¡ Queridos hermanos y hermanas en Cristo!
Si antes nuestro mundo estaba poblado de ángeles, actualmente está poblado de “pokémons”. Hace unos meses fue lanzado el Pokémon GO, un juego que une el mundo real con la tecnología de la realidad virtual. Este juego nos muestra algo más profundo que la diversión, nos muestra el desencanto con el mundo puramente real. Nosotros tenemos necesidad de salir del mundo que se nos impone, de ir más allá del límite de la realidad que podemos ver.
La humanidad siempre ha buscado la trascendencia, pues nunca se contenta con el mundo puramente material. La presencia de ángeles en nuestra vida es parte de la fe judaica y cristiana. Algunos tienen misiones especiales y son llamados de arcángeles. Son estos que la Iglesia celebra hoy: Miguel, Rafael y Gabriel. Aunque tenemos la costumbre de representarlos como hombres con rostro suave, en la Sagrada Escritura aparecen muchas veces como seres infunden temor, pues son la manifestación de la gloria y del poder de Dios que recuerdan a los hombres la adoración que deben dar a su Creador.
Los ángeles perdieron su espacio en nuestra sociedad, cada vez más tecnológica y científica. Muchos fueron relegados a las estanterías esotéricas. Pero el Evangelio nos recuerda algo especial en estas figuras celestiales: ellos suben y bajan al servicio del Hijo del Hombre. Es una alusión a la escalera de Jacob, que une este mundo a la misma divinidad. Los ángeles nos hacen descubrir los secretos del cielo y nos introducen en el mismo proyecto soñado por Dios, es decir, así como ellos, nosotros también estamos llamados a la construcción de una historia en la que Cristo es el centro y es nuestro fin. Ellos son expresión de la comunicación de Dios con los hombres y de los hombres con Dios.
Los pokémons pueden ser más entretenidos y nos hacen salir de nuestras casas con la misión de capturar otros pokémons, pero eso es un juego apenas, es lo virtual en lo real. La fe nos lleva a una aventura más emocionante: con Miguel somos llamados a combatir el buen combate de la fe, con Rafael a sanar las heridas de las personas y con Gabriel a anunciar buenas noticias, en especial la gran noticia de salvación del Evangelio. La realidad de los ángeles no es virtual, es celestial y, diferentemente de una pantalla de Smartphone, necesitamos los ojos de la fe para saber que existen seres que nos acompañan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario