«Nosotros, los videntes, esperamos alcanzar el Paraíso que hemos visto, pero incluso nosotros tenemos necesidad de conversión», dijo al transmitir el último mensaje.
El Paraíso existe, los videntes de Medjugorje aseguran que todos ellos lo vieron en la década de 1980, pero para llegar a él es preciso decidirse conscientemente por Dios mientras vivimos en la tierra.
Esta fue la idea principal que subrayó la vidente Marija Pavlovic-Lunetti el pasado 25 de septiembre, cuando divulgó desde Radio María el mensaje mensual de la Virgen:
«
¡Q
ueridos hijos! Mientras contemplan en la naturaleza la riqueza de colores que el Altísimo les regala, abran el corazón y oren con agradecimiento por todo lo bueno que tienen y digan: “He sido creado aquí para la eternidad”, y anhelen las cosas celestiales, porque Dios los ama con un amor infinito. Por eso, Él también me ha enviado a ustedes para decirles: solamente en Dios están vuestra paz y vuestra esperanza, queridos hijos. Gracias por haber respondido a mi llamada».
–No sé si te has dado cuenta de que, en los mensajes de este año, Nuestra Señora nos recuerda la Eternidad, el Cielo. ¿Crees que esto se debe a que no pensamos suficientemente en ello? –preguntó Fr. Livio Fanzaga, el director de Radio María, para abrir el diálogo con la vidente.
«Sin duda. Pienso que la Virgen quiere insistir machaconamente en este punto porque el mundo está demasiado apegado a las cosas de la tierra. La Virgen está retomando un tema que trató en los primeros años: “Demasiado yo nos hace olvidar a Dios”. Ella repite: “Pongan a Dios por encima de todo”, y esto a veces puede parecer complicado, porque no vivimos nuestra fe con el corazón abierto y con sinceridad», respondió Marija.
«La vida cotidiana puede parecer incompatible con la vivencia de la fe, o incluso un mundo aparte, pero Nuestra Señora quiere que combinemos ambas cosas. Por eso nos dice: “Queridos hijos, no pueden seguir así”. Ella nos ha dicho muchas veces que sin Dios no tendremos ni futuro ni vida eterna. Ella repite esto, y nosotros también lo repetimos. Hoy la gente está centrada en los valores mundanos».
–Los videntes han visto el Paraíso, algunos incluso físicamente. ¿No sientes nostalgia de él?
«Sí, muchísima. Los cinco minutos que pasamos con la Virgen nos hacen desear tener a Dios en nuestros corazones y llevarlo con nosotros el día entero, de modo que tenemos el Paraíso en nuestros corazones. A Nuestra Señora le gustaría que hiciéramos todo en Dios, pero tendemos a separar el “tiempo de la aparición”, el “tiempo de la misa”, el “tiempo de comer”, o el “tiempo de dormir”».
–Marija, estoy dándole vueltas a lo siguiente: ustedes han visto el Paraíso, pero en los cinco minutos que pasan con la Virgen estan en el Paraíso otra vez. Nuestra Señora es el Paraíso que desciende a la tierra. Cuando ves a Nuestra Señora, ¿cómo afrontas después el regreso aquí?
«Me siento como si estuviera en el Purgatorio, padre Livio. No exagero, porque, como has dicho, tenemos nostalgia del Paraíso. Esperamos poder realizar el Paraíso incluso aquí y ahora, pero todavía estamos muy lejos. Nosotros también necesitamos convertirnos».
–Nosotros no podemos ver a la Virgen, pero cuando se hace presente a través de un vidente, nos recuerda que nuestra meta es el Paraíso y nos trae aquí abajo un poquito de él. Sin embargo, he notado muchas veces que Nuestra Señora nos ha invitado a descubrir la presencia de Dios contemplando la naturaleza, especialmente el colorido de las flores o de la naturaleza en general. Nos invita a leer la naturaleza en un sentido místico, como san Francisco de Asís.
«Sí, probablemente porque en la naturaleza nuestro corazón se encuentra más cerca de Dios. Nos quedamos maravillados ante los colores y demás. Precisamente esta tarde nos ha dicho: ‘Digan: He sido creado para la eternidad’, y: ‘Anhelen las cosas del Cielo’. Piensen en Dios, piensen en el amor de Dios, que está ahí para nosotros».
El mes del rosario
En este momento, Fr. Livio Fanzaga proyectó su mirada hacia delante, hacia octubre, el mes dedicado a la oración del rosario y, por ello mismo, un mes especialmente dedicado a uno de los elementos esenciales del mensaje de Medjugorje:
–Me gustaría plantearte una última cuestión. Estamos a punto de comenzar octubre, el mes del rosario. Nuestra Señora nos ha pedido que lo recemos, todos los días y todos los misterios.
«Cierto. Ella nos ha pedido el rosario, que es su oración favorita, y nos invita a rezarlo cada día. No se trata simplemente del rosario, sino de que nuestra vida se convierta en oración. A través de él, abrimos nuestros corazones a la Virgen. Y ella nos ha dicho que, por medio de él, ella puede interceder por nosotros ante Dios, porque nuestro corazón se abre. Algunos objetan que el rosario es repetitivo, pero Nuestra Señora replica que, si tú amas a alguien, no te importa decirle mil veces ‘Te quiero’. A través del rosario le hacemos la pequeña ofrenda de nuestra letanía».
–Nuestra Señora ha insistido en que se rece el rosario en familia.
«Ella dice que si una familia ora, es santa; si no, está lejos de Dios. Ella nos pide que hagamos de la oración el centro de nuestra vida cotidiana. Una familia que está en Dios, saldrá adelante. Si no, no tenemos perspectivas de futuro».
–Tú tienes cuatro hijos. ¿Te resulta difícil conseguir que tu familia recite el rosario?
«Cuando eran más pequeños, era más fácil. Tengo que darle gracias a Dios porque, hasta ahora, rezan de buena gana. Espero que esto crezca más y más. Espero también contribuir a ello con mi ejemplo y mi vida».
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