26-03-09
Virgen: Hija, déjame decirte lo que Yo quiero que seas y hagas. ¡Quiero que no te dejes invadir por el miedo! Te quiero valiente y recia frente al temporal y en los arrecifes. Desde allí hazle la señal a los barcos, los barcos que luchan entre las olas del bravo mar, que es el mal. Arriba, sin miedo. Eres la vigía, la centinela71, eres la que porta el estandarte de la liberación72, eres la profeta a quien Yo me comunico y le digo el camino a seguir. Me refiero sobre todo al mundo. Déjame decirte lo que serás para el mundo. España necesita de su profeta. Eres la “profeta de España” Habrá otros ya.
Sí, pero no tienen que ir con este mi Mensaje al mundo: “Convertíos y creed en el Evangelio73”. No les manda Dios que escriban ese Libro ni que digan eso74. Como un marido busca a su mujer para la relación carnal y violenta, pero se separa de ella para la espiritual. Como eso, así buscan los hombres hoy a Dios. Sólo para su beneficio carnal y material, no para su unión espiritual, que la rechazan y hacen muecas de asco. Así, así os busca Dios y rechazáis a Dios. ¡Oh, rechazo suicida de Dios! Comparte el dolor que tengo Yo por mis sacerdotes, los que no son fieles. Pertenecen a las más íntimas entretelas de mi Corazón, y mi alma se desgarra de Dolor ante su infidelidad. Llamados con tantos dones para ayudar a la gente, ¡qué a menudo los desperdiciáis! Un sacerdote es un hombre cargado de mis dones. Un hombre valioso siempre, tanto humana como espiritualmente, con poder de atracción, con don de gentes. Yo no les elijo “tontos” ni incapaces. Aunque luego, cuando dan el salto, les capacito más. Un sacerdote es una persona muy especial, llamada para una misión muy especial. “Y mira a ti, sacerdote, que contra ti, contra ti tengo mi litigio”75 “Perece mi pueblo por falta de discernimiento”76 Porque tú estás a tus cosas y alejado de Dios. Sacerdote: necesito que des de Mí tu testimonio. Sí, sacerdote, que no luchas por acercar al pueblo de Dios a Mí, que tienes asumida su negación. Dime ¡contra ti tengo mi pleito! Afróntalo: contra Mí vas si no estás a favor de tu hermano. Mañana sigue, hija, es mucho de lo que quiero hablarte. Tranquila, paso por paso. Acepta bien tu sufrimiento y tu cruz. Alabado sea Jesucristo. Sea por siempre bendito y alabado.
71 Cfr. Ez 33,1-9.
72 La Eucaristía
73 Cfr. Mc 1,15.
74 Eso que te dice a ti.
75 Cfr. Os 4,4; Jr 2,8; Ml 1,6ss.
76 Cfr. Os 4,6.
27-03-09
Virgen: Escucha, Marga: “Mira que contra ti, sacerdote, tengo mi pleito, contra ti tengo mi litigio”77. No realizas el auténtico Sacrificio, no el Sacrificio de comunión. No es en el propiciatorio ni de la sangre de machos cabríos, no resulta de expiación, no es de común-unión. Sacerdote, contra ti tengo mi litigio. No se realiza el Sacrificio perpetuo, deja de realizarse del uno al otro confín.
En su lugar se realiza otro: la Abominación de la desolación.78 Mirad, sacerdotes, que os ha engañado Satanás. Mirad que habéis dejado de rezar, habéis dejado la oración y de invocar a mi Espíritu, y en su lugar ha venido el espíritu del Malo y os ha invadido. Os ha hecho ser marionetas del Maligno, que él utiliza para darse más poder. Mirad que esto durará tiempo y se os hará muy duro a los santos. Preparaos para ello. Porque en el lugar del Santo Sacrificio, se prepara una víctima para Satán. En el Altar Santo se inmola la Cabra. La doncella virgen violada para el sacrificio. La niña hecha ofrenda impura.
Oh, olvidasteis rezar, olvidasteis vuestros deberes y en su lugar os habéis hecho esclavos de Satanás. Diles a los sacerdotes que custodian mis Templos: Jamás sustituyáis otras cosas por mi oración. ¡Jamás os dejéis comer por el vicio! Si la oración no es a Mí, vuestro Dios, termina siendo a otros dioses y al mismísimo Satanás. A veces, las niñas que desaparecen, desaparecen para “misas negras”. Oh, sacerdote: no te olvides de tus beneficios, no dejes de servir a la casa de Dios. Haceos fuertes en mi Corazón. No permitáis el dominio de la Abominación de la desolación. Mirad que vuestro encargo es mi Custodia, sois los defensores del Templo. El pueblo perece por falta de discernimiento. Mira que contra ti tengo mi pleito, contra ti tengo mi litigio. Te bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
77 Os 4,4.
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