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lunes, 30 de septiembre de 2013

Juan Pablo II y Juan XXIII serán canonizados el 27 de abril, fiesta de la Divina Misericordia

Rel  (http://www.religionenlibertad.com)

Juan Pablo II y Juan XXIII serán canonizados el 27 de abril, fiesta de la Divina Misericordia



Efe
Los papas Juan Pablo II (1920-2005) y Juan XXIII (1881-1963) serán canonizados el próximo 27 de abril y se convertirán así en los otros dos pontífices proclamados santos en los últimos cien años junto con Pío X, según anunció hoy el papa Francisco en latín.

La fecha de su canonización fue elegida por el papa Francisco durante el consistorio celebrado hoy junto con los cardenales y corresponde al primer domingo después de las celebraciones de la Semana Santa, cuando la Iglesia católica celebra la fiesta de la Divina Misericordia.



Es una fiesta que instituyó el propio Karol Wojtyla tras hacer santa en el año 2000 a la monja polaca Faustina Kowalska. Va ligada a una visión de la santa: una imagen de Jesús de la que salen dos rayos, rojo y pálido, representando los sacramentos y la vida del Espíritu Santo, y las palabras "Jesús, confío en ti".


El papa Francisco hizo alusión, siempre en latín, a la vida de Juan Pablo II y de Juan XXIII.

El camino hacia la santidad tiene varios escalones: En los casos más tradicionales, primero es necesario ser nombrado Venerable Siervo de Dios, el título que se da tras la muerte a quien se le reconoce haber vivido "las virtudes de manera heroica".

Después es necesario tras una especie de "juicio" que sea reconocido un milagro para ser proclamado beato y después otro para la canonización, aunque el papa puede saltarse alguno de estos pasos como en el caso de Juan XXIII.

La canonización del papa polaco ha llegado en tiempo récord, pero ha seguido todos los pasos marcados por la Iglesia.Y es que la subida a los altares de Juan Pablo II, cuyo papado duró casi 27 años, fue casi por aclamación popular tras el "santo súbito" (santo ya) que resonó durante días en la Plaza de San Pedro del Vaticano.

En mayo de 2011, la Congregación para las Causas, el organismo del Vaticano que evalúa a los candidatos a la santidad, consideró como primer milagro el caso de la monja francesa y enfermera Marie Simon Pierre, de 51 años, quien según la comisión médica se curó de manera inexplicable de la enfermedad de Parkinson, la misma que sufrió Wojtyla en los últimos años de su vida.

El caso sorprendente de Juan XXIII
En cuanto a Juan XXIII, el papa Francisco, que en sus seis meses de pontificado ha resaltado en numerosas ocasiones la figura del "Papa Bueno", sorprendió el 5 de julio pasado al anunciar que lo proclamará santo sin esperar ese milagro, en una decisión inédita.

El portavoz vaticano, Federico Lombardi, afirmó que Francisco, en el caso de Juan XXIII, no tiene dudas de su santidad.

"Conocemos todos las virtudes y la personalidad del papa Roncalli, no es necesario explicar los motivos de su santidad", dijo Lombardi, que precisó que ello no quiere decir que a partir de ahora todos los beatos sean canonizados sin un segundo milagro.

La santificación de Juan Pablo II y Juan XXIII se produce en el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, convocado por Roncalli, aquel papa del norte de Italia al que todos consideraban un papa de "transición".Se da el caso de que Juan XXIII fue beatificado junto al papa Pío IX (1792-1878, elegido Papa en 1846).

La pastoral de la caridad en las llamadas del Papa: de un niño enfermo a la madre de un drogadicto

Miles escriben al Papa Francisco indicando su número de teléfono y esperan una llamada

La pastoral de la caridad en las llamadas del Papa: de un niño enfermo a la madre de un drogadicto

Andrea Tornielli / Vatican Insider Rel.

La llamada llegó gracias a una servilleta de papel. 

Pocas líneas, llenas de sufrimiento y de valentía. 

Hace pocos días, una mujer que trabaja limpiando el aeropuerto de Buenos Aires se enteró de que el hombre que pasó ante ella era el director de una televisión católica y que estaba por embarcar hacia Roma, donde se habría reunido con el Papa. 

Así, se le ocurrió escribir un breve mensaje para contarle sobre su hijo en las garras de la droga y sin empleo, para explicarle que trabaja todos los días por él con la esperanza de que pueda salir de la pesadila de la dependencia. La mujer escribió su mensaje en una servilleta y también pidió una oración, después se la entregó al periodista. 

Este particular género de epístola-servilleta atravesó el océano y llegó a las manos de Bergoglio, que, al leerla, quedó profundamente conmovido. «Estaba escrita de manera espartana... pedía una sola oración». El Papa marcó el número que la mujer había anotado en una esquina de la servilleta y habló con ella. También quiso hablar con el hijo. Escuchó a ambos y les dijo que rezaría por ellos. 

Al día siguiente, al reunirse con los sacerdotes de Roma, Francisco habló de su conversación: ha sido el único caso en el que el llamante ha revelado la llamada y no el llamado. Bergoglio puso como ejemplo el caso de la mujer y preguntó: «¿No es esta santidad?». La Iglesia «no se derrumba», añadió, porque incluso hoy «hay mucha santidad cotidiana». 

Francisco al teléfono
Las llamadas de Francisco a las personas comunes se están convirtiendo en una costumbre. La última, cronológicamente hablando, es la que recibió la familia Chiolerio de Belén, fracción de Chivasso (en el Piamonte). 

El Papa llamó a Federico, un niño de seis años que le había enviado un dibujode su fracción, la única localidad italiana que lleva el nombre de la ciudad natal de Jesús. 

¿Qué es lo que impulsa al Papa “del fin del mundo”, en esos raros momentos de tranquilidad en la habitación 201 de la Casa Santa Marta, a llamar por teléfono personalmente a hombres, mujeres y niños que le han enviado alguna carta, un dibujo o un correo electrónico?

«Por favor, dígale a los periodistas que mis llamadas no son una noticia», dijo Francisco a don Dario Viganò, director del Centro Televisivo Vaticano. «Yo soy así, siempre lo he hecho». 

«Me llegaba un recado, una carta de un sacerdote en dificultades, de una familia o de un detenido y le respondía. Para mí es muy fácil llamar, informarme del problema y sugerir una solución, si la hay. A unos por teléfono, a otros les escribo». El Papa concluyó con una sonrisa irónica: «¡Y menos mal que no se enteran de todas las llamadas que hago!». 



Primeros telefonazos como Papa
Las primeras llamadas-sorpresa de Francisco las recibieron personas conocidas. El vendedor de periódico (al que le dijo que como lo habían elegido Papa ya no le tenía que enviar su copia de “La Nación”), su dentista de Buenos Aires (para cancelar una cita por el mismo motivo), su médico, que cuando llamó no estaba y cuya secretaria casi se desmaya cuando reconoció la voz de Bergoglio. 

Después nos hemos ido enterando de diferentes llamadas algunas de ellas se han convertido en una cita fija, como la que hace cada quincena a un grupo de detenidos en una cárcel de Buenos Aires a los que Francisco acompaña: «Siento que me tengo que ocupar de ellos». 

Sacos de cartas en el Vaticano
Y al final nos hemos enterado de las llamadas que ha hecho a personas desconocidas. El flujo de correspondencia se ha triplicado en el Vaticano y cada día llegan varios sacos llenos de cartas dirigidas a Francisco. El Papa acostumbra leer más de las que leían sus predecesores, aunque no pueda responder personalmente a todas. Y se queda con los mensajes que más lo conmueven, que conserva en su escritorio. Y medita. Y así, en algunos casos, se pone al teléfono. Recorriendo todas las llamadas que han acabado en los periódicos, casi se podría dibujar su “geografía”. 

Está la que hizo a Michele Ferri, hermano del titular de una gasolinería que fue asesinado en junio por uno de sus empleados. El hombre, inmobilizado en una silla de ruedas, le había escrito para hablarle de su sufrimiento por la muerte violenta de su hermano que no lograba aceptar. 

Está la que hizo a Alejandra, una mujer argentina que sufrió una violación por parte de un policía, que le había escrito para pedir justicia. 

Y luego, la llamada revelada por Anna Romano, la joven que decidió no abortar a pesar de que el padre del niño, antes de abandonarla, se lo hubiera pedido

O la que hizo la semana pasada a Michael, un chico de doce años de Piñarol (Pinerolo, en Piamonte) enfermo de distrofia muscular.

Pero también está la que recibió un joven universitario de Padua, a quien el Papa le dijo que lo tuteara. Fracnisco habló sobre esta llamada en la entrevista con el director de “La Civiltà Cattolica”, el padre Antonio Spadaro: «Vi que muchos periódicos hablaron sobre la llamada que hice a un chico que me había escrito una carta. Yo lo llamé porque su carta era muy hermosa, muy simple. Para mí este es un acto de fecundidad. Me dí cuenta de que es un joven que está creciendo, que ha reconocido a un padre, y así le dice algo sobre su vida. El padre no puede decir “no me importa”». 

Dar esperanza en la noche, sin miedo
«La Iglesia», dijo Bergoglio, «es una madre que no tiene miedo de adentrarse en la noche, para dar esperanza... La Iglesia es una madre misericordiosa que siempre trata de animar».

Pero, ¿qué es lo que une todas estas llamadas telefónicas? Situaciones de dolor, de sufrimiento, de soledad, pero también de valentía. Y cuestiones planteadas auténticamente. 

Francisco dijo que hay que recuperar la «gramática de la simplicidad»: se requiere una Iglesia «capaz de hacer compañía» y de «calentar los corazones». 

A través de estas llamadas, y de todas las que nunca conoceremos, el Papa “párroco” ha logrado entrar en la existencia de personas normales. Extraordinariamente normales, justo como él.

«Se te aparecerá una pantera»: Félix pactó con el demonio, pero hoy es católico evangelizador

Su vida cambió cuando dio el paso de hablar con Dios

Félix Pimentel es un cantante y predicador católico que comparte su experiencia de salvación

«Se te aparecerá una pantera»: Félix pactó con el demonio, pero hoy es católico evangelizador

Equipo Portaluz / Televida (Colombia) Rel.

República Dominicana, como otros países del Caribe, tiene en su historia cultural una significativa presencia de emigrantes africanos esclavizados. Las raíces musicales del continente africano marcan no sólo el Merengue, nacido en aquel país, sino también los ritos y creencias de una religiosidad teñida por el vudú, altares familiares a deidades diversas, el culto a los muertos y hechiceríasentre otros.

Félix Pimentel era hijo de esta cultura y como muchos de sus hermanos mulatos del país supo desde pequeño que las posibilidades de alcanzar el bienestar en la vida estaban limitadas para él en una sociedad que aún segrega.

“Como hijos, crecimos formados por nuestros padres en ese mundo de rituales e invocaciones de espíritus y asumimos que eso no era malo. Entonces, cada vez que pedíamos algo, no se lo pedíamos a Dios, sino a ese mundo oculto”.

Los diversos rostros del tentador
Los padres de Félix querían una mejor vida para ellos y sus hijos y así fue como con 12 años, este niño se encontró viviendo con su familia en Nueva York, Estados Unidos.

Nuevos ritos, nuevas creencias y la certeza cultural de que todo estaba disponible para ser tomado y disfrutado marcaron la adolescencia y primera juventud del emigrante dominicano.

Tenía una buena presencia, voz, ritmo y candela (espíritu alegre), pero esencialmente hambre de fama y dinero.

“En esa época –reconoce- era un farandulero, esa ciudad me atrapó con cosas muy atractivas como el éxito. Quería ser un artista internacional y para eso, participaba en diferentes festivales de la voz. No sé si era por lástima, pero siempre ganaba los primeros lugares”.

En el vudú sustancias, líquidos, sonidos y movimientos colaboran al objetivo del devoto y también las licencias en el sexo. Quizás por ello para Félix no hubo cuestionamientos… “Pensaba que para estar feliz, había que estar con una mujer por cada día de la semana. Me metí en el mundo perverso y creía que lo único que valía la pena era beber alcohol, el sexo y la discoteca”.

Pactando con el demonio
Sobrevivir y cumplir los sueños de dinero y fama no era una fruta que se diera en los árboles del Central Park.

Félix lo tenía claro, pero no estaba dispuesto a esperar… “Sabía que muchos grandes artistas y en especial quienes por código simbólico se vestían de negro, tenían pactos diabólicos. No tuve temor. Embrutecido, le hablé al diablo. Hice con él un pacto… yo me vestía de negro permanente por él durante tres años para que me regalase la fama”

Nada sucedió. El Señor de la Mentira no regaló a Félix lo que anhelaba, sino que se hizo presencia casi tangible en su cuerpo, acechándolo, pidiéndole que ofreciera más…

“Algo en mi corazón me dijo que de seguir adelante debía al menos hacer algo bueno con todo esto y me propuse ayudar a los niños pobres de mi pueblo si lograba lo que anhelaba. Con este ánimo visité a un brujo. Me recogieron tres puntos de sangre del dedo de mi mano izquierda y los depositaron en un amuleto. Me dijeron que el día en que rompiera ese pacto de sangre que estaba haciendo con ellos, me iban a matar”.

"Se te aparecerá una pantera negra"
Los escabrosos detalles de aquella sesión no terminan. “Me dijeron «vete tal día, al mediodía, al campo de tu casa, en República Dominicana. Allí se te aparecerá una pantera negra y le vas a decir el pacto que tú quieres. Si está de acuerdo te cerrará los ojos y si no lo está, te moverá la cabeza. Es el demonio que se te va a presentar». Seguí al pie de la letra todas las indicaciones, y vi al animal que bajaba de entre los árboles de café y cacao. Se levantaron las hojas secas del piso y se armó un remolino. Cierro mis ojos y cuando los vuelvo a abrir, veo un águila grande que vuela sobre mí, y se fue”.



Pasaba el tiempo, y nada ocurría así es que no dudó en acudir a reclamar a los brujos esa falta de efectividad… “Quedé paralizado cuando me dijeron algo que sólo yo conocía… «el animal se dio cuenta que tú querías ayudar a los niños pobres de tu pueblo, te engañó, a él no le interesó el pacto». Les respondí que con ellos no me interesaba entonces ningún trato más”.

Hastiado y abatido Félix dejó de soñar en ser un famoso y adinerado artista y se trasladó a Miami. Instaló una tintorería, ¡quería hacer bien las cosas!, pero el negocio no prosperaba. Las raíces culturales de su amada tierra retornaron y sucumbió de nuevo…

“Creía que sólo un hechicero podía darme una «luz» de esperanza. Sin embargo tras todas las sesiones y sahumerios, mi emprendimiento empeoró”.

Hablando con Dios... Él responde
Derrotado, arruinado económicamente una tarde llorando por vez primera en años comenzó a dialogar con Dios.

“De la nada dije «Señor, ¿por qué las cosas salen mal?». Y de pronto escuché una voz en mi interior que me dijo: «bota lo que tienes en tu casa y sígueme para que te sanes». Encontré lo que me indicaba en el closet de casa… un muñeco clavado con alfileres y frutas”.

Luego de esto, “siendo el Jubileo del año 2000”, recuerda que acudió a la Parroquia San Isidro para inscribirse en catequesis y allí Dios le mostró su rostro de Padre una vez más...

Liberación con Siervos de Cristo Vivo
“Me hablaron de la escuela de evangelización del padre Emiliano Tardif, en Miami, llamadaSiervos de Cristo Vivo. Una fuerza como brisa fresca, buena me llevó a participar en esa comunidad y nada más iniciar el curso aquél primer día, cuando dio inició la oración de liberación… mi corazón reventó y no recuerdo que pasó luego. Pero después no podía parar de hablar diciendo a los presentes que pedía perdón a Dios. Me sentía quebrantado y sentí que algo había entrado por la boca y que me había tomado el corazón.¡Sentí que me sacaron toda la basura!”.

Félix hoy es un católico que predica y canta su testimonio; ha erigido proyectos sociales para los más desvalidos y lanzado siete discos con diversos géneros musicales. “Soy un hombre eucarístico y del Santo Rosario. Mi vida dio un giro total, me he apartado de todas las cosas que el mundo me ofrece. Al principio fue difícil, pero Dios me llamó y tengo un corazón agradecido, porque sé de donde me sacó. A pesar de que yo era nada, él quiso hacer algo conmigo”.

A partir de su experiencia y testimonio, Félix puede animar a muchos a dejarse cambiar por Dios, como hace en el siguiente vídeo.




Y Félix Pimentel sigue cantando y bailando con los ritmos alegres y calientes del Caribe, pero ahora lo hace para evangelizar y proclamar el amor y la alegría que da Dios.





domingo, 29 de septiembre de 2013

Lecturas Lunes de la 26ª semana del Tiempo Ordinario


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Lunes 30 de Septiembre del 2013

Primera lectura

Lectura de la profecía de Zacarías (8,1-8):

En aquellos días, vino la palabra del Señor de los ejércitos: «Así dice el Señor de los ejércitos: Siento gran celo por Sión, gran cólera en favor de ella. Así dice el Señor: Volveré a Sión y habitaré en medio de Jerusalén. Jerusalén se llamará Ciudad Fiel, y el monte del Señor de los ejércitos, Monte Santo. Así dice el Señor de los ejércitos: De nuevo se sentarán en las calles de Jerusalén ancianos y ancianas, hombres que, de viejos, se apoyan en bastones.
Las calles de Jerusalén se llenarán de muchachos y muchachas que jugarán en la calle. Así dice el Señor de los ejércitos: Si el resto del pueblo lo encuentra imposible aquel día, ¿será también imposible a mis ojos? –oráculo del Señor de los ejércitos–. Así dice el Señor de los ejércitos: Yo libertaré a mi pueblo del país de oriente y del país de occidente, y los traeré para que habiten en medio de Jerusalén. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios con verdad y con justicia.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 101,16-18.19-21.29.22-23

R/.
 El Señor reconstruyó Sión, y apareció en su gloria

Los gentiles temerán tu nombre, 
los reyes del mundo, tu gloria. 
Cuando el Señor reconstruya Sión, 
y aparezca en su gloria, 
y se vuelva a las súplicas de los indefensos, 
y no desprecie sus peticiones. R/.

Quede esto escrito para la generación futura, 
y el pueblo que será creado alabará al Señor. 
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra, 
para escuchar los gemidos de los cautivos 
y librar a los condenados a muerte. R/.

Los hijos de tus siervos vivirán seguros, 
su linaje durará en tu presencia, 
para anunciar en Sión el nombre del Señor, 
y su alabanza en Jerusalén, 
cuando se reúnan unánimes los pueblos 
y los reyes para dar culto al Señor. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,46-50):

En aquel tiempo, los discípulos se pusieron a discutir quién era el más importante. 
Jesús, adivinando lo que pensaban, cogió de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo: «El que acoge a este niño en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí acoge al que me ha enviado. El más pequeño de vosotros es el más importante.»
Juan tomó la palabra y dijo: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre y, como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir.»
Jesús le respondió: «No se lo impidáis; el que no está contra vosotros está a favor vuestro.»

Palabra del Señor

Apocalipsis 14


1 Seguí mirando, y había un Cordero, que estaba en pie sobre el monte 
Sión, y con él 144.000, que llevaban escrito en la frente el nombre del
Cordero y el nombre de su Padre.
2 Y oí un ruido que venía del cielo, como el ruido de grandes aguas o 
el fragor de un gran trueno; y el ruido que oía era como de citaristas que
tocaran sus cítaras.3 Cantan un cántico nuevo delante del trono y delante de los cuatro
Vivientes y de los Ancianos. Y nadie podía aprender el cántico, fuera de los 
144.000 rescatados de la tierra.
4 Estos son los que no se mancharon con mujeres, pues son vírgenes. 
Estos = siguen = al Cordero a dondequiera que vaya, y han sido rescatados 
de entre los hombres como = primicias para Dios = y para el Cordero,
5 y = en su boca no se encontró mentira: = no tienen tacha.
6 Luego vi a otro Ángel que volaba por lo alto del cielo y tenía una
buena nueva eterna que anunciar a los que están en la tierra, a toda nación, 
raza, lengua y pueblo.
7 Decía con fuerte voz: «Temed a Dios y dadle gloria, porque ha
llegado la hora de su Juicio; adorad = al que hizo el cielo y la tierra, el mar 
= y los manantiales de agua.»
8 Y un segundo Ángel le siguió diciendo: = «Cayó, cayó la Gran
Babilonia, = la que dio a beber a todas las naciones el = vino del furor.» =
9 Un tercer Ángel les siguió, diciendo con fuerte voz: «Si alguno
adora a la Bestia y a su imagen, y acepta la marca en su frente o en su
mano,
10 tendrá que beber también del vino del furor de Dios, que está
preparado, puro, en la copa de su cólera. Será atormentado = con fuego y
azufre, = delante de los santos Ángeles y delante del Cordero.
11 Y = la humareda = de su tormento = se eleva por los siglos = de los 
siglos; no hay reposo, = ni de día ni de noche, = para los que adoran a la
Bestia y a su imagen, ni para el que acepta la marca de su nombre.»
12 Aquí se requiere la paciencia de los santos, de los que guardan los 
mandamientos de Dios y la fe de Jesús.
13 Luego oí una voz que decía desde el cielo: «Escribe: Dichosos los 
muertos que mueren en el Señor. Desde ahora, sí - dice el Espíritu -, que 
descansen de sus fatigas, porque sus obras los acompañan.»
14 Y seguí viendo. Había = una nube = blanca, = y sobre la nube =
sentado = uno como Hijo de hombre =, que llevaba en la cabeza una corona 
de oro y en la mano una hoz afilada.
15 Luego salió del Santuario otro Ángel gritando con fuerte voz al que 
estaba sentado en la nube: = «Mete tu hoz = y siega, porque ha llegado la
hora de segar; = la mies = de la tierra = está madura.» =
16 Y el que estaba sentado en la nube metió su hoz en la tierra y se
quedó segada la tierra.
17 Otro Ángel salió entonces del Santuario que hay en el cielo; tenía
también una hoz afilada.
18 Y salió del altar otro Ángel, el que tiene poder sobre el fuego, y
gritó con fuerte voz al que tenía la hoz afilada: «Mete tu hoz afilada y
vendimia los racimos de la viña de la tierra, porque están en sazón sus
uvas.»
19 El Ángel metió su hoz en la tierra y vendimió la viña de la tierra y 
lo echó todo en el gran lagar del furor de Dios.20 Y el lagar fue pisado fuera de la ciudad y brotó sangre del lagar
hasta la altura de los frenos de los caballos en una extensión de 1.600
estadios.

La sutileza de los ángeles para entrar y salir de nuestras vidas




Los ángeles que puso Dios para ayudarnos en el camino tienen un comportamiento sutil, difícilmente veremos grandes demostraciones de ellos, sino delicados signos y ayudas en el momento en que los necesitamos; y es tal su discreción que a veces caemos en la cuenta de que estuvimos presencialmente con uno, con el tiempo.


¿Ud. llama a su ángel de la guarda? Si no lo hace, usted puede sorprenderse agradablemente una vez que lo intente. Nuestros ángeles están ansiosos por ayudarnos, y no hay nada fuera de su alcance. Ellos están con nosotros siempre, incluso en la oscuridad de la noche.
Acá les traemos 3 historias al respecto.

PRIMERA HISTORIA

Tomado de Barry Hoare de Cairns, en Queensland, Australia.
En 1963 mi esposa y yo fuimos a trabajar como misioneros laicos en el Vicariato de Wewak en Papua Nueva Guinea“. 
”Estábamos apostados en una estación misionera llamada ‘Roma’ en la zona del río Sepik con un sacerdote irlandés, el Padre Patrick Hallinan. Muchos fines de semana mi esposa y yo caminábamos a las estaciones misioneras cercanas para visitar alsacerdote o a las monjas.”
“En un fin de semana especial fuimos a una misión en Ulupu a unas cuatro horas y media a pie por el monte a visitar a un sacerdote llamado Padre Knorr. Almorzamos con el padre, escuchamos algunos de sus relatos, y pasamos la tarde con él.”
“Como la tarde avanzaba nos invitaron a pasar la noche, pero decidimos caminar a casa. Teníamos una linterna para ayudar a mostrar el camino porque la noche avanzaba. Poco después de salir de la estación de la misión y caminar cuesta abajo por un tiempo, cruzamos un pequeño río. Poco después de cruzar este río apareció una tormenta muy fuerte, el cielo se oscureció y comenzó a caer una fuerte lluvia sobre nosotros. Estuvimos bajo la lluvia durante un tiempo, que era totalmente oscuro y saqué la antorcha de mi mochila.”
“Con la lluvia torrencial, la antorcha dio un par de destellos y la luz se apagó, dejándonos en la más completa oscuridad bajo la lluvia torrencial. Nos preguntábamos cuál era la mejor cosa para hacer, volver no era una opción debido a que [nos dimos cuenta] el pequeño río se convirtió en un torrente furioso. Mientras estábamos pensando de repente me di cuenta de que algo ardía en lo alto de una colina a unos 150 metros por delante de nosotros -una luz muy brillante en la oscuridad. Empezamos a caminar hacia ella y mientras lo hacíamos la lluvia se detuvo. La luz se mantuvo y pronto nos encontramos con un hombre nativo que sostenía un iluminación ‘boom-boom’ – una rama de palma del cocotero, que da muy buena luz y arde por tal vez tres o cuatro minutos.”
“Él habló con nosotros en pigin Inglés “yu go pela wer?” (“¿a dónde van ustedes dos?”). Respondimos que nos dirigíamos a la estación de la misión de de Roma. Luego nos dijo, en pigin, que nos llevaría por un atajo y nos pusimos en marcha tras él y la rama de palmera que iluminada la selva – fuimos arriba y abajo por unas colinas y atravesamos algunos arroyos pequeños.”
“Dentro de lo que pareció un tiempo muy corto llegamos a la localidad de Saigisi a media hora de casa.”
“Las nubes de la tormenta habían desaparecido y ahora había un cielo de luna iluminada. Todo el camino que había tomado cuatro horas y media se terminó ahora en alrededor de una hora.”
“No fue realmente sino hasta muchos años más tarde cuando empecé a reflexionar sobre el ministerio de los ángeles que todo este episodio vino a mi mente. Durante nuestro recorrido con el guía no puedo recordar su siempre cambiante la luz boom-boom. Todavía puedo verlo de pie en la colina con la luz en la mano, nos hacía señas hacia él. No sentimos ninguna sensación de miedo mientras nos abría el camino y en la maleza de la selva. Quedamos asombrados por haber terminado tan rápido el viaje con él. ¡Qué Dios maravilloso que nos envía a sus mensajeros para cuidar de nosotros!”
Ellos vienen cuando hay desesperación. Cuando hay una necesidad urgente. Son tan sutiles que su presencia es a menudo entendida sólo en retrospectiva. ¡Una antorcha de cuatro minutos que dura una hora y arde en la lluvia!

SEGUNDA HISTORIA

En el otro lado del mundo – en Flint, Michigan – hay una mujer llamada Belinda que valientemente recuerda un momento de gran desesperación – y una gran intervención.
Esta vez el escenario fue en una iglesia y se produjo hace dos años.
“Mi marido por diez años, acababa de salir fuera de mi vida, y yo no tenía idea de dónde estaba”, dice Belinda. “Comencé a orar en serio por su regreso a salvo, pero yo estaba muy dolida y asustada, no tenía ni idea de lo que depararía el futuro para mis hijos y para mí. A menudo sentía ganas de suicidarme, y no tomaba mi vida sólo porque me daba miedo de ir al infierno si moría.”
“Yo estaba en misa un domingo, una vez más orando para pedir ayuda, y pidiendo a Dios que me aliviara el dolor de su desaparición, y pedía una señal, cualquier tipo de señal de que todo iba a estar bien.”  
“Después de la Comunión, un hombre mayor bien vestido llegó a mi banco, puso su brazo alrededor de mí y me besó en la mejilla, y dijo simplemente: “todo va a estar bien”. Yo estaba un poco aturdida, y continué con mi oración después de la Comunión. Entonces miré hacia atrás para ver a este hombre, y aunque sólo había medio centenar de personas en la iglesia, yo no lo vi entre ellas. Lo busqué por varios domingos después de eso, y nunca vio al forastero bien vestido. He sentido que él pudo haber sido un ángel enviado para hacerme saber que Dios estaba conmigo en todo. Las cosas estaban siendo difíciles, pero como él dijo, todo estaba bien. Me sentía más en paz, y tenía la voluntad de seguir adelante”.

TERCERA HISTORIA

Hay señales inusuales que los ángeles – los mensajeros de Dios – parecen darnos. Al menos, eso es lo que Chuck Cvitkovic de Baden, Pennsylvania, nos dice. Él relata lo que sucedió durante su segundo viaje a la famosa zona de Medjugorje.
“Un día en la iglesia, yo estaba de pie fuera preguntándome a mí mismo, ¿yo realmente pertenezco a este lugar?”. “¿Es todo esto cierto? ¿La Virgen María realmente aparece aquí? Todo esto estaba pensando, mientras dije una oración fuera de la iglesia esperando a mis hermanos, Tom y Jimmy.”
“Miré al cielo y dije: ‘¡Dios mío, si yo voy a estar aquí, dame una señal!. Normalmente yo no pido señales, pero en mi mente lo que necesitaba saber era si yo tenía que creer y estar en el pueblo”.
“Lo que yo pedía fue algo extraño: que me dejara escuchar a alguien diciendo la palabra elefante. Estando en un pueblo de Croacia, en lo alto de las montañas, era lo último que esperaría oír decir a alguien.”
“Unos cinco minutos más tarde, una joven de aspecto agradable se acercó a mí y me dijo: “¿Eres tú el hermano de Tom? Le dije que sí Ella dijo que conocía a mi hermano de la universidad y que era de un pequeño pueblo llamado Chester, Pennsylvania. La siguiente frase fue: ‘¡Ya sabes, la casa del elefante morado’!”
“Había una compañía de piscinas en Cheswick y su anzuelo era, ‘la casa del elefante morado’.”
Yo quedé aturdido, conmocionado, y creí entonces. Volví a mirar a ver si Tom estaba cerca, y luego miró hacia atrás y la chica se había ido. Nunca la vi después de eso. Ahora creo que puede haber sido un ángel. Sólo he dicho a una persona esta historia, a una monja de un convento local. Ella me creyó, y ahora 15 años más tarde, te lo digo. ¡Qué experiencia! ”
Fuentes: Spirit Daily, Signos de estos Tiempos

sábado, 28 de septiembre de 2013

Apocalipsis 13


1 Y vi = surgir del mar una Bestia = que tenía diez cuernos y siete
cabezas, y en sus cuernos diez diademas, y en sus cabezas títulos blasfemos.
2 La Bestia que vi = se parecía a un leopardo, = con las patas como de 
oso, = y las fauces como fauces = de león =: y el Dragón le dio su poder y 
su trono y gran poderío.3 Una de sus cabezas parecía herida de muerte, pero su llaga mortal se 
le curó; entonces la tierra entera siguió maravillada a la Bestia.
4 Y se postraron ante el Dragón, porque había dado el poderío a la
Bestia , y se postraron ante la Bestia diciendo: «¿Quién como la Bestia? ¿Y 
quién puede luchar contra ella?»
5 Le fue dada = una boca que profería grandezas = y blasfemias, y se 
le dio poder de actuar durante 42 meses;
6 y ella abrió su boca para blasfemar contra Dios: para blasfemar de su 
nombre y de su morada y de los que moran en el cielo.
7 Se le concedió = hacer la guerra a los santos y vencerlos; se le
concedió poderío = sobre toda raza, pueblo, lengua y nación.
8 Y la adorarán todos los habitantes de la tierra cuyo nombre no está 
inscrito, desde la creación del mundo, en el libro de la vida del Cordero
degollado.
9 El que tenga oídos, oiga.
10 = «El que a la cárcel, a la cárcel ha de ir; el que ha de morir a
espada, a espada ha de morir». = Aquí se requiere la paciencia y la fe de los 
santos.
11 Vi luego otra Bestia que surgía de la tierra y tenía dos cuernos
como de cordero, pero hablaba como una serpiente.
12 Ejerce todo el poder de la primera Bestia en servicio de ésta, 
haciendo que la tierra y sus habitantes adoren a la primera Bestia, cuya
herida mortal había sido curada.
13 Realiza grandes señales, hasta hacer bajar ante la gente fuego del
cielo a la tierra;
14 y seduce a los habitantes de la tierra con las señales que le ha sido 
concedido obrar al servicio de la Bestia, diciendo a los habitantes de la
tierra que hagan una imagen en honor de la Bestia que, teniendo la herida
de la espada, revivió.
15 Se le concedió infundir el aliento a la imagen de la Bestia, de suerte 
que pudiera incluso hablar la imagen de la Bestia y hacer que fueran
exterminados = cuantos no adoraran la imagen de la Bestia. =
16 Y hace que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y
esclavos, se hagan una marca en la mano derecha o en la frente,
17 y que nadie pueda comprar nada ni vender, sino el que lleve la
marca con el nombre de la Bestia o con la cifra de su nombre.
18 ¡Aquí está la sabiduría! Que el inteligente calcule la cifra de la
Bestia; pues es la cifra de un hombre. Su cifra es 666.

Lecturas Domingo 26º del Tiempo Ordinario - Ciclo C


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Domingo 29 de Septiembre del 2013

Primera lectura

Lectura de la profecía de Amós (6,1a.4-7):

Así dice el Señor todopoderoso: «¡Ay de los que se fían de Sión y confían en el monte de Samaría! Os acostáis en lechos de marfil; arrellenados en divanes, coméis carneros del rebaño y terneras del establo; canturreáis al son del arpa, inventáis, como David, instrumentos musicales; bebéis vino en copas, os ungís con perfumes exquisitos y no os doléis del desastre de José. Pues encabezarán la cuerda de cautivos y se acabará la orgía de los disolutos.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 145,7.8-9a.9bc-10

R/.
Alaba, alma mía, al Señor

Él mantiene su fidelidad perpetuamente, 
él hace justicia a los oprimidos, 
él da pan a los hambrientos. 
El Señor liberta a los cautivos. R/. 

El Señor abre los ojos al ciego, 
el Señor endereza a los que ya se doblan, 
el Señor ama a los justos, 
el Señor guarda a los peregrinos. R/. 

Sustenta al huérfano y a la viuda 
y trastorna el camino de los malvados. 
El Señor reina eternamente, 
tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (6,11-16):

Hombre de Dios, practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza. Combate el buen combate de la fe. Conquista la vida eterna a la que fuiste llamado, y de la que hiciste noble profesión ante muchos testigos. En presencia de Dios, que da la vida al universo, y de Cristo Jesús, que dio testimonio ante Poncio Pilato con tan noble profesión: te insisto en que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche, hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, que en tiempo oportuno mostrará el bienaventurado y único Soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores, el único poseedor de la inmortalidad, que habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A él honor e imperio eterno. Amén.

Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (16,19-31):

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: «Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico. Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas. Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritó: "Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas." Pero Abrahán le contestó: "Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces. Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros." El rico insistió: "Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento." Abrahán le dice: "Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen." El rico contestó: "No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán." Abrahán le dijo: "Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto."»

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio del Domingo 29 de Septiembre del 2013

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José María Vegas, cmf
Para superar el abismo
La primera y la segunda lectura presentan respectivamente dos géneros de vida diametralmente opuestos. El primero de ellos, denunciado por el profeta Amós, bien podría ser calificado de un “consumismo avant la lettre”. Completamente centrado en el disfrute personal y sin medida, su pecado más grave no consiste, en realidad, en ese mismo disfrute, sino sobre todo en el olvido y el desprecio hacia la suerte de los que sufren. Es una suerte que reclama la atención y la ayuda de los que tienen los medios para aliviarla en todo o en parte, pero que deciden que el sufrimiento ajeno no va con ellos (aunque es más que probable que la excesiva riqueza de estos sea la causa directa de la excesiva pobreza de aquellos). Por eso, advierte el profeta, los que así actúan acabarán padeciendo una suerte similar a la de los que han despreciado. Y es que las riquezas de este mundo son efímeras, y quien se entrega a ellas como a un absoluto está labrando su propia perdición. El segundo género de vida es diametralmente opuesto: Pablo exhorta a su discípulo Timoteo a comportarse como un “hombre de Dios”, y enumera las cualidades que deben adornarlo: justicia, piedad, fe, amor, paciencia, delicadeza. No hay que ver aquí una sucesión jerárquica. Son cualidades propias de quien no vive en la disolución, sino en la tensión de un combate, el combate de la fe, que significa el testimonio de vida de quien cree en Jesucristo. Jesucristo es el camino que nos lleva a una vida plena, a una vida de total comunión con Dios y con los hermanos. Pero esa comunión empieza ya en esta vida: quien cree en Jesucristo no puede estar ocioso ni ocuparse sólo de su propia satisfacción, física o espiritual: ha de ser alguien que se dedica a tender puentes de comunión, y que, en consecuencia, se duele “del desastre de José”, esto es, que no permanece impasible ante el sufrimiento de los demás y trata de superar los abismos que separan a los seres humanos y que son la causa de esos sufrimientos.
El rico Epulón, que banqueteaba espléndidamente cada día, es la figura que en la parábola de Jesús encarna a los disolutos de Amós. Como ya se ha dicho, su mayor pecado no es la gula (o la lujuria que iría muy posiblemente aparejada), sino su insensibilidad, su ceguera para ver la necesidad del que, a la puerta de su casa, ansiaba saciarse con las migas de su mesa, pero que no fue objeto de su compasión, y fue tratado peor que los perros que merodeaban por allí. Frecuentemente la gula, la lujuria, el egoísmo, el exceso de sensaciones referidas a uno mismo, ciegan para percibir las necesidades de los otros: su hambre y sed, su desnudez y enfermedad, su falta de afecto y autoestima.
La situación descrita es clara y sencilla. No es Dios el responsable del hambre y los sufrimientos del pobre Lázaro. Los abismos que median entre ricos y pobres, entre víctimas y verdugos, entre poderosos y débiles, no están escritos en las estrellas, ni son el producto de un destino inevitable, ni son, por tanto, insuperables. Los hemos creado nosotros. Y podemos y debemos superarlos nosotros y, precisamente, en esta vida, en este mundo, en este tiempo en que vivimos. Después ya será demasiado tarde. No hay aquí absolutamente nada de justificación de la injusticia en nombre de una futura recompensa en el más allá. Al contrario, percibimos aquí toda la seriedad de la denuncia contra toda forma de injusticia, y de la llamada a tomar medidas reparadoras en esta vida, pues después será demasiado tarde. 
Precisamente porque la vida es una cosa seria, no hay que tomársela a broma, ni podemos pasarla banqueteando (o, más probablemente, trabajando sólo para poder banquetear). Esta vida limitada en el espacio y el tiempo es el tiempo de nuestra responsabilidad, en el que decidimos nuestro destino, nuestro “tipo” (el del disoluto, o el del hombre de Dios) y, en cierta medida, la fortuna de los que están cerca de nosotros. Lo que hagamos en este tiempo y espacio que Dios nos ha cedido por completo quedará así para siempre. Esos abismos que hemos de superar construyendo puentes de justicia, misericordia, ayuda y compasión, se harán insuperables una vez concluido nuestro periplo vital. Insisto, la vida es cosa seria. Hay cosas con las que no se debe jugar. La verdadera fe religiosa es una llamada a esa seriedad de la vida, a la libertad responsable, al testimonio de fe, con el que vamos construyendo ese camino que nos vincula con los demás y nos conduce a la vida eterna, a la vida plena.
Pero, ¿no es esta responsabilidad excesiva para nuestras pobres espaldas? Pues somos débiles y limitados en el conocimiento y en la voluntad. ¿No es demasiado para nosotros exigirnos que decidamos nuestro destino definitivo en los avatares cambiantes de la historia?
En realidad, Dios no nos ha dejado solos. En nuestra conciencia y también en la Revelación encontramos múltiples indicadores que nos ayudan a tomar la decisión correcta, el modo de superar los abismos, de encontrar el camino que nos lleva “la casa del Padre”. Es cierto que  hay situaciones conflictivas y difíciles en las que no es tan sencillo acertar con la solución correcta. Pero nadie nos pide imposibles. Si tenemos buena voluntad, lo importante es que tratemos de hacer las cosas lo mejor que podamos. Además, estamos en proceso y también se puede aprender de los errores. No se nos pide ser perfectos, sino adoptar una orientación fundamental que deseche la de la primera lectura y adopte la de la segunda.
Pero podría objetarse, ¿por qué Dios no nos da esas indicaciones de modo más claro y explícito, por medio de signos maravillosos que obliguen nuestro asentimiento? Eso es lo que significa “que resuciten los muertos”: un “milagrón” al que no podamos oponer la menor duda. Se podría replicar que si Dios nos hablara así, nos avasallaría con su fuerza y podríamos sentir que el espacio de nuestra libertad quedaba indebidamente invadido. Su palabra no sería un diálogo respetuoso con el espacio de nuestra libertad, ni daría oportunidad a una respuesta basada en la fe, es decir, en la confianza. Ahí, claro, está el riesgo de nuestro posible “no” a su oferta. Pero ese riesgo es inherente al respeto de la libertad. Además, el “milagrón” no tendría efecto, pues lo importante aquí es un corazón bien dispuesto. Eso es lo que quiere decir Jesús con eso de que “si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto”. Los que se dedican a banquetear, a vivir en la superficialidad, a ocuparse sólo de sí mismos, no suelen estar para milagros de ningún género: si no ven al pobre tirado en su puerta, menos van a ver a un muerto resucitado.
Para ver a uno y a otro hacen falta otras actitudes, precisamente las que enumera Pablo en su carta a Timoteo: voluntad de justicia, piedad (para con Dios y para con los hombres), fe y amor, también esas virtudes menores pero tan necesarias en la vida, que aquí se resumen en la delicadeza. Sólo así se clarifica nuestra mirada para ver al pobre que sufre y al muerto que resucita: uno y otro son Jesucristo, que sufre en los pobres y con-padece con todos los que padecen (y, ¿quién no padece de un modo u otro?), y que por ese sufrimiento llegó al extremo de la muerte, cancelando así todos los abismos y conquistando para nosotros la vida eterna.
A la luz de la parábola que Jesús nos ha contado hoy, podemos volver ahora a las dos primeras lecturas para examinar a qué género de vida se asemeja más la nuestra, y para tomar decisiones que nos ayuden a superar abismos en vez de a crearlos y ahondarlos. La voz de la ley y los profetas que nos ayuda en esta tarea es la voz de la Iglesia, por medio de la cual nos está hablando cada día el mismo Dios.
Escuchémoslo. 

Milagros por Intercesión del Padre Pío


Es muy difícil establecer una definición para la palabra “milagro”. Los Milagros son considerados expresiones de lo sobrenatural. También podemos decir que un milagro es un fenómeno que ocurre distinto de las leyes naturales y obedecen a ¡la voluntad de Dios! 
Toda la vida del Padre Pío estaba llena de milagros, pero tenemos que prestar  atención a la naturaleza del milagro que siempre es divino. De esta manera, el Padre Pío siempre convidó a las personas a darle gracias a Dios, verdadero autor de todo milagro.
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Un milagro que se ha atribuido como el primero  del Padre Pío ocurrió en 1908. En ese momento él vivía en el convento de Montefusco. Un día en que él fuè al bosque a coleccionar los alazanes en una bolsa; Él quiso enviársela en Pietrelcina a su tía Daría. Ella siempre había sido muy afectuosa con él. La mujer recibió y comió los alazanes y guardó la bolsa de recuerdo. Tía Daría días después,  estaba buscando algo en un cajón dónde su marido normalmente tenía  polvo. Era de noche, y ella se alumbraba con una vela, cuando de repente;  el cajón se incendió. Tía Daría fuè alcanzada por el fuego. En un instante, ella agarrò la bolsa que contuvo los alazanes del padre Pío y se la  puso en la cara. Inmediatamente, su dolor desapareció y ninguna herida o marca de la quemadura permanecían en su cara.

Durante la segunda guerra mundial, en Italia, el pan se racionó. En el convento del Padre Pío había siempre muchos invitados más los pobres que siempre iban allí pidiendo comida. Un día los Frailes se encontraron con que apenas tenían dos libras aproximadamente de pan. Todos los hermanos oraron antes de  sentarse a comer. El Padre Pío entró en la Iglesia, y  rato después  regresó con muchísimo pan en sus manos. El Superior le preguntó al Padre Pío: “¿Dónde usted ha encontrado pan?” El Padre Pío contestó: “me los dìò un peregrino en la puerta”. Nadie habló,  pero todos pensábamos que sólo el  Padre Pío  podía encontrar a ese peregrino.

Una vez en el convento del Padre Pío, un fraile se olvidó de organizar  el personal para la Sagrada Comunión. Por esta razón habían  solamente unas pocas personas  disponibles. Pero después que terminó de confesar; el Padre Pío organizó a las personas para impartir la Sagrada Comunión; y permaneciendo  en el servicio, fueron mucho más de las que anteriormente habían.

Una hija espiritual del Padre Pío estaba leyendo una carta del Padre Pío en el borde del camino. El viento se llevó la carta, hasta el declive de un prado. La carta ya estaba lejos, cuando de pronto se  detuvo, debajo de una piedra. De esta manera la mujer pudo recuperar su carta. El día, en que  después ella encontró al Padre Pío éste  le dijo: “Usted tiene que prestar más atención al viento la próxima vez. Si yo no hubiera puesto mi pie en la carta, ésta se hubiera perdido.”

La señora Cleonice, hija espiritual del Padre Pío dijo: – “Durante la segunda guerra  mundial mi sobrino estaba prisionero. Nosotros no habíamos recibido noticias durante un año; y creíamos que él estaba muerto.  Sus padres pensaban lo mismo. Su madre fue un día a ver al Padre Pío y se arrodillaba delante del fraile que estaba en el confesionario.  “Por favor Padre, dígame si mi hijo está vivo. Yo no me marcharé, hasta que UD no me conteste”. El  Padre Pío simpatizó con ella  y teniendo piedad de sus lágrimas le dijo: “Levántese, y quédese tranquila”.  “Días  después yo no resistía el dolor que los padres estaban sufriendo, por lo que yo decidí pedirle un milagro, al Padre Pío. Yo dije fielmente: “voy a escribir una carta a mi sobrino Giovannino. Solamente escribiré su nombre en el sobre, porque nosotros no sabemos donde está. Usted y su Ángel Guardián llevarán le llevarán la carta. “El Padre Pío no contestó, yo escribí la carta, y la dejé en mi mesa de noche, para por la mañana siguiente entregarla al Padre Pío.  Para mi gran sorpresa,   asombro y miedo; la carta se desapareció. Inmediatamente le dì gracias al Padre Pío y él me dijo: “Dé sus gracias a Nuestra Señora”. Casi quince días después nuestro sobrino contestó  la carta.  Entonces todos en nuestra familia estábamos contentos; y dando gracias a Dios y al Padre Pío.”

Durante la segunda guerra  mundial, el hijo de  la señora Luisa; Oficial de la Marina Real Británica, era motivo de angustia para su madre; pues ésta oraba todos los días por la conversión  y la salvación de su hijo. Un día llegó un peregrino inglés a San Giovanni Rotondo, y trajo algunos periódicos ingleses. Luisa quiso leerlos. Ella leyó la noticia del hundimiento del barco en que su hijo viajaba Llorando va a ver al Padre Pío quien la consoló inmediatamente: ¿Quién le ha dicho que su hijo está muerto? De hecho, el Padre Pío; le pudo explicar exactamente el nombre y la dirección del hotel en dónde estaba su hijo, después de que él escapó del naufragio en el Atlántico. Él se acomodó en ese Hotel, mientras esperaba un nuevo cargo. Inmediatamente Luisa le envió una carta; y a los 15 días,  su hijo le respondió.

Había una mujer tan noble y buena en San Giovanni Rotondo que el Padre Pío dijo que era imposible, de encontrar cualquier falta en su alma, para perdonar. En otros términos; ella vivió para ir al cielo. Al final de la Cuaresma, Paolina, estaba tremendamente enferma. Los doctores no daban esperanzas. Su marido y sus cinco niños fueron al convento a orar  al Padre Pío y pedirle ayuda.  Dos de los cinco niños tiraron del hábito del Padre Pío y lloraron. ¡Pío Padre se perturbó; e intentó consolarlos y prometió orar por ellos, nada más!  Algunos días después, al principio de la Séptima hora,  las cosas cambiaron. De hecho él  pidió por Paulina, para que sanara y dijo a todos: “Ella  se recuperará el Día de Pascua. Pero durante el viernes santo, Paolina perdió la conciencia, y el sábado entró en estado de coma; finalmente, después de algunas horas Paolina murió. Algunos de sus parientes tomaron su traje de novia para ponérselo según una vieja tradición. Otros parientes corrieron al convento para pedirle un milagro al Padre Pío. Él les contestó: “Ella  resucitará” y  fuè al altar para dar la Santa Misa. Cuando el  Padre Pío empezó a cantar el Gloria y el sonido de las campanillas que anuncian la resurrección de Cristo, la voz del Padre Pío rompió en llanto y sus ojos estaban llenos de lágrimas. En el mismo momento Paolina resucitó y sin ninguna ayuda ella bajó de la cama, ella se arrodilló y  oró tres veces el Credo. Luego se levantó y sonrió. “Ella resucitó”. De hecho el  Padre Pío no había dicho, “ella se recuperará” sino “ella resucitará”. Cuando le preguntaron, que le pasó durante el tiempo que ella estaba muerta; contestó: “Yo subí, subí, subí; hasta que entré en una gran luz,  y de pronto regresé.

Testimonio de una madre: “Mi primera hija,  nació en 1953; el  Padre Pío, le salvó la vida en forma repentina y milagrosa, hace 18 meses. En la mañana del 6 de enero de 1955 mi marido y yo estábamos en la iglesia para asistir a la Santa Misa  y nuestra hija estaba en casa con su abuelo. Repentinamente aconteció un accidente,  y nuestra hija se quemó con una olla de agua caliente. La quemadura era tan grande como grave; le abarcaba desde el estómago hasta la parte de atrás. El doctor recomendó hospitalizarla inmediatamente; porque podía morirse debido a su estado de suma gravedad… Por esta razón él no nos dio ninguna medicina.  Desesperada al ver moribunda a mi hija, en lo que el doctor se fuè; invoqué fuertemente al Padre Pío, que interviniera urgentemente, mientras me preparaba  para llevarla al hospital, ya casi era la hora del medio día; cuando de pronto la niña que estaba sola en su cuarto me llamó “Mamà, mamà, ya no tengo ninguna herida”. ¿Y quién ha desaparecido tus heridas, pregunté asustada y con gran  curiosidad? Ella contestó. “mamà el Padre Pío vino, él sanó mis heridas poniendo sus manos llagadas sobre mi quemadura”. Para asombro de todos, realmente no había ninguna seña ni marca de que hubiera alguna quemada; el cuerpo de mi hija estaba completamente sano, y pensar que unos minutos antes el medico la desahució.

Los campesinos de San Giovanni Rotondo recuerdan con gran alegría el evento siguiente. Era en primavera, florecieron los árboles de almendras prometiendo una buena cosecha. Pero desgraciadamente millones de orugas voraces llegaron y devoraron  las hojas y  las flores.  No dejaron ni siquiera la cáscara. Después de dos días y después de intentar detener esa invasión, los campesinos  estaban muy preocupados, ya que para muchos de ellos las almendras eran el único recurso económico – decidieron contarle al Padre Pío el problema. El Padre Pío tenía una hermosa  vista de  los árboles a través  de su ventana  en el convento y  decidió bendecirlos.  Se puso las sagradas vestiduras y empezó a orar. Cuando  terminó, tomó el agua bendita e hizo la señal de la Cruz en el aire, en  dirección a los árboles. De inmediato desaparecieron las orugas, y al día siguiente de que las orugas habían desaparecido,  los árboles de  almendras,  parecían nuevamente tener los retoños. Era un desastre; la cosecha  estaba perdida.  ¡Lo que pasó luego es realmente increíble!  Teníamos de repente la cosecha más abundante; ¿Cómo es posible que tuviéramos una cosecha más abundante que las que normalmente teníamos? Antes nunca, en tiempos normales habíamos tenido una cosecha así. Los científicos nunca han podido dar una explicación a éste fenómeno.

En el jardín del convento habían varios tipos de  árboles; los cipreses, algunos de fruta y algún pino. Sobre todo por las tardes de verano, el Padre Pío disfrutaba del clima, en la sombra, junto con sus amigos, y algún invitado, Una vez cuando el Padre Pío estaba hablando con algunas personas, repentinamente muchísimos pájaros comenzaron a cantar y a hacer  ruido a la sombra de los árboles. Los pájaros habían compuesto una sinfonía allí; Mirlos, gorriones, y otras especies. El Padre Pío se molestó por la sinfonía, y  mirando a los pájaros les dijo: “silencio “  En ese mismo instante, los pájaros, los grillos y las cigarras se quedaron callados.  ¡Las personas que estaban en el jardín, se encontraban profundamente sorprendidas! De hecho el Padre Pío había hablado a los pájaros, al igual que  San Francisco.

Otro testimonio, de un señor que contó: “Mi madre vino de Foggia y era una de las primeras hijas espirituales del Padre Pío. Ella le había pedido al Padre Pío la conversión  y protección  de mi padre”; cuando en abril de 1945 lo iban a fusilar. Él se encontraba delante del pelotón de fusilamiento; cuando de pronto viô al padre Pío delante de él  para protegerlo. El comandante del pelotón dìò  la orden de disparar; pero ningún tiro se disparó de los rifles que lo apuntaban Los siete miembros del pelotón y su comandante, sorprendidos, verificaron sus rifles y no encontraron ningún problema. Así que el pelotón; apuntó  de nuevo a mi padre, y el comandante pidió a sus soldados; disparar de nuevo, Y nuevamente ocurre lo mismo. Los rifles no funcionaron. Esta realidad misteriosa e inexplicable interrumpió la ejecución. Mi padre regresó a  casa y se convirtió, recibió  los santos sacramentos en San Giovanni Rotondo cuando fuè a agradecer al Padre Pío. De esta manera mi madre obtuvo los milagros que ella siempre había pedido al Padre Pío: ¡la conversión de su marido!

Testimonio del Padre Honorato: “Yo fui a San Giovanni Rotondo con un amigo  en motocicleta. Llegué al convento algunos minutos antes del mediodía. Dando mis respetos al superior, me dirigí al confesionario a saludar  al Padre Pío y  besar su mano. Debe tenerse en cuenta que mi modelo de  motocicleta se llamaba  “avispa”. Al verme el Padre  Pío me dijo: “Muchacho,  ¿la “avispa” lo pinchó? ” Yo estaba bastante sorprendido: de hecho el Padre Pío no me había visto cuando  llegué al convento, pero él sabía qué tipo de transporte yo usaba. La mañana siguiente  de que nosotros dejamos a San Giovanni Rotondo con mi “avispa”  y partimos a San Miguel, el pueblo cercano a San Giovanni Rotondo. El tanque de gasolina iba vacío, por lo que  nosotros decidimos llenarlo en Monte San Angelo. Pero en cuanto nosotros alcanzáramos ese pueblo pequeño se nos presentó un problema: todas las bombas de gasolina estaban cerradas. De manera que decidimos regresar a San Giovanni Rotondo. Realmente nosotros esperamos encontrar a alguien en el camino que pudiera darnos un poco de gasolina. En primer lugar yo estaba angustiado por mis hermanos del convento, porque iba a llegar tarde a la hora del almuerzo; cosa que no es gentil… Pero sin la gasolina, a  los pocos kilómetros, la moto empezó a hacer  ruido y se detuvo. Verificamos el tanque, y estaba vacío. Con  tristeza  le dije a mi amigo, que teníamos sólo diez minutos para llegar al convento y almorzar con nuestros hermanos. No encontrábamos ninguna solución, y por esta razón, mi amigo, dìò un puntapié al pedal. ¡Increíble! ¡La motocicleta arrancó de nuevo! Emprendimos inmediatamente el viaje a San Giovanni Rotondo sin preguntarnos  la razón  de porque la motocicleta había arrancado sin  gasolina. Cuando llegamos a mitad del convento  la motocicleta paró de nuevo. Destapamos el tanque y vimos que todavía estaba seco. Asombramos miramos nuestros relojes: era diez minutos antes de la hora del almuerzo. Significaba que nosotros, habíamos cubierto quince kilómetros en un promedio de 180 kilómetros por hora. ¡Sin la gasolina! Yo entré  al convento mientras los hermanos estaban bajando para el almuerzo, y cuando  Fui a buscar  al padre Pío, éste; se quedó mirándome y se reía.

En mayo de 1925.  María tenía su bebé enfermo de nacimiento. María estaba muy angustiada por su bebé. De hecho, después de una visita médica, le dijeron que su niño tenía una enfermedad muy complicada. No había esperanzas para él: jamás  se podría recuperar.  María decidió ir en tren a San Giovanni Rotondo. Ella vivía en un pueblo pequeño al sur de Puglia, pero escuchando los milagros del Padre Pío, del fraile que tenía los estigmas de Jesús y que hacía  milagros, a los enfermos y daba  esperanza a los desgraciados; surgió en ella una gran fe e  inmediatamente se fuè de viaje, pero durante el trayecto  el bebé se murió. Ella había vigilado su cuerpecito toda la noche, y lo puso en la maleta y la  cerró…  Al día siguiente de ver morir a su hijo, estaba en el convento de San Giovanni Rotondo.  ¡Ya no había ninguna  esperanza! El niño estaba muerto. Pero Maria no había perdido su fe. Por la tarde  estaba delante del Padre Pío. Se encontraba en la  fila de la confesión y tenía en sus manos la maleta que contenía el cadáver de su hijo. Se había muerto veinticuatro horas antes. Se arrodilló delante del Padre Pío y  lloró desesperadamente suplicándole ayuda. Él la miró profundamente. La madre abrió la maleta, y le mostró el cadáver de su hijo  al Padre Pío. El pobre Padre se condolió hasta las entrañas por el dolor de ésta madre. Tomó el pequeño cuerpo y puso sus manos estigmatizadas en su cabeza, y entonces  oró mirando al cielo. Después de un rato, la  pobre criatura  estaba viva de nuevo. Un gesto, un movimiento de los pies, los brazos… parecía dormido y simplemente se despertó después de un sueño largo. Hablando a la madre le dijo: “¿Mima, por qué usted está llorando? Su hijo está durmiendo ” La madre y los gritos de la muchedumbre llenaron  la iglesia. ¡Todos hablaban sobre el gran milagro!

Un ingeniero decidió quedarse hasta tarde en el convento, pero cuando decide irse comenzó a llover… Así que él le dijo al Padre Pío: “Yo no tengo ningún paraguas ” “¿Podría quedarme aquí hasta por la mañana? Si no,  me mojaré.” – “Yo lo siento mi estimado, no es posible. ¡Pero no se preocupe! ¡Yo lo acompañaré! “le contestó el  Padre Pío. Pero el ingeniero pensó que habría sido mucho mejor no hacer esa penitencia, sin embargo, podría ser menos riguroso con la ayuda del Padre Pío. Se puso su sombrero, y empezó a caminar dos millas entre el convento y el pueblo. Pero en cuanto él salió  viô con sorpresa que ya no estaba lloviendo. Simplemente había un pequeño rocío cuando llegó a su casa. “Mi Dios”, la mujer exclamó, cuando abrió la puerta “Usted también debe estar  mojado hasta  los huesos”  “en absoluto” el ingeniero contestó – “no está lloviendo”. Los campesinos que estaban enmudecen: “¿Qué! ya no está lloviendo? ¡Está vertiendo! ¡Escuche! “ellos abrieron la puerta de nuevo y estaba lloviendo demasiado fuerte Y le contaron que había estado lloviendo durante una hora sin  interrupción. “¿Cómo usted pudo venir sin mojarse? Ellos le preguntaron. El ingeniero contestó: “El Padre Pío me dijo, que me acompañaría”; entonces, los campesinos comprendieron que había sido un milagro más  del Padre Pío. “Ahora todo está claro, y se encontraron en la cocina para cenar cuando la mujer dijo: “Con seguridad la compañía del Padre Pío es mucho mejor que un paraguas ”

Un señor de Ascoli Piceno (una ciudad italiana) dijo: “Hacia el fin de los años 1950, yo fuì a San Giovanni Rotondo con mi esposa, a la confesión, y antes de que yo recibiera la absolución, después del consejo del Padre Pío y  efectuada la penitencia. Por la tarde  estaba todavía en el convento y el Padre Pío me viô de nuevo y me dijo: ¿Usted todavía está aquí?  “Mi ratón no arrancó” le contesté: ¿Qué es exactamente el ratón? el Padre Pío preguntó “Es mi automóvil” contesté. “Vamos y démosle una mirada” me dijo. Él me invitó a dejar el monasterio, cosa  que nosotros hicimos sin ningún problema. Nosotros viajamos toda la noche y por la mañana siguiente, lo llevé al mecánico.  Quién me dijo, después del chequeo; que el sistema eléctrico del automóvil estaba descompuesto. Y él no me creyó cuando  le dije que yo había viajado con el automóvil toda la noche. De hecho era imposible  cubrir doscientas millas, entre San Giovanni Rotondo y Ascoli Piceno, con el carro en aquél estado, entonces yo comprendí que el Padre Pío me había ayudado, yo le agradecí en mi mente, y estoy seguro que me ha escuchado.

Testimonio de una buena mujer pero algo tímida. Nunca era necesario repetir la misma frase al Padre Pío. Bastaba con pedírselo mentalmente. El esposo de esta buena mujer se encontraba muy enfermo. Ella corre al convento en busca de ayuda. Pero no sabía como localizar al Padre Pío, pues para una confesión, había que esperar hasta 3 días. Así durante la  Santa Misa ella estuvo todo el tiempo de pie y caminaba de un lado al otro de la Iglesia. Finalmente  decidió decirle   su problema, y pidió en ese instante la ayuda del Padre Pío a Nuestra Señora. Así, al final de la Santa Misa, cruzó nuevamente la iglesia para hablar con él… Finalmente ella logró  alcanzar el corredor por donde el pasaría. En cuanto el padre Pío la miró, le dijo: “mujer que poca fe, ¿cuándo usted pedirá mi ayuda finalmente? ¿Usted piensa que yo soy sordo? Usted ya me lo ha dicho cinco veces, cuando usted estaba delante de mí, detrás de mí, a  mi derecha y a mi izquierda. ¡Yo entendí! ¡Yo entendí! ¡Vaya a su casa! Todo està bien. Cuando llegò a su casa; su esposo estaba completamente sanado.

En la crónica del convento, en la fecha del 23 de octubre de 1953, se puede leer esta anotación. 
“Esta mañana la Señorita Amelia Z., ciega nata, de 27 años, ha venido desde la provincia de Vicenza y ha recibido la vista. Después de su confesión ella le ha preguntado al Padre Pío por su vista. El Padre le ha contestado: “Ten fe y ruega mucho”. En el mismo instante la joven chica vio al Padre Pío: el rostro, la mano que bendijo, los medios guantes que escondieron los estigmas.  La vista ha ido rápidamente aumentando, hasta que la joven ya vio bien de cerca. Le dijeron al Padre Pío acerca del milagro y él dijo: “Demos gracias a Dios.”
Luego la joven los preguntó al padre Pío si tendría la vista completa y contestó: “poco a poco vendrá todo.”

Fuente: www.padrepio.catholicwebservices.com