¡Queridos hermanos y hermanas en Cristo!
En la primera lectura Job consigue lo que tanto anhelaba: Dios le responde. Antes, Job había puesto en tela de juicio la moralidad de la creación. La respuesta de Dios invita a Job a una confrontación con sus propios cuestionamientos. Aunque la pedagogía de Dios es firme, sus palabras son respetuosas, diferente de los tres amigos de Job que le acusaron de haber pecado.
Las palabras de Dios, especialmente en forma de preguntas, hace que Job descubra sus propias limitaciones y deje de ser el centro del universo. Ponernos en el centro de todo es la tendencia tenemos cuando algo en nuestra vida no va bien. La mirada de Dios, sin descuidar de nosotros, es más grande que nuestro pequeño mundo. Las preguntas que Dios le dirige a Job es una invitación a confrontar la vida desde una perspectiva más amplia, es decir, desde la mirada del propio Dios. Es una actitud egoísta fijarnos solamente en nuestros problemas, encerrarnos en nosotros mismos y olvidar que existe un mundo que cuenta con nuestra ayuda, que hay personas que nos necesitan.
La respuesta de Job es una bella expresión de apertura al misterio, aún en medio del sufrimiento: “me siento pequeño”. Reconocerse pequeño fue su respuesta, su actitud y su oración. Esa es la actitud que nosotros debemos tener ante Dios y no sentirnos como el ombligo del mundo. Sin duda, la pequeñez nos hará ver nuestra existencia con otros ojos.
En cierto sentido es la misma crítica que Jesús dirige hacia las ciudades en las que se anunció la Buena Nueva. El rechazo al mensaje de Jesús es una evidencia de la autosuficiencia en la que viven. Este es el problema de algunos países europeos cierran sus fronteras frente a la necesidad de tantas personas que huyen de la guerra y de la escasez económica en la que viven. Los nacionalismos, que suelen reforzar la identidad en detrimento del rechazo a los demás, son contrarios a la identidad cristiana y al mensaje del Evangelio.
Celebramos la memoria de San Jerónimo, conocido especialmente por traducir la Biblia al latín, también conocida como Vulgata. Se puede ver, su amor por las Sagradas Escrituras reflejado en uno de sus escritos: “deseamos traducir las palabras en obras; no hablar de cosas santas, sino de hacerlas”. Pidamos su intercesión para que nosotros seamos capaces de traducir la Palabra de Dios en nuestras acciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario