- A ver si entendemos los motivos del polémico viaje de Francisco a Suecia.
- Los tradicionalistas no yerran al juzgar las diferencias teológicas, el fondo, de la reforma protestante, sino al juzgar las intenciones del Papa Francisco.
- Ya saben: la norma máxima consiste en odiar el pecado y amar al pecador.
- En cuanto a los progresistas, en su línea: no entienden nada y lo confunden todo, según costumbre. La justificación por la fe y el libre examen son dos gravísimas chorradas del señor Lutero.
- Y la Iglesia no las aceptará jamás… porque son dos barbaridades. Pero esto puedo decirlo yo, no el Papa Francisco, quien tiene el deber de atraer a los hermanos separados.
- Incluso aunque para ello tenga que soportar la presencias de ‘obispas’.
El Papa Francisco viaja a Suecia, donde se inició la estructura (el ideario herético nació en Alemania con el amigo Lutero, que era un pelón orgulloso) protestante. Viaje muy criticado por los tradicionalistas quienes, probablemente, se vuelvan a equivocar, no al juzgar las cuestiones teológicas de la segregación protestante, la teología de fondo (ahí suelen ir sobrados y cargados de razón), sino al juzgar las intenciones del Papa.
Por eso, voy a rogar a los lectores de
Hispanidad que
lean esta reflexión de
Fidel García Martínez y que, sólo para distinguir, entren en esa frase clave. El Papa conmemora la reforma luterana, no la celebra. Y su interés es que
también los luteranos entren por la pequeña puerta que lleva la Salvación. Acercarse no es ceder y lo de siempre: la norma consiste en odiar el pecado y amar al pecador.
Algo que, al parecer, tanto cuesta explicar en la España actual. Ya saben: si atacas la homosexualidad estás atacando al homosexual; si atacas la ignorancia estás atacando al ignorante… y así con todo.
No se dejen llevar por la memez progre de los medios españoles, quienes aseguran que Francisco ya no pretende que los luteranos vuelvan al seno de “la madre Iglesia” sin acercarse ellos, poco menos que en una negociación política en plano de igualdad, porque el Papa Francisco quiere justamente eso: que los luteranos vuelvan al seno de la Iglesia de Cristo, la única verdadera porque está asistida por el Espíritu Santo.
Incluso albergan cierta coña porteña las palabras del Papa sobre ese “gran reformador” que fue Lutero. En efecto, Lutero reformó… en el camino equivocado.
En cuanto a los progresistas, en su línea: no entienden nada y lo confunden todo, según costumbre: la justificación por la fe y el libre examen son dos gravísimas chorradas del señor Lutero.
Y la Iglesia no las aceptará jamás… porque son dos barbaridades. Pero esto puedo decirlo yo, no el Papa Francisco, quien tiene el deber de atraer a los hermanos separados.
Incluso aunque para ello tenga que soportar la presencia de ‘obispas’.
Eulogio López
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