22-02-09
Jesús: ¡Hola, bienamada Margarita! Los místicos de hoy sois mujeres casadas. De todos los estados, pero hoy quiero mostrar especialmente que, para amarme, no es necesario ser religiosa. Que se me ama en el matrimonio y que Yo sigo siendo lo primero en todo y por encima de todo. Y antes que todos los amores, está el Mío. El primero y principal. Pobre Marga, despreciada por todos. Mi Corazón está así: despreciado por todos. Herido y ultrajado por todos. Varón de dolencias. ¡Oh, pobre Marga! Calvario sin fin. A partir de ahora pasarás un Calvario sin fin que te hará estar sumida a Mí y obediente, metida en la Cruz. Siguiéndome los pasos de cerca. Unida a mi Pasión. De la que no podrás olvidarte un minuto del día.
Quiero que todos mis profetas paséis por mi Pasión. De una u otra forma. En mayor o menor medida. Según sea vuestra capacidad de sufrimiento. (Como a mí me parecía imposible aguantar así) Ven. En mi oración, encontrarás el consuelo. Nada te dará consuelo en esta tierra salvo Yo. Salvo mi Misa, salvo mi Comunión, mi Adoración y mi Oración. Salvo Yo mismo. Difícil es estar como lo que yo estoy sintiendo y estar sonriendo todo el rato. Mas Yo te lo pido. Yo quiero la crucifixión de tu propia vida ¡Ah, Gracias! Sí, dame las gracias, pues aunque parezca una locura, es éste el signo de mi Amor. (La Cruz) ¡Ah… creen que la vida de mis profetas es fácil! Todos estos ratos de consolación Yo os los hago pagar con creces. Es caro el precio del Amor.
¡Ah…! creen que si ellos tuvieran profecías, su vida sería alegre y liviana. No. Vuestra vida es de mucho sufrimiento con el Amado. Es Cruz en la Cruz con el que estuvo en Cruz. Así os quiero. Así vosotros. En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
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