Lo primero que habría que aclarar es que no hay un mensaje más importante que otro. Tampoco que uno sea para los marianos y otro para los “no creyentes”. ¡No! Ambos mensajes son para toda la humanidad. La Madre no hace distinción, la distinción la hacen los fieles. La Madre solo ha pedido que el 2 de cada mes se ore de manera especial por “quienes no experimentan el amor de Dios en sus corazón” y con ocasión de ese encuentro donde Ella aparece nos da un mensaje que hay que meditar y considerar como el del 25 de cada mes. Entonces, la Madre, cada mes, habla dos veces y cuando parece también a los peregrinos en la Colina de la Aparición los lunes o viernes por medio de Iván, también habla.
Hay que aclarar: Medjugorje es un gracia porque María aparece allí todos los días y habla. El fin de Medjugorje no es un mensaje el 25 de cada mes, sino que la Madre está allí todos los días, y por lo común, habla los 25 y los 2 de cada mes, y ocasionalmente, también habla lunes o viernes. Y también habla a los sacerdotes que participan en la aparición con Iván los jueves. Entonces, este es el don de Medjugorje: María aparece y Ella nos dice: “Queridos hijos, como Madre de la Iglesia, como su Madre, sonrío mientras los veo venir a mí, cómo se reúnen en torno a mí y cómo me buscan. Mis venidas entre ustedes son prueba de cuánto el Cielo los ama. Ellas les muestran el camino hacia la vida eterna, hacia la salvación. Apóstoles míos, ustedes que se esfuerzan en tener un corazón puro y a mi Hijo en él, están en el buen camino.”
Como se aprecia es la continuación del mensaje anterior. Nuevamente nos recuerda que su Venida en un don de Dios, y que reúne a su hijos como “prueba de cuánto el Cielo nos ama”. Sus apariciones muestran el camino hacia la vida eterna, hacia la salvación. Luego, Medjugorje es un don para los tiempos que vivimos, es un don de Dios, de Su Misericordia. Y el cristiano debe abrirse sin miedo a ese don.
Fuente: Padre Francisco Verar
No hay comentarios:
Publicar un comentario