Cada vez que escribo sobre Margarita del Llano, la humilde profeta madrileña de nuestro tiempo, que recibe locuciones de Jesús y de Santa María, tengo que precisar lo siguiente (y la verdad es que ya estoy un poco harto de hacerlo): sí, estoy convencido de que Marga no es un fraude (sí hay muchos fraudes, pero esta vez no), por eso, publicamos en Hispanidad, cada día, una nota sobre sus revelaciones, transcritas en cuatro libros.
Es decir, sí, creo que Marga tiene revelaciones sobrenaturales y sí, creo que lo que dice está lleno de sentido sobrenatural. Es más, la conozco personalmente y sé que ella, por sí sola, sería incapaz de escribir estos mensajes.
Si la humanidad se merece un flagelo es porque vivimos en la profanación permanente de la Eucaristía
Y sí, yo también tengo “revelaciones sobrenaturales”, como todo aquel que hace un rato de oración cada día. Solo que mis admoniciones son mucho más pedestres que las de Marga.
Por poner un ejemplo: algo he leído sobre el tema en los clásicos de la teología, pero jamás como en esta mujer, de modesto currículo, he visto explicado el pecado original y el sentido del mal en el mundo y de la gracia sobrenatural.
Y ya puestos, también me ha sorprendido su humildad personal y el sentido de todos sus ‘mensajes’. Que es este: las profecías no se han hecho para predecir, sino para convertir y su cumplimiento dependen de la atención que le preste la humanidad.
Durante los últimos 20 años comulga el mismo número de fieles pero confiesa la décima parte
 
Pues bien, resulta que Margarita ha hecho público un nuevo mensaje, el 9 de julio, muy ‘espiritual’. Pueden verlo aquí. Ligerísimo, pero con carga de profundidad. Pide Santa María una campaña de desagravio y de renovado afecto hacia la Eucaristía.
Si hay necesidad de agravio es porque existe agravio. No especifica cuáles son, pero no hace alta haber estudiado álgebra para saberlo.
Y lanzo aquí solamente dos preguntas:
1.- ¿Cuántos católicos creen, confían, en que en el Sagrario se encuentra el mismísimo Dios, con su cuerpo, sangre, alma y divinidad?
2.- ¿Cuantos católicos aceptan que no es posible comulgar en pecado y que, por tanto, antes es imprescindible confesar? Porque el pecado del siglo XX es la falta de sentido del pecado, porque no confesamos debido a nuestra soberbia y porque, de hecho, llevo 20 años contemplando cómo comulgan el mismo número de fieles de siempre, pero no confiesa ni la décima parte.
El pecado del siglo XX es la pérdida de sentido del pecado. El del XXI, la profanación eucarística
 
Así que la campaña de desagravio, es decir, de afecto, al Señor en la Eucaristía, que lanza Margarita dl Llano, parece de lo más pertinente.
Por cierto, no hablamos demasiado de la Eucaristía. Primero, porque la Iglesia vive de la Eucaristía (San Juan Pablo II). Segundo, porque, en la vida interior, con hablar de Eucaristía basta. El resto siempre llega por añadidura.