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sábado, 17 de mayo de 2014

Que se debe aparejar con grandísima diligencia el que ha de recibir a Jesucristo




Yo soy amador de pureza y dador de toda santidad; yo busco el corazón puro, y allí es el lugar de mi descanso. Aparéjame un palacio grande, bien aderezado, y haré contigo la pascua con mis discípulos. Si quieres que venga a ti y me quede contigo, alimpia de ti la vieja levadura y limpia la morada de tu corazón. Alanza de ti todo el mundo y todo el ruido de los vicios. Asiéntate como pájaro solitario en el tejado, y piensa tus pecados en amargura de tu ánima. Cualquier persona que ama a otra, apareja buen lugar y muy aderezado para recibirla. Porque en esto se conoce el amor del que hospeda al amado.
Mas sábete que no puedes cumplir este aparejo con el mérito de tus obras, aunque un año entero te aparejases y no tratases otra cosa en tu ánima; mas por sola mi piedad y gracia se te permite llegar a mi mesa, como si un pobre fuese llamado a la mesa de un rico, y no tuviese otra cosa para pagar el beneficio sino, humillándose, agradecerlo.
Haz lo que es en ti y con mucha diligencia, no por manera de costumbre ni por necesidad; mas con temor, y reverencia y amor recibe el cuerpo del Señor Dios tuyo, que tienes por bien venir a ti. Yo soy el que te llamé, yo el que mandé que se hiciese así; yo supliré lo que te falta, ven y recíbeme. Cuando yo te doy gracia de devoción, da gracias a Dios, no porque eres digno, mas porque tuve misericordia de ti.
Y si no tienes devoción, y te sientes muy seco, continúa la oración, da gemidos, llama y no ceses hasta que merezcas recibir una migaja o una gota de saludable gracia. Tú me has menester a mí, que no yo a ti. Ni vienes tú a santificarme a mí, mas yo a santificarte y mejorarte. Tú vienes para que seas por mí santificado y unido conmigo, para que recibas nueva gracia y de nuevo te enciendas para mayor perfección. No desprecies esta gracia, apareja de continuo con toda diligencia tu corazón, y recibe dentro de ti a tu amado.
Y también conviene que te aparejes a la devoción y sosiego no sólo antes de la comunión, mas que te conserves y guardes en ella después de recibido el santísimo sacramento. Ni se debe tener menos guarda después que el devoto aparejo primero. Porque la buena guarda de después es muy mejor aparejo para alcanzar otra vez mayor gracia. Que de aquí viene a hacerse el hombre muy indispuesto, por desordenarse y derramarse luego en los placeres exteriores.
Guárdate de hablar mucho, y recógete a algún lugar secreto, y goza de tu Dios, pues tienes al que todo el mundo no te puede quitar. Yo soy a quien del todo te debes dar, de manera que ya no vivas más en ti, sino en mí sin ningún cuidado.

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