«NO HAN HECHO NADA CONTRA LA LEY ISLÁMICA»
La Fundación EUK Mamie – HM Televisión, descorre el velo que cubre, en los medios de comunicación occidentales, la persecución religiosa que el ISIS está llevando a cabo sistemáticamente en los países de mayoría musulmana contra las comunidades cristianas y otras minorías. Para ello entrevista all P. Samir Khalil S.J, doctor en islamología y uno de los más profundos conocedores del Islam en el catolicismo
(EUK/InfoCatólica) En esta ocasión, el protagonista de este programa de «Tras las Huellas del Nazareno» es el P. Samir Khalil S.J. Nacido en El Cairo (Egipto), de su amplio curriculum, podemos destacar que es Doctor en IsIamología y profesor del Pontificio Instituto Oriental y del Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islamistas, ambos en Roma (Italia). Es autor de más de 60 libros y más de 1500 artículos especializados. Sus principales vías de investigación son: el Oriente cristiano, el patrimonio cultural y teológico árabe cristiano, el Islam y la integración de los musulmanes en Europa, así como las relaciones entre cristianos y musulmanes.
El P. Samil comienza hablando de la discriminación que sufren los cristianos en países musulmanes. Y afirma: «La discriminación que más nos cuesta es en el trabajo. (…) Hay muchas formas de discriminación para encontrar un trabajo». El P. Samil no habla en teoría. Nacido en Egipto, describe la experiencia de exclusión sufrida por su propia familia. Y reflexiona de esta manera: «¿Cómo se sabe que una persona es cristiana? En el carnet de identidad, en Egipto y otros países, se escribe la religión. En todos los países árabes. Así que,las discriminaciones existirán siempre, porque el sistema musulmán no consigue concebir un laicismo positivo, que es lo que nosotros pedimos. No el laicismo anti-religioso, que existe en algunos países occidentales, sino un laicismo positivo, como la llama también el Papa Benedicto XVI en su Exhortación Apostólica Ecclesia in Medio Oriente. Es decir, un laicismo en el cual no se haga distinción entre creyente y no creyente, cristiano, musulmán o hebreo».
El siguiente argumento tratado es la libertad de conciencia. El P. Samil afirma con rotundidad: «(En el Islam) la libertad de consciencia no existe. Un musulmán que abandona públicamente el Islam es reo de muerte». Esta situación, contradice abiertamente el artículo 18 de la Carta Universal de los Derechos Humanos, que dice:«Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia».
El P. Samil continúa explicando este punto: como un occidental que revelara secretos de estado a un país enemigo es castigado, «si alguien abandona el Islam para cambiar a otra religión, es un traidor y por lo tanto tiene que ser castigado», Ante esta situación, nuestro experto en Islam argumenta: «Yo digo: ‘Sí, pero allí estamos hablando del estado y de la política. Aquí se trata de religión’. Sí, pero este es el meollo del Islam: que es religión, estado, política, economía, todo». Hay otra dificultad seria con el Islam, y es que identifican Occidente y comportamiento moral de Europa y América con cristianismo, y se convencen que los cristianos son peores que los paganos.
Pasa después el P. Samil a reflexionar sobre la realidad del Oriente actual. Y dice textualmente: «Las tendencias más fanáticas del Islam, más radicales, han tomado el poder. Ha triunfado la fuerza y han aparecido movimientos radicales hasta llegar al Isis o Daesh. ¿Qué hay detrás? Si miramos bien al Isis, primero, ¿qué quiere decir Isis? La abreviación viene en inglés: Islamic State in Irak and Siria. ISIS. ¿Por qué en Irak y en Siria? ¿Por qué no en Egipto o en otra parte? Porque en Irak los que gobernaban eran en su mayoría chiítas, puestos por los Estados Unidos después de que eliminaran a Saddam Hussein. Porque antes, bajo Saddam Hussein, el gobierno era esencialmente sunita. Pero como los chiítas eran más numerosos que los sunitas, América ha dicho: demos la mayoría a los chiítas. ¿Qué hay en Siria, quién gobierna? Los alauitas, los alauitas son chiítas. Entonces, cuando el Isis, que quiere decir Estado Islámico en Irak y Siria, quiere decir Estado Islámico ahí donde gobernaban los chiítas. Era un movimiento sunita contra los chiítas. Era muy claro. ¿Quién está detrás? Estados sunítas radicales, esencialmente Arabia Saudita, Catar y otros países. Pero ellos no hacen la guerra. Ellos financian la guerra. Hay gente pagada. Las armas vienen de occidente: América en particular y, en parte, Europa. ¿Quién las compra? Arabia Saudita. Y las hace llegar al Isis. Por eso es todo una artimaña que, para el occidente, es una cuestión económica, un buen negocio, digamos. Para Arabia Saudita y Catar es una lucha contra los chiítas, que son musulmanes, pero que son vistos como herejes.
Esta situación ha llegado al colmo con el Isis que se ha hecho bárbaro. No es ya humano, es inhumano: mata niños, mata personas desarmadas, mujeres… Han rehabilitado la esclavitud, las mujeres han sido tomadas como esclavas, vendidas, han organizado el mercado de esclavas - como se hacía en la época de Mahoma - una vez a la semana había ese mercado, y se compran como se compra la comida y otras cosas. Todo esto ha sido un escándalo pero se ha guardado silencio».
Realmente, el Isis es el Islam puesto en práctica. Según el profesor de IsIamología: «El Isis o Daesh en árabe, lo que hace lo justifica con argumentos tomados de la vida de Mahoma, o del Corán. O de los dichos de Mahoma. Por ejemplo la esclavitud, en particular la de las mujeres, esta era la cosa más banal, porque la guerra se hacía para esto, para tomar los bienes pero también para tomar a las personas: los hombres les hacían trabajar o les mataban, las mujeres eran esclavas para el placer sexual. Hay en el Corán un capítulo que se llama ‘capítulo del botín’, donde se explica cómo tomar el botín durante la guerra». «Daesh, Isis, no han hecho nada contra la ley islámica. Ha aplicado lo que está o en el Corán o en la vida de Mahoma o en las palabras de Mahoma».
Obviamente, los musulmanes moderados niegan esto. Así lo afirma el profesor: «Los musulmanes no se atreven a decirlo, dicen: ‘No, Daesh no tiene nada que ver con el Islam, porque Islam quiere decir Salam, paz’. Esto, en primer lugar, es una mentira lingüística. Puede significar salud, paz, la sumisión, etc. Islam quiere decir sumisión, sobreentendida esta sumisión a Dios. (…) Así que, decir que esto no pertenece al Islam es una mentira. La realidad es que el ISIS es cien por cien musulmán. Que no les gusta a los musulmanes y a su honor, quiere decir que quien dice que esto no es musulmán, es una persona moderada. Pero jurídicamente, es musulmán. (…) No se puede decir que Islam sea igual a violencia. Pero no se puede decir lo contrario, que en el Islam no hay violencia. Hay violencia».
El P. Samil concluye su intervención un pensamiento muy hermoso: «La situación es esta, pero la experiencia, como he dicho antes, muestra que se puede vivir juntos, en paz y tolerancia. Y es esto lo que tenemos que recrear hoy en día: ayudar a los musulmanes a vivir juntos como hermanos. (…) A nosotros nos toca dar otro modelo de coexistencia, de fraternidad, y decir de dónde lo hemos aprendido: del Evangelio y de Jesús. Si quieres ser perfecto, ve y sigue a Jesús. Vive según el modelo del Evangelio. Esta es nuestra misión». «Se podrían cambiar muchas cosas si se dijese: Bien, Dios ha enviado a los musulmanes a Europa. Son ahora tal vez quince millones, casi. ¿Qué hacemos para hacerles conocer el Evangelio? Es decir, una superación del Islam y del ser humano ordinario. El Evangelio es el máximo. ¿Por qué no lo transmitimos? Antes, nuestros padres atravesaron los mares, afrontaron el martirio, fueron matados, etcétera… para ganar a un musulmán para el Evangelio. Hoy no tengo necesidad de atravesar el mar. Ellos vienen. Entonces, intentar marginarles… esto es un crimen. No es permisible. Se trata de acogerlos, y decirles: ‘Te doy la cosa más hermosa que tengo, el Evangelio’. (…) Y si alguien descubre que el Evangelio es de veras la cosa más hermosa, le invito a ser cristiano. Pero es una invitación, nada más».
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