Invocación al Espíritu Santo
Ven, Espíritu Santo, y envía desde el cielo un rayo de tu luz.
Ven, Padre de los pobres,ven, dador de los dones, ven, luz de los corazones.
Consolador magnífico, dulce huésped del alma, suave alivio.
Descanso en la fatiga, brisa en el ardiente estío, consuelo en el llanto.
¡Oh, luz santísima, llena lo más íntimo de los corazones de tus fieles!
Sin tu ayuda nada hay en el hombre, nada que sea bueno.
Lava lo que está sucio, riega lo que está seco, sana lo que está enfermo.
Doblega lo que está rígido, calienta lo que está frío, endereza lo que está desviado.
Concede a tus fieles que en Ti confían, Tus sagrados dones.
Dales el premio de la virtud, dales el puerto de la salvación, dales la felicidad eterna.
Amén. Aleluya, Aleluya.
V. Envía Tu Espíritu Señor y será Una nueva creación.
R. Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos
Oh Dios, que has instruido los corazones de tus fieles con la luz de tu Espíritu Santo, concédenos por este mismo Espíritu, gozar siempre de su consuelo. Por Cristo Nuestro Señor. Amén
NOVENO DÍA (24)
MARÍA REINA DE LOS PROFETAS
El día que la Virgen escogió para aparecer en Medjugorje por primera vez, fue el día de la
Solemnidad del Nacimiento de San Juan Bautista, el más grande de los profetas. Tal día
conmemoramos el alumbramiento de santa Isabel, pariente cercana de la Madre de Dios. Y María,
como la tradición indica, asistió a la venida al mundo del Precursor (Cf. Lc 1,56). Entonces, la
Solemnidad del nacimiento de Juan el Bautista tiene, además, una clara dimensión mariana. María
es la Reina de los Profetas y Ella nos invita ahora a construir la paz en el día del nacimiento del más
grande de los profetas; a quien Ella asistió en su nacimiento.
La paz que la Virgen espera que construyamos, no tiene nada que ver con negociaciones políticas
19
sino con la conversión, la oración y el ayuno. La Reina de los Profetas, como Precursora, hoy nos
muestra el camino seguro para la reconciliación, la armonía y la paz entre los hombres.
La Virgen recuerda, que ha venido, "a invitarnos a alguna renuncia para que, con nuestra ayuda se
cumpla todo lo que quiere realizar según los secretos que comenzó en Fátima." (Cf. 25‐8‐9 1). Por
tanto, las apariciones actuales de Medjugorje: son la continuidad y la conclusión de las de Fátima.
Afirma, además, que "son las últimas apariciones suyas para la humanidad". Quizá por ello, son tan
largas y continuas.
Como en Fátima, el mensaje de María en Medjugorje, construye la paz del mundo. La Virgen ha
prometido: "que cuando se realicen los 10 secretos que les ha confiado a los videntes, la vida del
mundo cambiará y la humanidad volverá a Dios". "Muchos ‐ sostiene‐ se tirarán hasta de los
cabellos y maldecirán los días que vivieron sin Dios". Sin embargo, cabe destacar, que, su presencia
prolongada intenta anticipar en cierta manera, el Triunfo final de su Corazón Inmaculado. Por tal
razón, continúa invitándonos a la conversión, a fin de conquistar para Dios cuántos más corazones
sea posible.
El mensaje, más relevante, por tanto, no es otro que: la presencia prolongada de Nuestra Señora. Si
acogemos de corazón su invitación, podremos esperar para el futuro "un jardín". De lo contrario,
como advertiría Juan Pablo II, en el acto de Consagración a María del Nuevo Milenio, en el año del
Gran Jubileo: "la humanidad podrá perecer en un cúmulo de escombros." Por eso, a María, aurora
de la Salvación, confiemos nuestro camino en el nuevo milenio, para que bajo su guía todos los
hombres descubran a Cristo, Luz del mundo y único Salvador, que reina con el Padre y el Espíritu
Santo por los siglos de los siglos".
Ella nos dice: "¡Queridos hijos!: Hoy os invito a que os hagáis misioneros de los mensajes que os doy
aquí, a través de este lugar tan querido por mí. Dios me ha permitido permanecer de esta manera
durante tanto tiempo con vosotros. Y por eso hijos míos, os invito a vivir con amor los mensajes que
os doy y a transmitirlos en todo el mundo; para que así un río de amor fluya entre la gente llena de
odio y sin paz. Os invito, hijos míos, a que sean paz donde no hay paz, y luz donde hay tinieblas; de
manera que cada corazón acepte la luz y el camino de la salvación. ¡Gracias por haber respondido a
mi llamada!" 25‐2‐95.
PRECES
Oremos, hermanos, al que hizo obras grandes en María, y pidámosle que haga también proezas con
su brazo realizando nuestras peticiones:
.
Para que el Señor que quiso que la perfección de la Iglesia se prefigurara y culminara en la Madre
de su Hijo, conceda a todos los fieles ser reflejo de la santidad que brilla en María. Roguemos al
Señor.
Para que el Todopoderoso, que en su reino ha colmado a María de felicidad, ponga sus ojos en la
familia humana y le conceda la esperanza de aquella vida eternamente feliz por la que, aun sin
saberlo, suspiran todos los hombres. Roguemos al Señor.
.
Para que el Padre del cielo, que dispuso que en la realeza de María se anunciara en la Iglesia un
signo seguro de la felicidad de los bienaventurados, se compadezca de quienes lloran y miran este
mundo únicamente como un valle de lágrimas. Roguemos al Señor.
.
Para que el Rey de la gloria, que hizo de María la Virgen fidelísima, otorgue a los que hoy
recordamos a la Madre de su Hijo ser plenamente fieles a la vocación a la que hemos sido llamados. Roguemos al Señor.
Oración
Por la gloria de tu nombre y por la intercesión de Santa María Reina de todos los Santos,
compadécete, Señor, de nosotros y concédenos lo que te hemos pedido. Por Jesucristo nuestro
Señor. Amén.
El Magníficat
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador porque ha mirado
la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí, su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de
generación en generación. El hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y
a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia, como lo
había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia por siempre. Lc 1:46‐
55.
(Gloria al Padre)
Consagración al Corazón Inmaculado de María
Oh, Corazón Inmaculado de María, lleno de bondad, muéstranos tu amor. Que la llama de tu
Corazón, María, descienda sobre todos los hombres. Nosotros te amamos inmensamente. Imprime
en nuestro corazón el verdadero amor, así tendremos un deseo continuo por Ti. Oh María, dulce y
humilde de Corazón, acuérdate de nosotros cuando caemos en pecado, Tú sabes que todos los
hombres pecan. Concédenos por medio de tu Corazón Inmaculado, ser curados de toda
enfermedad espiritual. Haz que siempre podamos contemplar la bondad de tu Corazón maternal y
por medio de la llama de tu Corazón haz que nos convirtamos. Amén.
Instrumento de Paz
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz: Donde haya odio, lleve yo tu amor, donde haya ofensa,
lleve yo el perdón; donde haya discordia, lleve yo la unión; donde haya error, lleve yo la verdad;
donde haya duda, lleve yo la fe; donde haya desesperación, lleve yo la esperanza; donde haya
tinieblas, lleve yo la luz; donde haya tristeza, lleve yo la alegría.
Oh Maestro, haz que yo no busque: Ser consolado, sino consolar; ser comprendido, sino
comprender; ser amado, sino amar. Porque, dando, se recibe, perdonando, se es perdonado;
muriendo, se resucita a la vida eterna. Amén.
Oración por un enfermo
Oh Dios mío, este enfermo que está aquí delante de Ti, ha venido a pedirte lo que él desea y piensa
que es lo más importante para él. Tu, oh Dios, haz que entren en su corazón estas palabras: "¡Es
más importante ser sanados del alma!". Señor, hágase sobre él tu santa voluntad en todo! Si Tú
quieres que se sane, dale la salud. Pero si tu voluntad es diversa, que continúe llevando su cruz. Te
rogamos también por nosotros que oramos por él; purifica nuestros corazones para que seamos
dignos de donar, a través de nosotros mismos, tu santa misericordia. Protégelo y alivia sus penas,
hágase en él tu santa voluntad. Que tu santo nombre sea revelado a través de él; ayúdalo a llevar
con amor su cruz. Amén.
(Gloria al Padre, 3 veces)
Invocaciones a María Reina de la Paz
María Santísima, que al recibir el anuncio del Ángel Gabriel concebiste en tu seno virginal a
Jesucristo "Rey de la Paz", concédenos bajo tu protección y auxilio, ser en el mundo auténticos
instrumentos de paz:
Para que la paz reine en el corazón de todos los hombres, especialmente, en quienes procuran la
violencia,
R/. María Reina de la Paz, Ruega por nosotros. R/. .
Para que la paz reine en todos aquellos que no han experimentado en sus vidas el amor de Dios,R/.
Para que la paz reine en todas las familias, R/. .
Para que la paz reine siempre en la Iglesia de Cristo y se empeñe en difundirla,
.R/.
Para que la paz reine en las parroquias y comunidades cristianas, R/. .
Para que la paz reine en nuestros centros educativos y lugares de trabajo, R/. .
Para que la paz reine siempre en nuestro país, R/. .
Para que la paz reine en todo el universo. R/.
Oración
Concédenos, Señor, a tu hijos el don de tu gracia, para que cuantos hemos recibido las primicias de
la salvación por la poderosa intercesión de la Virgen María, consigamos aumentar tu paz en
nuestros corazones, nuestras familias y en el mundo entero. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario