


30-01-2011 

Virgen: 

Queridos hijos: vosotros, que sabéis que trabajáis por mis intereses. Y vosotros, los que me amáis tanto, que hasta estáis dispuestos a dar la vida por Mí. Tengo que deciros, amados, que mi Corazón, en vuestra Patria, así como en tantas partes del mundo, se encuentra dividido. Y es así que la división lacera mi Cuerpo, que es la Iglesia, y hace montar ante vosotros campañas de un potente ejército que quiere lanzarse contra los vuestros “a la primera de cambio”. Dejáis al descubierto la mayoría de vuestros flancos, preocupados en una lucha interna, y es así como entrará para destrozaros sin piedad. 

Lo hará sin piedad, hijos, sin piedad. ¡Qué es esto! Y qué Dolor, el ver cómo dentro de las Obras que se dicen “mías”, veo a los míos luchar entre sí, con menos compasión que lo harían sus propios enemigos de fuera, al intentar conquistarlos. ¡Oh, hijos…! ¡Qué difícil me lo hacéis a veces! Oíd a esta niña. Ella tiene algo que deciros de mi parte. 

Diles, querida: ¡NO-LUCHÉIS-MÁS-ENTRE-VOSOTROS! Mi Corazón muere de pena al veros levantar en odios fratricidas el uno contra el otro. ¡No luchéis por vuestros intereses! Buscad los intereses de Dios.466 

Sí: alguno tiene hipotecado en todo esto su patrimonio familiar. Alguno tiene el interés de su propia pobreza también volcado en esto. Falsos pobres, que lo son porque no pueden acceder al dinero, no por verdadera elección de la pobreza radical evangélica. Me gustaría veros con dinero, ¿qué no seríais? ¿Por qué juzgáis tan duramente a los que lo poseen?, ¿y por qué os creéis mejores que ellos sólo por ser pobres? La pobreza no es un valor absoluto. Absoluto lo es Cristo. 

Y vosotros, ricos: ¿hacéis buen uso de ello dándolo a los pobres? ¿O buscáis sólo cómo enriqueceos, aun a costa de la mentira y poniendo a mi Iglesia como fondo de vuestras propias ganancias? Amados, mi Cuerpo se encuentra lacerado por vuestras divisiones. Llegará un día en que caminaréis unidos. Pero para que esto llegue, deberéis pasar por muchos sufrimientos y tribulaciones. Tantos, porque no estáis dispuestos a convertiros y a cambiar vuestro corazón. Difícil lo es para Mí y Dolor inmenso causáis en mi Corazón al veros tan dispersos, tan divididos y tan empecinados en vuestra división. Que, pese a que Yo os llamo a la Unión, vosotros declináis esta invitación y preferís seguir según vuestros planes para la unión, que estimáis llegará según vosotros os lo habéis propuesto y según vuestros planes. 

Primero: ¡no reíros del hermano! Vuestro hermano, con su manera de ser, sus defectos y sus virtudes, es otro igual a vosotros en el camino a conseguir la santidad y otro hijo de Dios, en Jesucristo. Igual en dignidad a vosotros. ¿Por qué menospreciar sus Caminos para ir a la Gracia y ridiculizar sus logros? No son los vuestros. No son vuestras maneras. ¡Pero, hermana! ¡La Iglesia es grande y alberga a un gran número de hijos! Si os amarais, acogeríais todas las diferencias como un Don inmenso de Dios, y una riqueza. Veríais en ello la impronta del Creador, que es Infinito y tiene infinitas formas de manifestarse en vosotros. 

Segundo: ¡no humilléis al hermano! Si, por la causa que sea, vuestro proyecto sale por encima del suyo, no se lo restreguéis por la cara y no le arrinconéis y pisoteéis, entre gritos de victoria. Es tu hermano, no tu enemigo. Pensad que aun los mejores proyectos, pueden caer en un día. 

Hija: y a ti no te quiero para nada que no sea el Corazón de Cristo. El Proyecto del Corazón de Cristo. ¡Y aun cuando ninguno de entre vosotros, a los que os llamo, entendiera! , que sepas, hija mía, ¡que sepáis!, ¡que el Proyecto de Cristo saldrá, saldrá a relucir! ¡Y Triunfará! ¡Oh, banderas que se alzan para luchar entre vosotros! NO, ¡NO!, ¡NO!, ¡NO! ¡En España hay tantos buenos! ¡Tantas Obras buenas! 

Dios mío: ¿por qué no me concedes salvarles? 

(Vi a la Virgen suplicando ante Dios por nosotros) (Anteriormente había visto que se alzaban banderas diferentes. Y a diferentes personas dentro de la Iglesia, alzando sus propias banderas. Con cara de desprecio ante los demás y de orgullo por lo suyo y por sí mismos. Y pensando que van a ganar no sé qué batalla. Y son como pequeños grupos. Imagínate una manifestación, mucha gente en el mismo sitio, pero por grupillos y con banderas diferentes. Pretenden moverse. Unos dicen: “¡Por aquí!”, otros, “¡por aquí!” otros “¡por aquí!”, y el resultado es una gran masa que se golpea entre ella al intentar avanzar en diferentes direcciones con fuerza. No avanza. Y se hace daño. Un caos) 

No necesitáis ejército enemigo, pues entre vosotros, os estáis destruyendo. Ve ahora a atender a los tuyos. Es hora de cenar. Y de hacer la oración familiar. Vuela en su ayuda. Te necesitan. Y te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

466 Cfr. Mt 6,33.  

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