17-12-2011
(Iglesia del pueblo)
Jesús:
Marga Amada: ¡aquí has venido! ¡Oh, tengo tanta necesidad de ti! Gracias.
Repara. Repara por tus faltas de Amor: pasadas, presentes y futuras. Repara por el
Desamor que se comete en mi Presencia. Sobre todo en esta Iglesia.
Hay pocas almas Adoradoras. Pocas almas se acuerdan de Mí.
No veis lo que sucede. Ahora quiere venir Mamoná725 a desbaratármelos todos. Lo
quiere hacer, en estas Fiestas de Navidad. Vosotros, no bajéis la guardia.
Es importante que mantengáis el ritmo y la tensión.
Os necesito, hijos, os necesito. Necesito que vosotros aumentéis la piedad
eucarística. Que contagiéis ese Amor por la Eucaristía entre todo mi pueblo.
Ven aquí a menudo. Que no te frenen los respetos humanos. Que se acostumbren a
verte adorando en el Sagrario. Que eso les haga pensar y recapacitar por cuántos
momentos del día dedican a venir aquí. Pásate largo tiempo. ¡Una hora, por lo
menos! Tiempo reposado, junto a Mí.
Llegará un día, hija mía, que de aquí saldré a tus brazos. Y a los de todos aquellos
que me quieran contener. Después del Gran Desastre. Cuando sean derribados los
Templos.
Amada mía: Quiero que te enciendas de “furor evangélico”. A ti, la débil, Yo se lo
daré. Recíbemelo de mi Espíritu. A ti te lo mando.
¡Actúa! Sal, animada, a dar el combate.
Yo te bendigo, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
725 Cfr. Mt 6,24. Mamoná () es la palabra que pone en el original griego de
este texto evangélico. Proviene del hebreo: . Es púnico-aramea:
Originariamente significaba ganancias, dinero, riqueza. Después aquello en
que se pone la confianza para vivir. Posteriormente es la divinidad que encarna
el dinero, la riqueza, los bienes del mundo.
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