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sábado, 14 de junio de 2014

OREMOS


ORACIÓN DE COMBATE A SAN MIGUEL

Se llama primero a San Miguel ( "Quién es como Dios, nadie es como Dios" tres veces), pidiéndole permiso al Padre celestial con el rezo de un Padrenuestro. Luego se dice la oración que se enseñó para estos tiempos: San Miguel Arcángel: Defiéndenos en la pelea contra Satanás y sus demonios; sed nuestro amparo y protección; que el Altísimo os dé el poder y el permiso para que nos asistáis y que Dios haga oír su voz imperiosa para que expulse a Satanás y sus demonios que quieren hacer perder la humanidad. Que tu grito: "Quién es como Dios, nadie es como Dios", someta a Satanás y sus demonios bajo nuestros pies. Amén.

ORACION A SAN JUDAS TADEO 


Apóstol San Judas Tadeo, fiel discípulo de Cristo, que predicaste la fe, lleno de celo ardiente por la salvación de las almas y la confirmaste con el martirio; alcánzame de Jesucristo aumento en la fe, firmeza en la esperanza y mayor fervor en mi caridad y amor para con Dios y el prójimo.
Hoy te ruego, glorioso Apóstol, me alcances las gracias...............
que pido a Dios por tu intercesión, si han de ser para mayor gloria suya y salvación de mi alma. Amén.

ORACION POR LOS ENFERMOS, SAN PIO DE PIETRELCINA


San Pío de Pietrelcina, ya que durante tu vida terrena mostraste un gran amor por los enfermos y afligidos, escucha nuestros ruegos e intercede ante el Padre misericordiosos por los que sufren. Asiste desde el cielo a todos los enfermos del mundo; sostiene a quienes han perdido toda esperanza de curación; consuela a quienes gritan o lloran por sus tremendos dolores; protege a quienes no pueden atenderse o medicarse por falta de recursos materiales o ignorancia; alienta a quienes no pueden reposar porque deben trabajar; vigila a quienes buscan en la cama una posición menos dolorosa; acompaña a quienes pasan las noches insomnes; visita a quienes ven que la enfermedad frustra sus proyectos; alumbra a quienes pasan una “noche oscura” y desesperan; toca los miembros y músculos que han perdido movilidad; ilumina a quienes ven tambalear su fe y se sienten atacados por dudas que los atormentan; apacigua a quienes se impacientan viendo que no mejoran; calma a quienes se estremecen por dolores y calambres; concede paciencia, humildad y constancia a quienes se rehabilitan; devuelve la paz y la alegría a quienes se llenaron de angustia; disminuye los padecimientos de los más débiles y ancianos; vela junto al lecho de los que perdieron el conocimiento; guía a los moribundos al gozo eterno; conduce a los que más lo necesitan al encuentro con Dios; y bendice abundantemente a quienes los asisten en su dolor, los consuelan en su angustia y los protegen con caridad. Amén.

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