21-10-08
Jesús:
Escribe, hija. “Pesados fardos que queréis cargar sobre sus espaldas”19. Y luego
condenarlos. Siendo vosotros mismos los que no cumplís la más pequeña tilde de la
ley.
¿A quién te refieres, Jesús?
Me refiero a quienes te han de juzgar.
Tu Libro no será encontrado verdadero. Verdadera revelación o comunicación
divina. Después de publicarlo, será sometido a examen y considerado falso20. Por
los doctores de la Ley. Ante ellos, tu acusador les presenta día y noche sus
pesquisas.
Sobre ti querrán cargar los pesados fardos de la pulcritud de vida a su medida, y
serás encontrada culpable.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu.
19 Mt 23,4.
20 Así ocurrió durante unos meses con el libro de “La Verdadera Devoción al
Corazón de Jesús”.
22-10-08
Virgen:
La Guerra de los Últimos Tiempos es una guerra contra la Eucaristía. Porque es una
guerra contra Dios y todo lo santo.
Te resistes, oh hija. No: Paz. Acomete toda la Obra con paz.
Reza más si te hace falta para recuperarla
No te resistas a lo que ves que es la Voluntad de Dios.
Si otros santos en la historia no hubieran dado crédito a la Voz de Dios en ellos,
que en muchos de los casos era más tenue que ésta que tú escuchas, no tendríamos
y no existirían muchísimas de las obras que hoy hay en la Iglesia. Compárate con
los fundadores o con personas que el Señor ha querido dar una misión especial o
encomendar una labor en concreto.
Sí, te digo: muchos de los dones no eran tan excelsos como estos que Yo ahora te
comunico a ti. Y sin embargo “salieron de su tierra y se pusieron en camino”21
.
21 Cfr. Rut 1,7.
30-10-08
Jesús:
¡Hay tantas cosas que no entiendo!
Ni es necesario, Marga mía. No por ser profeta vas a entender todo, sino sólo lo que
Yo te quiera revelar.
Ven aquí. Ven a Mí. Ven, que quiero abrazarte contra mi Corazón.
(Sentía su Presencia que se acercaba a mí y me daba un abrazo fuerte y
prolongado, lleno de calor, de Amor, protección, como abraza un padre a un
hijo)
Ya me ocupo Yo de lo demás, ¡confía en Mí! ¿No crees que Yo puedo hacerlo todo
y hacerlo bien? ¿Entonces? Déjame hacer, Marga.
Marga de mi Corazón, pequeña perla contenida dentro del estuche de mi
Corazón… pequeña hija. ¡Qué dura la batalla y el combate donde os he puesto!
Pero sé que vosotros lo lograréis.
Piensa en las lecturas de hoy: vuestra lucha no es contra los poderes de la tierra,
sino contra los principados y potestades.22 Sí… el enemigo se ha vuelto poderoso,
pero mira cómo Yo también multiplico mis apariciones y mis dones. Carismas al
servicio de los demás.
Es normal que os quedéis agotados. Cuando no podáis más, venid a Mí, que Yo os
daré el consuelo.23
¿En qué época de la historia más fieles podían presumir de que Yo he venido entre
ellos y les he dado un abrazo?
Os encontráis en la mayor manifestación de mi Misericordia de todos los tiempos.
22 Cfr. Ef 6,12.
23 Cfr. Mt 11,28.
31-10-08
Virgen:
Marga mía, Marga mía… a veces el Demonio pretende aplastarte con el desánimo.
No le hagas caso: Ven a Mí.
Cuando el Demonio te invada con su tedio, esfuérzate, como ahora. Como ahora lo
haces, y estás bien, vas bien.
Porque los que se ponen al servicio de Dios, no es que Dios les conceda todas las
comodidades, pero sí que les da siempre lo necesario para vivir.
Como los lirios del
campo, no siembran ni cosechan, sin embargo ni Salomón se vistió con más
esplendor en toda su gloria terrestre24
.
¿Ves, Marga mía? Yo vengo siempre que me necesitas.
Yo estoy contenta porque habéis reaccionado bien, con éstos es suficiente para
emprender mi Obra.
Agarraos fuerte a Mí, pues comienza una ascensión ahora por las cumbres de la
mística, empinada, no apta para miedosos.
Piensa que el valiente no es el que nunca ha tenido miedo, sino el que no se deja
vencer por él. Valiente en Cristo Jesús. Es quien vence el miedo por Él y en Él.
Ya te dije una vez que hasta Jesús tuvo miedo, y mucho. Y Yo lo tuve. Y te
confieso que aún lo tengo cuando contemplo a las almas al borde del abismo.
Mis súplicas por ellos ablandan al mismo Dios. A veces os miro, y me da miedo ver que
podáis negaros a la Gracia, cuando ésta se os reparte a raudales. Pero, hija, mi
miedo lo arrojo en su Corazón.
Temo por las almas, sí. Pero las he abandonado a todas a su Misericordia. Así que
vosotros haced lo mismo: arrojad vuestro miedo en Su Corazón.
¿Temes al Demonio, Madre?
No. Dios me ha concedido aplastarle la cabeza25. Esa criatura no me da miedo. La
he vencido.
Cuando temo es por vosotros, que podáis ceder a su influjo. Que no os acojáis a mi
protección, que rechacéis las Gracias de Dios. Temo vuestra condenación.
Y trabajo por cada uno de vosotros como si no existiera esa posibilidad. Nunca os
doy por perdidos. Lucho por vosotros, por cada uno, hasta el final.
¿Y cuando la persona ya se condena?
Me entristece muchísimo. La dejo. No puedo hacer más.
No dejo de orar día y noche, insistentemente al Señor para que ninguno se condene
y acoja las Gracias de Dios.
Te dejo ahora, pues te llaman tus ocupaciones.
24 Cfr. Mt 6,28s.
25 Cfr. Gn 3,15.
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