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domingo, 30 de junio de 2013

VENDRAN TIEMPOS DIFICILES



2 TIMOTEO 3, 1-9


1 Quiero que sepas que en los últimos tiempos sobrevendrán momentos difíciles.
2 Porque los hombres serán egoístas, amigos del dinero, jactanciosos, soberbios, difamadores, rebeldes con sus padres, desagradecidos, impíos,
3 incapaces de amar, implacables, calumniadores, desenfrenados, crueles, enemigos del bien,
4 traidores, aventureros, obcecados, más amantes de los placeres que de Dios;
5 y aunque harán ostentación de piedad, carecerán realmente de ella. ¡Apártate de esa gente!
6 Así son los que se introducen en los hogares, seduciendo a mujeres frívolas y llenas de pecados, que se dejan arrastrar por toda clase de pasiones,
7 esas que siempre están aprendiendo, pero nunca llegan a conocer la verdad.
8 Así como Janés y Jambrés se opusieron a Moisés, ellos también se opondrán a la verdad: son hombres de mentalidad corrompida, descalificados en lo que se refiere a la fe.
9 Pero no irán lejos, porque su insensatez se pondrá de manifiesto como la de aquellos.

DEL HABLA INTERIOR DE CRISTO AL ALMA FIEL.

CAPÍTULO 27: EL AMOR PROPIO NOS DESVÍA MUCHO DEL BIEN ETERNO.
 
Jesucristo:
1. Hijo, conviene que lo des todo por el todo; y no ser nada de ti mismo. Sabe que amor propio te daña más que ninguna cosa del mundo. Según fuere el amor y afición que tienes a las cosas, estarás más o menos ligado a ellas. Si tu amor fuere puro, sencillo y bien ordenado, no serás esclavo de ninguna. No codicies lo que no te conviene tener. No quieras tener cosa que te pueda impedir y quitar la libertad interior. Es de admirar que no te entregues a Mí de lo íntimo del corazón, con todo lo que puedes tener o desear.
2. ¿Por qué te consumes con vana tristeza? ¿Por qué te fatigas con superfluos cuidados? Está a mi voluntad, y no sentirás daño alguno. Si buscas esto o aquello, y quisieres estar aquí o allí por tu provecho, y propia voluntad, nunca tendrás quietud, ni estarás libre de cuidados; porque en todas hay alguna falta, y en cada lugar habrá quien te ofenda.
3. Y así, no cualquier cosa alcanzada o multiplicada exteriormente aprovecha; sino más bien la despreciada y desarraigada del corazón. No entiendas eso solamente de las posesiones y de las riquezas; sino también de la ambición de la honra, y deseo de vanas alabanzas, todo lo cual pasa con el mundo. Importa poco el lugar, si falta el fervor del espíritu; ni durará mucho la paz buscada por de fuera, si falta el verdadero fundamento de la disposición del corazón; quiero decir, si no estuvieses en Mí, puedes mudarte, pero no mejorarte. Porque en llegando y agradando la ocasión, hallarás lo mismo que huías, y más. Oración para pedir la limpieza de corazón, y la Sabiduría celestial.
El Alma:
4. Confírmame, Señor, en la gracia del Espíritu Santo. Dame esfuerzo para fortalecerme en mi interior, y desocupar mi corazón de toda inútil solicitud y congoja, y para que no me lleven tras sí, tan varios deseos por cualquier cosa vil o preciosa; sino que las mire todas como pasajeras, y a mí mismo como que he de pasar con ellas. Porque nada hay permanente debajo del sol, adonde todo es vanidad y aflicción de espíritu. ¡Oh! ¡Cuán sabio es el que así piensa!
5. Dame, Señor, sabiduría celestial, para que aprenda a buscarte y hallarte sobre todas las cosas, gustarte y amarte sobre todas y entender lo demás como es, según el orden de tu sabiduría. Dame prudencia para desviarme del lisonjero, y sufrir con paciencia el adversario. Porque esta es muy gran sabiduría, no moverse a todo viento de palabras, ni tampoco dar oídos a la engañosa sirena, pues así se anda con seguridad el camino del cielo.

CAPÍTULO 28: CONTRA LAS LENGUAS MALDICIENTES.
 
Jesucristo:
1. Hijo, no te enojes si algunos tuvieren mala opinión de ti, y dijeren lo que no quisieras oír. Tú debes sentir de ti peores cosas, y tenerte por el más flaco de todos. Si andas dentro de ti, no apreciarás mucho las palabras que vuelan. No es poca prudencia callar en el tiempo adverso, y volverse a mi corazón, sin turbarse por los juicios humanos.
2. No esté tu paz en la boca de los hombres; pues si pensaren de ti bien o mal, no serás por eso hombre diferente. ¿Dónde está la verdadera paz y la verdadera gloria sino en Mí? Y el que no desea contentar a los hombres, ni teme desagradarlos, gozará de mucha paz. Del desordenado amor y vano temor, nace todo desasosiego del corazón, y la distracción de los sentidos


Lecturas Domingo 13º del Tiempo Ordinario - Ciclo C


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Domingo 30 de Junio del 2013
Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes (19,16b.19-21):

En aquellos días, el Señor dijo a Elías: «Unge profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, de Prado Bailén.»
Elías se marchó y encontró a Eliseo, hijo de Safat, arando con doce yuntas en fila, él con la última. Elías pasó a su lado y le echó encima el manto. 
Entonces Eliseo, dejando los bueyes, corrió tras Elías y le pidió: «Déjame decir adiós a mis padres; luego vuelvo y te sigo.»
Elías le dijo: «Ve y vuelve; ¿quién te lo impide?»
Eliseo dio la vuelta, cogió la yunta de bueyes y los ofreció en sacrificio; hizo fuego con aperos, asó la carne y ofreció de comer a su gente; luego se levantó, marchó tras Elías y se puso a su servicio.

Palabra de Dios
Salmo
Sal 15,1-2a.5.7-8.9-10.11

R/.
 Tú, Señor, eres el lote de mi heredad

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; 
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.» 
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; 
mi suerte está en tu mano. R/.

Bendeciré al Señor, que me aconseja, 
hasta de noche me instruye internamente. 
Tengo siempre presente al Señor, 
con él a mi derecha no vacilaré. R/.

Por eso se me alegra el corazón, 
se gozan mis entrañas, 
y mi carne descansa serena. 
Porque no me entregarás a la muerte, 
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R/.

Me enseñarás el sendero de la vida, 
me saciarás de gozo en tu presencia, 
de alegría perpetua a tu derecha. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (5,1.13-18):

Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Por tanto, manteneos firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud. Hermanos, vuestra vocación es la libertad: no una libertad para que se aproveche la carne; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor. Porque toda la Ley se concentra en esta frase: «Amarás al prójimo como a ti mismo.» Pero, atención: que si os mordéis y devoráis unos a otros, terminaréis por destruiros mutuamente. Yo os lo digo: andad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne; pues la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Hay entre ellos un antagonismo tal que no hacéis lo que quisierais. En cambio, si os guía el Espíritu, no estáis bajo el dominio de la Ley.

Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,51-62):

Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino, entraron en una aldea de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén. 
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: «Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?»
Él se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea. Mientras iban de camino, le dijo uno: «Te seguiré adonde vayas.»
Jesús le respondió: «Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»
A otro le dijo: «Sígueme.»
Él respondió: «Déjame primero ir a enterrar a mi padre.»
Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.»
Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.»
Jesús le contestó: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.»

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio del Domingo 30 de Junio del 2013

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José María Vegas, cmf
La libertad para el seguimiento
La despedida de Eliseo de los suyos, antes de responder a la sorpresiva llamada de Elías, expresa los deberes hacia la propia familia, que en la antigüedad tenían carácter sagrado. Pero en el evangelio Jesús da la impresión de contravenir esos deberes sagrados, cuando apremia a un seguimiento que parece implicar la ruptura de los lazos familiares. ¿Es así realmente? Sí y no.
La clave para entender las radicales exigencias que plantea Jesús, está en las primeras palabras del evangelio de hoy: “Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén”. La decisión de ir a Jerusalén está directamente relacionada con el mesianismo de Cruz que Jesús acababa de revelar a sus discípulos, y del que nos habló el evangelio la semana pasada. Si Cristo es un Mesías que no ha venido a “triunfar” sobre sus enemigos destruyéndolos o sometiéndolos, y si el destino de la cruz (y el triunfo posterior de la Resurrección, que no es un triunfo contra nadie, sino abierto y a favor de todos) ha de ser compartido por sus discípulos, significa que quien se apresta a seguir al Maestro tiene que hacer las cuentas consigo mismo, y con sus propias motivaciones. Todos los momentos del evangelio de hoy son, precisamente, una invitación a purificar las motivaciones de nuestra vida cristiana.
Así, en primer lugar, en sintonía con esa victoria de Jesús, que no tiene carácter bélico ni ideológico “contra” aquellos que lo rechazan de un modo u otro (como esa aladea samaritana que se niega a acogerlo), los discípulos de Jesús tienen que abstenerse de toda forma de violencia como método de extensión del evangelio. Jesús regaña a Juan y Santiago, que evidentemente todavía están pensando según esa vieja mentalidad que considera que para servir a Dios, hay que combatir y exterminar a los que, según nuestro criterio, se oponen a Él. Aunque nos parezca una lección tan clara, no está de más recordarla. Porque responder a la violencia con la violencia, o usar la fuerza para imponer el evangelio, pese a la contradicción flagrante que implica, es una tentación que se ha dado en la historia muchas veces y de la que nunca estamos liberados del todo. Pero Jesús nos ha enseñado que debemos anunciar la Buena Nueva a todos con el saludo de paz, de modo que si la propuesta no es acogida, sin dejar de anunciar sin miedo, debemos retirarnos con respeto (cf. Lc 10, 1-11).
En segundo lugar, es condición de los que quieren seguir a Jesús, el que renuncien a la pretensión de cualesquiera ventajas materiales. Es verdad que en la comunidad cristiana es esencial la ayuda mutua, como expresión del verdadero amor fraterno, que toca también los aspectos materiales de la vida. Pero seguir a Cristo y ser cristiano no significa buscarse un refugio para huir de las intemperies del mundo. Jesús nos recuerda hoy que él es, precisamente, el que vive a la intemperie, sin un lugar en el que reclinar la cabeza, una más que probable alusión a la cruz. Y el que le sigue tiene que estar dispuesto a todo, incluso a perder ventajas materiales y seguridades si así lo requieren las circunstancias. No será siempre así, pero el seguimiento de Cristo y la confesión de fe comportan riesgos que es preciso recordar y a los que siempre hay que estar dispuestos. El ejemplo de Pablo es, a este respecto, elocuente: al convertirse en discípulo y apóstol de Cristo, no sólo perdió sus antiguas seguridades y su poder (cf. Flp 3, 7-8), sino que tuvo que afrontar, por el testimonio de fe y el anuncio del evangelio, todo tipo de contratiempos y peligros (cf. 2 Cor 11, 23-28).
Por fin, están las aparentes incompatibilidades entre el seguimiento y los deberes familiares. En realidad Jesús no se opone a los deberes familiares, contenidos especialmente en el cuarto mandamiento. No olvidemos que, como el mismo Cristo dice, él no ha venido a suprimir la ley, sino a darle cumplimiento, esto es, llevarla a su perfección (cf. Mt 5, 17). Pero, por otro lado, esas obligaciones no deben ser un obstáculo ni convertirse en una excusa para no responder a la llamada al seguimiento, o para dejar esa respuesta para más adelante. El que dice “Déjame primero ir a enterrar a mi padre” no da a entender que su padre estuviera de cuerpo presente, y que Jesús no le permitiera cumplir con el deber sagrado de darle sepultura, sino que aquel quería posponer la respuesta mientras su padre estuviera vivo, y sólo después comenzar el camino del seguimiento. De modo similar, la advertencia dirigida al que quería “despedirse primero de su familia”, está indicando que la respuesta a la llamada es urgente y no admite esperas, como las implicadas en los largos ritos de despedida orientales. Jesús pasa y la llamada es apremiante, porque el Reino de Dios ya se ha hecho presente y requiere decisiones radicales. En este sentido, podemos entender que, en ocasiones, la propia familia, como también los lazos culturales, las propias tradiciones y todo lo que representa “la carne y la sangre” (cf. Mt 16, 17) pueden usarse como excusas para no acoger la llamada de Jesús, convertirse en obstáculos para una respuesta pronta y radical. Pero esos lazos (familia, cultura, tradición, etc.) también están necesitados de salvación, de buena nueva, de la renovación del perdón y la gracia que Cristo trae consigo. La vida cristiana no puede ser un mundo paralelo a esas otras realidades, como la familia, el trabajo, etc., que se pueden poner en el otro lado de la balanza a la hora de tomar la decisión de vivir el Evangelio, no pueden convertirse en una especie de márgenes de nuestra relación con Cristo.
Jesús no nos llama, pues, a romper con la familia, sino a vivir nuestras relaciones familiares (y con todo lo que compone nuestro ámbito de pertenencia natural) también en la perspectiva del seguimiento y de la novedad del evangelio. De modo que si, en cualquier sentido, se da un conflicto entre las exigencias de nuestra vida cristiana y aquellas relaciones, tenemos que hacer una elección clara y decidida a favor de Cristo. Esta decisión, aunque pueda resultar conflictiva, no deja de ser a la larga beneficiosa, no sólo para quien la realiza, sino también para esas relaciones, que, como hemos dicho, también necesitan ser redimidas.
Así pues, Jesús nos está llamando a la suprema libertad en la que él mismo vive. Y es de esta libertad de la que nos habla Pablo hoy con tanta fuerza. Hemos sido liberados en Cristo. Se trata de la libertad verdadera, que tan poco se parece a la que se proclama tanto, a la que tal vez aspiramos: la libertad para el capricho, para hacer “lo que me dé la gana”, sin dar cuentas a nadie. Las “ganas” equivalen aquí a lo que Pablo llama “la carne”: nuestras inclinaciones naturales, nuestros instintos, nuestras pasiones, tantas veces marcadas por el egoísmo. Cuando nos dejamos llevar por ellas, se producen conflictos entre intereses contrapuestos, guerras más o menos cruentas, en las que nos devoramos unos a otros. Si entendemos así la libertad, en realidad nos hacemos esclavos de nuestras pasiones, y entonces es imprescindible poner un coto a esa libertad irresponsable por medio de la ley, de prescripciones y restricciones que limiten el egoísmo. Al decir que “mi libertad termina en donde empieza la de los demás”, sin negar la parte de verdad que hay en ello, estamos entendiendo a los otros como puros límites de la propia libertad, que tendería a expandirse ahogando la de los demás (y viceversa). A lo más que se puede llegar por aquí es al respeto mutuo bajo la amenaza de castigos a los transgresores. Pero Jesús nos ha liberado para una forma superior de libertad: la libertad del amor. Si nos anima el Espíritu de Cristo, nos hacemos libres, porque somos dueños de nosotros mismos, de nuestras inclinaciones y deseos, y podemos orientarlos no simplemente al servicio de nosotros mismos, sino al servicio de nuestros hermanos, hasta el punto de hacernos, como dice San Pablo, esclavos unos de otros. No es fácil imaginar lo fuerte que tenía que sonar esta expresión en una sociedad en la que la esclavitud estaba vigente. Pero, ¿no ha sido el mismo Jesús, Hijo de Dios, Señor y Maestro el que ha venido a servir y no a ser servido (cf. Mt 20, 28), el que se ha hecho esclavo nuestro, y nos ha lavado los pies (cf. Jn 13, 12-15)?
Con esta libertad para el amor y para el servicio, es evidente que las relaciones familiares (tantas veces lastradas por nuestras debilidades y egoísmos) no se resienten ni desaparecen, sino que, al contrario, quedan sanadas, fortalecidas y renovadas; dejan de ser la expresión de un egoísmo étnico (cultural, nacional, etc.), para convertirse en el punto de partida de un amor que se abre sin límites a toda la familia humana, pues en Cristo todos nos hemos convertido en hermanos y hermanas, hijos de un mismo Padre.
De ahí la urgencia de una respuesta pronta y generosa, sin dilaciones ni excusas, a la llamada del Señor, que pasa a nuestro lado sin detenerse camino de Jerusalén.

sábado, 29 de junio de 2013

PRACTICAR LAS VIRTUDES, ESPECIALMENTE LA MANSEDUMBRE

OS RUEGO HERMANOS/AS QUE ME DISCULPEIS YA QUE TODOS ESTOS DIAS HE TENIDO PROBLEMAS CON INTERNET.

2 TIMOTEO 2, 22-26

22 No cedas a los impulsos propios de la juventud y busca la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con todos los que invocan al Señor con un corazón puro.
23 Evita las cuestiones estúpidas y carentes de sentido: ya sabes que provocan serios altercados.
24 El que sirve al Señor no debe tomar parte en querellas. Por el contrario, tienen que ser amable con todos, apto para enseñar y paciente en las pruebas.
25 Debe reprender con dulzura a los adversario, teniendo en cuenta que Dios puede concederles la conversión y llevarlos al conocimiento de la verdad,

26 haciéndolos reaccionar y librándolos de la trampa del demonio que los tiene cautivos al servicio de su voluntad.

DEL HABLA INTERIOR DE CRISTO AL ALMA FIEL.

CAPÍTULO 24: CÓMO SE HA DE EVITAR LA CURIOSIDAD DE SABER LAS VIDAS AJENAS.
 Jesucristo:
1. Hijo, no quieras ser curioso, ni tener cuidados impertinentes. ¿Qué te va a ti de esto o de lo otro? Sígueme tú. ¿Qué te importa que aquel sea tal o cual; o que este viva o hable de este o del otro modo? No necesitas tú responder por otros, sino dar razón de ti mismo. ¿Pues por qué te ocupas en eso? Mira que yo conozco a todos; veo cuanto pasa debajo del sol, y sé de que manera está cada uno, qué piensa, que quiere, y a qué fin dirige su intención. Por eso se deben encomendar a Mí todas las cosas; pero tú consérvate en santa paz, y deja al bullicioso hacer cuanto quisiere. Sobre él vendrá lo que hiciere, porque no puede engañarme.
2. No tengas cuidado de la autoridad y gran nombre, ni de la familiaridad de muchos, ni del amor particular de los hombres. Porque esto causa distracciones y grandes tinieblas en el corazón. De buena gana te hablaría mi palabra, y te revelaría mis secretos, si tú esperases con diligencia mi venida, y me abrieses la puerta del corazón. Está apercibido, y vela en oración, y humíllate en todo.

CAPÍTULO 25: EN QUÉ CONSISTE LA PAZ FIRME DEL CORAZÓN, Y EL VERDADERO APROVECHAMIENTO.
 
Jesucristo:
1. Hijo, yo dije: La paz os dejo, mi paz os doy; y no la doy como la del mundo. Todos desean la paz; mas no tienen todos cuidado de las cosas que pertenecen a la verdadera paz. Mi paz está con los humildes y mansos de corazón. Tu paz la hallarás en la mucha paciencia. Si me oyeres y siguieres mi voz, podrás gozar de mucha paz.
El Alma:
2. ¿Pues qué haré?
Jesucristo:
3. Mira en todas las cosas lo que haces y lo que dices, y dirige toda tu intención al fin de agradarme a Mí solo, y no desear ni buscar nada fuera de Mí. Ni juzgues temerariamente de los hechos o dichos ajenos, ni te entremetas en lo que no te han encomendado: con esto podrá ser poco o tarde te turbes. Porque el no sentir alguna tribulación, ni sufrir alguna fatiga en el corazón o en el cuerpo, no es de este siglo, sino propio del eterno descanso. No juzgues, pues, haber hallado la verdadera paz, porque no sientas alguna pesadumbre; ni que ya es todo bueno, porque no tengas ningún adversario; ni que está la perfección en que todo te suceda según tú quieres. Ni entonces te reputes por grande o digno especialmente de amor, porque tengas gran devoción y dulzura; porque en estas cosas no se conoce el verdadero amador de la virtud, ni consiste en ellas el provecho y perfección del hombre.
El Alma:
4. ¿Pues en qué consiste, Señor?
Jesucristo:
5. En ofrecerte de todo tu corazón a la divina voluntad, no buscando tu interés en lo poco, ni en lo mucho, ni en lo temporal, ni en lo eterno. De manera que con rostro igual, des gracias a Dios en las cosas prósperas y adversas, pensándolo todo con un mismo peso. Si fueres tan fuerte y firme en la esperanza que, quitándote la consolación interior, aún esté dispuesto tu corazón para padecer mayores penas, y no te justificares, diciendo que no debieras padecer tales ni tantas cosas, sino que me tuvieres por justo y alabares por santo en todo lo que Yo ordenare, cree entonces que andas en el recto camino de la paz, y podrás tener esperanza cierta de ver nuevamente mi rostro con júbilo. Y si llegares al perfecto menosprecio de ti mismo, sábete que entonces gozaras de abundancia de paz, cuanto cabe en este destierro.

CAPÍTULO 26: DE LA ELEVACIÓN DEL ESPÍRITU LIBRE, LA CUAL SE ALCANZA MEJOR CON LA ORACIÓN HUMILDE QUE CON LA LECTURA.
 
El Alma:
1. Señor, obra es de varón perfecto no entibiar nunca el ánimo en la consideración de las cosas celestiales, y entre muchos cuidados pasar casi sin cuidado, no a la manera de un estúpido, sino con la prerrogativa de un alma libre, que no pone desordenado afecto en criatura alguna.
2. Ruégote piadosísimo Dios mío, que me apartes de los cuidados de esta vida, para que no me embarace demasiado en ellos; para que no me deje llevar del deleite ni de las muchas necesidades del cuerpo; para que no pierda el fruto con los muchos obstáculos y molestias del alma. No hablo de las cosas que la vanidad mundana desea con tanto afecto; sino de aquellas miserias que penosamente agravan y detienen el alma de tu siervo, con la común maldición de los mortales; para que no pueda alcanzar la libertad del espíritu cuantas veces quisiere.
3. ¡Oh, Dios mío, dulzura inefable! Conviérteme en amargura todo consuelo carnal, que me aparta del amor de los eternos, lisonjeándome torpemente con la vista de bienes temporales que deleitan. No me venza, Dios mío, no me venza la carne y la sangre; no me engañe el mundo y su breve gloria; no me derribe el demonio y su astucia. Dame fortaleza para resistir, paciencia para sufrir, constancia para perseverar. Dame en lugar de todas las consolaciones del mundo la suavísima unción de tu espíritu; y en lugar del amor carnal infúndeme el amor de tu nombre.
4. Porque muy embarazosas son para el espíritu fervoroso la comida, la bebida, el vestido, y todas las demás cosas necesarias para sustentar el cuerpo. Concédeme usar de todo lo necesario templadamente, y que no me ocupe en ello con sobrado afecto. No es lícito dejarlo todo, porque se ha de sustentar la naturaleza; pero la ley santa prohíbe buscar lo superfluo y lo que más deleita; porque de otro modo la carne se rebelará contra el espíritu. Ruégote, Señor, que me rija y enseñe tu mano en estas cosas para que en nada me exceda.


Lecturas San Pedro y san Pablo, apóstoles


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Sábado 29 de Junio del 2013
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (12,1-11):

En aquellos días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunos miembros de la Iglesia. Hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos, decidió detener a Pedro. Era la semana de Pascua. Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel, encargando su custodia a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno; tenía intención de presentarlo al pueblo pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él. 
La noche antes de que lo sacara Herodes, estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel. De repente, se presentó el ángel del Señor y se iluminó la celda. 
Tocó a Pedro en el hombro, lo despertó y le dijo: «Date prisa, levántate.» 
Las cadenas se le cayeron de las manos y el ángel añadió: «Ponte el cinturón y las sandalias.»
Obedeció y el ángel le dijo: «Échate el manto y sígueme.» 
Pedro salió detrás, creyendo que lo que hacía el ángel era una visión y no realidad. Atravesaron la primera y la segunda guardia, llegaron al portón de hierro que daba a la calle, y se abrió solo. Salieron, y al final de la calle se marchó el ángel. 
Pedro recapacitó y dijo: «Pues era verdad: el Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de la expectación de los judíos.»

Palabra de Dios
Salmo
Sal 33,2-3.4-5.6-7.8-9

R/.
 El Señor me libró de todas mis ansias

Bendigo al Señor en todo momento, 
su alabanza está siempre en mi boca; 
mi alma se gloría en el Señor: 
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre. 
Yo consulté al Señor, y me respondió, 
me libró de todas mis ansias. R/.

Contempladlo, y quedaréis radiantes, 
vuestro rostro no se avergonzará. 
Si el afligido invoca al Señor, 
él lo escucha y lo salva de sus angustias. R/.

El ángel del Señor acampa 
en torno a sus fieles y los protege. 
Gustad y ved qué bueno es el Señor, 
dichoso el que se acoge a él. R/.
Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (4,6-8.17-18):

Yo estoy a punto de ser sacrificado y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida. El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león. El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (16,13-19):

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» 
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» 
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» 
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás! porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio del Sábado 29 de Junio del 2013

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Fernando Gonzalez
Queridos amigos:
Cerramos esta última semana de junio con la solemnidad de San Pedro y San Pablo. Uno de los himnos de la Liturgia de las Horas hace una hermosa semblanza de ambos:
Pedro, roca; Pablo, espada.
Pedro, la red en las manos;
Pablo, tajante palabra.
Pedro, llaves; Pablo, andanzas.
Y un trotar por los caminos
Con cansancio en las pisadas.
¿No os llama la atención el hecho de que la liturgia celebre en un mismo día a estos dos apóstoles tan distintos? Tenemos elementos históricos suficientes para saber que entendieron y vivieron el seguimiento de Jesús con estilos diversos. Y, sin embargo, los recordamos juntos. ¿Qué significa esto? Cada uno de nosotros estamos llamados a buscar alguna respuesta. A mí me parece que con esta fiesta se nos invita a no separar dos formas de vivir el evangelio y de construir la iglesia. Pedro representa la referencia permanente a Cristo, como roca, la necesaria unidad de todas las comunidades de seguidores. Pablo simboliza la fuerza centrífuga, la esencial apertura de la iglesia más allá de sí misma, en una continua fidelidad al Espíritu que la empuja. Pero uno y otro han experimentado en carne propia que la gracia ha vencido a la ley.
Uno y otro saben que Jesús no es patrimonio de los judíos circuncisos sino un tesoro para toda la humanidad. Uno y otro saben que la obediencia y la libertad son dos caras de la misma moneda. Y uno y otro han rubricado con su martirio la fidelidad a un amor que ha transformado sus vidas de principio a fin. Dos estilos, sí, pero también una misma pasión, y un mismo Cristo en el centro de sus corazones.
Cuando pienso en Pedro no pienso sólo en el Obispo de Roma. Cuando pienso en Pablo no me limito a imaginar un propagador de la fe. Todos somos herederos de Pedro y de Pablo. Circula en todos nosotros sangre petrina y sangre paulina.
En el supermercado de opiniones sobre Jesús, todos nosotros somos invitados a hacer nuestra la confesión de Pedro: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
En la encrucijada de tentaciones, cada uno de nosotros somos invitados a hacer nuestra la confesión de Pablo: "He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe".
Vuestro amigo,
Fernando González

miércoles, 26 de junio de 2013

SUFRIR CON CRISTO PARA REINAR EN CRISTO


 2 TIMOTEO 2, 8-13

8 Acuérdate de Jesucristo, que resucitó de entre los muertos y es descendiente de David. Esta es la Buena Noticia que yo predico,
9 por la cual sufro y estoy encadenado como un malhechor. Pero la palabra de Dios no está encadenada.
10 Por eso soporto estas pruebas por amor a los elegidos, a fin de que ellos también alcancen la salvación que está en Cristo Jesús y participen de la gloria eterna.
11 Esta doctrina es digna de fe:
Si hemos muerto con él, viviremos con él.
12 Si somos constantes, reinaremos con él.
Si renegamos de él, él también renegará de nosotros.
13 Si somos infieles, él es fiel,
porque no puede renegar de sí mismo.

De la consolación interior



CAPÍTULO XXII

De la memoria de los innumerables beneficios de Dios

Abre, Señor, mi corazón acerca de la ley, y enséñame a andar en tus mandamientos. Concédeme que conozca tu voluntad, y que con gran reverencia y entera consideración traiga a la memoria tus beneficios, así generales como especiales, para que pueda de aquí adelante darte dignamente las debidas gracias. Mas yo sé, y lo confieso, que ni aún del más pequeño de tus beneficios puedo darte las alabanzas y gracias que debo. Yo soy menor que todos los bienes que me has hecho; y cuando considero tu nobilísimo Ser, desfallece mi espíritu por su grandeza.
Todo lo que tenemos en el alma y en el cuerpo, y cuantas cosas poseemos en lo interior o en lo exterior, natural o sobrenaturalmente, son beneficios tuyos y te engrandecen a ti, como bienhechor piadoso y bueno, de quien recibimos todos los bienes. Y aunque uno reciba más y otro menos, todo es tuyo, y sin ti no se puede alcanzar la menor cosa. El que más recibe no puede gloriarse de su merecimiento, ni estimarse sobre los demás, ni desdeñar al que recibió menos; porque es mayor y mejor aquél que menos se atribuye a sí mismo, y es más humilde, devoto, y agradecido. Y el que se tiene por más vil que todos y se juzga por más indigno, está más dispuesto para recibir mayores dones.
Mas el que recibió menos, no se debe entristecer ni indignarse, ni tener envidia del que tiene más, antes debe atender a ti y engrandecer sobremanera tu bondad ya que tan copiosa, tan gratuita y liberalmente repartes tus beneficios sin acepción de personas. Todas las cosas proceden de ti, y por eso en todo debes ser alabado. Tú sabes lo que conviene darse a cada uno. Y por qué tiene uno menos y otro más, no toca a nosotros discernirlo, sino a ti, que sabes determinadamente los merecimientos de cada uno.
Por eso, Señor Dios, tengo también por gran beneficio no tener muchas cosas de las cuales me alaben y honren los hombres; de modo que cualquiera que considere la pobreza y vileza de su persona, no sólo no recibirá agravio, ni tristeza, ni abatimiento, sino consuelo y gran alegría; porque tú, Dios, escogiste para familiares y domésticos a los pobres, humildes y menospreciados de este mundo. Testigos son de esto tus Apóstoles, los cuales constituiste príncipes sobre toda la tierra. Mas se conservaron en el mundo tan sin queja, y fueron tan humildes y sencillos, viviendo tan sin malicia ni engaño, que se gozaban en sufrir injurias por tu nombre y abrazaban con gran afecto lo que el mundo aborrece.
Por eso ninguna cosa debe alegrar tanto al que te ama y reconoce tus beneficios, como tu santa voluntad y el beneplácito de tu eterna disposición; lo cual le ha de contentar y consolar de manera que quiera tan de grado ser el menor de todos, como desearía otro ser el mayor; y tan pacífico y contento debe estar en el más bajo lugar como en el primero; y tan de buena gana llevar verse despreciado y abatido, y no tener nombre ni fama, como si fuese el más honrado y mayor del mundo; porque tu voluntad y el amor de tu honra han de ser sobre todas las cosas; y más se debe consolar y contentar con esto, que con todos los beneficios recibidos, o que puede recibir.

CAPÍTULO XXIII

Cuatro cosas que causan gran paz

Hijo, ahora te enseñaré, el camino de la paz, y de la verdadera libertad.
Señor, haz lo que dices, que mucho me huelgo de oírlo.
Hijo, procura hacer antes la voluntad de otro que la tuya. Escoge siempre tener menos que más. Busca siempre el lugar más inferior, y está sujeto a todos. Desea siempre y pide a Dios, que se cumpla en ti enteramente su divina voluntad. Este tal entrará en los términos de la paz y del descanso.
Señor, éste tu breve sermón, contiene en sí muchas perfección, pequeño es en las palabras, mas lleno de sentido y de copioso fruto. Que si lo pudiese yo fielmente guardar, no había de turbarme con tanta facilidad; porque cuantas veces me siento desasosegado y pesado, hallo que me he apartado de esta doctrina. Mas tú que puedes todas las cosas, y deseas siempre el provecho del alma, acrecienta en mí mayor gracia, para que pueda cumplir tu palabra, y conseguir mi salvación.

ORACIÓN

Contra los malos pensamientos

Señor Dios mío, no te alejes de mí. Dios mío, cuida de ayudarme, que se han levantado contra mí varios pensamientos y grandes temores que afligen mi alma: ¿Cómo los pasaré sin daño? ¿Cómo los desecharé?
Yo iré, dice Dios, delante de ti, y humillaré los poderosos de la tierra. Abriré las puertas de la cárcel y te revelaré los secretos de las cosas escondidas.
Hazlo así, Señor, como lo dices, y huyan de tu presencia todos los malos pensamientos. Ésta es mi esperanza y singular consolación, acudir a ti en cualquier tribulación mía, confiar en ti, llamarte con todas mis entrañas, y esperar con paciencia tu consuelo.

ORACIÓN

Para iluminar el entendimiento

Alúmbrame, buen Jesús, con la claridad de tu luz interior, y quita de la morada de mi corazón todas las tinieblas. Refrena mis muchas distracciones, y destruye las tentaciones que me hacen violencia. Pelea fuertemente por mí, y ahuyenta las malas bestias, que son los apetitos halagüeños, para que se haga paz en tu virtud, y la abundancia de tu alabanza esté en el santuario, esto es, en la conciencia limpia. Manda a los vientos y a las tempestades, di al mar que sosiegue, y al aquilón que no sople, y todo se convertirá en gran bonanza.
Envía tu luz y tu verdad para que resplandezcan sobre la tierra, porque soy tierra vana y vacía hasta que tú me ilumines. Derrama de lo alto tu gracia; baña mi corazón con el rocío celestial; suministra las aguas de la devoción para regar la faz de la tierra, para que produzca fruto bueno y perfecto. Levanta el alma oprimida con el peso de sus pecados, y eleva todo mi deseo a las cosas del cielo; porque después de gustada la suavidad de la felicidad celestial, me desdeñe de pensar en las cosas de la tierra.
Apártame y líbrame de toda transitoria consolación de las criaturas; porque ninguna cosa creada basta para aquietar y consolar cumplidamente mi deseo. Úneme a ti con el inseparable vínculo del amor, porque sólo tú bastas para el que te ama, y sin ti todas las cosas son despreciables.

Lecturas Miércoles de la 12ª semana del Tiempo Ordinario


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Miércoles 26 de Junio del 2013
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis (15,1-12.17-18):

En aquellos días, Abrán recibió en una visión la palabra del Señor: «No temas, Abrán, yo soy tu escudo, y tu paga será abundante.»
Abrán contestó: «Señor, ¿de qué me sirven tus dones, si soy estéril, y Eliezer de Damasco será el amo de mi casa?»
Y añadió: «No me has dado hijos, y un criado de casa me heredará.»
La palabra del Señor le respondió: «No te heredará ése, sino uno salido de tus entrañas.»
Y el Señor lo sacó afuera y le dijo: «Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes.»
Y añadió: «Así será tu descendencia.» Abran creyó al Señor, y se le contó en su haber.
El Señor le dijo: «Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra.»
Él replicó: «Señor Dios, ¿cómo sabré que yo voy a poseerla?»
Respondió el Señor: «Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.»
Abrán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba. Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán, y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. El sol se puso, y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados.
Aquel día el Señor hizo alianza con Abrán en estos términos: «A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río Eufrates.»

Palabra de Dios
Salmo
Sal 104,1-2.3-4.6-7.8-9

R/.
El Señor se acuerda de su alianza eternamente

Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas. R/.

Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro. R/.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R/.

Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,15-20):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidado con los falsos profetas; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. A ver, ¿acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Los árboles sanos dan frutos buenos; los árboles dañados dan frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis.

Palabra del Señor
 

Comentario al Evangelio del Miércoles 26 de Junio del 2013

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Fernando González
Queridos amigos y amigas:
Hoy nos ponemos a caminar con Abraham. Nos interesa mucho el capítulo de hoy, que podríamos titular así: “El retraso de Dios”. ¿Qué fue de la promesa de un hijo y una tierra? Abrahán siente que pasa el tiempo y que Dios no cumple su palabra. O sea, que Abrahán siente lo mismo que sentimos nosotros a menudo, cuando leemos que Dios no deja a la humanidad de su mano y, al mismo tiempo, observamos que las desgracias se multiplican.
La escena de Abrahán saliendo de su tienda para contemplar el cielo estrellado es de una belleza sobrecogedora. Si es de noche mientras lees esto, asómate a la ventana. Contempla el cielo. Si no, puedes acercarte a este mirador del firmamento. La impresión de enormidad es inevitable. Pues bien, así es siempre Dios: desbordante, inmenso. Seducido por esta visión, a pesar de sus dudas y temores, Abrahán creyó al Señor y se le contó en su haber.
Jesús, en el evangelio de Mateo, nos da una pista para movernos en tiempos y espacios movedizos. Hoy, sin duda, estamos viviendo así. Basta asomarse a los mensajes que nos llegan a través de los medios de comunicación. Es como una batalla en la que no sabemos bien quién es “el bueno” y quién es “el malo”. Nos sentimos tan manipulados, tan engañados, que a menudo declinamos todo esfuerzo de discernimiento. La regla de Jesús es muy simple: “No os fijéis sólo en las palabras, en la apariencia, en el ropaje”. La verdad de una persona y de una idea se miden por los frutos de amor que produce: Por sus frutos los conoceréis. Muy claro, ¿verdad?

Vuestro hermano en la fe:
Fernando González

El Dios “cósmico” de la moda politeísta light y el “Padre Nuestro” que Cristo ha enseñado

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Fantástica prédica del Papa Francisco.
En la homilía de la misa del 20 de junio en la Casa Santa Marta, dijo que la oración “no es magia”, pero es confiarse en el abrazo del Padre. 

homilia en santa marta

El Papa, hablando de la oración del “Padre Nuestro”, señaló que la primera palabra es “Padre”, y esta “es la llave de la oración.” 
“Sin decir, sin escuchar esa palabra - advirtió - no se puede rezar.”
El Papa Francisco ha centrado su homilía en la oración del “Padre Nuestro” que Jesús enseñó a los discípulos. Jesús, dijo, nos da un consejo para la oración: “no malgastéis las palabras, no hagáis ruido”, “el ruido de la mundanidad, el ruido de la vanidad”.
Y advirtió que “la oración no es algo mágico, no se hace magia con la oración”. Alguien, prosiguió, me comentó que cuando uno va a un “curandero”, le dice muchas palabras para curarlo. Pero esto es pagano. ” Nosotros, nos enseña Jesús, no debemos hablar mucho”, porque Él lo sabe todo..

¿REZO AL DIOS CÓSMICO?

“¿A quién rezo? ¿Al Dios omnipotente? Está demasiado lejos. Esto no lo siento, ni siquiera Jesús lo sentía. ¿A quién rezo? ¿Al Dios Cósmico? Muy común en estos días ¿no?… rezar al Dios cósmico, ¿no? Esta modalidad que llega con esta cultura light…”
“¡Reza al Padre! Es una palabra fuerte ‘Padre’. Debes rezar al que te ha creado, el que te ha dado la vida a ti. No a todos: a todos es demasiado anónimo. A ti. A mí. Y es también el que te acompaña en tu camino: conoce toda tu vida. Todo, lo que es bueno y lo que no es tan bueno. Conoce todo. Si no comenzamos la oración con esta palabra, no dicha con los labios, sino con el corazón, no podemos rezar en cristiano”.
“Padre”, afirmó, “es una palabra fuerte” pero “abre las puertas”. En el momento del sacrificio, dijo el Papa, Isaac se da cuenta de “que algo no iba bien”, “porque faltaba el cordero”, pero se fía de su padre “y su preocupación la ha puesto en el corazón de su padre”. Y de nuevo “padre” es la palabra que ha pensado decir “el hijo” que se fue de casa con la herencia y “luego quiso volver”. Y ese padre “lo ve llegar y corre hacia él, lo abraza para darle todo su amor”. “Padre, he pecado”; y esta, afirmó el Papa, “es la clave de toda oración, sentirse amado por un padre”.

EL PADRE CERCANO Y EL PERDÓN

“Tenemos un Padre. Cercanísimo.. ¿eh? Que nos abraza. Todos estos afanes, preocupaciones que podamos tener, dejémoselas a Él, Él ya sabe lo que necesitamos. Pero Padre qué… ¿Padre mío? ¡No! ¡Padre Nuestro! Porque yo no soy hijo único, ninguno de nosotros, y si yo no puedo ser hermano, difícilmente podré ser hijo de este Padre, porque Él es padre de todos. Mío, seguro, pero también de los demás, de mis hermanos. Y si yo no puedo estar en paz con mis hermanos, no le puedo llamar Padre”.
Así, añadió, se explica el hecho de que Jesús, después de habernos enseñado el Padrenuestro, destaca que si no perdonamos a los demás, tampoco el Padre perdonará nuestras culpas.
“Es tan difícil perdonar a los demás –constató- es verdaderamente difícil porque en nuestro corazón siempre guardamos ese rencor”. Pensamos: “Me la has hecho, espera un poco que te devolveré el favor”.

“No, no se puede rezar con enemigos en el corazón, con hermanos y enemigos en el corazón, no se puede. Esto es difícil; sí es difícil, no es fácil. ‘Padre, no puedo decir Padre, no me puedo’. Es verdad yo lo entiendo. ‘No puedo decir nuestro, porque este me ha hecho esto, aquello..’ ¡No se puede! ‘Estos deben ir al infierno, ¿no?, no son de los míos’. Es verdad, no es fácil. Pero Jesús nos ha prometido el Espíritu Santo: es el que nos enseña, desde dentro, desde el corazón como decir ‘Padre’ y como decir ‘nuestro’. Pidamos hoy el Espíritu Santo: que nos enseñe a decir ‘Padre’ y a poder decir ‘nuestro’, haciendo la paz con todos nuestros enemigos”.
Fuentes: Tempi, Aleteia, Signos de estos Tiempos


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Psiquiatras sugieren que las prácticas profundas de religiosidad pueden ser una “enfermedad mental”


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Preparan el terreno para declarar la religiosidad como enfermedad.
Un artículo que fue publicado días antes de Pascua por la revista Time consulta a varios psiquiatras, que componen un cuadro por el cual la escrupulosidad en vivir la fe puede ser signo de una enfermedad mental, porque parten de la base que la fé es algo para “sentirse bien” con el entorno y no tienen en cuenta que en realidad es la comunicación con Dios Todopoderoso, que siempre es una comunicación sobrenatural, y de cumplir sus deseos.

religion enfermedad mental

Por lo tanto una persona que se preocupa puntillosamente por no pecar, o por cumplir ciertos ritos permanentemente como en el caso de los judíos, que superan la “vida cotidiana”, algo anda mal. Y ni que hablar del caso de alguien que recibe una iluminación o un llamado a dejar sus obligaciones con el mundo, como sucede con los santos, o quienes tienen aparciones o visiones; todos esllos tienen un desorden de conducta.
De esta forma, los psiquiatras están comenzando a divulgar a los padres que cualquier experiencia religiosa profunda de sus hijos es signo de enfermedad mental, porque conciben a la religión como una especie de actividad que da placer y ajena a cualquier sacrificio.
Si esta concepción se extiende entre los psiquiatras, no estamos lejos de que quienes practiquen profundamente la fe sean etiquetados como enfermos mentales y necesitados de un tratamiento psiquiátrico.

EL PLANTEO DEL ARTÍCULO

Según un artículo por la revista Time, llamado “¿Puede ser su hijo demasiado religioso?”, la religiosidad fuerte, como podría ser ponerse en manos de Jesús o estar muy atento a cumplir sus mandamientos, puede ser un signo de enfermedad mental.
“La religión puede ser una fuente de consuelo que mejora el bienestar”, comienza el artículo.
“Sin embargo, algunos tipos de religiosidad pueden ser un signo de problemas de salud mental más profundos.”
“Si su hijo se encuentra inmerso en la escritura después de la escuela y ora con regularidad durante todo el día, puede dar un suspiro de alivio. Es una buen chico … O quizás no. La devoción de su hijo puede ser una gran cosa, pero hay algunos niños cuyos ritos religiosos requieren una mirada más profunda. Para estos niños, una práctica exagerada de la fe de su familia – o incluso otra religión – puede ser una señal de un problema de salud mental subyacente“.
El artículo explica que terapeutas reportan haber visto a niños y adolescentes que se sumergen en la religiosidad excesiva como mecanismo de afrontamiento poco saludable, una forma de trastorno obsesivo-compulsivo o TOC, que es “no es más espiritual que el lavado de manos fanático”.
El artículo describe un tipo de TOC llamado escrupulosidad, donde los niños “se preocupan obsesivamente si han cometido blasfemia impura o pecaron” y advierte sobredelirios o alucinaciones religiosas, que los padres pueden estar menos en sintonía, cuando “cuando se presentan bajo la apariencia de la fe”.
El artículo sugiere que los padres evalúen si la fe es una “fuente de energía” en sus hijos o si “las prácticas religiosas y rituales parecen estar superando su vida cotidiana y desplazando sus actividades normales.”
En este último caso, se enumeran algunas pautas recomendadas por los “expertos” para guiar a su hijo a través de una discusión sobre la fe y la búsqueda de asesoramiento, si es necesario.

PIENSAN QUE ES VÁLIDA ÚNICAMENTE LA FE LIGHT

Aunque el artículo afirma que la religión “puede ser una fuerza positiva en la vida de los niños, al igual que puede ser para los adultos”, Ken Shepherd de la organización de control de medios NewsBusters argumenta que la autora del artículo y su lista de principios para los padres descuidan el verdadero lugar y el poder de la fe.
“Extrañamente falta en esa lista las sugerencias de asistir a los servicios religiosos con su hijo y / o hablar con su sacerdote, pastor o rabino para obtener su perspectiva sobre cómo su niño está caminando en su devoción religiosa”, comentó Shepherd.
“También se dice que la religión es vista en relación a “como le hace sentir” en lugar de una experiencia con la que el adolescente está tratando de adorar a Dios y descubrir las verdades eternas acerca de su carácter y voluntad“,
Shepherd también criticó a Time la publicación del artículo sólo unos pocos días antes de las vacaciones de Pascua.
“De alguna manera, este tipo de insensatez es lo que se espera de las publicaciones seculares liberales”, continuó, “en la semana más sagrada del calendario cristiano, la revista Time está tratando de avivar el miedo de los padres – y, presumiblemente sugerir que los adolescentes que son religiosos, en particular los de las denominaciones más conservadoras, podría no estar tan bien de la cabeza”.
“Lo veo venir. Este es un golpe encubierto en nombre de la sociedad civil y el tratamiento de los pobres enfermos mentales. Y es el gobierno que va a definir si somos enfermos mentales o no”.
Y continuó:
“La psiquiatría es un arma peligrosa en manos del Estado. No podemos ceder a la autoridad del gobierno para definir la salud mental, ni permitir que los “expertos” de la salud mental decidan nuestra aptitud para ejercer nuestros derechos ciudadanos”.
Fuentes: WND, TIME, Signos de estos Tiempos


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domingo, 23 de junio de 2013

LUCHAR COMO BUEN SOLDADO DE CRISTO


2ª TIMOTEO 2, 1-7

1 Tú, que eres mi hijo, fortalécete con la gracia de Cristo Jesús.
2 Lo que oíste de mí y está corroborado por numerosos testigos, confíalo a hombres responsables que sean capaces de enseñar a otros.
3 Comparte mis fatigas, como buen soldado de Jesucristo.
4 El que está bajo las armas no se mezcla en los asuntos de la vida civil, para poder cumplir las órdenes de aquel que lo enroló.
5 El atleta no recibe el premio si no lucha de acuerdo con las reglas.
6 Y el labrador que trabaja duramente es el primero que tiene derecho a recoger los frutos.
7 Piensa en lo que te digo, y el Señor, por su parte, te ayudará a comprenderlo todo.

PARTE TERCERA FELICIDAD ESPIRITUAL

Capítulo: XX
RECONOCIMIENTO DE LAS PROPIAS LIMITACIONES Y LAS DIFICULTADES DE LA VIDA

Discípulo:
1. Contra mí mismo confesaré mi injusticia,
te confesaré, Señor, mi debilidad.
Con frecuencia, una pequeña cosa me deprime y entristece.
Me propongo combatir valientemente
pero cuando viene una pequeña tentación
me lleno de gran angustia.
A veces, de la causa más despreciable
me viene una grave tentación
y cuando pienso que me encuentro un poco seguro,
sin darme cuenta, me encuentro a veces derrotado por un ligero viento.
2. Considera pues, Señor, mis limitaciones y fragilidades tan notorias
compadécete y levántame del lodo
para que no me hunda y quede abandonado totalmente.
Lo que frecuentemente me acobarda y avergüenza delante de Ti,
es verme tan deleznable y débil para resistir las pasiones.
Y aunque no me induzcan enteramente al consentimiento sin embargo me causan molestia,
es difícil dominarlas y muy penoso vivir diariamente en combate.
Reconozco yo mi debilidad en que las abominables imaginaciones,
más fácilmente vienen que se van.
3. Ojalá, fortísimo Dios de Israel, protector de los fieles, mires el esfuerzo y sufrimiento de tu servidor
y lo ayudes en todo lo que emprenda.
Robustéceme con la fuerza celestial
de modo que ni el hombre viejo ni la descontrolada naturaleza, todavía no bien sujeta al espíritu,
pueda dominarme
porque conviene pelear contra ella mientras vivamos.
¡Cómo es esta vida en la que no faltan dificultades y miserias,
llena de trampas y donde son tantos los enemigos!
Porque cuando se va una dificultad o tentación, otra viene;
e incluso antes que acabe el combate de la primera
vienen otras muchas inesperadas.
4. Y ¿cómo se puede amar una vida que tiene tantas amarguras, sujetas [sic] a tantas calamidades y miserias?
¿cómo podemos llamar vida
a la que genera tantas muertes y epidemias?
Y sin embargo, es amada
y muchos la quieren para deleitarse en ella.
Se acusa con frecuencia al mundo de ser falso y vacío
pero no se abandona fácilmente
porque los deseos sensuales nos dominan.
Algunas cosas llevan a amarlo
y otras a despreciarlo.
Llevan a amarlo el deseo sensual, la ambición
y la arrogancia de la vida
pero la angustia y desgracias que la siguen
hacen odiar y hastiarse del mundo.
5. Pero; ¡qué lástima! Los desenfrenos dominan
a quien está dedicado al mundo
y considera un deleite estar entre espinas
porque ni percibe ni saborea
la suavidad de Dios y la amenidad de las virtudes internas.
En cambio, quien desprecia perfectamente al mundo
y se interesa en vivir para Dios en santa vigilancia
no ignora que está prometida la divina dulzura
a los que se olvidan de sí mismos
y ve más claro lo gravemente que se equivoca el mundo y de cuantas maneras se engaña.

Capítulo: XXI
DEBEMOS AFIRMARNOS EN DIOS POR ENCIMA DE TODOS LOS BIENES

Discípulo:
1. Sobre todos y en todas las cosas
descansaré en Dios siempre,
porque es el perpetuo descanso de todos los santos.
Concédeme, dulcísimo y amadísimo Jesús,
descansar en Ti sobre todo lo creado,
sobre toda salud y hermosura,
sobre todo prestigio y honor,
sobre todo poder y autoridad,
sobre toda ciencia y perspicacia,
sobre todas las riquezas y artes,
sobre toda alegría y entusiasmo,
sobre toda fama y alabanza,
sobre todo gusto y consuelo,
sobre toda esperanza y promesa,
sobre todo merecimiento y deseo,
sobre todo ofrecimiento y regalo que puedes dar y esparcir,
sobre todo gozo y júbilo que el espíritu puede obtener y sentir,
y, en fin, sobre los ángeles y arcángeles y sobre todas las multitudesdel Cielo,
sobre todo lo visible e invisible
y sobre todo lo que no es Tú mismo, Dios mío.
2. Porque Tú, Señor Dios mío, eres óptimo sobre todo
Tú solo altísimo, Tú solo poderosísimo
Tú solo suficientísimo y completísimo
Tú solo agradabilísimo y placentero
Tú solo hermosísimo y amadísimo
Tú solo nobilísimo y gloriosísimo sobre todo
en quien se encuentran reunidos, a la vez y perfectamente,
todos los bienes que existen, que existieron y que existirán;
por eso es poco e insuficiente cualquier cosa que
me das o de Ti mismo revelas o prometes
si no te veo ni te tengo plenamente.
Porque mi corazón no puede reposar de verdad,
ni contentarse totalmente,
si no descansa en Ti, más allá de todos los dones
y de toda realidad creada.
3. Queridísimo compañero Jesucristo, purísimo amante,
Señor de todas las cosas,
¿quién me hará tener alas de verdadera libertad,
para volar y reposar en Ti?
¿Cuándo se me concederá desasirme plenamente
y apreciarte como eres, Señor Dios mío?
¿Cuándo, del todo, me recogeré en Ti, y por tu amor,
no me sentiré a mí mismo, sino a Ti solo,
sobre todo sentido y manera, de modo desconocido por todos?
Ahora en cambio frecuentemente sufro
y llevo mi infelicidad con dolor.
Porque suceden muchos males en esta vida
que con frecuencia desconciertan, entristecen y ensombrecen,
con frecuencia me entorpecen y distraen,
me ganan y comprometen
para que no tengan libre acceso a Ti
y puede disfrutar de tu grato abrazo,
siempre listo para los espíritus piadosos.
4. Conmuévate Jesús, Esplendor de la eterna gloria,
Alivio espiritual del peregrino, mi aspiración
y la general desolación de la Tierra.
Junto a Ti está mi boca sin palabras
y mi silencio te habla.
¿Por qué tardas en venir, Señor mío?
Ven a mí, tu pobrecito, y alégrame.
Extiende tu mano y arranca de toda angustia a este miserable.
Ven, ven; porque sin Ti no hay día,
ni siquiera hora feliz porque Tú eres mi alegría y
sin Ti está vacía mi mesa.
Soy un miserable y como un encarcelado y encadenado
hasta que me animes con la luz de tu presencia,
me otorgues libertad y me muestres Tu [sic]
rostro amigable.
Busquen otros lo que quieran en vez de Ti
que a mí nada me agrada ni me agradará
sino Tú Dios mío, mi esperanza y eterna Salud.
No me callaré ni dejaré de pedir hasta que tu gracia retorne y me hables Tú internamente.
Jesucristo:
Aquí estoy; vengo a ti porque me llamaste.
Tus lágrimas y el deseo de tu alma, tu humildad y la contrición de tu corazón,
me inclinaron hacia ti y me trajeron a ti.
Discípulo:
Ahora digo: Señor, te llamé y deseé gozar contigo
estoy dispuesto a dejarlo todo por Ti.
Tú primero me despertaste para que yo te buscara.
Bendito seas, Señor,
que fuiste bondadoso con tu servidor
de acuerdo con la abundancia de tu misericordia.
¿Qué más tiene que decir tu servidor en tu presencia
sino humillarse mucho ante Ti
recordando siempre su propia iniquidad y bajeza?
No hay semejante a Ti
entre todas las maravillas del Cielo y de la Tierra.
Tus obras son excelentes
tus juicios verdaderos
y tu providencia gobierna el Universo.
Alabanza a Tí y gloria, Padre de la sabiduría,
alabanza y bendición de mis labios, de mi espíritu y de toda la Creación.