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martes, 28 de febrero de 2017

MUY IMPORTANTE. LÉELO. MENSAJES A LA PROFETA DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS. LEÁNLO Y NO PASEN DE LARGO, EN ELLO PUEDE ESTAR NUESTRA SALVACIÓN.

El Enemigo está siempre muy pendiente de vosotros porque, consiguiendo tumbaros, consigue hacer mucho daño. Por eso: velad y orad. Orad y sacrificaos. Ayunad y haced penitencia.



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MENSAJES LA VERDADERA DEVOCION AL CORAZON DE JESUS TOMO 1.


13-02-2002 

(Miércoles de Ceniza) 
Jesús: Amada hija de mi España, escucha, escúchame: Amado Pueblo, ¿hasta cuándo tendré que soportar vuestro insolente hedor? ¿Hasta cuándo he de hacerlo? Decidme: ¿hasta cuándo? Mirad todas mis llamadas y mis llamadas a la penitencia desoídas y desoídas. ¿De verdad que mirasteis en el interior de vuestra alma y no visteis pecado? ¡Oh hijos!, ¡cómo estáis tan ciegos! Y mi Pueblo, ávido de placer, se entrega a sus orgías de los sentidos. Mirad: mi Pueblo os grita: “¡penitencia!, ¡penitencia!”. Porque mirad que si callan éstos, gritarán las piedras: “¡penitencia!” Y vosotros, desde vuestros púlpitos gritáis: “¡No arrepentíos!”, “¡no penitenciéis! Dejad esas prácticas para las viejas”

¡Oh oprobio que veo caer sobre vosotros y vosotros no os arrepentís! ¡Oh hijos!, ¡¿hasta cuándo soportar vuestro hedor que hacéis subir al Padre como oblación?! ¡Dios mío!, ¡sí!, ¡tengo que ser duro con vosotros porque vosotros habéis recibido tanto ...! Y no quisiera tener que llegar y no encontrar a mi Resto preparado. ¡Asesinos, asesinos de almas!433    Jesús mío: ¿quiénes son los asesinos de almas? Es el clero, son los dirigentes en España. Son los padres de familia, son los jefes. Son los que conducen a las masas tras de sí hasta caer en el abismo.434 ¡Oh Amada España!, mira que éste es mi último Llamamiento. Se os avecina un Gran Castigo si no estáis para arrepentiros, del cuál os veréis libres muy pocos. Sólo los que disponga mi Voluntad. Y para ello debéis estar preparados. Mirad que Yo vengo para advertiros. Mi Espíritu Santo ha sido derramado sobre vosotros en la forma simple que vosotros conocéis: ¡reconocedlo! Mirad que hoy, en esta Cuaresma, os llamo a la conversión. Quizá no dejaré que llegue otra Cuaresma más. 

Quizá éste es el último tiempo con que contáis de salvación. Arrepentíos ahora. Vestíos de sayal y de cilicio.435 ¡Por favor, gritad mi arrepentimiento!436 Sabed que grandes responsabilidades recaerán sobre vosotros, oh  jefes, si no lo hacéis. Y vendré Yo mismo para reclamároslas, no en breve, mas pronto. Pero ahora: ¡arrepentíos!, ¡arrepentíos! Gritad arrepentimiento. Proclamad conversión. Porque viene Yahveh, se acerca el Día de Yahveh y, ¿a cuántos he de encontrar preparados? Sí hija: reza, reza y ayuna, pues vengo, vengo Yo sobre las nubes del Cielo y, ¿os he de encontrar preparados? Es éste tu máximo trabajo, el primero y principal: ora y ayuna, salva así a la mayor parte que puedas de tu Pueblo. Colabora así Conmigo en la salvación.  Y adorado sea Cristo y Glorificado, que por su Santa Cruz, redimió al mundo. Amén.

433 Este es un grito del Señor por todos los asesinos de almas, los que les llevan a la condenación. 
434 Veía a grupos de gente conducida por alguien hacia el abismo. Y que esa gente caía. Diversos grupos de gente 
435 Cfr. Gn 37,34; 2 S 3,31; 21,10; I R 21,27; 2 R 6,30; 2 R 19,1s; Jdt 4,10. 14; 8,5; 9,1; 10,3; Est 4,1-4; Jb 16,15; Sal 32,12; 35,13; 69,12; I Mc 2,14; 3,47; II Mc 10,25; Is 15,3; 20,2; 22,12; 37,1s; 50,3; 58,5; Jr 4,8; 6,26; 49,3; Ez 7,18; 27,31; Dn 9,3; Jl 1,8.13; Am 8,10; Jon 3,5s. 8; Mt 11,21; Lc 10,13.   
436 Proclamad que se arrepientan. El arrepentimiento hacia Mí. Desde los púlpitos



MENSAJES EL TRIUNFO DE LA INMACULADA TOMO 2


25-02-09 

(Miércoles de Ceniza) 

Virgen: Quisiera recordarte algunas cosas. Cuanto tú, en el coche, me hablabas o hablabas a Jesús y le decías: “Me da pena de la gente tan maja y con tantas cualidades, pero que son orgullosos”. Él te decía: “No me sirven de nada esas cualidades si no hay humildad”. Entendiste que puedes hacer obras de caridad, sacrificios, obras de piedad… pero si no hay humildad, si te invade la soberbia y el orgullo, todas esas cosas no sirven de nada. Y que se apliquen esto quienes nos oyen y piensen que ellos son orgullosos. Nos oyen y piensan que no lucharon por desbancar en ellos el orgullo. Por lograr otras virtudes espirituales, sí, pero no por desbancar el orgullo. Que Yo les podía pedir todo, salvo su orgullo. Todo estaban dispuestos a darme, menos eso. Esa gente no me sirve de nada. Hija: toda la gente que, por estar en Movimientos religiosos, practicar obras de piedad o de caridad, vestir al desnudo, alimentar al hambriento…, por todas esas cualidades, alimenta su orgullo y su ego, diles, hija, que no me agradan. Orgulloso, que cuando te corrigen “montas en cólera”. Orgulloso, que no das tu brazo a torcer en tu criterio. Orgulloso, que prefieres quedarte solo, a admitir tu egoísmo y tu error.  Orgulloso. Sabes que tienes los días contados.

“Yo derribaré del trono a los soberbios orgullosos y dejarás de engreírte en mi Santo monte”54 Todo aquel, hija, que no ha corregido primero a sus propios hijos antes de corregir al resto, tendrá de mi parte la más severa corrección. Todo aquel que falte a la caridad murmurando o atentando contra el honor de su hermano, no será perdonado ni admitido en la Cena Pascual, mientras no haya ido y reparado el daño. Uno a uno. Con pelos y señales. Allá donde calumnió, desdecirse de ello y reparar la ofensa. Quiero un cambio de mentalidad en vosotros y ¿qué mejor día que éste para empezar: Miércoles de Ceniza? Imagínate que al final de tus días me presentas un montón de obras buenas, pero no me presentas la humildad. Sábete, hija mía, que te las tiraré por tierra. Con la humildad se construye todo lo demás. Si eres un soberbio orgulloso, no me sirve de nada todas esas “buenas obras” que me traes al final de tus días. Aunque engrosaron las listas de exámenes de conciencia.

¡Oh, Madre, qué dura eres! No. Sólo te digo lo que es verdad. Sólo te digo la verdad, hija, y más te vale que la transmitas al resto. ¡Oh! en esta Cuaresma quiero, hija, que todos vosotros os esforcéis por vivir el cristianismo. Tanto grandes como chicos.  ¡Oh, Marga mía! mimada de mi alma. Tu alma es mimada con delicadeza por Mí, aunque pienses que soy dura, no lo soy. Os merecíais mucha más dureza, que no empleo. En su lugar: caricias, caricias de Amor. Y alaba y bendice a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén. ¿Quisieras sufrir más? Sí: pedidme sufrir más. Pedidme sufrimientos, como regalos de la Cruz por vosotros.  Todos deberíais pedir sufrimientos: son la marca de Dios sobre el alma, son el sello de su Amor y de su predilección. Amén.

 01-03-09 

Virgen: Querida Marga: A Mí has venido hoy. Quisiera encontrar en ti plena disposición a todo, y tú sabes que a veces vengo y no te encuentro. Vengo y tú estás a tus cosas, ajena y olvidada de las cosas de Dios, el Artífice de todo y el Dueño de todo. O afanada en las labores de casa o en los cuidados de tu familia o en tu misma pereza. No. Quisiera de ti un cambio grande en esta Cuaresma: que siempre estuvieras disponible para Dios. Que Él te pudiera usar. Apenas dejas tiempo para Nuestra explayación. ¿Y por qué poner cotas al Amor, hija? Dime, ¿por qué? Si el Amor es expansivo y busca la unión, busca anegar al alma en un profundo dolor. Busca hacerla una con su Pasión. El Amor es Paciente y Misericordioso. Rico en Clemencia y rico en Piedad55. El Amor es Comprensivo. El Amor es Unitivo. Y tú rehúyes esa unión cuando esa unión va más al fondo y te pide tu entrega total. Para estar metida en su Pasión todo el día, te pido tu entrega total. Para eso, realiza lo que Yo te digo. Yo te instruyo y Yo te preparo, como la Madre prepara a la Novia para el Esposo por toda la eternidad. ¿Qué Novia no es una con el Esposo? Y si el Esposo está crucificado, ¿qué Novia escapa a esa Unión? Sí. Sé una con Él. Hazlo. Porque no responde más que a tu esencia: Profeta.

¡Oh, Profeta! ¡Profeta querida, profeta amada! Profeta como a la antigua usanza del Evangelio, de la Palabra de Dios. Profeta marcada por su vida. Que su vida responde a un símbolo de Dios, que Dios emplea para ser visto por los hombres. Profeta perseguido, profeta odiado. Como Jesús.  (Lo dice con mucha Ternura) Profeta consolado en las adversidades, profeta sostenido. Llevado en las palmas de la mano. Aupado. Sí: Yo te amo, Marga. ¿Sabes, hija? No sólo profeta como en Antiguo Testamento, vosotros mayor. Porque tenéis a Jesús. Tenéis la Eucaristía. Bien. Ahora ve a lo que te toca hoy. Y sé caritativa y paciente con todos. Llévame contigo. Estate hablándome todo el día. Verás qué bonito. Amén. Te alabo y te bendigo, oh Dios, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos de este mundo y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque a ti te ha parecido así bien56. En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Te digo, hija: apacienta al Cordero con los pastizales de tu corazón. Sí: Él necesita de ti, al mismo tiempo que tú necesitas de Él. Come su Corazón al mismo tiempo que déjale que coma del tuyo. Comer su Amor. Que ése sea vuestro alimento.  “Mi alimento es estar en las cosas de mi Padre”57 “Mi alimento es hacer la Voluntad de Dios”58 Que sea esa Voluntad en vuestra vida. Hijos, os voy a enseñar la verdadera Caridad. La Verdadera Caridad no es la que nunca corrige y nunca reprende59. La Verdadera Caridad es la que busca el bien de la otra persona, y ese bien es enmendar las sendas torcidas, enderezar el árbol que crece maltrecho. Y cuanto antes se enderece, mejor, para que llegado el momento no sea demasiado tarde y no se pueda trabajar ya en esa vida. A quien queremos, ¿le dejamos en su error? ¿No es muestra del amor hacia esa persona corregir y mostrar el camino correcto? Aunque se enfade. Te lo agradecerá en la otra vida. Quiero mostrarte y mostraros, hija, cuál es la verdadera Caridad. No es Caridad verdadera dejar que la persona a quien queramos se conduzca hacia el Abismo. No es Caridad.

No confundáis Caridad con comodidad o idolatría. Idolatría de vosotros mismos, que no os sometéis a trabajos y esfuerzos por los demás, sino sólo a consideraciones externas y alabanzas vanas. (Que no corregís por no caer mal) ¡Oh…! ¿Creéis que si Yo os amara, no os corregiría y regañaría? Hijos, entonces una madre, ¿qué hace con sus hijos díscolos? ¿Los deja enredarse en sus mismos defectos? ¿Los deja en su error y deja que el vicio les coma más y más hasta no poderse desprender de él? No: una madre, porque ama, reprende y corrige. Con razón piensan vuestros hijos que no les amáis: porque no les corregís. Y quiero enseñarte, hija, cuál es la verdadera corrección. La verdadera corrección no es la que busca el propio desahogo, tanto verbal como físico. No, hija, eso se llama odio y egoísmo. La verdadera corrección pondera, antes de realizarse, el bien que va a hacer y no piensa nunca en sí mimo.

¿Cómo dejar que vuestros hijos equivoquen las sendas? ¿Es que no les amáis? Dios, a quienes ama, reprende y corrige. ¿Puedo Yo dejar de decíroslo? No. Porque os amo. Y una Madre Amable y Amorosa nunca dejaría a sus hijos perderse. Yo no aguanto sobre mi Mesa hijos que no quieren compartir mi pan. A esos hijos los mando a comer fuera. ¿Les castigas? Sí, mi vida. Y lo hago con lágrimas en los ojos, como tú ahora. Has captado el Dolor inmenso de mi Corazón. Dice el Señor: “Voy a derribar del trono a los soberbios y orgullosos. Voy a hacerlo. Y no volverán a engreírse en mi Santo Monte”.60 Porque Yo os preparo y porque Yo formo mi Ejército de Mártires de Su Amor. ¡Oh!, ¡¡por qué estáis viendo todo esto como una carga!! Echáis las culpas a quienes no os lo saben transmitir. ¿Pero vosotros ponéis de vuestra parte? ¿Me habéis preguntado, acaso, qué quiero Yo y qué opino Yo? Y si lo habéis hecho: ¿qué habéis escuchado? Pues actuad en consecuencia. Mamá: has sido dura con todos. ¡Sí! Porque os Amo. Os amo, hija, y no quiero vuestra condenación. Os amo, y no quiero vuestra terquedad. Os amo, y no me gusta vuestra equivocación ni que equivoquéis las sendas. Os amo. Por eso os reprendo y corrijo.

54 So 3,11; Cfr. Lc 1,52.
55 Cfr. Ex 34,6.
56 Mt 11,25s.
57 Cfr. Lc 2,49.
58 Cfr. Jn 4,34; 6,38; 17,4.
59 Cfr. Ap 3,19; Dt 8,5; Pr 3,12; Hb 12,5s; Jb 5,17.                                                              
60 So 3,11; Cfr. Lc 1,52

Miércoles de Ceniza



Con la imposición de las cenizas, se inicia una estación espiritual particularmente relevante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para la vivir el Misterio Pascual, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús.

Este tiempo vigoroso del Año Litúrgico se caracteriza por el mensaje bíblico que puede ser resumido en una sola palabra: "metanoeiete", es decir "Convertíos". Este imperativo es propuesto a la mente de los fieles mediante el rito austero de la imposición de ceniza, el cual, con las palabras "Convertíos y creed en el Evangelio" y con la expresión "Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás", invita a todos a reflexionar acerca del deber de la conversión, recordando la inexorable caducidad y efímera fragilidad de la vida humana, sujeta a la muerte.

La sugestiva ceremonia de la ceniza eleva nuestras mentes a la realidad eterna que no pasa jamás, a Dios; principio y fin, alfa y omega de nuestra existencia. La conversión no es, en efecto, sino un volver a Dios, valorando las realidades terrenales bajo la luz indefectible de su verdad. Una valoración que implica una conciencia cada vez más diáfana del hecho de que estamos de paso en este fatigoso itinerario sobre la tierra, y que nos impulsa y estimula a trabajar hasta el final, a fin de que el Reino de Dios se instaure dentro de nosotros y triunfe su justicia.

Sinónimo de "conversión" es así mismo la palabra "penitencia"... Penitencia como cambio de mentalidad. Penitencia como expresión de libre y positivo esfuerzo en el seguimiento de Cristo.

Tradición

En la Iglesia primitiva, variaba la duración de la Cuaresma, pero eventualmente comenzaba seis semanas (42 días) antes de la Pascua. Esto sólo daba por resultado 36 días de ayuno (ya que se excluyen los domingos). En el siglo VII se agregaron cuatro días antes del primer domingo de Cuaresma estableciendo los cuarenta días de ayuno, para imitar el ayuno de Cristo en el desierto.

Era práctica común en Roma que los penitentes comenzaran su penitencia pública el primer día de Cuaresma. Ellos eran salpicados de cenizas, vestidos en sayal y obligados a mantenerse lejos hasta que se reconciliaran con la Iglesia el Jueves Santo o el Jueves antes de la Pascua. Cuando estas prácticas cayeron en desuso (del siglo VIII al X), el inicio de la temporada penitencial de la Cuaresma fué simbolizada colocando ceniza en las cabezas de toda la congregación.

Hoy en día en la Iglesia, el Miércoles de Ceniza, el cristiano recibe una cruz en la frente con las cenizas obtenidas al quemar las palmas usadas en el Domingo de Ramos previo. Esta tradición de la Iglesia ha quedado como un simple servicio en algunas Iglesias protestantes como la anglicana y la luterana. La Iglesia Ortodoxa comienza la cuaresma desde el lunes anterior y no celebra el Miércoles de Ceniza.

Significado simbólico de la Ceniza

La ceniza, del latín "cinis", es producto de la combustión de algo por el fuego. Muy fácilmente adquirió un sentido simbólico de muerte, caducidad, y en sentido trasladado, de humildad y penitencia. En Jonás 3,6 sirve, por ejemplo, para describir la conversión de los habitantes de Nínive. Muchas veces se une al "polvo" de la tierra: "en verdad soy polvo y ceniza", dice Abraham en Gén. 18,27. El Miércoles de Ceniza, el anterior al primer domingo de Cuaresma (muchos lo entenderán mejor diciendo que es le que sigue al carnaval), realizamos el gesto simbólico de la imposición de ceniza en la frente (fruto de la cremación de las palmas del año pasado). Se hace como respuesta a la Palabra de Dios que nos invita a la conversión, como inicio y puerta del ayuno cuaresmal y de la marcha de preparación a la Pascua. La Cuaresma empieza con ceniza y termina con el fuego, el agua y la luz de la Vigilia Pascual. Algo debe quemarse y destruirse en nosotros -el hombre viejo- para dar lugar a la novedad de la vida pascual de Cristo.

Mientras el ministro impone la ceniza dice estas dos expresiones, alternativamente: "Arrepiéntete y cree en el Evangelio" (Cf Mc1,15) y "Acuérdate de que eres polvo y al polvo has de volver" (Cf Gén 3,19): un signo y unas palabras que expresan muy bien nuestra caducidad, nuestra conversión y aceptación del Evangelio, o sea, la novedad de vida que Cristo cada año quiere comunicarnos en la Pascua.

11 cosas que conviene saber sobre el Miércoles de Ceniza

Por Diego López Marina



REDACCIÓN CENTRAL, 26 Feb. 17 / 09:53 am (ACI).- A pocos días del inicio de la Cuaresma, que sirve de preparación para la Pascua y que comienza este miércoles 1 de marzo, recordamos algunas cosas esenciales que todo católico debe saber para poder vivir intensamente este tiempo litúrgico.

1.- ¿Qué es el Miércoles de Ceniza?


Es el primer día de la Cuaresma, es decir, de los 40 días en los que la Iglesia llama a los fieles a la conversión y a prepararse verdaderamente para vivir los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en la Semana Santa.

El Miércoles de Ceniza es una celebración contenida en el Misal Romano. En este se explica que en la Misa, se bendice e impone en la frente de los fieles la ceniza hecha de las palmas bendecidas en el Domingo de Ramos del año anterior.

2.- ¿Cómo nace la tradición de imponer las cenizas?


La tradición de imponer la ceniza se remonta a la Iglesia primitiva. Por aquel entonces las personas se colocaban la ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad con un “hábito penitencial” para recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo.

La Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos casi 400 años D.C. y a partir del siglo XI, la Iglesia en Roma impone las cenizas al inicio de este tiempo.

3.- ¿Por qué se impone la ceniza?

La ceniza es un símbolo. Su función está descrita en un importante documento de la Iglesia, más precisamente en el artículo 125 del Directorio sobre la piedad popular y la liturgia:

“El comienzo de los cuarenta días de penitencia, en el Rito romano, se caracteriza por el austero símbolo de las cenizas, que distingue la Liturgia del Miércoles de Ceniza. Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal. Se debe ayudar a los fieles, que acuden en gran número a recibir la Ceniza, a que capten el significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual”.

4. ¿Qué simbolizan y qué recuerdan las cenizas?

La palabra ceniza, que proviene del latín "cinis", representa el producto de la combustión de algo por el fuego. Esta adoptó tempranamente un sentido simbólico de muerte, caducidad, pero también de humildad y penitencia.

La ceniza, como signo de humildad, le recuerda al cristiano su origen y su fin: "Dios formó al hombre con polvo de la tierra" (Gn 2,7); "hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho" (Gn 3,19).

5.- ¿Dónde se puede conseguir la ceniza?

Para la ceremonia se deben quemar los restos de las palmas bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior. Estas son rociadas con agua bendita y luego aromatizadas con incienso.

6.- ¿Cómo se impone la ceniza?

Este acto tiene lugar en la Misa al término de la homilía y está permitido que los laicos ayuden al sacerdote. Las cenizas son impuestas en la frente, haciendo la señal de la cruz con ellas mientras el ministro dice las palabras bíblicas: «Acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás», o «Conviértete y cree en el Evangelio».

7.- ¿Qué hacer cuando no hay sacerdote?

Cuando no hay sacerdote la imposición de cenizas puede realizarse sin Misa, de forma extraordinaria. Sin embargo, es recomendable que al acto se preceda con una liturgia de la palabra.

Es importante recordar que la bendición de las cenizas, como todo sacramental, solo puede realizarla un sacerdote o diácono.

8.- ¿A quién se puede imponer la ceniza?

Puede recibir este sacramental cualquier persona, inclusive no católica. Como especifica el Catecismo (1670 y siguientes) los sacramentales no confieren la gracia del Espíritu Santo como sí lo hacen los sacramentos, pero por la oración de la Iglesia estos «preparan a recibirla y disponen a cooperar con ella».

9.- ¿Es obligatoria la imposición de las cenizas?


El Miércoles de Ceniza no es día de precepto y por lo tanto la imposición de ceniza no es obligatoria. No obstante, ese día concurre una gran cantidad de personas a la Santa Misa, algo que siempre es recomendable.

10.- ¿Cuánto tiempo hay que tener la ceniza en la frente?

Cuanto uno desee. No existe un tiempo determinado.

11.- ¿Es obligatorio el ayuno y la abstinencia?

El Miércoles de Ceniza es obligatorio el ayuno y la abstinencia, como en el Viernes Santo, para los mayores de 18 años y menores de 60. Fuera de esos límites es opcional. Ese día los fieles pueden tener una comida “fuerte” una sola vez al día.

La abstinencia de comer carne es obligatoria desde los 14 años. Todos los viernes de Cuaresma también son de abstinencia obligatoria. Los demás viernes del año también, aunque según el país puede sustituirse por otro tipo de mortificación u ofrecimiento como el rezo del rosario.

Cuaresma, tiempo de conversión

Textos para Reflexionar

Recursos para la Catequesis

Vía Crucis

Mensajes papales sobre la Cuaresma

Teología y Liturgia de la Cuaresma

TEXTO: Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2017



VATICANO, 07 Feb. 17 / 06:16 am (ACI).- El Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2017 lleva por título “La Palabra es un don. El otro es un don”.

En él, el Santo Padre habla del pasaje sobre Lázaro y el rico; y señala que “la Cuaresma es el tiempo propicio para renovarse en el encuentro con Cristo vivo en su Palabra, en los sacramentos y en el prójimo. El Señor 'que en los cuarenta días que pasó en el desierto venció los engaños del Tentador' nos muestra el camino a seguir”.

A continuación, el texto completo del mensaje:


Queridos hermanos y hermanas:

La Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte. Y en este tiempo recibimos siempre una fuerte llamada a la conversión: el cristiano está llamado a volver a Dios «de todo corazón» (Jl 2,12), a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor.

Jesús es el amigo fiel que nunca nos abandona, porque incluso cuando pecamos espera pacientemente que volvamos a él y, con esta espera, manifiesta su voluntad de perdonar (cf. Homilía, 8 enero 2016).

La Cuaresma es un tiempo propicio para intensificar la vida del espíritu a través de los medios santos que la Iglesia nos ofrece: el ayuno, la oración y la limosna. En la base de todo está la Palabra de Dios, que en este tiempo se nos invita a escuchar y a meditar con mayor frecuencia. En concreto, quisiera centrarme aquí en la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro (cf. Lc 16,19- 31).

Dejémonos guiar por este relato tan significativo, que nos da la clave para entender cómo hemos de comportarnos para alcanzar la verdadera felicidad y la vida eterna, exhortándonos a una sincera conversión.

1. El otro es un don

La parábola comienza presentando a los dos personajes principales, pero el pobre es el que viene descrito con más detalle: él se encuentra en una situación desesperada y no tiene fuerza ni para levantarse, está echado a la puerta del rico y come las migajas que caen de su mesa, tiene llagas por todo el cuerpo y los perros vienen a lamérselas (cf. vv. 20-21). El cuadro es sombrío, y el hombre degradado y humillado.

La escena resulta aún más dramática si consideramos que el pobre se llama Lázaro: un nombre repleto de promesas, que significa literalmente «Dios ayuda». Este no es un personaje anónimo, tiene rasgos precisos y se presenta como alguien con una historia personal.

Mientras que para el rico es como si fuera invisible, para nosotros es alguien conocido y casi familiar, tiene un rostro; y, como tal, es un don, un tesoro de valor incalculable, un ser querido, amado, recordado por Dios, aunque su condición concreta sea la de un desecho humano (cf. Homilía, 8 enero 2016).

Lázaro nos enseña que el otro es un don. La justa relación con las personas consiste en reconocer con gratitud su valor. Incluso el pobre en la puerta del rico, no es una carga molesta, sino una llamada a convertirse y a cambiar de vida.

La primera invitación que nos hace esta parábola es la de abrir la puerta de nuestro corazón al otro, porque cada persona es un don, sea vecino nuestro o un pobre desconocido. La Cuaresma es un tiempo propicio para abrir la puerta a cualquier necesitado y reconocer en él o en ella el rostro de Cristo.

Cada uno de nosotros los encontramos en nuestro camino. Cada vida que encontramos es un don y merece acogida, respeto y amor. La Palabra de Dios nos ayuda a abrir los ojos para acoger la vida y amarla, sobre todo cuando es débil. Pero para hacer esto hay que tomar en serio también lo que el Evangelio nos revela acerca del hombre rico.

2. El pecado nos ciega

La parábola es despiadada al mostrar las contradicciones en las que se encuentra el rico (cf. v. 19). Este personaje, al contrario que el pobre Lázaro, no tiene un nombre, se le califica sólo como «rico». Su opulencia se manifiesta en la ropa que viste, de un lujo exagerado.

La púrpura, en efecto, era muy valiosa, más que la plata y el oro, y por eso estaba reservada a las divinidades (cf. Jr 10,9) y a los reyes (cf. Jc 8,26). La tela era de un lino especial que contribuía a dar al aspecto un carácter casi sagrado.

Por tanto, la riqueza de este hombre es excesiva, también porque la exhibía de manera habitual todos los días: «Banqueteaba espléndidamente cada día» (v. 19). En él se vislumbra de forma patente la corrupción del pecado, que se realiza en tres momentos sucesivos: el amor al dinero, la vanidad y la soberbia (cf. Homilía, 20 septiembre 2013).

El apóstol Pablo dice que «la codicia es la raíz de todos los males» (1 Tm 6,10). Esta es la causa principal de la corrupción y fuente de envidias, pleitos y recelos.

El dinero puede llegar a dominarnos hasta convertirse en un ídolo tiránico (cf. Exh. ap. Evangelii gaudium, 55). En lugar de ser un instrumento a nuestro servicio para hacer el bien y ejercer la solidaridad con los demás, el dinero puede someternos, a nosotros y a todo el mundo, a una lógica egoísta que no deja lugar al amor e impide la paz.

La parábola nos muestra cómo la codicia del rico lo hace vanidoso. Su personalidad se desarrolla en la apariencia, en hacer ver a los demás lo que él se puede permitir.

Pero la apariencia esconde un vacío interior. Su vida está prisionera de la exterioridad, de la dimensión más superficial y efímera de la existencia (cf. ibíd., 62).

El peldaño más bajo de esta decadencia moral es la soberbia. El hombre rico se viste como si fuera un rey, simula las maneras de un dios, olvidando que es simplemente un mortal.

Para el hombre corrompido por el amor a las riquezas, no existe otra cosa que el propio yo, y por eso las personas que están a su alrededor no merecen su atención. El fruto del apego al dinero es una especie de ceguera: el rico no ve al pobre hambriento, llagado y postrado en su humillación

Cuando miramos a este personaje, se entiende por qué el Evangelio condena con tanta claridad el amor al dinero: «Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero» (Mt 6,24).

3. La Palabra es un don

El Evangelio del rico y el pobre Lázaro nos ayuda a prepararnos bien para la Pascua que se acerca. La liturgia del Miércoles de Ceniza nos invita a vivir una experiencia semejante a la que el rico ha vivido de manera muy dramática.

El sacerdote, mientras impone la ceniza en la cabeza, dice las siguientes palabras: «Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás». El rico y el pobre, en efecto, mueren, y la parte principal de la parábola se desarrolla en el más allá. Los dos personajes descubren de repente que «sin nada vinimos al mundo, y sin nada nos iremos de él» (1 Tm 6,7).

También nuestra mirada se dirige al más allá, donde el rico mantiene un diálogo con Abraham, al que llama «padre» (Lc 16,24.27), demostrando que pertenece al pueblo de Dios.

Este aspecto hace que su vida sea todavía más contradictoria, ya que hasta ahora no se había dicho nada de su relación con Dios. En efecto, en su vida no había lugar para Dios, siendo él mismo su único dios.

El rico sólo reconoce a Lázaro en medio de los tormentos de la otra vida, y quiere que sea el pobre quien le alivie su sufrimiento con un poco de agua.

Los gestos que se piden a Lázaro son semejantes a los que el rico hubiera tenido que hacer y nunca realizó. Abraham, sin embargo, le explica: «Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces» (v. 25). En el más allá se restablece una cierta equidad y los males de la vida se equilibran con los bienes.

La parábola se prolonga, y de esta manera su mensaje se dirige a todos los cristianos. En efecto, el rico, cuyos hermanos todavía viven, pide a Abraham que les envíe a Lázaro para advertirles; pero Abraham le responde: «Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen» (v. 29). Y, frente a la objeción del rico, añade: «Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto» (v. 31).

De esta manera se descubre el verdadero problema del rico: la raíz de sus males está en no prestar oído a la Palabra de Dios; esto es lo que le llevó a no amar ya a Dios y por tanto a despreciar al prójimo.

La Palabra de Dios es una fuerza viva, capaz de suscitar la conversión del corazón de los hombres y orientar nuevamente a Dios. Cerrar el corazón al don de Dios que habla tiene como efecto cerrar el corazón al don del hermano.

Queridos hermanos y hermanas, la Cuaresma es el tiempo propicio para renovarse en el encuentro con Cristo vivo en su Palabra, en los sacramentos y en el prójimo. El Señor "que en los cuarenta días que pasó en el desierto venció los engaños del Tentador" nos muestra el camino a seguir.

Que el Espíritu Santo nos guie a realizar un verdadero camino de conversión, para redescubrir el don de la Palabra de Dios, ser purificados del pecado que nos ciega y servir a Cristo presente en los hermanos necesitados.

Animo a todos los fieles a que manifiesten también esta renovación espiritual participando en las campañas de Cuaresma que muchas organizaciones de la Iglesia promueven en distintas partes del mundo para que aumente la cultura del encuentro en la única familia humana.

Oremos unos por otros para que, participando de la victoria de Cristo, sepamos abrir nuestras puertas a los débiles y a los pobres. Entonces viviremos y daremos un testimonio pleno de la alegría de la Pascua.

Vaticano, 18 de octubre de 2016

Fiesta de San Lucas Evangelista

FRANCISCO

5 cosas que debes saber sobre la Cuaresma

Por Diego López Marina



REDACCIÓN CENTRAL, 27 Feb. 17 / 10:15 am (ACI/EWTN Noticias).- La Cuaresma es un importante tiempo litúrgico en el que la Iglesia llama a los fieles a la penitencia y conversión para prepararse bien a vivir los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en la Semana Santa.

La Cuaresma tiene una duración de 40 días y es un tiempo especial en el que los católicos son invitados a convertirse. Aquí te presentamos 5 puntos importantes a tener en cuenta:

1.- Oración, mortificación y caridad: Las tres grandes prácticas cuaresmales

La oración es la condición indispensable para el encuentro con Dios. En la oración, el cristiano ingresa en el diálogo íntimo con el Señor, deja que la gracia entre en su corazón y, como la Virgen María, se abre a la acción del Espíritu Santo dando una respuesta libre y generosa (ver Lc 1,38).

La mortificación se realiza cotidianamente y sin necesidad de hacer grandes sacrificios. Con ella se ofrece a Cristo aquellos momentos que generan molestias y se acepta con humildad y alegría las adversidades.

De la misma manera, saber renunciar a ciertas cosas legítimas ayuda a vivir el desapego y el desprendimiento. Dentro de esta práctica cuaresmal están el ayuno y la abstinencia que será explicadas más adelante.

La caridad es necesaria como refiere San León Magno: “si deseamos llegar a la Pascua santificados en nuestro ser, debemos poner un interés especialísimo en la adquisición de esta virtud, que contiene en sí a las demás y cubre multitud de pecados".

Sobre esta práctica San Juan Pablo II explica que está enraizada "en lo más hondo del corazón humano: toda persona siente el deseo de ponerse en contacto con los otros, y se realiza plenamente cuando se da libremente a los demás".

2.- El ayuno y la abstinencia


El ayuno consiste en ingerir una sola comida "fuerte" al día, mientras que la abstinencia consiste en no comer carne. Con ambos sacrificios se reconoce la necesidad de hacer obras por el bien de la Iglesia y en reparación de nuestros pecados.

Además, en esta práctica se incluye dejar de lado las necesidades terrenales para redescubrir la necesidad de la vida del cielo. "No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mt 4,4).

El ayuno no prohíbe tomar un poco de alimento por la mañana y por la noche. Es obligatorio desde los 18 hasta los 59 años.

En el caso de la abstinencia, si bien se refiere a no comer carnes, no impide el consumo de huevos, lácteos y cualquier condimento con grasa animal. La abstinencia se observa todos los viernes del año y es obligatoria desde los 14 años.

3.- La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza y termina el Jueves Santo

Con el Miércoles de Ceniza comienzan los 40 días de preparación para la Pascua. Ese día el sacerdote bendice e impone las cenizas hechas de las palmas bendecidas en el Domingo de Ramos del año anterior.

Estas son impuestas haciendo la señal de la cruz en la frente y pronunciando las palabras bíblicas: «acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás», o «Conviértete y cree en el Evangelio». La ceniza representa un signo de humildad y le recuerda al cristiano su origen y su fin.

La Cuaresma termina en el Jueves Santo. Ese día la Iglesia conmemora la Última Cena en la que el Señor comió con sus apóstoles antes de ser crucificado el Viernes Santo.

4.- La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número 40 en la Biblia

Los 40 días de la Cuaresma representan los días que Jesús pasó en el desierto antes de comenzar su vida pública, los 40 días del diluvio, los 40 de la marcha del pueblo judío por el desierto, los 40 días de Moisés y Elías en la montaña, y los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.

En la Biblia el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de la vida en la tierra, con sus pruebas y dificultades.

5.- El color litúrgico de la Cuaresma es el morado

El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa penitencia.

La Cuaresma es efectivamente tiempo de reflexión, penitencia y conversión espiritual.