- Tiempos de confusión… interesada o ‘Trucho’, el grandioso argentino.
- Alarma en la Iglesia: el papa habría cambiado la doctrina.
- Pero Francisco no ha dicho que los divorciados pueden comulgar: eso lo ha dicho ‘Trucho’ Fernández.
- Cronología del escándalo: los obispos argentinos interpretan el capítulo VIII de la ‘Amoris Laetitia’.
- Segundo: el papa Francisco aprueba esa interpretación.
- Tercero: ‘Trucho’ dice que esa interpretación a la que el papa otorga razón, concluye en barra libre para que divorciados y arrejuntados comulguen.
- ‘Trucho': eres un jetas peligroso.
- Francisco no es el malo, es la víctima… secuestrada.
- Aunque sí: el gran error de su pontificado ha sido el Sínodo de la Familia.
- Y estamos en el prólogo del gran cisma.
- Reaccione Santidad… si es que puede.
Alarma eclesial agosteña sobre Amoris Laetitia: ahora sí aseguran los engañados acerca del pontificado de Francisco (tampoco muy preocupante, apenas el 99% de los católicos) que el papa ha cometido la felonía de permitir que los divorciados ya arrejuntados varios, se aproximen a la comunión. No es así pero lo cierto es que muy caracterizados y bien informados cristianos han entendido que era así.
Porque la cronología del escándalo es ésta:
Primero: La Conferencia Episcopal argentina, con raíz en los obispos de la región de Buenos Aires -donde se ubica el amigo ‘Trucho’, sobrenombre que quizás provenga de su profundo ensayo sobre el beso- ofrecen una interpretación del capítulo ocho de la Amoris Laetitia. Léanlo por favor: observarán que en ningún momento se permite a los católicos divorciados y arrejuntados acceder a la comunión.
Aquí radica el nudo gordiano de la cuestión: es ‘Trucho’, el inefable ‘Trucho’, el analista del beso, el arzobispo e intelectual más homosexualista al sur del ‘Misisipí’, quien traduce la carta de la que sólo era uno de los firmantes, la exhortación episcopal realmente aprobada por el Papa, y lo simplifica en este mensaje: aquí comulga todo el mundo porque eso es lo progresista.
Por tanto, no ha sido Francisco quien ha permitido el sacrilegio de la comunión de los ‘irregulares’. Francisco no ha cometido ningún horror a quien ha cometido un error. El error de su pontificado, creo yo, ha sido precisamente el puñetero Sínodo de la Familia y la confusión que ha creado sobre la familia y sobre la Eucaristía.
De hecho, con toda humildad pediría al gran papa Francisco que aclarara las dudas y no confundiéramos la gradualidad de la ley con la ley de la gradualidad porque la macedonia mental del orbe católico es muy preocupante.
Francisco ha cometido un error pero no ha cambiado la doctrina. El que comulgue en pecado mortal comete sacrilegio y el que escandalizare más le valiera que le ataran una piedra de molino, etc., etc., etc.
Primero: No se puede comulgar en pecado mortal.
Segundo: ¿No se puede pues entonces estamos ofendiendo a Dios o porque ‘sin entonces’ nos estamos comportando de forma inclemente con los divorciados y arrejuntados? No, porque a quien se ofende es a Dios, cuyo verbo encarnado no puede ser ‘comido’ por una criatura (alma-cuerpo) en pecado mortal. Aunque se trate de un ‘presunto’ pecado mortal, que sólo la presunción es lo que puede juzgar el hombre.
Mi temor es que sigo percibiendo a un papa secuestrado. Ejemplo, toda esa polémica me sigue recordando a la de Medjugorje -en mi opinión, el segundo error de Francisco- cuando un nuncio del Vaticano ¡en USA -que tampoco es gran cosa- invocando al cardenal Müller -en efecto, opuesto a Medjugorje pero que nunca se había manifestado al efecto- se arrogó el derecho a exigir a los obispos que no recibieran a uno de los videntes. En definitiva, habló en nombre del Vaticano como ahora ‘Trucho’ habla en nombre del papa e interpreta un texto episcopal que mantenía una cierta confusión pero no casaba con sus intereses.
En definitiva, menos escándalo, que el culpable no es Francisco sino el rector cantamañanas ‘Trucho’. Francisco no ha autorizado, repito, no ha autorizado, la comunión de los divorciados-arrejuntados ni ha cambiado doctrina alguna. A lo mejor otros lo hacen. Lo único que hay que hacer por Francisco es escucharle y rezar mucho por él.
Ahora bien, podrían preguntarme: ¿Y no fue Francisco quien hizo arzobispo a ‘Trucho’ Fernández y permitió que accediera al Rectorado de la UCA? ¡Ahí me pillan!
En efecto, peores cosas están sucediendo, cosas tan raras en la Iglesia que ya no me extraño de nada. Por ejemplo, cuando veo que muchos de los obispos nombrados por mi ídolo, el mejor papa de toda la era moderna, el polaco Karol Wojtyla, se han pervertido (sí, empleo un término tan fuerte aprovechando que no cito casos concretos) y se dedican a hacer animaladas.
Y es que la virtud no está garantizada hasta la hora de la muerte. Por eso la vida resulta tan apasionante.
En cualquier caso, Francisco no es el culpable de ese nuevo escándalo sobre Amoris Laetitia: el culpable es ‘Trucho’, que hace muchas truchadas. Obispo y rector ‘Trucho’: el grandioso argentino.
Santidad: reaccione y aclare las cosas… si le es posible, que no lo sé.
Eulogio López
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