11-12-2011
Jesús:
No estés triste, Amada Mía.
Yo allí sigo, allí continúo. Allí, a donde mi Corazón723 os quiere, allí voy Yo con
vosotros. No estáis solos. No vais solos.
Sí, pero tu corazón anhela estos días de intimidad más profunda. ¡Y el Mío!
Pero he
de responderte: he de prescindir de tu Devoción en exclusiva a Mí de estos días.
Porque todos tenéis una misión…
También a los discípulos y a las discípulas, en mi vida pública con vosotros en la
tierra, Yo les retiraba unos días a solas conmigo. Sólo conmigo, en exclusividad.
Así podía lanzarlos a las misiones más difíciles encomendadas. Misiones en donde
se iban a medir en verdad con el amor real que me tenían.
Una cosa es decirlo, en intimidad de unos días maravillosos. Y otra hacerlo.
Aquí yo os tengo retirados. Retirados de todos los afectos y de todos los peligros.
Para que penséis más en Mí. Para que os sea más fácil. Más fácil oírme. Oírme en
este Canto de Amor a vosotros. Pero afuera viene la hora de la Verdad. Por eso es
afuera donde veo si realmente me amáis.
Recibe, de la Fuerza de este Amor, el valor para cumplir con toda tu misión. Yo te
infundo mi Corazón. Permanece en silencio, mirándome, para recibirlo.
(Lo hice. De la fuerza de ese Amor en el Sagrario, salían torrentes de fuerza
amorosa para mí. Del centro, se expanden hasta alcanzarme. Salen de un sitio
más reducido y se amplían como los rayos, pero no demasiados, que me
pasen, sino que justo para mí. Me decía que pensara en exclusiva en Él. Todo
lo demás desaparece cuando dos enamorados quedan para estar juntos).
¡No quiero irme!724
Con tu sensibilidad, dices: “No quiero subir a la Cruz. No ir por el Camino del
Calvario”. Pero he aquí que llegas, que te llegas al grupo de las Mujeres con Juan. Y perseveras. Te sientes asistida por ellos, que caminaron antes por ese Camino. Te
sientes alentada, acompañada. No vas sola.
Sal, y quiero que muestres, en tu espíritu, la alegría que da llevar la cruz con Cristo.
No quiero que caminéis este Camino solos. El Camino del Calvario, desde que yo
lo recorrí, no se recorre jamás solos. Allí podíais ver a las mujeres llorando, pero
desde que Yo Resucité, el Camino se hace gozando. Gozándose en la alegría de la
Resurrección.
Quiero ver, en vuestros rostros, la alegría de la Resurrección.
723 Mi Voluntad, mi Amor.
724 Terminaban los Ejercicios Espirituales.
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